Psicología y Psiquiatría Antigua

Para el Mundo Moderno

Dr. Farhad Pour-Golafshan, Gonzalo Han

• Publisher: Babelcube Inc.
• Year: 2020
• ISBN:
  9781071554036
• Topic: Filosofia
• Subtopic: Filosofia ed etica nella scienza

Cuando se trata de ciencias médicas antiguas, prevalecen los malentendidos y la confusión. Se afirma que todo y cualquier cosa es la cura para esto o aquello. En medio de esta confusión, muchos oportunistas, incluidos algunos médicos, están logrando grandes ganancias, rápidamente. Por ejemplo, son los consumidores y los enfermos los que más pierden en dichas circunstancias. Este libro intenta establecer algunos puntos de referencia para la identificación y evaluación de las ciencias médicas antiguas en general y para la psicología y la psiquiatría antiguas, en particular.
Además, se examinan algunos de sus tratamientos específicos, para ayudar a mitigar la actual confusión. Existe una aproximación específica en la historia de las ciencias, tanto antiguas como modernas, ya que este es necesario para comprender la situación actual. Como ejemplos, podemos citar los tratamientos antiguos de la Medicina Tradicional China (MTC) para algunos trastornos psicológicos los cuales se proporcionan en algunas instituciones, añadiéndose además una extensa discusión sobre la teoría evolucionista, el darwinismo y el progresismo como antecedentes históricos que causaron, aparentemente, la confusa situación en la actualidad.

CAPÍTULO 1

Introducción

¿Son hoy aplicables los métodos y tratamientos de la Psicología Antigua?

A PRINCIPIOS DE MI VIDA me enfrenté a las muertes prematuras de amigos y parientes y a los sufrimientos de otros, debido a enfermedades crónicas para las cuales la medicina moderna no tuvo tratamiento o cura alguna. Estas experiencias siempre dejaron una profunda impresión en mí, y me llevaron a tener un creciente interés en encontrar soluciones no ofrecidas por la medicina convencional (las principal y moderna como opuesta a la tradicional). Más tarde, cuando otros miembros familiares enfermaron, la medicina convencional con frecuencia solo pudo ofrecer tratamientos de gestión de síntomas los cuales eran utilizaban medicinas que conllevaban efectos secundarios controversiales a largo plazo. Mi interés por ayudar a los enfermos y el deseo de encontrar tratamientos alternativos efectivos y seguros reapareció. En este tiempo, sin embargo, mis parientes enfermos tuvieron acceso al sistema de la Medicina Tradicional, denominada Medicina Tradicional China (MTC). Al ser usadas las técnicas de MTC, mis familiares se recuperaron en breve tiempo.

Para mí, estos hechos indicaron que podría haber otros sistemas de medicina con tratamientos y métodos efectivos. Una revisión a la literatura indica que hay fuerte apoyo a la aceptación de tratamientos de MTC, especialmente de la acupuntura en Estados Unidos. Por ejemplo, Reich-Hale (1998), indica algunas estadísticas interesantes: "De acuerdo a Kittner, la industria de la salud alternativa ha crecido hasta en 22.000 millones de dólares por año".

Marber ofrece información similar en su artículo: "Muchas organizaciones de cuidados organizadas están comenzando a construir una red de proveedores de

medicina complementaria y alternativa (MCA) para mejorar la prevención de enfermedades y el bienestar, y para diferenciarse a sí mismos. De acuerdo a un informe del Journal of the American Medical Association (Revista de la Asociación Médica de Estados Unidos), el número de estadounidenses que usan la MCA ha crecido hasta 83 millones durante 1997, a 61 millones en 1990 y, en 1997, 33.000 millones fueron invertidos en productos y servicios de MCA. Como resultado, el gobierno creó el National Center for Complementary Medicine (Centro Nacional de Medicina Complementaria), al cual fue destinado un presupuesto de 50 millones de dólares”. (Marber, 2000. p.35).

Dworkin, por otro lado, no solo ofrece estadísticas similares, sino que además va más allá y describe el rol del Centro Nacional de Medicina Complementaria y la Medicina Alternativa de la siguiente manera:

"Los objetivos principales de esta institución son evaluar la seguridad y eficacia de

los productos naturales, aportar al estudio científico de dichos productos y de

evaluar las prácticas con las que se implementan". (Dworkin, 2001, p.39).

Otras investigaciones y entrevistas a practicantes de la Medicina Tradicional revelaron de un fenómeno impactante: casi todos los casos de pacientes de medicina tradicional recurrieron a ella después de que todo lo demás les habría fallado, y obviamente entonces todos estos casos eran complicados, ya que de otra manera la Medicina Moderna los hubiese solucionado. Este fenómeno ha formado una pregunta importante en mi mente: ¿por qué estos pacientes buscan la ayuda de la Medicina Tradicional cuando todo lo demás les ha fallado?

Otro problema es que, según el DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), los casos más complicados y desafiantes, excepto el cáncer, han permanecido llamados, "trastornos mentales y psicológicos". Dichos pacientes recurren a la Medicina Tradicional con frecuencia como medida de último recurso ya que dudan de su calidad. En general, en la mayor parte de los países y estados aún no hay una regulación ni control de calidad alguno sobre la Medicina Tradicional, y por lo tanto hay confusión extendida entre la gente común y los profesionales, así como también en torno a quién es efectivamente un

practicante calificado.

Esta ausencia de regulación, en efecto, falla en regular la calidad de que reciben los pacientes, y este pobre servicio se refleja en la totalidad del cuerpo de la Medicina Tradicional. A pesar de esto, el problema parece ser solo temporal y limitado a ciertas regiones geográficas, sirviendo como indicación del perjuicio recibido por la Medicina Tradicional durante décadas e incluso siglos. Además, no hay una agencia dedicada poderosa a la Medicina Tradicional, mientras que la poderosa y establecida institución de la Medicina Moderna ha opacado estas escuelas tradicionales de medicina, tildándolas de "curanderas" durante más de un siglo. Jaroff ofrece un ejemplo sobresaliente: la cuestión de la hierba de San Juan, una hierba que se piensa que es un remedio para los trastornos depresivos:

Nadie estuvo más sorprendido por la noticia sobre la hierba de San Juan que Stephen Barrett, 67 años de edad, psiquiatra retirado de Allentown, Pensilvania, quien por cerca de 30 años había hecho negocio con hacer públicos fraudes, modas pasajeras, mitos y falacias relacionadas con la salud. A través de noticias, libros y la Web, él se ha vuelto uno de los desacreditadores principales de EE.UU. de lo que él suele llamar "charlatanerías".

Barrett hace mucho escribió sobre la efectividad del tratamiento de la hierba de San Juan para la depresión severa, publicando un análisis objetivo sobre evidencia a favor y en contra en su sitio web, www.quackwatch.com, junto con consideraciones de que dichos remedios solo eran polen de abejas, jalea real y oxígeno estabilizado. Su sitio, lleno de hipervínculos, notas de precaución y ensayos sobre tratamientos (desde aromaterapias hasta cremas de progesterona), es citado con frecuencia por médicos y escritores relacionados con la salud, alcanzando las 100.000 visitas mensuales. También ha vuelto a Barrett una víctima de los herbolarios, homeópatas y otros variados creyentes, quien lo vilipendian regularmente tildándolo de deshonesto, incompetente, agresor y de Nazi. (Jaroff, 2001).

Otra razón por la cual la gente acude a la Medicina Tradicional como medida de último recurso es producto de la confusión. Se piensa que los términos de medicina alternativa, complementaria o Antigua son intercambiables como si fueran sinónimos, como, por ejemplo, algunos promotores de estas denominadas medicinas alternativas claman tener la cura para todo. Muchos tratamientos dicen ser una cura Antigua para una enfermedad o para todo malestar, y la lista sigue creciendo. Este problema se complica aún más por la falta de estudios clínicos profundos de tratamientos psicológicos tradicionales. El efecto de dichos problemas es que los oportunistas, incluyendo a médicos, sacan ventaja de esta confusión predominante, para hacer ganancias rápidas e inventar hechos para dichos remedios naturales o tratamientos Antiguaes. Frecuentemente, estas proclamaciones fallan, y a veces terminan perjudicando a los pacientes debido a tratamientos inapropiados o incluso tóxicos.

Estas fallas son luego usadas por los detractores de la Medicina Tradicional para desacreditarla por completo. En el informe de Jaroff hay un buen ejemplo de un médico que intenta hacer un gran servicio por la gente, volviendo públicos sus fraudes. Pero al mismo tiempo, sin tener educación o adiestramiento formal en Medicina Tradicional, comete el serio y común error de generalizar de que todo lo que no sea medicina moderna, como la alternativa, es "charlatanería". Jaroff prosigue diciendo: "Nada de esto parece desalentar a Barrett, quien ha desmentido falsos hechos de salud desde los años 70, cuando comenzó a investigar anuncios de correo relacionados con salud en revistas y descubrió que ninguno de estos cumplía con lo prometido.

Sus hallazgos estipularon la legislación que autoriza al Gobierno Federal a imponer multas de 25.000 dólares por día a quienes comentan fraudes por correo en repetidas ocasiones. Su primera desmitificación, o como él le llama, su primer "Baby Ruth" ocurrió en 1985, cuando sometió a análisis a la industria del cabello. Envió muestras de las cabezas de dos muchachas sanas a trece laboratorios que consideró que podrían medir las propiedades nutricionales, basándose en análisis científicos del cabello de un individuo. Los informes continuaron siendo pobres en fundamentos y contradictorios, de modo que su informe de desacreditación publicado en el Journal of the American Medical Association fue considerado por la prensa nacional. "Ha dejado muy mal a la industria del análisis de cabello", dice Barrett y agregó: "Cerraron la mitad de los laboratorios".

Otro episodio de “Baby Ruth” sucedió de modo satisfactorio para Barrett con la publicación en 1998 en J.A.M.A de un informe escrito por Emily rosa, una muchacha de once años de Colorado, quien lo escribió para un proyecto de ciencias de escuela, muchacha que invento un test de corte terapéutico. Este demostró que quienes practicaban (medicina alternativa) no podían detectar el "campo energético humano" en el que se basaba su técnica. Conociendo el proyecto de Emily, Barrett contribuyó a editar un informe, lo publicó y fue recompensado con la cobertura de los medios de prensa mundiales. Barrett está desestimado por las celebridades del New Age actual.

El Doctor Andrew Weil, por ejemplo, es "muy astuto, pero comete errores flagrantes y difícilmente admite que algo sea charlatanería. Yo le llamo un "patito de goma". Además, tilda a Deeprak Chopra como un proveedor de "tonterías ayurvédicas". (Chopra, por otro lado, denomina a Barrett un "autoproclamado vigilante de la supresión de la curiosidad")

Los quiroprácticos también sintieron el aguijón de Barrett. Mientras el considera los beneficios de la manipulación quiropráctica, se pregunta sobre la existencia de "toda una profesión que se sustenta en la idea de la subluxación, la cual simplemente no es real". Él deplora en específico el hecho de que algunos quiroprácticos dicen que sus manipulaciones pueden tratar enfermedades infecciosas y prescribir remedios homeopáticos, los cuales además considera inútiles.

Barrett se retiró de la práctica psiquiátrica en 1993 para dedicarse por completo a la desmitificación de charlatanería. En el transcurso, ha afinado sus habilidades de comunicación y ahora se considera a sí mismo un investigador que aprovecha al máximo el poder del Internet.

"Hace veinte años tuve el problema de hacer llegar mis ideas a otros por los medios de comunicación", dice: "Hoy, en cambio, soy un medio de comunicación". (Jaroff, 2001).

Desde un enfoque distinto, Lamarine (2001) señala que: "Los pacientes con frecuencia combinan terapias alternativas y convencionales y luego le atribuyen los resultados beneficiosos a la terapia equivocada... frecuentemente se encuentran razonamientos tales como "¿Qué daño podría tener usar la terapia alternativa? ¿Quién sabe? Quizás podría ayudar..."

Luego continúa descreditando toda medicina alternativa: "Este tipo de pensamiento simplista ignora varios importantes peligros asociados con el uso de la medicina alternativa, definiéndola como terapias sin comprobación, sin exámenes y refutadas". (p.116) Así, él continúa definiendo esos peligros.

De lo que Lamarine no se percata es de que aquellas terapias, como las de MTC, han sido usadas por miles de años, siendo comprobadas clínicamente por pacientes humanos en China, Japón, Taiwán, Corea y muchas otras partes del Oriente Lejano, geografía que ocupa un cuarto de la población mundial, pese a que no poseían los protocolos de estudios de doble vínculo en sus estudios clínicos hasta hace algunas décadas (ver más adelante la Historia de la MTC para más referencias).

Los tratamientos tradicionales de trastornos psicológicos son menos conocidos en Occidente en comparación con los tratamientos principalmente destinados a dolencias físicas. Los pacientes psicológicos casi siempre buscan tratamientos tradicionales solo tras pasar por tratamientos convencionales, lo que como resultado vuelve su tratamiento con métodos tradicionales mucho más difícil, por las siguientes razones: frecuentemente, el uso de tratamientos convencionales crea efectos secundarios a largo plazo, lo cual complica el patrón de la enfermedad, volviéndola más difícil de tratar. Examine un libro de consulta de farmacopea para hallar contraindicaciones y efectos secundarios de medicamentos modernos. Por supuesto, lo mencionado en las listas es solo lo que se conoce hasta ahora.

La duración de la enfermedad se prolonga, complicando el patrón de desarrollo de la enfermedad, y como resultado hay un tratamiento de mayor duración, mediante métodos tradicionales, lo cual se traduce en un mayor costo monetario del tratamiento. Carencia de referencias e investigaciones clínicas en el campo de medicina tradicional en general y psicología tradicional, en particular, en Occidente. En occidente, estas carencias influyen negativamente la confianza de los pacientes y su preferencia por buscar dichos tratamientos. De acuerdo a una encuesta realizada por American Demographics (Fetto, 2001) Fetto presenta los hallazgos como:

“El número de gente que dicen que se asustan de la medicina alternativa se debe, posiblemente, a los efectos secundarios desconocidos, ya que se menciona por un 65% de quienes fueron encuestados. Un 51% de los estadounidenses dicen que son desalentados por la falta de pruebas científicas sobre la efectividad de dichos tratamientos. En los hogares con niños hay opiniones divididas sobre si deberían o no los padres considerar una terapia alternativa o no para sus hijos (53% dice que deberían y un 47% que no) (...) El estado de salud puede indicar también si una persona es apropiada para recurrir a tratamientos médicos alternativos. Solo un 32% de las respuestas indican que, si fuesen diagnosticados con una enfermedad que podría ser tratada fácilmente con medicamentos tradicionales, considerarían recurrir a remedios alternativos. 40% dicen que sería poco probable que lo hiciesen. Qin embargo, si son diagnosticados con una enfermedad compleja y potencialmente mortal, el porcentaje de estadounidenses que dicen que solo buscarían medicina...