CAPÍTULO 3
Reputación
La forma de tener una buena reputación es esforzarte por ser lo que deseas parecer.
—SÓCRATES1
Harvard es una de las universidades más prestigiadas del mundo, y posiblemente la más difícil para entrar. Imagina el duro trabajo, la dedicación y la dimensión de la ayuda de personas inteligentes que un estudiante necesita para ser aceptado en esta prestigiosa escuela de la Ivy League. Realmente es un logro increíble. Ahora imagina a un niño que pierde esta aceptación duramente ganada, todo por algo que publicó en línea durante un momento de estupidez adolescente. ¿No sería algo para romperte el corazón?
Eso fue lo que ocurrió en la primavera de 2017. Harvard rescindió las cartas de aceptación de al menos diez estudiantes de nuevo ingreso por los mensajes que estos jóvenes publicaron en un grupo “privado” de Facebook (sip, la misma red social que el ex estudiante de Harvard Mark Zuckerberg creó en su dormitorio de la universidad).
Todo comenzó a finales de 2016, cuando un grupo de Facebook tipo “queremos conocerte” se abrió para los estudiantes de primer año y de nuevo ingreso. Algunos estudiantes se salieron de este grupo, formaron un grupo de chat privado y compartieron memes de cultura popular. De ahí se separó otro grupo privado, que se puso el nombre de “Memes de Harvard de adolescentes turqueses” y luego “General Fuckups”, algo así como “Jodedores generales”. Para entrar a las discusiones de este grupo, se exigía a los estudiantes que publicaran el meme más ofensivo que pudieran.
En caso de que te preguntes qué es un meme, es una fotografía o imagen con un pie de leyenda que intenta ser chistoso. A menudo inofensivas, estas imágenes visuales hacen burla de situaciones o eventos cotidianos y son una forma popular de comunicación en internet hoy en día, especialmente entre los jóvenes. Los memes también se pueden compartir fácilmente, y los más chistosos tienden rápidamente a convertirse en virales (es decir, ampliamente compartidos). Los jóvenes son expertos en hacer y compartir memes. Pero parece que son menos expertos en entender que no existe privacidad en las plataformas donde publican estos memes. Como suelo decirles a mis jóvenes alumnos ad nauseum, nada es privado en línea. Repito esto tantas veces que, para finales del octavo grado, mis estudiantes están ansiosos de terminar la secundaria, ¡sólo para no tener que oírme decirlo otra vez! Pero en mi opinión, los niños nunca oyen esto lo suficiente. Tristemente, parece que nadie se tomó el tiempo de decírselos a estos listísimos, casi estudiantes de Harvard. De acuerdo con The Harvard Crimson, donde se publicó la historia, el contenido compartido por los estudiantes en ese grupo privado incluyó:
• “Memes y otras imágenes burlándose del asalto sexual, el Holocausto y muertes de niños.”
• Bromas que sugerían que “abusar de niños era sexualmente excitante”.
• Remates de chistes “dirigidos a grupos étnicos o raciales específicos”.
• Un meme que se refería al “hipotético ahorcamiento de un niño mexicano [como] ‘tiempo de piñata’”.2
Horrorizados por estas publicaciones, otros estudiantes potenciales reportaron la página privada a los administradores de Harvard. Una semana después, se rescindieron las admisiones de diez estudiantes del grupo privado que había publicado estos memes.
Esto, amigos, es nuestro fracaso colectivo.
Es el resultado de descuidar el enseñar a la primera generación de estudiantes nacidos y criados con dispositivos digitales que sus acciones en línea pueden tener graves consecuencias fuera de ella.
LAS UNIVERSIDADES OBSERVAN
Cada vez más, lo que los niños publican en línea y lo que otros publican acerca de ellos (es decir, sus “reputaciones digitales”) tienen influencia en su futuro. Según una reciente encuesta anual de Kaplan Test Prep, más de dos terceras partes de las universidades (68%) dicen que es “permisible” visitar el perfil de redes sociales de un solicitante para ayudarse a decidir quién ingresará. Cerca de una de cada diez de las universidades encuestadas dijo que había revocado la solicitud de un estudiante de nuevo ingreso con base en algo encontrado en línea.3
Y al contrario, de acuerdo con una encuesta inicial de Kaplan, de los oficiales de admisión que verifican los sitios de redes sociales de los estudiantes que aplican, 47% reportó encontrar información que dio una impresión positiva de ellos, hasta 37% el año anterior.4 Algunas de las cosas que encontraron que tuvieron un impacto positivo en las probabilidades de admisión de los solicitantes incluyeron:
• Una cuenta de Twitter que describía un panel LGBTQ que una estudiante había promovido para su escuela. Los oficiales de admisión dijeron que esto “los había interesado en ella en general” y les había ayudado a “imaginar cómo ayudaría a la comunidad”.
• Otra estudiante que había ganado un premio incluyó una fotografía de ella recibiéndolo, con su director, en su página personal. Uno de los oficiales de admisión dijo que esto fue “agradable de ver”.
• Una joven había iniciado una compañía con su mamá, y los oficiales de administración dijeron que “fue genial visitar su sitio web”.5
Aun si no es una práctica oficial de una universidad revisar las redes sociales durante el proceso de admisión, los lectores individuales de la universidad pueden hacerlo. Beth Wiser, directora ejecutiva de admisiones para la Universidad de Vermont, dijo a CNN que, como cuestión de política, su escuela no revisa las redes sociales de un posible estudiante. Pero, agregó: “si un estudiante incluye un vínculo a un destino digital, una cuenta de YouTube, o posiblemente una plataforma de red social, el lector de la solicitud puede revisar ese vínculo”.6 Wiser compartió un ejemplo de una estudiante que estaba interesada en la jardinería orgánica y quería graduarse en sistemas alimenticios en la universidad. En línea, mostró el trabajo que había hecho en este campo y después compartió el vínculo en su solicitud. Wiser le dijo a Kelly Wallace, de CNN, la reportera de esta historia: “Mostró un nivel de compromiso el que ella realmente pensara bien cuáles son sus planes futuros y cómo el curso de estudio académico de la universidad realmente se ajusta muy bien con… las cosas que ya está haciendo”.7
Cada vez más, las universidades, los empleadores, los arrendatarios, las agencias de adopción de mascotas y casi todos los demás están recurriendo a las redes sociales para saber más acerca de la gente que quieren aceptar, contratar, rentarle, confiarle un ser vivo o conocer mejor. Así que es importante que los jóvenes tomen buenas decisiones cuando construyen y mantienen sus reputaciones digitales, comenzando con el momento en que se aventuran en línea por primera vez.
CREACIÓN DE UNA REPUTACIÓN DIGITAL POSITIVA
Ayudar a la gente joven a crear perfiles positivos para las redes sociales es el trabajo y la pasión de Alan Katzman, un abogado que vive en la ciudad de Nueva York, quien pasó muchos de sus primeros años de carrera trabajando como un consejero legal interno para varias firmas tecnológicas. Una de las compañías con las que trabajó tenía una rama investigadora que empleaba detectives que habían trabajado en el FBI, el Servicio Secreto y la policía de Nueva York (NYPD), y que eran expertos en descubrir cualquier cosa sobre una persona. Katzman observó la forma en que utilizaban las redes sociales cada vez que querían saber más acerca de la gente a la que estaban investigando. No necesitaban órdenes de cateo, herramientas especiales de investigación o acceso propietario para obtener la información que necesitaban. Todo estaba disponible en línea, y gratis.
“Todo esto era tan nuevo para mí”, me dijo Katzman. “Si alguien estaba alegando que estaban demasiado quebrados como para pagar un juicio, pero publicaban en Facebook una foto de su nuevo Porsche, los investigadores tenían toda la información que necesitaban para proceder con el cobro. Yo estaba intrigado.”
Katzman se imaginó que otros también debían estar usando las redes sociales para investigar a la gente. Tenía razón. Descubrió que los colegas y los empleadores entraban en línea para saber más sobre sus solicitantes. “El consejo experto que prevalecía en esa época era que era mejor que los estudiantes quitaran por completo las redes sociales de la ecuación. Bajo la directriz de ‘no permitas que tus redes sociales dañen tu futuro’, los expertos les insistían a los estudiantes que cerraran, borraran, adoptaran un alias o simplemente ‘limpiaran’ sus redes sociales antes de aplicar a una universidad o buscar un empleo”, dijo Katzman. “Creo que este consejo es miope y presuntamente negativo. Si las universidades y los empleados estaban buscando saber más acerca de sus solicitantes, entonces era razonable que debía enseñárseles a los solicitantes a publicar contenido informativo que contara su historia.”9
Aunque Katzman vio una oportunidad de negocios potencial en eso, todavía no estaba listo para dejar su empleo para perseguir su corazonada, hasta un domingo lluvioso en que convenció a una de sus hijas, entonces en segundo de secundaria, de que le ayudara a limpiar el sótano. Durante esta tarea, ella descubrió una caja de álbumes de vinilo de la juventud de Katzman.
“Una vez que la convencí de que esos discos negros de hecho reproducían música, insistió en que instalara mi viejo sistema estéreo para poder escucharlos. Yo accedí, y ella no podía creer qué bien sonaba la buena música análoga a sus oídos entrenados digitalmente”, me dijo. Pocos días más tarde, la niña le preguntó a su padre si podía comenzar un blog. “Esta fue la primera vez en la vida que escuché la palabra ‘blog’”, dijo Katzman. “Cuando ella me convenció de que era algo seguro, le di permiso y ella compartió su idea conmigo.”10
Esta idea era investigar cada álbum —descubrir cuándo se había lanzado y qué estaba ocurriendo en el mundo en ese momento— y después escribir una publicación para su blog acerca de sus descubrimientos. Terminó publicando en su blog información acerca de media docena de álbumes durante ese segundo de secundaria, y ocho más al año siguiente. Incluso con las distracciones de su último año, produjo algunas entradas de blog más.
Avancemos a cinco años después. Mientras era una estudiante de tercer año en la Universidad de Wisconsin-Madison, la hija de Katzman recibió un correo electrónico no solicitado de alguien que trabajaba en una subsidiaria de Sony Music. El remitente estaba buscando contratar a una estudiante que hiciera el trabajo previo para las bandas bajo contrato con Sony, que estuviera en el área de Madison. Encontró a la hija de Katzman en LinkedIn y había seguido el vínculo en su perfil a su blog de música. Después de leerlo, supo que ella era la persona ideal para el trabajo.
“Ahí fue cuando supe que debía poner en práctica mi idea para lo que se convertiría en “Social Assurity” [Seguridad Social]”, me dijo Katzman. “Me di cuenta de que los estudiantes tienen que aprender que los medios sociales son una gran forma de dar una primera impresión positiva en gente que toma decisiones importantes sobre su futuro. También supe, por la experiencia de mi hija, que el con...