GUERRA
La Guerra de Secesión es un cúmulo de debates, como si el conflicto, librado hace más de siglo y medio, todavía no hubiera satisfecho a historiadores, sociólogos, economistas, militares, políticos, nacionalistas y una larga lista de especialistas en el conflicto. Así que los interrogantes se apelmazan unos con otros en un continuo carrusel de causas y efectos. ¿Fue la primera guerra de la era moderna o fue una simple transición? ¿Fue la primera guerra del capitalismo moderno, una lucha sin cuartel entre dos sistemas económicos? ¿Fue tal vez una lid filantrópica por la libertad y el fin de la esclavitud? ¿O simplemente se trató del sometimiento a una única forma de entender el federalismo? (Margaret E. Wagner: The American Civil War: 365 days, Harry N. Abrams, 2006). La única certeza es el horror de las víctimas, las sangrientas campañas, la destrucción de infraestructuras, la movilización de la sociedad de manera colectiva — ¿guerra total?— y, como en todas las guerras modernas, una evolución de la estrategia y de las armas en los campos de batalla. Se produjo el abandono de la formación cerrada, desaparecieron los mosquetes y nacieron los fusiles de repetición, los barcos de guerra sustituyeron la madera por planchas de acero y comenzaron, aunque de manera tímida, la guerra submarina y la ametralladora. Y en medio de la destrucción se paseaban los fotógrafos con sus pesadas cámaras, actuando como notarios de la realidad; al principio mostrando las sonrisas de los soldados recién alistados y, más tarde, el horror de las trincheras y de los cadáveres hinchados en los caminos de tierra de Antietam o Petersburg. La fotografía todavía no era un género periodístico por razones técnicas, es decir, no era un arma propagandística tan depurada como hoy.
35 NASHVILLE
Los soldados de la Unión, unos cincuenta y cinco mil, como se observa en esta famosa imagen, se atrincheran en una nebulosa y fría mañana frente a las defensas del general confederado John Bell Hood (1831-1879). La fila de tiendas de campaña marca la línea más exterior del frente nordista, que pasó una noche con las armas prestas entre el lodazal por las lluvias de los días previos. Las tiendas de campaña, de lona, son a dos aguas y se popularizaron en el último tramo del conflicto. Apenas un mes después de la batalla de Nashville, en Alabama, la guerra en el frente del Oeste había concluido, pues se convirtió en un frente secundario. Muchos de los soldados que se muestran en la instantánea murieron en los duros combates en esta parte del frente.
(Autor desconocido, sobre el 16 de diciembre de 1864)
36 ANTIETAM
La imagen es de una inusitada crueldad, inédita en la época. Los cadáveres de soldados confederados, una brigada de Luisiana al mando del general William E. Starke, se amontonan junto a la valla del camino de Hagerstown, en el campo de batalla de Antietam, una de las más sangrientas de la guerra. El camino de tierra que se ve a la izquierda conducía a la granja de David Miller. Los ataques y contraataques más duros se registraron en el maizal de esa famosa explotación agrícola y, más al norte, junto a la iglesia de Dunker. Starke murió en la batalla, el día 17 de septiembre, después de recibir tres disparos; con él fueron enterrados otros cinco generales caídos en el combate. Horrores como los vividos en los maizales de Antietam se repetirían en las trincheras abiertas durante la Gran Guerra.
(Alexander Gardner, septiembre de 1862)
37 JOSHUA L. CHAMBERLAIN
En mayo de 1863 Chamberlain tomó el mando del famoso regimiento 20º de Maine. Había nacido el 8 de septiembre de 1828 en la ciudad de Brewer, en Maine. Antes de la guerra fue profesor en el Bowdoin College en Brunswick, donde impartió clases de Retórica. Sin apenas instrucción militar fue nombrado coronel. Plantó sus colores regimentales en el ala izquierda de la Unión en Gettysburg, donde contuvo a los confederados en las laderas de la colina Little Round Top. Por su heroísmo fue condecorado con la Medalla de Honor del Congreso, la más alta distinción estadounidense. Ascendió a general, fue gobernador de su estado natal y murió el 4 de enero de 1871. En la imagen luce la estrella de general de brigada, empleó que desempeñó después del sitio de Petersburg, unos meses más tarde de Gettysburg.
(Mathew Brady, sobre 1864)
38 LINCOLN CON GEORGE B. MCCLELLAN
Era costumbre de los generales usar las banderas como manteles de sus mesas de trabajo. Aquí se observa la de la Unión a la izquierda de la imagen (¿visita del presidente?), mientras que la insignia de la Confederación, capturada a alguna unidad del enemigo, anda por los suelos. Apenas se miran los protagonistas de esta instantánea y posan con hieratismo el tiempo preceptivo. La bandera de las barras y estrellas está desenfocada, tal vez una ligera brisa la ha movido en el momento de la captura. Se observan las velas, el jergón del general, el sombrero de copa de Lincoln y la escasa decoración de la tienda de campaña modelo sibley. La sangrienta batalla de Antietam había terminado con un empate técnico, pero el gobierno federal se apuntó un tanto político: la Proclamación de Emancipación. Los pobres resultados en el campo de batalla le costaron el cargo de comandante del Ejército del Potomac a George B. McClellan, que fue sustituido por Ambrose E. Burnside.
(Alexander Gardner, 3 de octubre de 1862)
39 LA TRIPULACIÓN DEL USS MONITOR
En la batalla de Hampton Roads, el CSS Virginia, buque acorazado de la Confederación, atacó a la escuadra de la Unión el 8 de marzo de 1862, destruyendo al USS Cumberland y al USS Congress, y forzando al USS Minnesota a encallar, antes de retirarse. Esa noche entró en escena el USS Monitor, otro buque acorazado, que protagonizó la primera batalla naval de la historia entre buques de esta clase. El encuentro terminó en tablas. Meses después, más allá de las tranquilas aguas del río James, en Virginia, el USS Monitor se fue a pique con dieciséis de sus sesenta y dos tripulantes por culpa de ...