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1. La crisis
Crisis del modelo humano
Una simple mirada a los acontecimientos de un día cualquiera de nuestra vida, nos muestra que vivimos en una época llena de tensiones, de conflictos, y, también, de grandes contradicciones. El conflicto está presente en todos los ámbitos de la vida, ya sea la pareja, la familia, el trabajo, la salud, el deporte..., y resulta relativamente fácil observar y constatar las tensiones y las contradicciones de los demás, aunque a veces también nos resulta mucho más difícil observarlas en nosotros mismos.
La pregunta básica es cómo una civilización capaz de crear tan grandes obras en el mundo del arte, de la poesía, de la música o de la filosofía puede mantener cuarenta conflictos armados simultánea y permanentemente en mundo, cómo puede tener la mayor riqueza de la historia a la vez que la crisis económica más profunda e inquietante.
¿Cómo es posible que hayamos podido llegar a tanta contradicción?
1.1. CRISIS ECOLÓGICA
En los ámbitos científico y técnico la humanidad ha conseguido un desarrollo impensable hace tan sólo unos pocos años; y probablemente no somos ni siquiera capaces de imaginar algunos de los descubrimientos que nos llegarán en un futuro inmediato. Es realmente admirable y sorprendente el conocimiento y la tecnología que hemos desarrollado en el último medio siglo: ingeniería, informática, comunicación, nuevas energías, física cuántica, biología molecular...
Son tan avanzados y sorprendentes los nuevos descubrimientos, que la mayoría de la gente tiene dificultades para entenderlos y comprender su utilidad. ¿Significa esto que no están hechos a medida humana? ¿A quién le interesan esos descubrimientos? ¿Quién los promueve y con qué fin?
La Tierra está gravemente enferma.
En cualquier caso, resulta llamativo, aunque no admirable, que a pesar de tanto progreso científico y técnico hayamos alcanzado una situación medioambiental insostenible. Y ahí tenemos ya la primera contradicción, porque no se trata solamente de un cambio climático, que ahora parece que casi todo el mundo reconoce, sino de una verdadera enfermedad: el aire está contaminado, las aguas están contaminadas, y el suelo está contaminado y exhausto.
La Tierra está enferma, y según manifiestan muchos biólogos serios y responsables que en ningún caso pretenden crear alarma social, la Tierra está gravemente enferma. Algunos dicen que si ahora reaccionáramos todos unánimemente, podríamos tardar entre 100 y 150 años en dejar el planeta como estaba hace 25 años; y que si tardamos mucho más en hacerlo, quizás el proceso de destrucción sea irreversible.
Y esta gran contradicción que hace que en la época de máximo conocimiento científico y técnico hayamos llevado el planeta al borde de la destrucción, debería despertar en nosotros preguntas muy vivas:
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• | ¿Cómo es posible? |
• | ¿Qué hemos hecho mal? |
• | ¿Qué no hemos tenido en cuenta? |
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Y, sobre todo, preguntas de reflexión:
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• | ¿Qué parte de responsabilidad tengo yo, por acción o por pasividad, en este proceso de destrucción? |
• | ¿Hay algo que yo, individualmente, podría hacer para contribuir a un cambio positivo de esta situación? |
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1.2. CRISIS SANITARIA
También en la medicina hemos conseguido grandes avances. Hoy se curan con relativa facilidad algunas enfermedades que no hace muchos años provocaban estragos en la humanidad, y la técnica quirúrgica, incluso con láser, permite una precisión que ha elevado la calidad y la esperanza de vida de millones de personas.
Pero, a su vez, y ahí tenemos de nuevo otra contradicción, han surgido y están surgiendo nuevas enfermedades que sólo podemos clasificar como nuevas epidemias de la humanidad: más de 50 millones de personas infectadas de sida, un ya incalculable número de personas afectadas de cáncer (número que sigue creciendo espectacularmente, incluso entre la población juvenil), y millones de personas afectadas por las llamadas nuevas enfermedades como anorexia, bulimia, angustia o depresión, que en algunos países ya constituye la primera causa de baja laboral.
La Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés ha alertado sobre el elevado consumo de tranquilizantes en España, especialmente porque «la pastilla crea adicción en lugar de curar la enfermedad».
España duplica a países como Alemania y Holanda en el recurso a estos fármacos. El 15,5 por ciento de los españoles toma tranquilizantes a lo largo del año, una tasa que es todavía superior en el caso de personas con ansiedad y pánico, puesto que más de la mitad se consuela con medicamentos.
Un informe de la Dirección General de Farmacia del Ministerio de Sanidad y Consumo, al que ha hecho referencia este especialista, reconoce que en sólo cinco años el uso de ansiolíticos ha aumentado casi en un 40 por ciento. El consumo de estas pastillas, según Sanidad, ha pasado de 23 millones de envases a 33 millones en un quinquenio. (31-1-2009)
Si dedicamos un tiempo a la reflexión serena, y no nos conformamos con las explicaciones simplistas que pretenden explicarlo todo mecánicamente a partir de los genes, probablemente nos surja un convencimiento interior de que algo debemos estar haciendo mal, y que todas esas nuevas enfermedades sólo ponen de manifiesto otro tipo de desequilibrios, interiores y exteriores, en nuestra propia vida. Y también ahora es importante plantearse:
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• | ¿En qué medida depende de nu... |