Parte IV
Modelos, teorías
y valores
en psicoanálisis
Las teorías de Freud y las teorías
de la metodología contemporánea
[PONENCIA]
El psicoanálisis presenta un múltiple atractivo para los epistemólogos: cuestiones de semiótica, temas de carácter sociológico, problemas relacionados con la lógica y el carácter sistemático del conocimiento psicoanalítico, validez de la interpretación, relaciones entre teoría y clínica, etcétera.
En este trabajo desarrollaremos solamente una faceta de esta temática: ¿es el psicoanálisis una ciencia? Contestar esto implicaría tener respuesta a la pregunta “¿qué es la ciencia?” y, por desgracia, no tenemos una opinión unívoca sostenida por todos los epistemólogos. Queremos nosotros hacer notar, simplemente, que si se toma el método científico tal como lo ejercieron estratégicamente los científicos del siglo pasado hasta el moderno método hipotético deductivo, el parecido entre investigaciones psicoanalíticas e investigaciones en otras disciplinas es suficientemente grande como para que no sea justo afirmar que el psicoanálisis es en realidad una actividad de orden muy distinto de aquellas a las que nos animamos a aplicar el epíteto de ciencia.
En particular está el tema de las teorías científicas. Freud, como Dalton, como Mendel, como Chomsky, comprenden que el estado de mayor madurez en la investigación científica es alcanzado cuando se dispone de teorías capaces de explicar y predecir. La estrategia ortodoxa del conocimiento científico parece ser siempre algo como: 1º) un problema intrigante que muestra la insuficiencia de marcos teóricos o hipótesis anteriores; 2º) nuevas hipótesis o teorías que contestan al problema y develan la incógnita; 3º) la demostración del carácter explicativo de la nueva teoría propuesta; en general esto significa establecer que es posible deducir el hecho intrigante de las hipótesis fundamentales de la teoría novel. En segundo lugar hay que mostrar que la teoría no solamente explica, sino que predice hechos nuevos o, por lo menos, es capaz de explicar otros acontecimientos que no son los que estaban involucrados en el problema que provocó la investigación. Así, en química, el problema en su momento fue la Ley de las proporciones definidas. La teoría que venía a contestar ese problema fue la Teoría atómica de Dalton. Su carácter explicativo se dio por su capacidad de poderse deducir, desde las hipótesis atomísticas, la razón de la constancia de los elementos en las combinaciones químicas capaces de producir una sustancia determinada. En una segunda etapa, la teoría muestra que permite predecir el comportamiento de elementos que primitivamente no habían sido investigados.
Del propio modo, Mendel, con sus conocidas hipótesis acerca de la herencia, no solamente es capaz de explicar la famosa proporción 1:3 en los cruzamientos de híbridos, sino también puede predecir nuevas proporciones en otro tipo de cruzamientos que llegan a la tercera o cuarta generación.
Del mismo modo, Freud y los colaboradores de sus trabajos proponen teorías con el fin de contestar a los problemas que la clínica va planteando.
En este momento es oportuno hacer notar que el método científico no se caracteriza en general solo por el uso de teorías, sino también por el empleo de casuística o de inducción para obtener leyes o regularidades generales. En el caso de Freud este aspecto es también muy importante, pero como ahora estamos ciñendo nuestra atención a las teorías científicas, queremos indicar que de todas maneras, para contar con hechos que haya que explicar o con observaciones que pongan a prueba nuestras predicciones, será necesario contar con una fuente casuística y también con una fuente inductiva.
En cuanto a las predicciones, que constituirían la segunda etapa de esta metodología —sin la cual una teoría, por el solo hecho de explicar no se consideraría suficiente para la credibilidad de la comunidad científica— sería necesario tener en cuenta el aspecto metodológico corroborativo característico del método hipotético deductivo estándar.
Cuando uno examina la obra de Freud encuentra que la aparición de una teoría o el empleo de una de ellas para resolver un problema intrigante se hace de tres maneras: en primer lugar se inventa una teoría totalmente nueva y original con el fin de aclarar un hecho intrigante que motiva la investigación. Luego se ve que la teoría tiene capacidad para explicar otras cosas o incluso para predecir. Un ejemplo en esta dirección está en la “Comunicación preliminar” a Estudios sobre la histeria, donde los autores —Breuer y Freud—, intentan aclarar el problema planteado por la intrigante cuestión de la aparición y desaparición de los síntomas histéricos. Esta teoría es la de los estados hipnoides y los autores muestran, con razón, que ella permite explicar por qué desaparecen los síntomas histéricos cuando se produce lo que ellos consideran el recuerdo con afecto del hecho traumático desencadenante. Digamos de paso aquí que decir que una teoría explica no quiere decir que la teoría sea cierta. Explica en tanto es posible deducir de sus principios el enunciado observacional relacionado con el hecho intrigante. La teoría puede fracasar por otras razones más adelante, haciéndose oportuno crear una teoría nueva posterior. De todos modos, una vez que los autores muestran que la teoría de los estados hipnoides es apta como modelo explicativo, no dejan de abordar otros hechos, como la etapa de los grandes movimientos en la descripción del ataque histérico según Charcot o el problema de por qué los histéricos intelectualmente suelen ser a veces superiores al promedio. Todo ello es también explicado satisfactoriamente por la teoría y Freud, como dice en un pasaje de La interpretación de los sueños, considera con razón que cuando una teoría explica más que lo que se le pide está dando, en cierto modo, indicaciones de su calidad positiva. Otro ejemplo de toda esta situación epistemológica lo da el modelo del Capítulo VII de La interpretación de los sueños, donde Freud está tratando de dar cuenta de ciertos hechos intrigantes en la formación de los sueños, como por ejemplo el de su carácter casi totalmente sensible y no conceptual y eso se logra haciendo una teoría, un modelo del aparato psíquico, cuya capacidad explicativa para el fenómeno de los sueños es cosa que Freud se encarga de mostrar. También aquí Freud señala que el modelo, impensadamente, sirve también para dar cuenta de fenómenos como el de la aparición de fenómenos histéricos. Siendo así, tendríamos otra ocasión en la que una teoría diseñada para explicar algo puede explicar otras cosas primitivamente no consideradas, evidenciando el éxito epistemológico al que ya hicimos referencia.
Un segundo tipo de situación, opuesta a la que acabamos de describir, es aquella en que el hecho intrigante puede explicarse sin inventar una nueva teoría. El ejemplo correspondiente aquí sería el del carácter y erotismo anal, donde Freud, queriendo explicar ciertos hechos intrigantes que hacen a rasgos caracterológicos, logra mostrar que con cierta teoría parcial acerca del desarrollo de los instintos, presentadas en Tres ensayos de teoría sexual, puede explicarse sin el añadido de ninguna nueva hipótesis la singularidad del carácter anal y también utilizando ese mismo tipo de modelo pueden hacerse predicciones acerca de otros rasgos caracterológicos.
Hay una tercera situación epistemológica que es un híbrido de las dos anteriores, donde se utiliza una teoría nueva para explicar ciertos hechos, pero es necesario añadir nuevas hipótesis y quizás modificar alguna de las anteriores. El ejemplo aquí sería Introducción al narcisismo, donde Freud utiliza su teoría de la libido y del origen de las cargas, pero introduciendo algunas modificaciones respecto a las propiedades estereotípicas de la libido, especialmente cuando habla de libido objetal y libido narcisista.
Hasta ahora venimos hablando del uso que hace Freud de una teoría con fines explicativos. Consideramos que queda clara la semejanza del procedimiento científico de Freud con la de los ejemplos extraídos de otras ciencias que mencionamos antes. Pero ahora queremos hacer mención de otro tópico. A veces las teorías anteriores fracasan y es necesario considerar la disyuntiva de conservarlas o adoptar una nueva teoría. Es conocido que puede adoptarse o una posición conservadora o una posición revolucionaria o drástica en este punto. Freud, según el caso, adopta cada una de las dos posibles estrategias. La primera estrategia es aquella en la que la teoría es conservada y las dificultades son trasladadas a hipótesis de trabajo que obligan a formular hipótesis ad hoc o una reinterpretación de la experiencia, como indica abundantemente el epistemólogo I. Lakatos. Freud, en diversas oportunidades, prefiere conservar la teoría modificando la interpretación de la experiencia o introduciendo hipótesis ad hoc que, como ocurre muchas veces en todas las ciencias, terminan por llevar a un descubrimiento científico. Quisiera citar como ejemplos, en primer lugar el descubrimiento de la fantasía, que es en el fondo una modificación de la manera de entender la experiencia del presunto recuerdo, sin por ello alterar los postulad...