Rumbo a la cima 10º aniversario
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Rumbo a la cima 10º aniversario

José Manuel Vega Báez

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  1. 272 pages
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Rumbo a la cima 10º aniversario

José Manuel Vega Báez

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El mayor problema que padece actualmente nuestra civilización esuna profunda crisis de liderazgo a todos los niveles. Por fortuna, el liderazgo es una habilidad que puede perfeccionarse, ycon ello fomentar el bien común partiendo de los ámbitos máscercanos.

Rumbo a la cima 10º Aniversario, responderá preguntas con base en los más sólidos principios de liderazgo integral, combinando una emocionante narración deportiva con una efectiva metodología de aplicación inmediata, que dará por resultado el desarrollo permanente de la capacidad de liderazgo de los lectores.

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Information

Publisher
HarperEnfoque
Year
2013
ISBN
9781602553217
1
LA INVITACIÓN
Me llevé ambas manos a los costados de la cabeza y presioné con fuerza, cuando sentí que el dolor amainaba, parpadeé varias veces y llamé a la puerta. Apareció un mozo cuyos magníficos modales lo hacían parecer un caballero.
–Sígame, por favor. El doctor Osborne lo espera.
–Gracias.
Era inusual que mi maestro me hiciera llamar con tanta urgencia, pues desde el momento en que enfermó repentinamente, no solía recibir visitas ni hablar con nadie. Sus más fieles seguidores no dejábamos de preguntarnos qué le había ocurrido en aquel viaje a Europa del que regresó en silla de ruedas.
El mozo me condujo a una enorme habitación hexagonal en cuyo fondo se dibujaba un elegante escritorio con su sillón de visitas. Junto a los escasos muebles se hallaba mi maestro. Entré. Las dimensiones del salón vacío hacían parecer diminuto tanto al escritorio como al anfitrión; aquellas extrañas circunstancias me ayudaron a olvidar por un momento mi insoportable migraña.
–Buenas tardes doctor –lo saludé–. Me dijeron que necesitaba hablar conmigo urgentemente.
–Sí. Póngase cómodo, por favor, le tengo una noticia de las que es mejor recibir sentado.
Me acomodé con lentitud en la silla.
–Hay poca gente enterada de mi actual condición –comentó–, tal vez por eso me siguen invitando a eventos públicos –hizo una pausa para toser–. Aunque, le confieso que nunca en mi vida había recibido una encomienda tan importante... –prosiguió.
El misterioso acontecimiento que lo dejó paralítico había traído consigo una serie de achaques que lo estaban avejentando con gran celeridad. Volvió a toser y esta vez su tos se convirtió en un acceso de sacudidas bronquiales. Casi de inmediato surgió una mujer robusta de cabello teñido y dulce mirada que no pareció reparar en mi presencia. Como buena enfermera de cabecera se dedicó a auxiliar a su esposo suministrándole un broncodilatador. Quise acercarme a ayudar, pero me detuve: era innecesario, por lo que preferí ser discreto y esperar...
El destino siempre insistió en hacer al doctor Osborne mi mentor y yo no luché contra tal designio. Mucho tiempo atrás, cuando formé parte del equipo nacional de atletismo, él fungió como director del comité para el deporte de alto rendimiento, y desde entonces nos conocimos e identificamos. Años después, durante mis estudios de doctorado en sistemas, fue mi maestro y, posteriormente, como director del posgrado, me invitó a formar parte de su planta docente. Siendo catedrático, no olvidaba nunca algunas de sus frases favoritas:
Se recibe el título profesional cuando uno cree que lo sabe todo, se obtiene el diploma de maestría cuando uno se da cuenta de que no sabe nada y se alcanza el grado de doctor cuando uno se percata de que, además, nadie sabe nada.
Y una de las más aleccionadoras de mi labor como docente:
Educar es contagiar la inextinguible luz de la curiosidad por comprender lo que hay detrás de las apariencias...
Cesó la tos y en pocos segundos la señora Osborne desapareció del lugar.
–Bien sabe –dijo el maestro carraspeando–, que desde hace tiempo usted se ha convertido en mi brazo derecho.
–En eso pensaba –respondí–. Demasiadas casualidades han hecho de usted mi guía; sin embargo, ninguno de los dos creemos en las casualidades. Por eso estoy aquí, ¿en qué puedo ayudarle?
Levantó una carpeta que había sostenido en sus piernas y comenzó a hojearla.
–Seguramente está enterado de que nuestro país ha sido designado miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas –explicó–. Gracias a ello ha prosperado una iniciativa que he venido planteando repetidamente en los últimos años a través de mi participación como asesor de la UNESCO: la elaboración de una campaña mundial de concienciación por el respeto al derecho internacional y a los principios activos que hacen posible a cada persona del mundo promover nobles ideales.
Quise objetar su falta de claridad, pero me limité a inclinarme hacia adelante y a escuchar con mayor atención, pues sabía que no sería la primera ni la última vez que las ideas del doctor Osborne, incomprensibles al principio, se aclararan conforme hablara.
–En la actualidad los noticiarios están llenos de amarillismo y reseñas pesimistas –explicó–; la UNESCO ha pretendido desde hace tiempo propiciar, digamos, una guerra positiva con adalides por todo el mundo que, multiplicados, enfrenten esta época de desesperanza. Sin embargo, este proyecto no había tenido el respaldo suficiente hasta ahora, en que el Consejo de Seguridad ha caído en la cuenta de que es indispensable un esfuerzo mundial preventivo que, de manera paralela, complemente sus actividades actuales y ayude a evitar una mayor anarquía y violencia social.
Moví la cabeza negativamente, seguía sin entender.
–El presidente de la república, me envió una invitación escrita para colaborar en el trabajo encomendado a nuestra representación ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, a partir de la iniciativa de la UNESCO y con el apoyo del Consejo de Seguridad –extrajo una carta de la carpeta y la acercó a su rostro–. Si me permite, voy a leerle algunos párrafos.
Los violentos sucesos de las últimas fechas han sido provocados por fuerzas que buscan desestabilizar al mundo y crear un caos susceptible de ser capitalizado por intereses oscuros. Actos tan lamentables de los que todos hemos sido testigos nos hablan de una majestuosa maquinación que, individuos con mucha astucia y pocos escrúpulos, han cometido poniendo en riesgo la seguridad global.
Las personas están llenas de temor y hay un sentimiento mundial de impotencia; la incomprensión, el rencor, la maldad y los deseos de venganza se han diseminado como pólvora en muchos países. Estados Unidos, la Comunidad Europea y varios Estados Orientales están preocupados por la posibilidad de nuevos atentados en contra de la población civil.
Nuestro país ha asumido una responsabilidad de importantes repercusiones políticas y sociales ante la ONU en momentos de gran tensión mundial. A partir de nuestro nuevo cargo se nos ha solicitado, entre otras cosas, que coordinemos la realización de algunos trabajos concretos que brinden herramientas de cambio positivo a la sociedad en general, y se nos ha pedido que presentemos algunos documentos prácticos en los que se invite a los individuos de cada nación a multiplicar sus acciones personales para así crear un liderazgo indiscutible en su entorno más cercano capaz de contrarrestar la tendencia pesimista y anárquica que priva en la actualidad.
Hemos sesionado con los mejores asesores internacionales y sabemos que existen ciertos derroteros que deben seguirse para la realización de los trabajos. También quiero decirle que usted ha sido elegido para elaborar uno de ellos.
Dejó de leer y pasó las hojas.
–Aquí se marcan los objetivos. Son interesantes, pero –volvió a toser varias veces; la puerta contigua se entreabrió un poco y él levantó la mano para indicar a su esposa que no necesitaba más ayuda. En unos instantes, la tos cesó–. Este trabajo es algo muy grande. No estoy en condiciones... Hace un par de días llamé a la presidencia para declinar la invitación y hoy me devolvieron la llamada. El presidente no aceptó mi negativa; dijo que si me sentía indispuesto para realizar personalmente el trabajo, de cualquier manera me encomendaba la dirección del mismo, a condición de que fuera llevado a cabo por alguno de mis colaboradores.
–E... e... ese trabajo –tartamudeé–, ¿en qué consiste exactamente?
–Una vez aprobada por la Asamblea General, la ONU pretende publicar en todos los idiomas una propuesta de influencia constructiva; una especie de ABC que funcione como guía para crear pequeños líderes locales en todo el mundo, capaces de transformar para bien su microentorno.
–¡Vaya! –suspiré–. ¿Y se puede saber por qué si le apuntan a las estrellas, no eligen a los grandes líderes del mundo para dirigir y elaborar el proyecto? Usted y yo somos académicos y...
–Un momento –me interrumpió–. Ellos quieren un trabajo diferente. El liderazgo ha sido un tema manejado desde el tiempo de los grandes filósofos griegos y jamás se ha dejado de hablar de él. visite cualquier librería y encontrará varias obras de este asunto, vaya a cualquier biblioteca respetable y hallará decenas de títulos. Mire, sobre esta mesa he puesto los mejores libros de liderazgo que se han escrito recientemente. Sé que debe conocerlos todos pero, ¿sabe qué tienen en común? Abordan el tema de la manera tradicional: parten del estudio de los grandes líderes y, con base en sus semejanzas, llegan a conclusiones que buscan perfeccionar a un selecto grupo de individuos para que se conviertan en los personajes extraordinarios del liderazgo mundial.
–Y eso, ¿está mal?
–No, por supuesto, pero ya no es suficiente. Siempre será necesario un jerarca para cada iglesia, un mandatario para cada pueblo y un director para cada empresa; sin embargo, si nuestras iglesias se cuentan por decenas, nuestros pueblos por centenas y nuestras empresas por millares, ¿de cuántos individuos estamos hablando? ¡De muy pocos! Y aun cuando tomemos en cuenta a los subjerarcas, a los submandatarios y a los subdirectores, el grupo de personas seguirá siendo sumamente reducido como para encauzar el empuje de toda la civilización. Las páginas que enviaron de la presidencia para explicarme los lineamientos del proyecto dicen, en pocas palabras, que la comisión de expertos internacionales ha determinado tres características imprescindibles para que el trabajo sea original y, sobre todo, útil. Aquí las he resumido.
Tomó una hoja y me la dio. Sentí que la migraña volvía a aparecer con algunos intermitentes golpes sordos sobre mi cabeza.
Leí el texto.
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Volví a llevarme ambas manos a la cabeza y apreté con fuerza. Estaba descubriendo que esa enloquecedora migraña me atacaba en proporción directa a los acontecimientos que me producían estrés.
–Aquí dice –comenté–, que el trabajo deberá llevarse a cabo «desde el sitio mismo del ejercicio del verdadero liderazgo» y señala solo tres posibilidades: el deporte en equipo, la expresión artística grupal y... ¿la guerra?
El doctor Osborne asintió.
–Un general jamás tomará e...

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