IV:
Dioses, héroes y semidioses romanos
No es que el mundo sea mío,
es que yo soy todo el mundo,
porque también soy todos
y cada uno de los dioses
y el dios único de todos.
Calígula
La adopción, que no copia literal, de la mitología griega para convertirla en mitología romana fue lenta y gradual, y formada en triadas y en diadas, juntando a los nuevos dioses con algún dios tradicional; como la triada formada por Marte, Júpiter y Jano, al que también cambiaron el nombre y le pusieron Quirino para romanizarlo del todo y borrar su pasado etrusco.
De Grecia a Roma, Júpiter por Zeus
Júpiter o Zeus es el dios del cielo, del rayo y del trueno; antropomorfo, es decir, con aspecto de hombre musculoso, y más o menos joven o de mediana edad; barbado y blanco; que tiene el mando y el poder sobre los otros dioses y administra las leyes y la justicia sobre la humanidad.
Júpiter y Tetis, de Jean Auguste Dominique, 1811
Hijo del Titán Saturno y de la diosa Ops, es el más pequeño de sus hermanos, Neptuno y Plutón, los cuales fueron devorados por su padre, pues temía que, al crecer, le arrebataran el reino de los cielos.
Cuando nació Júpiter, su madre Ops lo escondió en una isla secreta de Creta para salvarlo, tomó una piedra del tamaño y peso de un bebé, y se lo llevó a Saturno para que lo devorara como a los anteriores, lo que le provocó al Titán espasmos y vómitos. Unos vómitos de los que salieron ilesos y aún si digerir Plutón y Neptuno, que huyeron de la presencia de su padre; Plutón, a las profundidades de la tierra, y Neptuno, a las profundidades del mar.
Júpiter creció en secreto, pero cuando estuvo listo salió a combatir a los Titanes, hasta llegar a su padre y derrotarlo y quedarse con el trono celestial.
Saturno se había comido también a sus hijas, Vesta, Ceres y Juno, y para hacerlo vomitar recurrieron a Metis, primera mujer de Júpiter, que preparó una pócima que devolvió a las diosas al mundo.
Finalmente, Júpiter mató a su padre, cumpliendo con ello la terrible profecía que tanto temió Saturno; se quedó con el mando en los cielos, desposó a su hermana Juno, le dio a Vesta el fuego y a Ceres la victoria, y otorgó el dominio de los mares y del inframundo a Neptuno y a Plutón, respectivamente.
A partir de aquí, se dedicó a ordenar el mundo desde el Monte Capitolio, eligiendo al pueblo romano como su propio pueblo y a las romanas como sus mejores amantes y madres de los semidioses que legó al mundo.
Juno por Hera
Lucina, hija de Juno, diosa y señora de las parteras
Por supuesto, para ella el incesto no era ningún problema y las pasiones y el sexo no eran malos ni prohibidos siempre y cuando no atentaran contra el matrimonio y la familia. Cada cosa en su lugar y cada pasión en su sitio.
Juno es madre biológica de Marte, Vulcano y Lucina, pero no es una madre tierna y protectora al uso, sino una madre firme que empuja al triunfo a sus hijos. De hecho, manda matar a Vulcano porque nació defectuoso, feo y cojo de una pierna; si bien siempre estuvo muy orgullosa de Marte, triunfador dios de la guerra, y de Lucina, diosa de las parteras que ayudaba tanto en la concepción como en el alumbramiento.
Juno es además una diosa guerrera, astuta y fuerte, y no solo una ama de casa, pues también puede lanzar rayos y truenos sobre los enemigos y batirse con cualquiera.
Hay quien la sitúa como diosa etrusca que fue adoptada por los romanos cuando estos, arrasaron con Etruria en el año 396 antes de nuestra era, para identificarla con Hera años más tarde.
Por cierto, y desde otro punto de vista, Juno también podría traducirse como “joven” o “la joven”, con lo que resulta una pareja especular de Júpiter, “el joven”, quien tuvo a dos de sus hijos sin necesidad de Juno, ya que una le brotó de la cabeza, Minerva, y otro de una pierna, para luego tener a tres hijos biológicos con su hermana, así como una larga lista de semidioses que tuvo con ninfas o mujeres humanas.Es decir que, metafóricamente, Juno era el mismo Júpiter pero con sexo femenino, por lo que no es de extrañar que Juno tuviera sus mismos poderes.
Juno y Júpiter, padres de los dioses y, por extensión, de los seres humanos, fueron representados al principio de la mitología romana como dos jóvenes amantes muy apasionados de los que brotaba el universo entero.
En la Tríada Capitolina aparece sentada junto a Júpiter y Minerva, y en la Tríada clásica, de procedencia etrusca, Juno es Uni, Júpiter es Tinia y Minerva es simplemente Menrva, con lo que las mitologías etrusca, griega y romana se convierten en una sola bajo el sello de Roma.
Minerva por Atenea
Minerva, hija de Júpiter, sí se parece mucho a Atenea, sobre todo en el patrocinio y protección de las artes, las ciencias, las ingenierías, las artesanías y el conocimiento. No obstante, en Roma no es guerrera ni protectora de guerreros, trabajo que deja a Belona, la diosa de la destrucción romana y con antiguos lazos etruscos, sabinos o lacios, que arrasa con todo lo que hay a su paso en las batallas mientras que Minerva conserva la sabiduría de todo el mundo y cuida de llevarla a Roma para engrandecer culturalmente al Imperio.
A menudo se ataca a la mitología romana por falta de filósofos y por carencia de profundidad en su mitología, pero Minerva es todo lo contrario a la superficialidad, ya que, como su precedente etrusco, la diosa Menrva, es más la diosa del intelecto y del pensamiento profundo que no de la guerra.
Minerva, diosa de la sabiduría
Hay diferentes versiones sobre su nacimiento o emergencia de la cabeza de Júpiter. Una cuenta que Júpiter se la comió al más puro estilo saturnal, pero le sentó mal y se la tuvieron que sacar de la cabeza para que no enloqueciera. Otra versión dice que a quien se comió Júpiter fue a Metis, la diosa de la prudencia, lo que le provocó fuertes dolores de cabeza, por lo que Vulcano...