Seguirazgo
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Seguirazgo

Jeffrey D. De León, Miguel Núñez Dr.

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Seguirazgo

Jeffrey D. De León, Miguel Núñez Dr.

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Seguirazgo: (sustantivo) El acto de seguir y liderar simultáneamente.
A lo largo del mundo, se escriben libros acerca del "líderfuerte" que vence a su oposición con una mera mirada. En el púlpito, se vemucho el fenómeno del líder macho, intocable, casi no humano. Pero el liderazgo que Dios ha levantado tiene como finprincipal servir a otros. Como el de Jesús, es un liderazgo compartido en dondepor muy alta que sea la posición el líder todavía entiende que es saludabledarles cuentas a otros. Los líderes verdaderos saben seguir para poder entoncesliderar. Esta frase no necesariamente tiene que ser consecutiva: mientras lideran, pueden y deben seguir a otros. La idea no es pasar algún tiempo siguiendo paraluego dejarlo para poder liderar. Seguimos siguiendo para poder liderar.

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Information

Publisher
Grupo Nelson
Year
2010
ISBN
9781418562366
Ca • pí • tu • lo / 1 /

EL SEGUIRAZGO
Los hombres y las mujeres hacen historia, y no al revés.En períodos en donde no hay liderazgo, la sociedad se queda estancada. El progreso ocurre cuando líderes valientes, diestros, aprovechan la oportunidad para cambiar las cosas a algo mejor.
—Harry S. Truman
Los movimientos más importantes del mundo fueron perpetuados por líderes que aprendieron de otros. Entendieron el valor de las alianzas y de las relaciones personales como mentores. Su desarrollo como líderes se describe mejor bajo el término «seguirazgo», porque fue sólo cuando estos líderes se humillaron y se hicieron servidores que estaban dispuestos a obedecer la voluntad de sus amos, que pudieron obtener gran liderazgo y perpetuar el gran impulso que habían recibido. Hay dos líderes a quienes Dios dio asombroso poder visible que sobresalen en la historia del mundo. Fueron Moisés y Elías. El trabajo de estos dos líderes continuó por medio de hombres que anduvieron con ellos y que los habían seguido. El «seguirazgo» describe los años de desarrollo de liderazgo que Josué adquirió, como criado. Siguió las pisadas de Moisés, y por eso pudo, mediante el poder de Dios, dirigir fielmente a la nación de Israel a la Tierra Prometida y conquistarla. «Seguirazgo» describe cuando Dios escogió a Eliseo para que fuera criado de Elías y Eliseo dejó su herencia y obedeció. Siguió y sirvió a uno de los más grandes profetas de la historia. Debido a que estuvo dispuesto a servir, llegó a ser el nuevo profeta y recibió una doble porción de la bendición de Dios. En verdad, Eliseo llegó a ser el profeta que hizo más milagros en Israel desde los días de Moisés, y que nunca más volverían a ser hechos hasta los días de Jesús y sus discípulos.
Luego tenemos a Jesús. Él se levanta sólo en una categoría completamente diferente. Como Dios, no podemos llamarlo simplemente un gran líder. Sin embargo, incluso como Dios modeló el principio del seguirazgo, Jesús entendió cómo seguir. Se sometió a la voluntad de su Padre. Enseñó a los discípulos a hacer lo mismo. Ellos se sometieron a él y llegaron a ser grandes. Simón, el pescador, siguió al Señor y fue transformado en Pedro, la roca que llevó a miles a Jesús. Y los demás discípulos, ya fueran pescadores sin mayor educación o educados cobradores de impuestos, todos impactaron al mundo para Jesús porque habían sido sus siervos. Moisés y Josué. Elías y Eliseo. Pablo y Bernabé. La lista de los que se convirtieron en grandes líderes porque siguieron a otros no se detiene. Todos estos líderes, apóstoles y profetas, ¡también aprendieron el arte de seguir antes de llegar a ser grandes! Por ejemplo, Moisés tuvo que someterse a sus maestros egipcios, al faraón, y luego sirvió a su suegro, Jetro, antes de estar en el punto en que Dios pudiera usarlo. El verdadero liderazgo incluye líderes que están dispuestos a someterse al desarrollo de liderazgo incluso si ya son líderes. Esto es clave al gran liderazgo y está bien documentado en las Escrituras. Sin embargo, a pesar del hecho de que todavía es relevante y vital, a menudo brilla por su ausencia en la iglesia y el terreno laboral del siglo veintiuno. El propósito de este libro es volver a enfocar en este aspecto crucial del liderazgo.
No podemos negar que la esencia del verdadero liderazgo se halla en nuestro Señor Jesucristo. Así él llama a sus primeros discípulos en Marcos 1.16-18. «Vengan, síganme». No dijo: «Vengan, y les mostraré cómo establecer un ministerio para que logren eficazmente sus metas». ¡No! Dijo simplemente: «Vengan, síganme». Los discípulos entendieron que Jesús les estaba ofreciendo ser su mentor para grandes propósitos. ¡Era una oportunidad única en la vida! Y ellos aprovecharon la oportunidad de ser Sus siervos! Entendieron que la autoridad viene acompañada de servicio. Jesús, por supuesto, les dio a los apóstoles autoridad «para atar y desatar», pero más a menudo él contrastó lo que los discípulos debían hacer con lo que es la autoridad del mundo. El icono de liderazgo en la iglesia es Cristo mismo, el Logos Eterno, el Alfa y Omega, el camino, la verdad y la vida... lavando los pies sucios de sus discípulos. Es una paradoja: servicio y sumisión por el Señor y Maestro. Él sigue siendo Señor y Maestro aunque desempeña este servicio con humildad perfecta, y sigue en el servicio aunque es el Señor y Maestro.
Jesús es el mejor modelo para todo, y su estilo de liderazgo se considera como el más influyente y efectivo que el mundo jamás ha conocido. ¡Y lo hizo con doce hombres inexpertos! No obstante, con este grupo improbable, Jesús pudo producir un impacto duradero. El liderazgo servidor era central en la filosofía de Jesús. Estoy convencido de que Jesús ejemplificó al líder servidor plenamente comprometido y eficaz. Envió un claro mensaje de la importancia primordial del liderazgo servidor cuando Jacobo y Juan parecían estar buscando un papel especial de liderazgo entre los discípulos:
Pero Jesús, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor, y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo. (Mateo 20.25-27)
La frase clave aquí es «no ha de ser así entre vosotros». Jesús estaba hablando de una forma de liderazgo muy diferente al modelo con que los discípulos estaban familiarizados; un líder que es primordialmente un siervo. No les ofreció un plan B. El liderazgo servidor debía ser su modo de operación; y debe serlo para todos los líderes. Esto tiene implicaciones increíbles para la clase de líderes que vemos hoy día. Lamentablemente, muchos líderes en el siglo veintiuno no rinden cuentas y ni siquiera tienen un grupo de asesores que les haga preguntas serias con respecto a la integridad.
Después de más de veinticuatro años viajando por más de cuarenta y cinco países, he visto toda clase de abusos y modelos malsanos de liderazgo. En verdad estoy convencido de que el liderazgo servidor nunca ha sido más aplicable al mundo del liderazgo que lo es hoy día. No sólo hay personas buscando un propósito y significado más profundos cuando deben enfrentarse a los retos del mundo cambiante actual, sino que también están buscando principios y filosofías que en realidad funcionen. De lo que trata el seguirazgo es de llevar a las personas a un nivel más alto con la ayuda de líderes que dirigen y que al mismo tiempo siguen.
No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza. (1 Timoteo 4.12)
Pablo le escribe a Timoteo y le exhorta a ser un modelo digno de imitar. Para que Timoteo fuera un líder, tenía que aprender a seguir un modelo que fuera ejemplo para los demás. Me parece interesante lo certero de la exhortación de Pablo porque parece que la afirmación da por sentado que lo iban a menospreciar. «Seguro que te van a despreciar porque eres joven, por lo tanto prepárate para ser ejemplo». De una u otra forma es difícil separar el arte o capacidad de liderar con el aprender a seguir. La propuesta real de este libro es explicar que un verdadero líder tiene que aprender a seguir primero para poder liderar. Esto, por supuesto, se extiende a la propuesta que también para poder continuar liderando es clave continuar siguiendo. En otras palabras, un verdadero líder nunca deja de seguir. Opino que en el momento en que un líder deja de seguir, pierde su verdadera autoridad para liderar. Imagínese a un médico que termina sus estudios y empieza a ejercer con éxito su profesión, pero decide no seguir creciendo como médico, decide no hacerle caso a lo que otros médicos en su especialidad están diciendo y decide hacer todo según sus propios términos y criterios. Este médico pierde la credibilidad y pertinencia necesaria para poder liderar en su campo si escoge solamente ser líder sin tener la madurez de reconocer que no lo sabe todo y que necesita seguir creciendo. Todos somos parte de una comunidad. Existe la comunidad más cercana y la más lejana. Cuando un líder escoge separarse estando dentro de una comunidad, se coloca en una posición peligrosa y vulnerable. En la película La bella y la bestia una de las cosas más deprimentes en la vida de la bestia es que vivía aislada de todos los demás. Su compañía eran objetos, no personas. De hecho parece ser que el aislamiento era parte del «paquete» de ser bestia. En un relato más bíblico pienso en David y el aislamiento que él mismo se permitió antes de su pecado con Betsabé. Mucho se hubiera podido prevenir si tan solo no hubiera olvidado que más que solamente liderar, él necesitaba seguir rindiendo cuentas. El relato es triste y dice así.
Aconteció que en la primavera, en el tiempo cuando los reyes salen a la batalla, David envió a Joab y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los hijos de Amón y sitiaron a Rabá. Pero David permaneció en Jerusalén. (2 Samuel 11.1)
¿Por qué si era la época en que los reyes salían de campaña David mandó a Joab con la guardia y él escogió quedarse en Jerusalén? ¿Por qué nadie le preguntó por qué se quedaba? ¿Podía alguien preguntarle? ¿Era David un hombre a quien se le podían acercar sus amigos o consejeros y preguntarle qué pasaba? Tal vez era demasiado poderoso y él mismo se había aislado.
Y al atardecer David se levantó de su lecho y se paseaba por el terrado de la casa del rey, y desde el terrado vio a una mujer que se estaba bañando; y la mujer era de aspecto muy hermoso. David mandó a preguntar acerca de aquella mujer. Y alguien dijo: ¿No es ésta Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías heteo? David envió mensajeros y la tomó; y cuando ella vino a él, él durmió con ella. Después que ella se purificó de su inmundicia, regresó a su casa. Y la mujer concibió; y envió aviso a David, diciendo: Estoy encinta. (2 Samuel 11.2-5)
¿Por qué se estaba levantando de la cama por la tarde? Podemos hacernos muchas otras preguntas, pero el versículo 4 es muy revelador. David no seguía la dirección de nadie y sus siervos no tenían la libertad de preguntarle absolutamente nada ¿Qué quieres con ella? ¿Por qué alguien no lo cuestionó y le hizo entrar en razón? Ningún siervo tenía la libertad de hacer esto porque fueron entrenados para obedecer al líder y punto. ¡Qué lástima! Un líder de verdad prepara su vida intencionalmente para que estas cosas no sucedan. El resto del relato se complica aún más al David planear el asesinato de Urías, el esposo de Betsabé. ¿Se hubiera podido prevenir todo esto? ¡Seguro que sí! Estoy convencido de que si David hubiera aprendido el arte del seguirazgo y no solo del liderazgo se hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza. Supongamos por un momento varios escenarios.
Primer escenario...
Supongamos que David hubiera tenido un cuerpo de consejeros de guerra quienes le hubieran preguntado por qué se iba a quedar cuando era la época de campaña para los reyes. Supongamos que él no solo tuviera un equipo activo de consejeros, sino que David hubiera tenido la actitud de seguir su consejo.
Segundo escenario...
Supongamos que David hubiera tenido una relación de acercamiento con los más cercanos a él en el palacio, que le hubieran podido decir que no era prudente que mandara a llamar a Betsabé. Y supongamos que hubiera habido uno o dos de sus siervos que se rehusaran a salir del cuarto al ver a David en peligro de acostarse con Betsabé.
Tercer escenario...
Supongamos que a David no se le hubiera «subido a la cabeza» el título de rey y pensar que él podía hacer lo que quisiera, como quisiera y cuando quisiera. Él era el ungido de Dios y ¿quiénes se creían sus siervos para rehusarle cualquier cosa? Supongamos que David intencionalmente hubiera fomentado un contexto en el que rendía cuentas a otros porque había adoptado el seguirazgo. ¡Todo hubiera sido muy diferente para este querido personaje bíblico!
Jesús mismo escogió seguir...
Jesús les dijo: Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra. (Juan 4.34)
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. (Mateo 6.10 RVR1960)
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. (Juan 6.38)
¿Cómo es posible que Jesús, siendo el mejor líder del mundo, siguiera la dirección de su Padre? ¿Acaso no era capaz de tomar sus propias decisiones? Seguro que sí lo era, pero él escogió SEGUIR. Liderar no es decir «síganme». Jesús tenía la credibilidad como para pedir a sus seguidores que le siguieran porque en el momento que alguien lo cuestionara era muy sencillo responder con autoridad y decir: «Yo sigo a mi Padre». En otras palabras: «Yo no soy la clase de líder que hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere, y al que no le guste lo ponemos en disciplina o lo marginamos». Jesús sabía lo importante que es rendir cuentas a otros. El seguirazgo es algo muy intencional, no sucede automá-ticamente. No es natural ser líder y todavía escoger seguir.
La dictadura no es un liderazgo saludable. El liderazgo implica pensar en múltiples dimensiones de relaciones personales. En términos de relaciones personales, la inclusión de seguidores en el proceso de liderazgo complementa la noción de que los líderes sólo son responsables de aproximadamente el veinte por ciento del trabajo que se completa.1 Hay diferentes estilos de seguidores y principalmente el seguidor ejemplar provee un estilo de liderazgo propio de dentro de los mismos seguidores.2 El estilo de seguidor ejemplar se puede mejorar mediante las Relaciones Personales de LíderSeguidor (RPLS). Este libro explora algunas de estas relaciones que necesitan existir.
Para este capítulo concordemos con que liderazgo es influencia según John Maxwell lo define. Pudiéramos sugerir que incluye la combinación de destrezas tangibles y personalidad para motivar a las personas para alcanzar metas. El enfoque de liderazgo es influencia siguiendo el ejemplo de Cristo. Las características de liderazgo incluyen metas y valores. Como dice Burns: «[Liderazgo es] inducir a los seguidores a actuar hacia ciertas metas que representan los valores y las motivaciones —deseos y necesidades, aspiraciones y expectativas— tanto del líder como de los seguidores».3
Las congregaciones existen en toda forma de sociedad y predominan en los países del tercer mundo. También sus estilos de liderazgo varían de muchas maneras. La combinación de dos o más personas trabajando juntas implica que existe la relación personal de líder a seguidor y, como con los estilos de liderazgo, los seguidores exhiben estilos de seguirazgo.
Kelley definió los estilos de seguirazgo como «ejemplar ... alienado ... conformista ... pragmático ... y pasivo».4 Estos estilos constituyen la base del modelo de seguirazgo de Kelley y relacionan los estilos de seguirazgo a los atributos de la personalidad del individuo en términos de pensamiento y acción. Los atributos de pensamiento del individuo son (a) crítico independiente, (b) crítico dependiente, (c) activo, o (d) pasivo. Estos atributos de pensamiento, como los estilos de seguirazgo y liderazgo, dan dimensión a la noción filosófica de seguirazgo.
Banutu-Gómez dice que «para triunfar, los líderes deben enseñar a sus seguidores no sólo cómo dirigir: liderazgo; sino más importante, cómo ser un buen seguidor: seguirazgo».5 La contención de Banutu-Gomez de que los líderes deben enseñar a sus seguidores a ser buenos seguidores, exhibe una conexión a la noción de Kelley de que el seguirazgo ejemplar se puede enseñar. Para desarrollar seguirazgo ejemplar, los líderes deben enseñar por el ejemplo a ser seguidores ejemplares demostrando el seguirazgo ejemplar que Jesús modeló.
Los quince atributos que aparecen a continuación definen el seguirazgo ejemplar, de acuerdo a Kelley.6
1. Piensan por sí mismos.
2. Van por encima y más allá de lo que requiere el trabajo.
3. Piensan ...

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