Actitud de vencedor
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Actitud de vencedor

John C. Maxwell

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  1. 240 pages
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Actitud de vencedor

John C. Maxwell

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Aprenda a adoptar una actitud de vencedor para resolver las dificultades de la vida.

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Information

Publisher
HarperEnfoque
Year
1997
ISBN
9781418535360
Subtopic
Leadership
Sección III
Cómo se estrella su actitud
8

¡Socorro! ¡Socorro!
¡Mi actitud está perdiendo altura!
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12.1, 2)
Una de las primeras cosas que descubrí durante mi viaje en un pequeño avión, fue que las turbulencias hacen a veces que el vuelo sea un poco escabroso. Así como el vuelo tiene esos momentos, también la vida los tiene. Un día apacible es la excepción, no la norma. Un vuelo derecho y a nivel es por lo general el resultado de una recuperación de las subidas, bajadas y vueltas. Es la excepción, no la regla.
¿Ha tenido usted algún día como el que tuvo el pequeño muchacho en Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso, por Judith Viorst?
El cuento empieza: “Me fui a dormir con un chicle en mi boca y ahora hay chicle en mi pelo, y cuando salté de la cama esta mañana pisé el patín y por equivocación tiré mi saco en el lavabo cuando el agua estaba corriendo…”1 Y el día del pobre Alexander va de peor en peor. En el desayuno, sus hermanos encuentran los anhelados regalitos en la caja de cereal mientras a él sólo le toca el cereal. En el autobús camino a la primaria, le asignan un asiento terrible entre niños que le aprietan. En la escuela, los maestros critican su trabajo, su mejor amigo lo traiciona, y ni había un postre en el almuerzo que le había preparado su mamá. Después de la escuela, va al dentista y le encuentra una carie. Saliendo del dentista, sus hermanos lo maltratan, y a la hora de comprar zapatos nuevos, se han acabado los que le gustan y tiene que escoger unos feos. Por la noche, su papá le regaña repetidamente. La cena es de verduras que le dan asco, y hasta el gato de la familia le muestra desdén a la hora de dormir. En resumen, el pobre Alexander decide que le iría mejor en Australia, lo más lejos posible de su día de tanta frustración. Pero su mamá le dice que incluso en Australia a veces todo les sale mal a los niños.
He aquí algunas reglas que debe recordar cuando tenga uno de esos días terribles, horribles, espantosos, horrorosos, y sienta que su actitud comienza a caer en picada:
Regla #1:
Mantenga la actitud correcta cuando «el vuelo se vuelva difícil»
Nuestra reacción natural es saltar en el paracaídas de nuestra actitud correcta para compensar nuestros problemas. En nuestro vuelo por la vida nuestra actitud es más crítica durante los tiempos difíciles. Es entonces cuando tenemos la tentación de caer en el pánico y tomar decisiones con una actitud equivocada. Cuando nos estrellamos, ese es el resultado de una reacción equivocada, no de la turbulencia. ¿Cuántas veces hemos visto «hacer una montaña de un grano de arena», haciendo que la solución sea más peligrosa que el problema mismo?
Recuerde, la dificultad llega a ser en realidad un problema cuando interiorizamos las circunstancias desafortunadas. Otra cosa que tenemos que recordar cuando el tiempo se hace borrascoso es que lo que realmente importa es lo que sucede en nosotros, no a nosotros. Cuando las circunstancias externas nos conducen a decisiones internas equivocadas, en realidad tenemos problemas.
Una vez hablé con un hombre que tenía problemas financieros. Encaraba la posibilidad de perderlo todo. Le ofrecí oración y valor durante ese tiempo difícil. Su reacción fue: «¡Nunca he estado más cerca de Dios!» Me contó cómo esta prueba le estaba haciendo más fuerte en su relación con Dios. Pablo le dijo a Timoteo que los cristianos serían perseguidos. También le dijo que él no sólo había soportado la persecución, sino también que Dios siempre lo había librado (2 Timoteo 3.11, 12). Pablo dejó que las tormentas de la vida le fortalecieran. Qué diferente era él de aquellos que gritan: «¡Renuncio!», cada vez que surgen las dificultades.
Santiago hasta nos dice que los problemas son buenos:
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. (Santiago 1.2–4)
Regla #2:
Acepte que los tiempos difíciles no son eternos
Cuando estamos en medio de situaciones difíciles, no es fácil recordar esta verdad. Los problemas nos consumen. Todo lo que sabemos está influido por el presente. Al hombre que se está ahogando no le importa la agenda de mañana.
Hay una expresión que uso frecuentemente cuando siento que las dificultades me abruman. Cuando ya he tenido suficiente digo: «¡Esto también pasará!» Esa breve declaración funciona en verdad. Me ayuda a tener otra perspectiva de mi situación.
Sin embargo, los vientos huracanados nos derriban. Muchas veces no es el tamaño del problema sino su extensión lo que pesa tanto sobre nosotros. «No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos» (Gálatas 6.9). Muchos predicadores dirán: «Lo que sembremos segaremos», Pablo dice que es posible sembrar y no cosechar los beneficios. ¿Cómo? No permaneciendo firmes ni siendo pacientes para esperar.
He oído a los corredores hablar de la «fuerza» que reciben al correr. (Me es difícil aceptar eso cuando miro el gesto de sus caras mientras corren.) Una vez que reciben su «segundo impulso», se sienten como que podrían correr todo el día. ¿Cuál es su secreto? Correr hasta conseguir su segundo impulso. La primera parte es difícil y dolorosa. La última es más fácil y gratificante.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. (Hebreos 12.1–3)
Regla #3:
Procure tomar las decisiones más importantes antes de la tormenta
Se pueden evitar muchas tormentas pensando y planificando con anticipación. El piloto averiguará cómo estará el tiempo antes de su proyectado vuelo, antes de proceder. Al volar, observará su radar o llamará a la base próxima para anticipar las condiciones del tiempo.
Obviamente, no se pueden evitar todas las tormentas, pero me pregunto cuántas encontramos solamente porque no utilizamos todos los medios a nuestra disposición para prevenirlas. La mayoría de las veces nuestros problemas son el resultado de nuestra pobre planificación y no de las condiciones que rodean nuestras vidas.
Uno de mis profesores se volvió tema de conversación en la universidad debido a su horrible manera de manejar. Los muchachos decían cosas como esta: «Salí temprano de la clase para poder llegar a casa a salvo antes que el profesor Gladstone tomara la carretera». Después que el profesor tuvo tres accidentes en seis semanas, un estudiante le dijo a la esposa de aquel, con simpatía: «Con toda seguridad que el diablo ha estado causando estos problemas de manejo en su esposo». Ella replicó: «Querido, no culpes al diablo. George nunca pudo manejar».
Para evitar algunas tormentas potenciales en la vida, necesitamos conocer y confiar en los indicadores de tiempos difíciles. Estos son algunos posibles «ojos» que pueden ayudarnos a prever los problemas, y estas algunas preguntas que debemos hacernos antes de proceder a resolver el problema:
INDICADORES DE TIEMPOS DIFÍCILES:PREGUNTAS QUE DEBO RESPONDER:
Falta de experiencia ¿Conozco a alguien que tenga experiencia en esta área?
Falta de conocimiento ¿He estudiado lo suficiente como para dirigir bien mi curso?
Falta de tiempo ¿Permito que el proceso del tiempo obre en mí tanto como la tormenta?
Falta de hechos Los hechos reunidos ¿me permiten tomar una decisión adecuada?
Falta de oración ¿Es idea de Dios o es mía? Si es mía, ¿la bendice Dios y la respalda con su palabra?
Aun después de revisar todos los indicadores de tiempo, quizás todavía encontremos algunas tormentas. Las dificultades de la vida tienen una incomprensible manera de acecharnos silenciosamente. Cuando eso sucede, procure retardar las principales decisiones tanto como sea posible. Nuestra vida es una serie de subidas y bajadas. (Véase la ilustración.) Hay una diferencia esencial entre las personas que saltan de un problema a otro, y las que van de éxito en éxito. La diferencia es el tiempo.
Los que hacen una mala decisión tras otra, las hacen durante las «bajadas» de la vida. Los que parece que tienen el toque mágico del rey Midas (que convertía en oro todo lo que tocaba), han aprendido a esperar hasta que las «bajadas» pasen, y entonces se sientan en lo alto de las cosas.
¿Cuándo harála gran «D»?
El momento correcto para tomar una decisión
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El momento equivocado para tomar una decisión
Me siento mal cuando los oradores del seminario dicen: «Es más importante tomar una decisión equivocada inmediatamente, que no hacer ninguna». ¡No lo crea! La clave del éxito en la toma de decisiones, está tanto en tomarse el tiempo necesario como en hacer la decisión correcta.
Decisión equivocada en el tiempo equivocado = desastre
Decisión equivocada en el tiempo correcto = equivocación
Decisión correcta en el tiempo equivocado = desaprobación
Decisión correcta en el tiempo correcto = éxito
Por lo general, las decisiones equivocadas se hacen en el tiempo equivocado y las decisiones correctas en el tiempo correcto. ¿Cuál es la razón? Permitimos que nuestro medio ambiente controle nuestro pensamiento, el cual, a su vez, controla nuestras decisiones. Por eso, mientras más decisiones se tomen con calma, menos tormentas nos derribarán. Claro que Dios puede utilizar el resultado de nuestras malas decisiones para bien, pero bien podemos evitarnos problemas tomando nuestras decisiones en el tiempo oportuno.
Regla #4:
manténgase en contacto con la torre de control
Todo piloto sabe el valor que tiene comunicarse con hombres experimentados en los momentos de dificultades. La reacción natural cuando se tienen dificultades en el cielo, es pedir ayuda por radio. No siempre hacemo...

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