Cruza el puente de tus finanzas
eBook - ePub

Cruza el puente de tus finanzas

Ana Cortes

Share book
  1. 192 pages
  2. Spanish
  3. ePUB (mobile friendly)
  4. Available on iOS & Android
eBook - ePub

Cruza el puente de tus finanzas

Ana Cortes

Book details
Book preview
Table of contents
Citations

About This Book

El 97% de la población en México y Latinoamerica esta peleando por el 3% del dinero que existe en la misma. ¿Es cuestión del gobierno? ¿Es cuestión de que no sé hacer dinero? ¿ O es simplemente que mi mentalidad no me ayuda para poder accesar al otro 97% de la riqueza que existe? ¿Que pasaría si cambio yo? ¿Cambiarían mis finanzas y la forma en la que veo el dinero?

En su libro Cruza el puente de tus finanzas, AnaCortés te ayudará contestar estas preguntas y a reconocer en donde te encuentras tanto financieramente como en tu carácter y en tu mentalidad y te motivaráa tomar responsabilidad de lo que sucede con tu vida financiera.

Después de completar el libro, tú podrás:

  • Establecer un plan de pagos para salir de deudas.
  • Entenderás que las finanzas están relacionadas con tu propósito de vida.
  • Reconocerás tus pensamientos limitantes.
  • Podrás conectar con tu interior y perdonar las malas decisiones tomadas en las finanzas.
  • Serás más compasivo contigo mismo, para así poder avanzar más rápido en la producción de la riqueza financiera.
  • Podrás empezar a trabajar desde tu poder interior, basándote en la primicia de ser un hijo de Dios.

97% of the population in México and Latin America is fighting for 3% of the money that exists in it. Is it a matter of the government? Is it a matter of not making money? Or is it just that my mind does not help me to have access to the other 97% of the wealth that exists? What if I change? Would it change my finances and how I see the money? In her book Cruza el puente de tus finanzas, Ana Cortés will help you recognize where you are with your finances, your character and your mentality and will motivate you to take responsibility for what happens in your financial life.
After completing the book, readers will:

  • Establish a payment plan to get out of debt.
  • Understand that finances are related to their life purpose.
  • Recognize limiting thoughts.
  • Will teach how to start working from the inner power, based on the premise of being a child of God.

Frequently asked questions

How do I cancel my subscription?
Simply head over to the account section in settings and click on “Cancel Subscription” - it’s as simple as that. After you cancel, your membership will stay active for the remainder of the time you’ve paid for. Learn more here.
Can/how do I download books?
At the moment all of our mobile-responsive ePub books are available to download via the app. Most of our PDFs are also available to download and we're working on making the final remaining ones downloadable now. Learn more here.
What is the difference between the pricing plans?
Both plans give you full access to the library and all of Perlego’s features. The only differences are the price and subscription period: With the annual plan you’ll save around 30% compared to 12 months on the monthly plan.
What is Perlego?
We are an online textbook subscription service, where you can get access to an entire online library for less than the price of a single book per month. With over 1 million books across 1000+ topics, we’ve got you covered! Learn more here.
Do you support text-to-speech?
Look out for the read-aloud symbol on your next book to see if you can listen to it. The read-aloud tool reads text aloud for you, highlighting the text as it is being read. You can pause it, speed it up and slow it down. Learn more here.
Is Cruza el puente de tus finanzas an online PDF/ePUB?
Yes, you can access Cruza el puente de tus finanzas by Ana Cortes in PDF and/or ePUB format, as well as other popular books in Crescita personale & Finanza a livello personale. We have over one million books available in our catalogue for you to explore.

Information

Publisher
HarperEnfoque
Year
2014
ISBN
9781602559714
1
Aprende a ser transparente
Me miento diariamente, y lo aprendí hace muchos años. Así aprendemos todos, cuando tenemos que decirnos que todo estará bien, y estamos viendo cosas en tu casa que te dicen que NADA está bien. La transparencia es simplemente verte tal y como eres, reconocer los errores, las áreas de oportunidad, tus debilidades. Pero sin juicio. Únicamente con el afán de entender que si lo puedes reconocer, lo puedes cambiar. Ser transparente también es entender por qué y para qué nos mentimos. Qué es lo que nos mueve en la vida. Cuáles son las emociones que nos detienen o que nos impulsan. La transparencia tiene su raíz en la responsabilidad y tiene su fruto en la responsabilidad. No puede haber transparencia sin ser responsable de cada parte de tu ser.
Un día estaba yo jugando a las canicas con mis amigos en la «vecindad» cuando a la entrada de esta veo a mi papá que venía ayudado por un policía, estaba alcoholizado y sangrando de un brazo; creo que yo tenía diez años (la verdad no recuerdo bien, porque como muchas cosas en mi vida, decidí bloquearlo), recuerdo que mi corazón empezó a latir fuerte, muy fuerte, y mi cabeza empezó a pensar que mi papi estaba mal, ¿tal vez moriría? El policía se acercó a mí, con mi padre en los brazos y me preguntó en dónde lo podría recostar, lo llevó hasta la recámara y ahí lo dejó acostado, sin antes decirme que no me preocupara, que estaría bien, pero que era importante llamar a un doctor para que lo revisara. Mi papá balbuceaba y entre lo que me alcanzó a decir me dio las instrucciones para que fuera a buscar al hermano de un vecino que era médico. Fui corriendo y lo traje. Cuando entró el doctor a la habitación me pidió que yo saliera, en ese momento empecé a orar, a pedirle a Dios que mi papi no muriera, que todo estuviera bien. Siempre le pedía a Dios que mi papá cambiara, por supuesto que no le deseaba la muerte, aunque sintiera tanto coraje por lo que hacía; me preguntaba si yo no le importaba, si mi mamá y mi hermana no eran importantes para él. ¿Por qué un ser humano lastimaría lo que más ama? Con el tiempo entendería que los seres humanos somos la especie más extraña de descifrar, que todo lo que yo pueda suponer sobre el actuar de alguien, es eso, solo suposiciones, y que muchas veces la gente solo hace lo que se le enseñó, y que la mayoría de las veces también lo hace sin siquiera la intención de hacerlo.
Y es que recuerdo a papá como una dicotomía, de esas que la vida te prepara de manera grosera, con la única intención de que aprendas a valorar todo y a buscarle el lado positivo. Por un lado, ha sido el ser más amoroso que he conocido, me hacía sentir especial, amada, me sentaba en sus piernas y me decía que yo era su vida, que era su princesa, y con eso ganaba mi corazón. Sin embargo, por el otro lado, con su condición de alcohólico, destruía mi niñez, mi inocencia. Papá era un hombre apasionado, reconozco esa pasión en mí, reconozco su amor en mí. Él me enseñó a amar. Aunque he tenido que ir «modificando» la forma de amar, porque ahora entiendo que el amor es mucho más que palabras bonitas. Papá, por un lado me amaba, pero por el otro me daba sufrimiento.
Recuerdo haber tenido fiestas de cumpleaños en las que no quería que él estuviera, porque ya sabía cómo terminaría la historia: el borracho, y me preocupaba que mis amiguitas se fueran, que sus papás no las dejaran venir a mis fiestas. Entonces, me empecé a mentir diciéndome que todo estaría bien, que mi papá cambiaría, que yo le importaba lo suficiente como para dejar el alcohol… Cosa que nunca pasó, papá murió de cirrosis, y con él mi esperanza de tener una relación diferente con quien me dio la vida. ¿Cuántas veces en la vida nos autoengañamos con el afán de hacer menos dolorosa nuestra realidad? El reto es cuando aprendes esto como fórmula ganadora para evitar ser transparente contigo misma, y vas creando una telaraña de irrealidades solo para sobrevivir al dolor, en lugar de ver las cosas como son y en base a eso tomar las mejores decisiones.
Y el día del accidente no fue diferente, cuando salí de la habitación y entré en la minúscula sala de mi casa, empecé a llorar, a implorarle a Dios que no me quitara a mi papá. Y me repetía que todo estaría bien, que mi papi se curaría y todo volvería a la normalidad. Le pedí perdón a Dios por si en algún momento de angustia, ante las situaciones del alcoholismo, llegué a pensar aunque fuera por un segundo, que prefería no tener papá…
Me arrepentí de cada momento que me enojé con él, de cada situación en la que lo quería lejos de mí o dormido para que no me lastimara más, le pedí a Dios que me ayudara a ser más paciente, más buena niña, tal vez así mi padre dejaría el alcohol. Y es que los que han pasado por lo que yo viví entienden que en muchos momentos de dolor lo único que deseas es que esa persona se vaya, desaparezca por arte de magia, y un día regrese sonriendo, diciéndote que ya no existe el alcohol para ella.
Así me mentí también con mi primer esposo, sabiendo que no había esperanza en nuestra relación, era tanta mi necesidad de hacer que funcionara que me mentí hasta el día en que se fue de la casa.
También aprendimos a no ser transparentes con nosotras mismas cuando nuestros padres nos veían llorar y nos decían: No llores, no tienes razones. Y después de eso, nos decían: ¿Quieres llorar de verdad? ¡Te voy a dar razones para que lo hagas! Y entonces, venía el golpe, la nalgada. Al menos yo aprendí que el dolor no era dolor, que la alegría no era alegría. Aprendí a no llamar a mis emociones por su nombre, a no reconocer mis necesidades como ser humano, a aguantarme el coraje, a no permitirme llorar cuando deseaba hacerlo, y eso me llevó a tener un cúmulo de dolor albergado en mi alma, que me llevaba a creer que yo era víctima de todos y a su vez a querer hacer víctimas mías a la mayoría de la gente alrededor. No sé si a ti te pase eso, o si en algún momento de tu vida te has encontrado con que aún hay cosas del pasado que te duelen, que las recuerdas como si acabaran de pasar. Vale la pena escudriñarte, ya que todas esas emociones tarde o temprano nos cobran la factura, o nosotros se la cobramos a los que amamos, a nombre de la persona que nos hirió. Pagan justos por pecadores, dirían por ahí… Muchas veces sin razón, sin un propósito, solo con la intención de mitigar un dolor que no sabemos cómo sacarnos de nuestro corazón.
Un penoso olvido
Es triste admitirlo, pero los seres humanos nos hemos olvidado de ser transparentes, hasta con nosotros mismos. Tenemos tanto miedo de mostrarnos tal y como somos, que caemos con facilidad en la maldición del autoengaño, en demostrar a toda costa lo que no somos. Sin embargo, hay que decir que si la brújula de la honestidad y la verdad no es la guía primaria que rige nuestras vidas, es poco probable que triunfemos en cualquier área, y menos en el mundo de las finanzas. Hasta que no sepamos con certeza quién está dentro de nosotros o quiénes somos, con todas nuestras virtudes, potenciales, debilidades y carencias, no podremos tener negocios y finanzas exitosos. Esa es la única manera de conducir nuestra vida por el sendero del triunfo, en cada paso que demos y en cada decisión trascendental que tomemos. Además, cuando sepamos cuáles son los hilos internos que nos mueven, proyectaremos una imagen ante los demás sin ningún tipo de complejo o alteración. En muchas ocasiones, esos hilos son historias del pasado que nos siguen atormentando o nos siguen animando a tomar decisiones en nuestras finanzas, relaciones y hasta en lo que nos permitimos creer que merecemos y lo que no.
Es imperativo hacer un alto y realizar una lista de los autoengaños que usamos en la vida, y aun si quieres ir más allá, preguntarles a tus familiares, a tus amistades, los que sabes que no te mentirán y te dirán la verdad. Esto te ayudará a determinar las áreas que tienes que cambiar, y hasta te dará luz para ver por qué tienes los resultados obtenidos en las diferentes áreas de tu vida.
Una elección más adecuada
La transparencia no es fácil porque nos exige estar preparados de forma mental y emocional para reconocer con honestidad toda la información que hemos almacenado en nuestra mente y corazón. Todo ese bagaje dañino que arrastramos con los años ni siquiera lo colocamos nosotros, sino que fue depositado por las personas que más nos han influenciado desde la infancia hasta el presente.
La gran mayoría de nosotros conocemos muy bien esa suciedad; y ya que conocemos su apariencia y olor, optamos por cerrar la puerta y fingir que no vemos y que no percibimos el desagradable aroma. Basados en el fingimiento y la indiferencia, comenzamos el triste camino del engaño. Poco a poco aprendemos a ver cosas que no existen, a ignorar lo más evidente y a mentirnos a nosotros mismos, con el fin de no tener que hacer un inventario de todas las pestilencias internas que nos consumen.
Está claro que este equipaje interno influye en todas las áreas de la vida. Desde la autoestima, las relaciones interpersonales y la vida espiritual, hasta las finanzas personales. No obstante, cuando alguno de nosotros se abre y decide ser transparente consigo mismo, puede entonces verse tal como es, sin hacer juicios ni evaluaciones apresuradas. Esta posición madura y honesta le permite, además, hacer un inventario que con el paso del tiempo le ayuda a decidir lo que sirve y lo que no, sin sentimientos de culpabilidad, de drama o de chantaje.
Lo importante de la transparencia personal
Pero por lo general, la transparencia no estuvo entre los valores que nos fueron impartidos. En cambio, aprendimos a fingir, a asumir que todo estaba bien o que todo estaba mal, o a ignorar lo que estaba pasando tanto adentro como afuera de nosotros. Nos enseñaron a olvidarnos de la realidad que no convenía, a ver con ojos de indiferencia lo que en verdad estaba adentro o lo que en realidad queríamos, y a tomar con seriedad solo aquello que nos ayudaba a dar una imagen exterior agradable, incluso cuando no fuera real.
Con tristeza nos fuimos acostumbrando a una imagen ficticia, fantasiosa; hasta que ya no fuimos capaces de reconocer quién estaba dentro de nosotros. Nos alejamos tanto de nuestro verdadero ser interior, que ya no pudimos ver con transparencia. De manera natural empezamos a ver todo a través de estas falsas creencias que aceptamos para así ser «perfectos» ante la sociedad en que vivimos y poder demostrar que estamos bien, aunque por dentro nos estemos desgarrando.
En síntesis, la transparencia individual es tan importante como conocer tu nombre, tu fecha de nacimiento, los números de tu cuenta de banco, etc. Las mujeres —y los hombres también— aprendemos a actuar de acuerdo con lo que se espera de nosotros. Vamos creándonos una segunda persona en nuestro interior que vaya de acuerdo con las expectativas de la gente que amamos o que nos importan. Por ejemplo, tal vez siempre hayas pensado que puedes ahorrar dinero sin ningún problema. Sin embargo, para los más cercanos a ti eres un despilfarrador incapaz de ahorrar un solo centavo, esa es la etiqueta que en algún momento de tu vida se te impuso, por alguna ocasión en la que te gastaste todo el dinero y tal vez se te quedó el sobrenombre. Entonces, en el momento en que decides con seriedad abrir tu primera cuenta de ahorros, te sientes ridículo, hipócrita, y piensas que si alguien llegara a enterarse, se reiría de ti, al fin y al cabo, eres un despilfarrador. Eso es lo que se espera de ti, que malgastes y no que ahorres, pues lo primero es lo que te «distingue» de los demás.
En realidad, sí puedes cambiar en el momento en que lo desees. El asunto es que no queremos pagar el precio de tener que enfrentar la ironía y la burla con las que algunos individuos nos tratan. El escepticismo de aquellos que conocen nuestras debilidades, a menudo resulta ser una barrera anímica difícil de franquear. Sin embargo, hay que pensar que se puede usar el escepticismo de otros con respecto a nosotros de forma positiva, como combustible efectivo para nuestras motivaciones, como el desafío moral que enciende el deseo de alcanzar la meta. Lo que otros piensen de ti no debe ser el problema, sino lo que tú pienses de ti mismo, ¿no es así? Si tú crees que puedes, entonces puedes, aunque los demás piensen lo contrario. Al final, ¿quiénes serán los engañados?…
Lo importante es reconocer que:

1. Nos autoengañamos para evitar el dolor o para crear felicidad. Y lo hacemos de manera natural al no reconocer nuestras verdaderas emociones o necesidades.
2. Lo hacemos la mayoría del tiempo para ser aceptados por una sociedad que nos aplastaría si no encajamos en lo que se espera de nosotros.

Además de que nos evaluamos por medio de las ideas erróneas que tenemos de nosotros mismos y las creencias negativas de la sociedad que te dice qué debes ser.
Y es entendible que nos dé miedo que nos expulsen de los círculos en los que nos sentimos amados y aceptados. Esto sucede muy seguido cuando la gente con la que nos juntamos no está creciendo con nosotros o no busca moverse de donde está. Cuando tú empiezas a cambiar, la gente se siente incómoda. Hay dos razones por lo que esto sucede:

1. Al tú crecer, ellos se sienten obligados a hacerlo y tal vez no quieran pagar el precio o no quieran poner energía en eso.
2. Ellos han querido cambiar, pero no lo han logrado, con esto tú estarías rompiendo todas las excusas que ellos se han creado para no hacerlo.

Al levantar tus estándares, o levantas los estándares de la gente que te rodea, o terminas bajándote a sus estándares de nueva cuenta… Y en otros casos, simplemente creas un nuevo grupo que cubre los requisitos que buscas para tu presente y futuro. De manera mágica empiezas a atraer a personas que comparten tus mismos criterios y sueños.
En la vida cotidiana repetimos todos los estereotipos que nos han «colgado» y que nosotros hemos terminado por adoptar como propios, aun cuando ni siquiera nos sintamos bien con ellos: ¡es que es lo único que podemos ser!, solemos pensar, y la realidad es que tenemos un mundo de posibilidades enfrente de nosotros y EN nosotros. No hay nada que no podamos lograr, resolver, crear o cambiar en nuestras vidas, es uno de los beneficios del libre albeldrío y es nuestra decisión usarlo o no.
Una buena nueva
Pero tengo una buena noticia para ti. Este es el día en que aprenderás a ser transparente contigo mismo. Para comenzar, hazme y hazte un favor. Sacúdete la vergüenza y mírate tal y como eres. No te juzgues; solo mira en tu interior como si fueras otra persona; mírate con misericordia, como cuando ves a alguien que no ha tenido oportunidades en la vida más que aquellas que lo han traído hasta el punto en el que se encuentra ahora.
Mírate con amor, como nunca antes te has visto. Mírate con pasión, como cuando quieres ayudar a alguien a cambiar el rumbo de su vida; mírate como Dios tu padre te mira. No te mires con pena, con angustia, con coraje, con desesperación. Más bien piensa que por primera vez podrás ver a esa persona que existe dentro de ti; que podrás conversar, evaluar, ayudar y preguntar.
Creo que nunca estás totalmente completo. Siempre hay algo nuevo que aprender, que mejorar, que transformar. Me encuentro totalmente comprometida con mi crecimiento, por lo que siempre estoy invirtiendo en educarme, en descubrir más de mí, de lo que me rodea. En ese afán hace algunos años fui a un entrenamiento en el cual decidí ser transparente conmigo misma, en la búsqueda de saber quién soy y de crecer… y ¿quieres saber la verdad? ¡No me gustó lo que vi! Me encontré a mí misma como una persona que siempre era víctima, que todo el tiempo quería controlar a las personas a mi alrededor, muy necesitada de reconocimiento, peleando porque se me amara (como si pelear funcionara). Y entonces, tuve que parar, dejar de ser víctima y simplemente decirme: Ana puedes seguir así o puedes tomar cartas en el asunto. Así descubrí que si me miro con más amor, puedo reconocer las cosas positivas que tengo, puedo ver más posibilidades para mi vida. Y parada desde mi grandeza y no desde mi posición de víctima o de escasez, puedo reconocer dónde me encuentro y cambiar lo que no me sirve.
Imaginemos juntas durante unos momentos
Durante los talleres que imparto, al momento en que explico lo que sucede cuando por primera vez haces una evaluación acerca de quién eres, hago lo si...

Table of contents