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Fondo Monetario Internacional Informe Anual 2009 : La lucha contra la crisis mundial
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Information
Publisher
INTERNATIONAL MONETARY FUNDYear
2009eBook ISBN
9781589068872Capítulo 1. Panorama general

La economía mundial atravesó un período de inestabilidad financiera sin precedentes en 2008–09, que estuvo acompañada de la peor desaceleración económica mundial y del colapso más marcado del comercio internacional en muchas décadas. Ningún país quedó a salvo de esta tempestad económica. El FMI estuvo a la vanguardia de la ayuda a los países miembros frente a los retos inmediatos que significó esta crisis y en la modernización y fortalecimiento del sistema financiero internacional. Para hacer frente a estos desafíos, el FMI se concentró en 1) brindar asesoramiento en materia de políticas económicas y respaldo financiero oportuno en función de las necesidades de los miembros, 2) analizar qué fue lo que no funcionó, con miras a reforzar el sistema financiero para evitar una repetición de la crisis y 3) sentar las bases de una nueva arquitectura financiera internacional. Paralelamente, la crisis aceleró algunos elementos del programa de trabajo de la institución y reorientó los recursos hacia los siguientes terrenos: promover las prioridades de la supervisión, reformar el marco de los préstamos que concede la organización, brindar apoyo a los países de bajo ingreso, incrementar las actividades institucionales en el ámbito del fortalecimiento de las capacidades, reformar la estructura de gobierno de la organización y ampliar sus recursos. La modernización del FMI, que se aceleró durante el ejercicio 2008 como consecuencia de la reestructuración interna, continuó en el ejercicio 20091; entre las demás actividades dignas de mención se destacan el fortalecimiento de la rendición de cuentas y la transparencia internas, la reorganización de la función de recursos humanos, la salvaguardia de las finanzas y otras operaciones de la institución, y el afianzamiento de sus cimientos financieros.
De la turbulencia Financiera a la recesión mundial
Las semillas de la crisis mundial se sembraron durante los años de crecimiento elevado y tasas de interés bajas, que condujeron a un optimismo y una toma de riesgos excesivos y que produjeron fallas de naturaleza diversa: en la disciplina del mercado, en la regulación financiera, en las políticas macroeconómicas y en la supervisión mundial. Durante este período, el sistema financiero mundial se amplió vertiginosamente y creó instrumentos que parecían ofrecer una rentabilidad más elevada con menos riesgo. Uno de los factores que promovió esa evolución fue la creencia generalizada en un régimen de regulación ligera, que partía de dos premisas: la disciplina del mercado coartaría un comportamiento irresponsable y la innovación financiera no concentraba el riesgo, sino que lo dispersaba.
Ambas premisas han resultado erradas, o al menos ingenuas. El resultado fue una acumulación insostenible de desequilibrios externos, grandes burbujas de precios de los activos—sobre todo de la vivienda—en las economías avanzadas y de mercados emergentes, una escalada de los precios de las materias primas y una acumulación enorme de deudas y riesgos en los principales sistemas financieros, tanto dentro como fuera del sistema bancario formal.
La dinámica de la crisis
Conocer las causas de la crisis financiera es fundamental para restablecer la estabilidad y construir un sistema financiero internacional sólido a fin de evitar otro episodio de semejante magnitud. El análisis probablemente dure muchos años, pero las primeras dilucidaciones del FMI apuntan a la ausencia de alertas anticipadas adecuadas en la arquitectura mundial, especialmente en la supervisión de economías avanzadas sistémicamente importantes, y a fallas regulatorias en varios niveles:
- Excesos de apalancamiento y toma de riesgos que se gestaron durante un largo período de tasas de interés bajas y crecimiento elevado.
- Deficiencias en el enfoque adoptado para la regulación financiera nacional e internacional.
- Fragmentación de las estructuras regulatorias.
- Insuficiente divulgación de los riesgos.
- Deficiencias de los marcos de control de crisis y resolución bancaria.
En general, los reguladores del sector financiero no estaban equipados para detectar las concentraciones del riesgo ni los incentivos distorsionados detrás del auge de las innovaciones financieras. Ni la disciplina del mercado ni la regulación lograron contener los riesgos que se estaban acumulando desde hacía años, generados por la rápida innovación y un apalancamiento cada vez más pronunciado.
En lo que respecta a la política macroeconómica, las autoridades no tuvieron suficientemente en cuenta los crecientes desequilibrios macroeconómicos que contribuyeron a la acumulación de riesgos sistémicos en el sistema financiero y los mercados de la vivienda. A falta de una cooperación eficaz a nivel internacional, resultó más difícil detectar la multiplicación de los focos de vulnerabilidad y las vinculaciones transfronterizas, con los riesgos consiguientes. Los bancos centrales se concentraron más que nada en la inflación, no en los riesgos vinculados a la carestía de los activos y al aumento del apalancamiento. Los supervisores financieros, por su parte, tenían la atención puesta en el sector bancario formal, no en los riesgos cada vez mayores del sistema financiero paralelo.
Por lo tanto, la propagación de la crisis financiera fue imprevistamente fuerte y rápida durante el ejercicio 2009 y desembocó en una caída histórica del producto y del comercio internacional. Las ramificaciones de la contracción crediticia y del colapso de los precios de los activos no tardaron en trascender los sistemas bancarios y llegar a todos los sectores y países de la economía internacional, ampliadas por el desvanecimiento de la confianza de los consumidores y de las empresas
Prioridades de la política macroeconómica de cara a la crisis
A lo largo del ejercicio 2009, el FMI canalizó sus recursos hacia la atención de las necesidades inmediatas de los miembros en cuanto a financiamiento y asesoramiento. Muchos países se encontraron frente a condiciones financieras o económicas difíciles debido a la escalada de los precios de los alimentos y los combustibles en 2007–08, que afectó a numerosos países de ingreso mediano y bajo a comienzos del ejercicio, y más adelante debieron soportar los daños causados por la generalización de la inestabilidad financiera. Cuando la crisis financiera golpeó a la economía real (comercio, producto y empleo) y alcanzó todos los rincones del globo, el FMI propugnó las siguientes prioridades con carácter urgente, a nivel tanto nacional como internacional:
- Sanear los balances del sector financiero. Era indispensable una actuación enérgica para recapitalizar los bancos y descontaminar sus balances a fin de poner en marcha nuevamente los mercados de crédito y la economía mundial. De lo contrario, los intentos de reavivar la demanda probablemente fracasarían.
- Admitir la importancia de una política de apoyo monetario, según lo dictaran las condiciones internas.
- Activar un estímulo fiscal internacional en 2009 y 2010. El FMI alentó a las economías avanzadas y en desarrollo con suficiente espacio fiscal a utilizarlo para estimular la demanda. La crisis puso de relieve la importancia del espacio fiscal para que pueda entrar en juego una política fiscal anticíclica durante las desaceleraciones económicas. La mayor parte de los países lanzaron programas de estímulo fiscal en 2009, que deberían continuar en 2010.
- Ampliar significativamente el financiamiento internacional oficial, sobre todo para aliviar las presiones sobre los mercados emergentes y los países de bajo ingreso. En abril de 2009, los dirigentes del Grupo de los Veinte (G-20) convinieron en triplicar la capacidad regular de préstamos del FMI a $750.000 millones, duplicar como mínimo los recursos concesionarios a favor de los países de bajo ingreso e incrementar en $250.000 millones la liquidez mundial a través de una emisión general de derechos especiales de giro (DEG)2. Estas medidas recibieron también el aval del Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI), el órgano consultivo de las políticas del FMI. Ese compromiso contribuyó a afianzar la confianza y debe verse complementado por la ejecución a nivel nacional.
Asistencia Focalizada
Durante los primeros meses del ejercicio 2009, la escalada de precios de los alimentos y de los combustibles planteó retos significativos para algunos países de ingreso bajo y mediano. Frente a esta situación, el FMI amplió el financiamiento brindado a varios países de bajo ingreso a través del Servicio para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (SCLP), facilitó el acceso al Servicio para Shocks Exógenos (SSE), ajustó algunos programas para incrementar el gasto fiscal y organizó un seminario público para analizar los efectos del alza de precios de las materias primas en las economías de los países de bajo ingreso y de mercados emergentes. Posteriormente, y aún en 2008, el Directorio Ejecutivo debatió las ramificaciones transnacionales y otros efectos de los subsidios fiscales instituidos para afrontar el fuerte encarecimiento de las materias primas.
A medida que la crisis financiera comenzaba a adquirir dimensiones internacionales, el FMI a mitad de año intensificó la asistencia a los países miembros agilizando el apoyo financiero, al recurrir por ejemplo al mecanismo de financiamiento para emergencias (véase el recuadro 3.1). El Directorio Ejecutivo aprobó el uso de DEG 65.800 millones en recursos institucionales a favor de 15 países al amparo de los servicios tradicionales de crédito no concesionario y de la nueva Línea de Crédito Flexible (LCF) (véase el cuadro 3.2). También continuó aprobando nuevos acuerdos dentro del marco del SCLP y del SSE (véase el cuadro 3.3). Al 30 de abril de 2009, los programas económicos de 28 países miembros se encontraban respaldados por acuerdos del FMI a través de los servicios mencionados, con compromisos por un total de DEG 1.800 millones, frente a 25 países miembros y DEG 1.100 millones al cierre del ejercicio 2008.

Cosecha tabacalera en Malawi.
Afianzamiento del Papel del FMI
El Director Gerente continuó promoviendo cambios fundamentales en 2008 para reorientar la visión estratégica del FMI y redinamizar sus operaciones de cara a la crisis. Ese ímpetu crítico cobró renovada fuerza en noviembre de 2008 y en abril de 2009, cuando los dirigentes del G-20 se dieron cita para promover una cooperación económica más amplia y movilizar una respuesta multilateral a la crisis. Cabe señalar que el G-20 expresó e hizo suya la respuesta prioritaria requerida por la comunidad mundial en el plano de la política macroeconómica. Las medidas correspondientes estaban acordes con las recomendaciones realizadas por el FMI. El G-20 destacó el importante papel que le toca desempeñar al FMI frente a la crisis y puso de relieve que el FMI y los bancos multilaterales de desarrollo deben contar con recursos suficientes a fin de desempeñar el papel que les corresponde y poder dejar atrás la crisis.
Para marzo de 2009, el Directorio Ejecutivo había aprobado una serie de cambios profundos que mejoran significativamente la naturaleza, la puntualidad y la eficacia de la respuesta del FMI y le permiten responder decisivamente a las necesidades de todos los países miembros. Al respecto, el FMI pasó a primer plano en el debate sobre las políticas económicas y la solución de la crisis. Eso también desembocó en la decisión de incrementar los recursos de la organización para que pueda brindar la asistencia financiera que requieren los países afectados gravemente por la crisis.
Reforma del marco de préstamos del FMI
En ese sentido, el Directorio Ejecutivo avanzó en la modernización de los instrumentos de crédito para adaptarlos mejor a las necesidades variables de los países miembros, reformando el asesoramiento en materia de política económica, la condicionalidad y las estipulaciones de financiamiento. En marzo de 2009, se aprobó una profunda reestructuración del marco de préstamos como culminación de numerosas deliberaciones del Directorio y extensos análisis a cargo del personal técnico—desde comienzos de 2008—con el propósito de evaluar y decidir las reformas ideales para que el FMI pueda cumplir su misión central. Entre las reformas aprobadas cabe mencionar la modernización de la condicionalidad de los programas para todos los prestatarios, el lanzamiento de una Línea de Crédito Flexible para los países con políticas y fundamentos económicos muy sólidos, la flexibilización de los acuerdos de derecho de giro (Stand-By) y los servicios de crédito concesionario tradicionales, la duplicación de los límites de acceso normal a los recursos concesionarios y no concesionarios, la simplificación de la estructura de costos y vencimientos de los préstamos y la eliminación de ciertos servicios financieros poco utilizados. Al amparo de la LCF y con carácter precautorio, el Directorio Ejecutivo aprobó el primer acuerdo con México (DEG 31.500 millones) durante el ejercicio 2009, y a comienzos del ejercicio 2010, compromisos con Polonia (DEG 13.700 millones) y Colombia (DEG 7.000 millones).
Al realizar los instrumentos de crédito, incluso con carácter precautorio, y modernizar el marco de condicionalidad para que las condiciones de utilización de los recursos institucionales estén adaptadas a los puntos fuertes de las políticas y los fundamentos económicos de los miembros, la reforma procura alentar a los países a recurrir al FMI con tiempo, alejando así las probabilidades de crisis o mitigando sus costos finales. Junto con un aumento sustancial de los recursos de la organización, las reformas constituyen una plataforma segura para que el FMI pueda responder decisivamente y ayudar a los miembros a superar la crisis en curso y eventuales episodios.

Feria de trabajo en Nanchang, Jiangxi, China.
Sentar los fundamentos adecuados del sistema económico y financiero mundial
El FMI también canalizó su energía en comprender las causas, el alcance y las consecuencias de la crisis y estrechar la colaboración con otras organizaciones financieras internacionales, particularmente el Consejo de Estabilidad Financiera (CEF)3. A comienzos de 2009, el Directorio Ejecutivo debatió un análisis que el personal técnico había efectuado a pedido del CMFI sobre las primeras lecciones de la crisis. Los directores destacaron la índole preliminar de las deliberaciones, además de la responsabilidad excepcional que recae en el FMI, en vista de su mandato, de analizar la crisis y colaborar estrechamente con los demás protagonistas—a nivel tanto nacional como internacional—para contribuir a restablecer la estabilidad financiera y el crecimiento económico mundial.
Dada la variedad de opiniones sobre la importancia relativa de las deficiencias previamente mencionadas, a las que se puede atribuir la crisis, el Directorio estimó necesarias medidas correctivas en una amplia variedad de flancos y a muchos niveles, lo cual implicaría un programa de trabajo ambicioso por parte de las autoridades y una necesidad de acción coordinada. Para el FMI, existen cuatro ámbitos clave, perfilados en parte durante ese análisis, que contribuirían a evitar futuras crisis: mejor regulación, mejor supervisión, mejores mecanismos de financiamiento y mejor cooperación internacional. El FMI debe jugar un papel fundamental, pero diferente, en estas esferas y durante el ejercicio 2009 comenzó a estudiar cómo abordarlas o, según corresponda, cómo contribuir a resolverlas:
- Mejor regulación y supervisión financiera, con la prioridad de ampliar el perímetro regulatorio para abarcar todas las actividades que entrañan riesgos internos e internacionales. Aunque no ocupa la vanguardia en este campo, el FMI puede vigilar la concreción de los resultados acordados a través del proceso de supervisión. El perímetro regulatorio—es decir, el alcance de la regulación—debe extenderse hasta incluir todas las actividades que generan riesgos para las economías nacionales y los mercados extranjeros. Es necesario afianzar la disciplina del mercado. Se encuentran en marcha iniciativas encaminadas a reducir los conflictos de intereses entre las calificadoras de riesgo y mejorar la diligencia debida por parte de los inversionistas. Por último, los bancos centrales deben pasar revista a los mecanismos de suministro de liquidez sistémica. También conviene reforzar la infraestructura que sirve de base a los principales mercados financieros.
- Mecanismos de financiamiento adaptados a las necesidades cambiantes de los países miembros y a la evolución de los mercados. Los préstamos del FMI deben seguir adaptándose para estar en mayor sintonía con las cir...
Table of contents
- Cover Page
- Title Page
- Contents
- MENSAJE DEL DIRECTOR GERENTE Y PRESIDENTE DEL DIRECTORIO EJECUTIVO
- CARTA DE REMISIÓN A LA JUNTA DE GOBERNADORES
- 1 PANORAMA GENERAL
- 2 EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA MUNDIAL Y DE LOS MERCADOS FINANCIEROS
- 3 RECUPERAR LA ESTABILIDAD FINANCIERA MUNDIAL
- 4 MODERNIZAR EL FMI
- 5 FINANZAS, ORGANIZACIÓN Y RENDICIÓN DE CUENTAS
- RECUADROS
- DIRECTORES EJECUTIVOS Y SUPLENTES
- ALTOS FUNCIONARIOS
- ORGANIGRAMA DEL FMI
- NOTAS