Primero que nada, amigos míos, ¡os felicito por estar aquí conmigo en este viaje! Significa que os habéis decidido a probar el camino de los valientes. ¡Y no es cualquier cosa, ya os lo digo yo! Más delante os contaré por qué digo esto.
No soy yo, el tipo de persona que guarda celosamente los secretos de su éxito. Al contrario, soy esa cotorra que no puede parar de hablar sobre ellos. Soy muy feliz desde que obtuve mi libertad financiera gracias a los bienes raíces, y lo único que deseo es que todos disfruten de la misma abundancia.
El asunto aquí es este: no todos están dispuestos al mismo empeño y esfuerzo para lograrlo. Aunque conocen mi departamento en Malasaña, mi bonito auto deportivo alemán y mi abultada cuenta bancaria, es simplemente imposible. Y vosotros ya sabréis bien que nadie es niñero de nadie. Para ser ayudado, uno debe quererlo y estar dispuesto a aceptarlo. Debe consentir a trabajar por ello.
Pues bien, el negocio de los bienes raíces es de lo más amplio y variado y, como ya os he mencionado antes, no es para personas que estén dudando o pensándoselo demasiado. Como dicen coloquialmente por ahí, no es apto para cardiacos.
Cuando no se sabe nada en absoluto sobre los bienes raíces, este negocio puede parecer casi igual de intimidante que un gigante de diez metros de altura y una tonelada de peso. Un gigante con yelmo de cuernos y una maza enorme; listo y puesto frente a ti con la finalidad expresa de golpearte en toda la cara. Se te revuelve el estómago, tragas saliva y una vocecita autosaboteante dentro de ti te dice:
“Tío, ¿por qué mejor no te compras una guitarra y te conviertes en artista errante? El riesgo es el mismo.”
En mi experiencia personal como experto inmobiliario, coach y mentor, la prueba de lo anterior está en mis colegas y conocidos que quisieron foguearse un poco y después, pálidos, nerviosos y algo asustados, me dieron las gracias y se decidieron a no renunciar a la ficticia seguridad de sus trabajos estables. Está presente, en todos y cada uno de los desertores de mi curso básico de iniciación en los bienes raíces.
Lo del gigante no es broma. Puesto que la vergüenza de estar sin blanca pudo conmigo, cansado como estaba del paro y mi situación, os juro estaba decidido a lograrlo a como diera lugar. Investigué mucho en internet sobre las maneras en las que alguien como yo, titulado en Psicología sin su máster de General Sanitaria, podría empezar a hacer algo de dinero.
Mi desempleo se alargaba, yo necesitaba dinero y mis opciones profesionales brillaban por su ausencia. Necesitaría dinero para sacarme el máster, y más dinero si es que quería montar un consultorio. Para mis planes o ideas, y a donde quiera que mirara, necesitaba dinero para llevarlos a cabo.
Siempre digo que para iniciarse en los bienes raíces hace falta un apadrinamiento. No importa de qué tipo: un mentor, un libro, una invitación. Mi apadrinamiento llegó por medio de un amigo mío al que un amigo suyo regaló boletos para una conferencia en algún salón céntrico de Madrid. Mi amigo, al que llamaremos Adrián para efectos de este libro, no es muy aficionado a conferencias, menos si se trata de conferencias de “autoayuda basura”. Entonces Adrián terminó regalándome el par de boletos, que costaron a alguien unos 250 euros.
Es graciosísimo; recuerdo que en cuanto Adrián mencionó lo del costo, me dije de inmediato que tal vez podría revenderlos a algún interesado.
Sin embargo, no iría a ser así. Al sacar los boletos de su sobre, leí el título de la conferencia y no os miento, se me erizó la piel. Decidí que iría, no podía ignorarlo simplemente y ya. Yo necesitaba dinero y el boleto ponía que allí nos dirían cómo ganarlo. Invité a mi padre y fuimos juntos a las tres sesiones.
En cuanto salimos de la primera sesión, tenía el estómago revuelto. Los bienes raíces fueron ese gigante que me dejó con ganas de pegar carrera al lugar seguro más cercano.
¿Vender? ¡Si yo ni siquiera había vendido una uva en mi vida!
¿Evaluar viviendas? ¿Y eso cómo se hacía?
¿Olfato inmobiliario?
¿Inversores y financiamiento? ¿Yo? ¿De dónde y cómo?
Estuve a punto de no volver a la segunda sesión. ¿Para qué volvía? Nadie me iba a enseñar a ganar dinero en solo dos sesiones de conferencia. ¡Era una estafa! Pero mi padre me dijo algo que, hasta la fecha, sigo teniendo presente cada mañana de un nuevo día. Así como yo, quiero que vosotros también lo guardéis en la memoria:
“José, hijo, ¿sabes qué es lo único que nos queda cuando ya lo hemos perdido todo? Ganar.”
¡Hablemos de ganar! Porque esto es lo que queremos, ¿cierto? Ganar dinero, tranquilidad, calidad de vida. ¡Queremos un futuro brillante, así es!
¿Por qué deberías invertir y dedicarte a los bienes raíces?
Esta es la pregunta del millón que voy a responderos, antes de pasar a otra cosa.
¿Por qué dedicarse a los bienes raíces?
La razón es sencillísima; eso no le resta verdad y alcances, así que andaros con mucho ojo.
Imaginad que tenéis muchas ganas de viajar por el mundo. Así que sin más dais unos clics en el ordenador y reserváis los boletos. Marruecos, Túnez, Estados Unidos, toda la extensión de la Patagonia, Islandia, Grecia, etc. Escoged vosotros los lugares. ¿Listo?
Ahora imaginad que queréis compraros un coche nuevo y una casa de campo. Vuestros nietos han crecido, les encanta jugar al aire libre y justo esa casa en la Sierra cumple con todas las características que buscáis: seis dormitorios con baño, cocina amplia y una magnífica vista.
Eso es fantástico, ¿no?
Ahora imaginemos situaciones menos placenteras. Vuestro hijo mayor ha enfermado de algún cáncer rápido y letal. No vais a tener la paciencia de esperar y querréis verlo atendido lo más pronto posible. Por suerte, el seguro médico privado que tenéis contratado le consigue una pronta cita con un especialista. El tratamiento oportuno y a tiempo le salva la vida a vuestro hijo.
Una hermana vuestra ha sido despedida de su trabajo, pierde su casa y su esposo la deja. A consecuencia de todo eso, ella se precipita en una caída libre hacia una profunda depresión. No es vuestro deber sacarla de allí. Sin embargo y por fortuna, vosotros sois capaces de ayudarla económicamente para que salga a flote; poco a poco vuestra hermana abandona sus ideaciones suicidas. Comprende que no todo está perdido y consigue superar las adversidades.
En estas dos últimas situaciones, ¿qué hubiera sido lo más probable que hubiese pasado si vosotros no hubieseis tenido los medios para solucionarlo?
El cáncer de vuestro hijo hubiese seguido su curso natural. Habría muerto.
Y vuestra hermana en el hoyo, quizás seguiría luchando duramente contra su enfermedad. A riesgo de sonar fatalista, tal vez se habría rendido y no volveríais a verla jamás.
Lo que quiero que vosotros saquéis en limpio de todo esto, es que la holgura económica os permite acceder a soluciones y acciones que de habitual no serían posibles para todos. Os permite ayudar a aquellos seres queridos que lo necesiten. Son muy pocas las personas que pueden irse de vacaciones cuantas veces quieran sin preocuparse de la merma en sus cuentas bancarias. Es de lo mejor, el levantarse todas las mañanas sin pensar en si acaso tendréis dinero suficiente para llegar a fin de mes.
Si algo me consta, es que el negocio de los bienes raíces proporciona seguridad y estabilidad económica. Cuando estás ganando dinero mediante un negocio que no requerirá siempre de tu presencia y que además te otorgará significativas y jugosas ganancias en cortos periodos de tiempo, no puede ser de otra manera.
Llenarse los bolsillos con miles de euros es una consecuencia natural del negocio de los bienes raíces. Concuerdo en que el dinero no es la felicidad o la solución a todos los problemas, pero definitivamente ayuda mogollones en todas las ocasiones.
Establecido esto, os estaréis llenando de dudas: ¿Cómo es esto posible?
Os lo explicaré brevemente. Las personas siempre necesitarán un refugio, una casa dónde vivir. Nadie que viva bien o se plantee que así sea, irá a vivir en la calle. De igual manera, si bien el comercio en línea va cobrando cada vez más fuerza, las empresas y negocios siguen necesitando alquilar o comprar edificios para comerciar sus productos o servicios. El mercado inmobiliario, debido a su calidad de NECESARIO, aún con sus altas y sus bajas, seguirá en boga mientras existan humanos sobre la tierra.
¡Es como una mina de oro inagotable! Y a esta mina de oro inagotable hay que saber exprimirla y disfrutarla.
Y reitero, una vez iniciado vuestro negocio de bienes raíces, el dinero vendrá solo sin que sea necesario que estéis ahí día y noche para atenderlo. Olvidaos de los turnos extendidos de ocho horas y más, olvidaos de estarle rindiendo cuentas a nadie.
Vosotros seréis quienes decidiréis cuánto dinero queréis ganar al mes. Seréis vuestros propios jefes y vuestro horario se ajustará a vuestros deseos y preferencias. Aquí no valdrá si sois jóvenes y viejos, podréis hacerlo porque a los bienes raíces les importa un comino vuestra edad.
¿Cuánto dinero puedes ganar en el negocio de los bienes raíces?
Recién iniciado en este negocio, mi primera ganancia fue de 1000 €. En cuatro días gané mil euros. Y lo hice en ese entonces, sin tener más que los 200 € que pedí a mi padre, claro, descontándole a esa cantidad ...