Ofensivo y escandaloso

Jeffrey D. De León, Joel Van Dyke

• Publisher: Grupo Nelson
• Year: 2009
• ISBN:
  9781418581633
• Topic: Teología y religión
• Subtopic: Ministerio cristiano

Se casaron y fueron felices para siempre... casi.
Después de una amistad de dos años se casaron unos jóvenes creyentes y maduros. Pero no fueron felices para siempre. Algo terrible sucedió con su relación aunque vivieron felices en sus primeros años de matrimonio. El esposo empezó a jugar con fuego sin planearlo y pronto se involucró con otra mujer. El nombre de la esposa es GRACIA y el nombre de la amante es LEY...

El estilo de liderazgo en la iglesia de hoy está facilitando esta clase de relación adúltera entre el cristiano, la ley y la gracia. En nuestro afán de liderar terminamos manipulando y controlando en lugar de influenciar. El modelo perfecto de liderazgo, Jesús mismo, se ganó el derecho de influenciar en su humanidad a través de las relaciones. Este libro tiene el fin de ayudarnos a evaluar nuestra condición como líderes. Bienvenido a la gran aventura de evaluar nuestro propio liderazgo y proyectarnos a un liderazgo ofensivo y ¡escandaloso!

CAPÍTULO 1
El Karate Kid

Hace muchos años (en los noventa) surgió una película titulada Karate Kid. Era la historia de un chico común y corriente que se convirtió en un gran campeón karateca. Dentro de toda la trama, este chico tuvo que enfrentar situaciones adversas con sus enemigos (otros jovencitos) en la escuela y su enamoramiento de una chica. También hubo intercambios interesantes con su madre, que era soltera. Sin embargo, la relación clave en la vida de este chico fue la amistad con el señor Miyagi, un genio de las artes marciales. Para hacerte la historia corta, Karate Kid y el señor Miyagi llegan a un acuerdo en el que este se compromete a enseñarle las artes marciales para poder lidiar con los chicos que lo acosaban.

Durante su entrenamiento, Karate Kid tiene que aprender algo que luego le salvó la vida en el torneo karateca al final de la película. En una de las escenas más recordadas de la película encontramos al entrenador (el señor Miyagi) y a Karate Kid balanceándose en el centro de unos troncos en la playa con los brazos extendidos hacia los dos extremos lanzando patadas fulminantes hacia el frente. Ahora la pregunta es: ¿qué tiene esto que ver con el liderazgo? Para ser sinceros sólo nos interesa la parte del entrenamiento que requería la habilidad, la destreza, el reto de saber permanecer en equilibrio sin irse a ninguno de los lados (extremos). Porque es muy fácil irse a los extremos. En efecto, en un momento de la película el señor Miyagi (a quien le fascinaba utilizar metáforas) le aclara a Karate Kid que es más fácil estar en los extremos de una calle, «pero si te paras en el centro, seguro estarás en peligro», repetía el señor Miyagi. Sin embargo, le enseñó a mantenerse en el centro (en equilibrio) sin irse a los lados(extremos). Fue allí en esa posición que pudo tirar las patadas más ­fulminantes. En cuanto al liderazgo, ¿Cuáles son los extremos? Y ¿cuál es el centro o cómo encontramos el equilibrio? El evangelio de San Juan introduce a la persona de Jesús en una forma muy interesante y nos dice que Su gloria estaba llena de dos cosas. Estas dos palabras son importantes para nuestro entendimiento del liderazgo que estamos proponiendo en Juan 1.14:

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Claramente nos interesa, ¿cómo fue que vimos Su gloria? El pasaje dice que «vimos su gloria llena de gracia y de verdad». Tenemos que detenernos aquí por un momento y entender estas dos palabras desde nuestro contexto. Además, es importante mencionar que no dice que Su gloria estaba llena de amor y gracia o verdad y misericordia o fe y compasión. Dice que Su gloria estaba llena de gracia y de verdad. Por cuestiones de aclaración quisiera sugerir que una razón por la que no se menciona el amor aquí es porque este es el vehículo por el cual se transporta esta gracia y esta verdad. Sin amor no importa cuánta gracia y verdad tengamos. Primera de Corintios 13 nos aclara este punto expandiendo su influencia.

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

Esto quiere decir que tenemos en nuestras manos una revelación espectacular tocante al poder de esta combinación entre el amor, la gracia y la verdad. Si existiera un liderazgo que pudiera ejemplificar esta verdad, sería efectivamente impactante.

Tomás fue pastor por dieciocho años de una congregación que se mantenía entre los veinticinco a treinta miembros en la comunidad Los Brasiles del barrio San Francisco, en una de nuestras ciudades latinoamericanas. Cansado de tantos años de esfuerzo sin fruto, decidió buscar con intensidad el rostro de Dios y entender la visión que Él tenía para su comunidad. Al cabo de un buen tiempo Tomás entendió que Dios deseaba no sólo redimir el alma del ser humano sino también sus familias, comunidades y naciones. Fue así que recapacitó en lo que había hecho en los años anteriores de su ministerio y se dio cuenta de que había estado atacando a la comunidad.

Tomás decidió reunir a los miembros de su iglesia y les pidió que visitaran su comunidad casa por casa e invitaran a la gente a la iglesia para pasar un tiempo especial. Él no creía que fuera a llegar tanta gente, pero la iglesia estaba totalmente llena. Entonces le pidió perdón a su comunidad porque en los años anteriores a través de las campañas evangelísticas había ofendido a los no creyentes. Además, Tomás y su congregación preguntaron casa por casa qué deseaba la comunidad que la iglesia hiciera por ellos. De esta manera la iglesia comenzó un proyecto de limpieza y en vez de hacer devocionales los domingos, salieron a limpiar los desperdicios que había en su comunidad. Al cabo de unas semanas los vecinos salieron a ofrecerles comida y ayuda. Eso fue sólo el inicio de una serie de cambios que han beneficiado a su comunidad y, por consiguiente, al cuerpo de Cristo. Para el pastor Tomás la iglesia tiene la responsabilidad de llevar un evangelio integral. Por lo tanto, debe servir a su comunidad con amor, gracia y verdad.

La iglesia del pastor Tomás comenzó a desarrollarse ministerialmente con este nuevo enfoque desde el año 2000, por lo que actualmente cuenta con muchos «discípulos». Usa la palabra «discípulos» porque para él los miembros son todos los habitantes de la comunidad. También han iniciado ya varios proyectos como una escuela, un centro de computación, un coliseo y recién compraron un terreno para construir un diamante de béisbol y una cancha de fútbol. Además construyeron veintidós casas para la gente de la comunidad (no creyentes). Todos los proyectos que han realizado han sido consultados con la comunidad, la cual ha nombrado al pastor como líder máximo y representante de su comunidad ante el gobierno.

Como veremos más adelante, es más fácil ver extremos de la gracia y la verdad en el liderazgo que un equilibrio efectivo entre las dos.

Pensemos por un momento en la idea de la gracia. Nuestro idioma español es muy limitado y no describe cómo es esta gracia. Si tuviéramos que explicarla tendríamos que decir que gracia es básicamente recibir lo que no merecemos. Es una forma muy sencilla de expresar que todo el proceso de la salvación está lleno de gracia. Pero no es una gracia común. Es la gracia que alcanza al más peligroso, al más malo de todos, al asesino, al adúltero, a la prostituta, al pandillero, al traficante, a todos los representantes de lo peor y despreciado de la sociedad. Es una gracia escandalosa (más en el capítulo 3). La otra palabra interesante es que vimos su gloria llena de «verdad». Esto definitivamente tiene mucho que ver con el noventa por ciento de las culturas que hoy llegaron a concluir que no existe verdad absoluta.¹ Esta pregunta se les formuló a los mejores chicos cristianos de las «mejores» iglesias: «¿Crees que existe la verdad absoluta?» En otras palabras, se les preguntó si creían que había verdad independientemente del país, condición económica, religión o cualquier otra variante que se aplique a todo ser humano. Josh McDowell afirmó en 2004 que el noventa y uno por ciento de ellos dijo que no creían en la verdad absoluta.² Siéntate por un momento, si estás parado, y piensa en las implicaciones. Básicamente esto quiere decir que si nos atrevemos como líderes a hacer afirmaciones como la de Juan 14.6 —Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí—, seremos vistos como líderes ofensivos. Esto quiere decir que la verdad que predicamos y vivimos es ofensiva para este mundo y de allí la idea de ser un líder ofensivo. ¿Quiere decir que vamos a callar la verdad? De ninguna manera. Recuerda que la persecución es una promesa. Hablaremos un poco más de esto en el siguiente capítulo. En esencia, lo ofensivo y lo escandaloso están en lo verdadero y veraz de nuestro mensaje y en la aplicación del mismo a diversas situaciones con un espíritu lleno de gracia. El capítulo 1 versículo 14 de Juan plantea cómo y por eso al final del libro quiero sugerir el centro de la tensión entre los extremos de estas dos realidades para el liderazgo de hoy. Pero, ¿por qué extremos? Si soy sólo verdad, verdad, verdad puedo caer en el legalismo. Si soy solamente gracia, gracia, gracia, puedo caer en el libertinaje. Por eso el reto de ­encontrarme en el centro de la tensión entre la verdad y la gracia sin­comprometer ni uno ni otro. He allí el reto de encontrar el equilibrio.

Los beneficios del equilibrio van mucho más allá de nuestra realidad inmediata. Una vida sin equilibrio siempre es problemática. A veces parece justificada, pero a largo plazo los efectos rara vez son ventajosos. Mira a las personas que ganan fama y gran cantidad de dinero a temprana edad. Muchas de ellas experimentan la decepción al poco tiempo. Algunas, especialmente aquellas que añadieron drogas o alcohol a la mezcla, encuentran en el suicidio la única solución.

No hay, me parece, una respuesta prefabricada para encontrar el equilibrio perfecto, ya que continuamos luchando yendo de un extremo al otro. La situación de cada uno es diferente. Sin embargo, una buena forma de pensar en crear el equilibrio en tu vida es tratarla como si se tratara de cualquier otra gran inversión de recursos. Los consejeros financieros profesionales concuerdan en alejar a los inversionistas de los tipos de inversiones que no mantienen el equilibrio. Es demasiado riesgoso.

Lo mismo sucede con el liderazgo. Las formas desequilibradas de liderar están llenas de riesgo: para tu salud, tu familia y tus relaciones, tu estabilidad mental, tus seguidores y tu paz mental. Puedes creer que estás utilizando un modelo de liderazgo fabuloso —lo suficientemente seguro como para arriesgar la mayoría de tu capital de vida tras la expectativa de una ganancia mayor—, pero la vida está llena de sorpresas. Lo que parece una manera segura de hacer las cosas hoy puede desaparecer mañana. ¿Vale realmente la pena destruir la vida de un seguidor si no somos el tipo de líderes que este mundo necesita?

Por supuesto, la mayoría de las personas ni siquiera están conscientes de cuán dañino es un mal liderazgo. Mucha gente sigue a las masas, así como miles de personas continúan siguiendo a líderes abusadores y controladores, seguras de que debe ser lo correcto, pues todos los demás conocidos lo hacen también. Cuando encuentran una decepción terrible en sus líderes, deja de ser un consuelo el ser parte de las masas.

También sucede lo mismo en otros aspectos de la vida. La mentalidad de manada prevalece y la gente se apresura a seguir un liderazgo paupérrimo. Ya sea controlador y manipulador, tratan de emular el último «mover de Dios» o seguir ciegamente sin ningún tipo de discernimiento ni pensamiento crítico, a las masas; a lo que la gente recurre automáticamente.

Podemos comparar al liderazgo equilibrado con la precaución financiera. Cuando escoges cómo quieres liderar, estás invirtiendo una gran cantidad de tu capital personal en esa decisión. Capital compuesto de tu tiempo, tu energía, tu compromiso, el éxito de tus relaciones y de tu vida familiar, así como también tu capacidad de obtener ganancia. El cliché dice que comprar una casa es la mejor inversión de la vida. Eso no es cierto. Lo que inviertes en tu decisión como líder es aun mejor; incluye también tu salud emocional, espiritual, intelectual y física.

El líder que se invierte a sí mismo en el trabajo y la carrera hasta la exclusión total de todo lo demás está cometiendo un grave error. El equilibrio es importante. Al abandonar la vida del hogar y la familia, arruinando la mayoría de las relaciones y arriesgando la salud mental, espiritual y física para ganar reconocimiento en el liderazgo, el líder está convencido de que la riqueza y el estatus resultante compensarán con creces esas pérdidas. Hay un costo que pagar. Ser un líder y vivir en un extremo o en el otro es sumamente riesgoso. Cuando te des cuenta de que has perdido, será demasiado tarde para cambiar de opinión.

Una mariposa que vive solamente por el placer instantáneo es igual de imprudente. Del mismo modo lo es el perezoso que se aprovecha de los demás mientras se la pasa en la playa todo el día. Cualquier cambio en el liderazgo desequilibrado lleva consigo grandes riesgos. Un liderazgo equilibrado invierte en ambos lados de la balanza. El liderazgo equilibrado puede ubicarse y mantenerse en medio de la gracia y la verdad.

Una forma de ver toda esta idea del equilibrio es considerar los aspectos principales del liderazgo, para ver si le estás dedicando a cada uno de ellos una cantidad importante de tu atención. Cualquier liderazgo equilibrado va a cubrirlos todos.

Desarrollo personal (espiritual, físico, social e intelectual)
Trabajo y carrera
Salud, actividad física
Prudencia, tranquilidad, calma
Familia, amigos, relaciones
Tiempo libre, diversión, relajación
Comunidad

Échale un vistazo a tu vida. Si estás dedicando la mayor parte de tu tiempo y energía al trabajo, quizás con algunos esparcimientos y actividades personales, lo más probable sea que tu estilo de vida no esté propiamente equilibrado. Es fácil posponer la restauración del equilibrio para el futuro, especialmente si eres joven y ambicioso, pero cuando llegues ahí, es posible que descubras que la oportunidad ya se ha ido. Los países desarrollados —y también muchos que están en vías de desarrollo— ya están pagando el precio de vivir desequilibrados, sufriendo epidemias como la obesidad, la diabetes, enfermedades relacionadas con el estrés y las crisis hogareñas. El equilibrio no es simplemente un ideal; es esencial para la salud mental, espiritual y física. Y es del mismo modo importante para el bienestar de los que te siguen.

El liderazgo puede ser visto como un conjunto de pares de atributos construidos sobre una base firme; tal como se emparejan la gracia y la verdad sobre la base del amor. Podríamos añadir otros ejemplos para incluir algunos pares que son complementarios y algunos, que aparentemente, parecieran contradecirse mutuamente. Un buen liderazgo busca obtener el equilibrio general. Para los fines de este libro formemos algunos pares: Competencia y conducta; ética laboral y equilibrio personal; iniciativa y proactividad; liderar a seguidores y armar equipos; y finalmente, una actitud de poder hacerlo todo y manejo de riesgo. Todos estos podrían ser muy importantes. La base para todos ellos debe ser la integridad y la visión. La integridad no es negociable. Decir la verdad, escoger lo más difícil pero correcto en vez de lo más fácil pero incorrecto, y el comportamiento ético, es vital en esta larga guerra contra un enemigo ...