Cómo mejorar la conducta de tus hijos rápidamente
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Cómo mejorar la conducta de tus hijos rápidamente

Secretos para criar niños bien educados

Karen Campbell y Katrina Kahler, VAO Traducciones

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Cómo mejorar la conducta de tus hijos rápidamente

Secretos para criar niños bien educados

Karen Campbell y Katrina Kahler, VAO Traducciones

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Los tres secretos para criar a un niño bien educado son darle un buen modelo a seguir, ser consistente y tener expectativas razonables. Suena simple, ¿no? Bueno, si sigues los consejos de este libro y eres constante, verás cambios casi inmediatamente.Muchos padres luchan por mantener el control de sus hijos. Se están ahogando y no saben cómo cambiar el comportamiento de sus hijos. Más y más niños muestran problemas de comportamiento en las escuelas y hogares. Un número creciente de niños en edad preescolar van a la escuela con un comportamiento antisocial, incluyendo insultos, peleas y falta de cooperación. Muchos adolescentes están fuera de control, son irrespetuosos e infelices.Los padres son responsables de moldear el comportamiento de sus hijos desde el nacimiento. Algunos padres encuentran esto bastante difícil y tienden a rendirse y a ceder a los deseos y demandas de sus hijos. La rendición le enseña al niño que si grita lo suficientemente fuerte, hace un berrinche o recurre a la violencia física se saldrá con la suya.
Así que si tienes problemas en esta área y quieres que tu hijo sea respetuoso, compra este libro y sigue los consejos que incluye.Karen Campbell y Katrina Kahler son maestras de gran experiencia que han cambiado la vida de muchísimos niños en los últimos 30 años. En este libro, Cómo cambiar la conducta de tus hijos rápidamente, comparten sus secretos para cambiar el comportamiento de los niños de forma exitosa.
Comienza a cambiar la conducta y el nivel de respeto de tus hijos hoy mismo. Ellos serán más felices ¡y tú también!

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Information

Year
2020
ISBN
9781071550502
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Capítulo 1 - Consejos para fomentar el buen comportamiento

Discutiremos muchos de estos consejos con más profundidad en otros capítulos.

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Sé un buen modelo a seguir
Tu hijo copiará todo lo que hagas. Este es el método más efectivo para fomentar el buen comportamiento, aunque desafortunadamente también funciona de la manera opuesta. Si siempre dices «por favor» y «gracias» tu hijo hará lo mismo. Si no quieres que tu hijo grite, entonces usa una voz calmada y tranquila. Si explotas en situaciones estresantes y tu hijo está mirando, entonces aprenderá que es así como debe reaccionar.
Comunica tus sentimientos hablando en primera persona
Hazle saber a tu hijo cómo te sientes por su comportamiento, por ejemplo: «Estoy realmente molesto por la forma en la que me hablaste». Esto le da un mensaje claro sobre cómo su comportamiento te está afectando.
En realidad, los niños no quieren herir o molestar a sus padres, sino que la mayoría quieren complacerlos. Con frecuencia están muy absortos en sí mismos y no saben que su comportamiento afecta a los demás, pero, a menudo, una vez que se les comunica, se sorprenden de cómo sus acciones hicieron sentir a la otra persona. A veces, cambiarán su comportamiento y tratarán de ser más amables y considerados. Cuando hagan un esfuerzo por cambiar su comportamiento, usa el elogio para alentar aún más el comportamiento deseado.
Elógialos a menudo
Los niños florecen con los elogios y el refuerzo positivo. Haz que el elogio sea una parte normal de tu día y elogia a tus hijos con frecuencia. Esta es la mejor manera de alentarlos a repetir cualquier comportamiento deseado. Céntrate en lo positivo en lugar de lo negativo, por ejemplo: «Me encanta cuando compartes tus juguetes», en lugar de esperar a que suceda algo negativo y gritar: «Te dije que tienes que compartir, ¡te estas comportando muy mal!» Si solo proporcionas comentarios y atención negativos, entonces tu hijo continuará con ese comportamiento. Prefieren recibir atención negativa que ninguna atención en absoluto, por lo que es mejor hacer tantos comentarios positivos como sea posible. Solo asegúrate de que el elogio sea sincero y merecido.
Comunícate efectivamente con tu hijo
Facilita la comunicación con tu hijo al estar físicamente a su nivel. Con un niño pequeño, agacharse o arrodillarse junto a él permite concentrarse en los pensamientos y sentimientos del otro, y a comunicarse de forma más clara.
Además, trata de comprender y tener en cuenta su perspectiva y punto de vista, que pueden ser completamente diferentes a los tuyos. Tenemos un libro sobre la comunicación que te enseñará cómo comunicarte eficazmente con tu hijo. Se llama La comunicación con tus hijos: aprende cómo hablar y escucharse uno al otro.
Escucha de forma activa
Los niños de todas las edades responden muy bien a este método de escucha. Simplemente repite lo que crees que quieren decir o sienten, por ejemplo, si han dicho algo como «¡Odio a Katie!» podrías responder con «¡Katie te molestó!» o, en el caso de un niño pequeño que está frustrado porque no puede expresar qué problema tiene, podrías decir algo como: «¿Te gustaría jugar con ese juguete?». Esto puede ser muy efectivo para evitar berrinches y ayudar a tu hijo a abrirse y expresar lo que le molesta.
Sé constante: cumple con las promesas y las consecuencias
Si haces un acuerdo con tu hijo, asegúrate de cumplirlo. Si prometes llevar a tu hijo al parque si se queda tranquilo y comparte sus juguetes, asegúrate de cumplir tu promesa. De esta forma, aprenderá a confiar en ti y, además, esto fomentará que sienta respeto por ti.
Si le dices a tus hijos que los llevarás directamente a casa a menos que se calmen y dejen de correr como locos, asegúrate de seguir adelante con esa consecuencia. Si eres coherente, tu hijo aprenderá que hablas en serio y que debe comportarse o de lo contrario...
Guarda los objetos de valor
Evita problemas, roturas o daños a objetos de valor o artículos costosos, y colócalos en un lugar seguro en vez de dejarlos afuera como una tentación para que tu hijo juegue con ellos.
Piensa antes de hablar
Antes de decir «no» o detener a tu hijo cuando esté haciendo algo, pregúntate si es realmente necesario. Es muy importante establecer reglas y límites, pero manteniendo las críticas y los comentarios negativos al mínimo. Esto hará que haya menos posibilidades de conflictos y peleas.
Además, si no dices «no» de inmediato a los pedidos de tu hijo, te puedes dar tiempo para considerar lo que están pidiendo y dejar espacio para la negociación. Por ejemplo, en lugar de decir: «¡No te dejaré ir a esa fiesta!», puedes tomarte un tiempo para considerarlo y decir: «Lo pensaré» o «Estoy preocupado porque tienes que levantarte temprano a la mañana siguiente». Entonces, tal vez puedas negociar un acuerdo que les convenga a ambos, como pasarlo a buscar por la fiesta a una determinada hora. Si tu hijo adolescente piensa que dirás «no» a todos sus pedidos, allí es cuando comienzan a salir a escondidas y a decir mentiras. Por lo tanto, debes pensar cuidadosamente cómo comenzar a otorgarles pequeñas cantidades de libertad y a tenerles más confianza.
Si dices «no», mantenlo
Di «no» solo cuando estés convencido, porque debes mantenerlo. Si cedes después de decir «no», le estás enseñando a tu hijo que «no» significa «tal vez» y te seguirán fastidiando todo el tiempo, hasta que cedas una vez más.
¿No te parece que con frecuencia vemos padres que ceden ante sus hijos mientras hacen las compras o en el parque? «No, no te voy a comprar esas paletas. Ya te lo dije, no te las voy a comprar. No, he dicho no... Bueno, te las compro si te portas bien». ¡Tu hijo ha ganado! La próxima vez que quiera algo, no se rendirá hasta que lo obtenga. Haz esto y verás que tu papel de padre será mucho más difícil.
Da instrucciones simples y positivas
Si das instrucciones simples y claras, tu hijo comprenderá lo que quieres que haga. Por ejemplo: «Por favor, usa tu cuchillo y tenedor cuando estés comiendo». Esta es una forma mucho más clara y positiva que decir: «¿Por qué no usas tus cubiertos? ¡Tienes unos hábitos alimenticios muy malos!». ¡No lo regañes! Eso no funciona, tú te enojas y tu hijo te ignorará.
Dale responsabilidades a tu hijo
A medida que tu hijo va madurando, le puedes dar más responsabilidades, pero también debe tener la oportunidad de aprender las consecuencias de su comportamiento y de sus acciones. Un ejemplo puede ser si tu hijo ha olvidado su tarea. Es su responsabilidad recordar llevar la tarea a la escuela, no la tuya, y también la consecuencia será suya si se mete en problemas con el maestro por olvidarla. Al permitirle que aprenda de esto, será más responsable en el futuro.
Si tus hijos no hicieron su tarea o trabajo y te lo dicen la noche anterior o esa misma mañana, ¡no lo hagas por ellos! Tampoco escribas una nota pidiéndole al maestro que los disculpe si han sido holgazanes. En algunos casos suceden cosas y la vida de la familia se ve sumida en el caos. Si esto sucede y hay una razón genuina, entonces está bien comunicarse con el maestro. Si tu hijo tiene dificultades, ayúdalo, pero no te hagas cargo del proyecto o la tarea. Si haces esto, le estás diciendo que puede ser irresponsable o que su trabajo no es lo suficientemente bueno.
Si tu hijo se involucra en un comportamiento peligroso o inaceptable, es importante que establezcas las consecuencias y que te mantengas firme, para que aprenda de esta experiencia. También es esencial discutir las consecuencias de antemano, para que esté al tanto de lo que sucederá si rompe las reglas.
Regañar no funciona
¿Te sientes frustrado porque sientes que tienes que regañar y criticar constantemente? Regañar es ineficaz y te hará enojar aún más. A un niño pequeño, dile las consecuencias y, si no coopera, cuenta hasta tres. A la cuenta de tres, procede con la consecuencia. La próxima vez que comiences a contar, actuarán y se pondrán en movimiento.
A un niño mayor, dale las instrucciones una vez y aléjate (como si esperaras que él siga las instrucciones). Si no lo hace, cumple con las consecuencias. Debes elegir entre una pausa o ser castigado la próxima vez que quieran hacer algo, y debes seguir adelante con esto. A veces, esto es difícil porque no quieres que tu hijo se lo pierda, pero es esencial ser coherente y hacer cumplir las consecuencias.
Si tu hijo es obstinado, su comportamiento puede empeorar antes de mejorar. ¡Mantente firme! Vale la pena a largo plazo. No cedas, la consistencia es la clave del éxito. Puede tomar un día, una semana o un mes para que tu hijo acepte que hablas en serio, pero esto es poco tiempo cuando lo comparas con años de mal comportamiento.
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Anima a tu hijo a contribuir
A los niños les encanta sentirse importantes. Incluirlos en las tareas domésticas desde temprana edad no solo es una gran enseñanza y una ayuda magnífica, sino que los hace sentir especiales y necesarios. Dale a tu hijo trabajos para hacer en la casa que sean apropiados para su edad, por ejemplo: sacar la basura, limpiar su habitación, lavar los platos, etc.
Si no completan sus tareas, menciónalo una vez: «Jimmy, esta habitación está sucia todavía, no has guardado tu ropa y hay polvo en tus estantes». Luego sal de la habitación. El siguiente paso puede ser difícil, pero es fundamental: hacer que se pierdan su próxima actividad de recreación. Aprenderán rápidamente que ser responsables es importante. Si hacen un buen trabajo, diles, por ejemplo: «Jake, hiciste un muy buen trabajo en el patio, se ve fabuloso» o «Jimmy, tu habitación está muy limpia, toda tu ropa está ordenada y has limpiado tus estantes, estoy orgulloso de ti».
Prepárate para los desafíos
Al prepararte por adelantado para situaciones difíciles, puedes pensar con anticipación cómo manejar situaciones específicas, y también cómo discutir sobre ellas y qué decir. Explica por qué has tomado esas decisiones y por qué es importante contar con la cooperación de tu hijo.
Si tu hijo está muy involucrado en algo y necesitas que se detenga o termine, avísale siempre con anticipación, por ejemplo: «Tenemos que irnos en 5 minutos».
Muchas veces, el humor es la mejor medicina
Una excelente forma de reducir la tensión y el conflicto, o de evitarlo por completo, es incorporar el humor a lo que sea que estés haciendo o diciendo. Al fomentar la risa tanto en ti como en tu hijo, los conflictos, a menudo, se pueden resolver con facilidad. Ayuda a tu hijo a desarrollar el sentido del humor desde temprana edad. En ocasiones, una mirada de complicidad y una sonrisa es todo lo que se necesita.
Enséñale a tu hijo a tener buenos modales
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