Acerca de Lo Inconsciente de Freud
  1. 324 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Descripción del libro

Si alguna vez hubo una palabra que pudiera representar la esencia de la obra de Freud, esa palabra sería "inconsciente". De hecho, el propio Freud consideró su artículo de 1915 "El inconsciente" como central para aclarar los fundamentos de su metapsicología. El documento delinea el modelo topográfico de la mente y explica los conceptos de pensamiento de proceso primario y secundario, presentaciones de cosas y palabras, atemporalidad del inconsciente, condensación y simbolismo, resolución inconsciente de problemas y la relación entre el sistema Ucs y la represión. Al examinar estas propuestas a la luz de la teoría psicoanalítica contemporánea, así como desde la perspectiva de la neurofisiología y la etología actuales, nueve distinguidos analistas llevan las ideas de Freud más allá en formas que tienen implicaciones tanto para la teoría psicoanalítica como para la práctica.

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Información

Editorial
Routledge
Año
2019
ISBN del libro electrónico
9780429515415

PARTE II

ANÁLISIS DE “LO INCONSCIENTE”

CAPÍTULO 1

La metapsicología y la práctica clínica: lecciones de “Lo inconsciente” de Freud

Peter Wegner

Algunas observaciones sobre la génesis del ensayo de 1915, “Lo inconsciente”

El ensayo de Freud “Lo inconsciente” fue el tercero que escribió de una serie de doce ensayos sobre la metateoría psicoanalítica prevista en 1915. Sabemos, por la correspondencia, que los artículos tienen que haberse escrito en un plazo de pocos días o semanas y, a principios de abril de 1915, Freud comunicó a Ferenczi que había completado el segundo ensayo de la “serie sintética” (Falzeder y Brabant, 1996, p. 55, carta 542F, con fecha de 8 de abril de 1915), y para finales de abril, también se había terminado el tercer artículo (“Lo inconsciente”) y estaba en la “carpeta del editor” en el Zeitschrift (Falzeder y Brabant, 1996, p. 58, carta 544F, con fecha de 23 de abril de 1915).
El 4 de mayo de 1915, dos dÍas antes de cumplir sesenta años, Freud escribió a Abraham:
El trabajo va ya tomando forma. Tengo cinco ensayos listos: uno sobre Los instintos y sus destinos, que puede que sea muy árido, pero indispensable como introducción, y que también encuentra su justificación en los que vienen a continuación, luego La represión, lo inconsciente, suplemento metapsicológico a la teorÍa de los sueños, y Duelo y melancolía. Los cuatro primeros se publicarán en el Volumen que acaba de comenzar del Zeitschrift, y todo lo demás lo estoy guardando para mí. Si la guerra dura tiempo suficiente, espero reunir alrededor de una docena de esos artículos y, en tiempos más tranquilos, poder presentarlos al mundo ignorante con el título: Ensayos en preparatión de una metapsicología. Creo que, en general, supondrá un avance. (Falzeder, 2002, p. 309, carta 276f, con fecha de 4 de mayo de 1915.)
A partir de finales de 1914, Freud parece haberse dedicado más concienzudamente a esta propuesta, cuando le escribe a Lou Andreas-Salomé: “Yo estoy trabajando en privado en ciertos asuntos que tienen un amplio alcance y que, a su vez, tienen un contenido muy rico. Después de dos meses de verme discapacitado para trabajar, parece que mi interés toma alas de nuevo” (Pfeiffer, 1985, carta con fecha de 25 de noviembre de 1914). También escribió a Abraham: “Además, he empezado una obra integral de mayor tamaño que, de paso, ha aportado la solución ϕα del problema del tiempo y el espacio” (Falzeder, 2002, carta 256F, de 25 de noviembre de 1914) y, a continuación, dice: “La única cosa que está pasando satisfactoriamente es mi trabajo, lo que de hecho conduce cada cierto tiempo a novedades y conclusiones respetables. Recientemente he tenido éxito en la büsqueda de una característica de ambos sistemas, lo Cc. y lo Icc…” (Falzeder, 2002, p. 291, carta 260F, de 21 de diciembre de 1914).
Hasta hace poco, sólo cinco de los ensayos de Freud de esta seriehabían sido publicados: “Los instintos y sus destinos” (1915c), “Represión” (1915d), “Lo inconsciente” (1915e), “Un suplemento metapsicológico a la teoría de los sueños” (1917d) y “Duelo y melancolía” (1917e). El paradero de los otros escritos era una incógnita. Freud probablemente los escribió todos, pero rechazó o incluso destruyó algunos. Es lo que ocurrió en 1983, en Londres, cuando Ilse Grubrich-Simitis descubrió uno de los ensayos que faltaban: “Übersicht über Übertragungsneurosen. Ein bisher Unbekanntes Manuskript” (Descripción general de las neurosis de transferencia. Un manuscrito desconocido hasta ahora). Acerca de la génesis de los ensayos metapsicológicos y sus contextos científicos, véase también Grubrich-Simitis en Freud, 1987.
La Asociación Psicoanalítica Internacional había sido fundada pocos años antes, en 1910 (cf. Wegner, 2011), y Freud ya llevaba un período considerable dedicado a tiempo completo a la práctica psicoanalítica. En 1914, lo mismo que algunos otros documentos clínicos importantes (por ejemplo, “Recordando, repitiendo y resolviendo” (1914g) y “Observaciones sobre el amor de transferencia” (1915a), él pudo publicar la obra clave de “Introducción al narcisismo” (1914c). Freud escribió a Andreas-Salomé: “Me gustaría observar que lo que cuento sobre el narcisismo es, en primer lugar, lo que algún día describiré como ‘metapsicológico’, es decir, algo puramente condicionado por los factores ‘dinámico-tópicos’, que no tienen relación con los procesos conscientes” (Pfeiffer, 1985, carta con fecha de 31 de enero de 1915).
Mientras Freud redactaba estos artículos, la situación política se iba volviendo cada vez más agitada. El 23 de julio de 1914, Austria-Hungría había enviado a Serbia un ultimátum que, en ültima instancia, provocaría la Primera Guerra Mundial. Las condiciones del tiempo de guerra no sólo obligaron a muchos psicoanalistas (incluidos Abraham y Ferenczi) a restringir sus actividades e incluso a cerrarlas temporalmente, sino que también impidió que muchos pacientes pudieran continuar sus análisis. Dos de los hijos de Freud fueron reclutados y rápidamente se vieron participando en actividades bélicas. A principios de 1915, Freud informó de que las condiciones de la guerra habían hecho imposible que él pudiera ver a más de dos o tres pacientes al día, y escribía:
Mi productividad probablemente tiene que ver con la gran mejoría de mi actividad intestinal. Ahora bien, si se lo debo a un factor mecánico (a lo duro que está el pan de la guerra), o a uno psíquico, mi necesidad de relación alterada con el dinero, lo dejo como una pregunta abierta. En cualquier caso, la guerra ya me ha costado una pérdida de alrededor de 40.000 coronas. Si he comprado la salud en compensación por ello, sólo puedo citar al gorrón [Schnorrer] que le dice al barón: “Yo considero que nada es demasiado caro para mi salud”. (Falzeder y Brabant, 1996, p. 55, carta 542F, de 8 de abril de 1915.)
Freud no sólo tenía más tiempo debido a la cancelación de las sesiones de tratamiento, sino que también había incurrido en pérdidas financieras considerables. A Andreas-Salomé, le escribió: “El fruto de la actualidad probablemente tomará la forma de un libro que consta de doce ensayos, comenzando por uno sobre los instintos y sus destinos… El libro está ya terminado, a excepción de la revisión que requiere la organización y el montaje de los ensayos independientes” (Pfeiffer, 1985, carta con fecha de 30 de julio de 1915).
En “Lo inconsciente” (1915e), el enfoque, a saber, “el punto de vista tópico o sistemático”… es el punto central que Freud ya había tratado en su ensayo sobre lo inconsciente en el año 1912, en el que distinguía entre lo descriptivo, lo dinámico y lo sistemático inconsciente (Holder, 1992, p. 18). Lo inconsciente no es idéntico a lo que se reprime en cualquier aspecto sistemático. Lo reprimido es sólo una parte de lo inconsciente. Las otras partes se componen de los deseos y fantasías a las que no se les impide la realización en manifestaciones preconscientes o conscientes (cf. Holder, 1992, p. 19). Habiendo ya postulado una “censura” entre los sistemas inconsciente y consciente en el séptimo capítulo de La interpretación de los sueños (1900a), Freud amplía luego esta idea con una “censura” más entre los sistemas preconsciente y consciente. Los movimientos y las restricciones de los representantes de los impulsos, los pensamientos y los afectos que hay entre los sistemas consciente, preconsciente e inconsciente se describen desde perspectivas tópicas. Finalmente, se delimita una estructura altamente compleja de funcionamiento entre lo consciente y lo inconsciente. El siguiente ejemplo demuestra la amplia escala del logro intelectual de Freud a la hora de teorizar estas conexiones:
Ahora parece que todos sabemos de pronto cuál es la diferencia entre una manifestación consciente y una inconsciente. Los dos no son, como habíamos supuesto, diferentes registros del mismo contenido situado en diferentes localidades psíquicas, ni aún diferentes estados funcionales de investidura en la misma localidad; sino que la manifestación consciente comprende la manifestación de la cosa más la manifestación de la palabra correspondiente a la misma, mientras que la manifestación inconsciente es la manifestación de la cosa sola. El sistema inconsciente contiene las investiduras de la cosa de los objetos, las primeras y verdaderas investiduras de la cosa; el sistema Prcc. surge mediante cuando esta representación-cosa es hiperinvestida a través de estar vinculado con las representaciones-palabra correspondiente, a la misma. Es en estas hiperinvestiduras cuando podemos suponer que provocan una organización psíquica superior y hacen posible que el proceso primario venga seguido del proceso secundario, que es el que controla lo Prcc. Ahora bien, también estamos en condiciones de indicar con precisión qué es lo que la represión niega a la manifestación rechazada en las neurosis de transferencia: lo que niega a la manifestación es la traducción en palabras que seguirán unidas al objeto. Una manifestación que no se pone en forma en palabras, o un acto psíquico que no es hiperinvestido, sigue a continuación en lo Icc., en un estado de represión. (Freud, 1915e, pp. 201–202)

Algunas observaciones sobre el desarrollo de una “metapsicología”

Los argumentos relativos a si una metapsicología está o no intrínsecamente justificada o es o no necesaria han sido objeto de una feroz disputa en los últimos cien años. El propio Freud no tenía ninguna duda de que la “psicología de lo inconsciente” requiere una conceptualizatión teórica con el fin de oponerse a las raíces comunes de la “superstición” y la “visión mitológica del mundo”, con una psicología basada en la ciencia que “conduce por detrás de la conciencia” (Freud, 1901b, p. 258f). Utilizó por primera vez el concepto de la metapsicología en una carta dirigida a Fliess (Masson, 1985, p. 301; cf. Loch, 1980, p. 1298). En “Lo inconsciente”, él entonces definía los componentes necesarios de una metateoría:
Propongo que cuando hayamos conseguido hacer una descripción de un proceso psíquico en sus aspectos dinámico, tópico y económico, debemos hablar de él como una presentación metapsicológica. Debemos decir de inmediato que, en el estado actual de nuestros conocimientos, hay únicamente unos pocos puntos en los que vamos a conseguir esto. (1915e, p. 181)
El punto de vista tópico, finalmente, abrió el camino al “estructural” (cf. Freud, 1920g, 1923b). Más tarde, Hartmann (1958) y Hartmann y Kris (1945) añadieron el genético, y Rapaport y Gill (1959) las perspectivas de adaptación como una ampliación y una necesaria extensión de una metapsicología (cf. Akhtar, 2009b, p. 171; Laplanche y Pontalis, 1973, p. 249; Loch, 1980, p. 1298). Rapaport y Gill hacen referencia con ello, sin saberlo, a Edward Glover, que mucho tiempo antes había llegado a las mismas conclusiones:
Ningún acontecimiento mental puede describirse en lo relativo a la pulsión únicamente, a la estructura del yo por sí sola, o al mecanismo funcional por sí solo. Incluso si se juntan estos tres ángulos de enfoque [dinámico, estructural y económico, la cursiva es mía] resultan insuficientes. Cada caso debe estimarse también en cuanto a su desarrollo genético [la cursiva es mía] o a la importancia de la regresión y, en última instancia, debe evaluarse en relación con los factores ambientales pasados y presentes. La lista de estos criterios, a saber, la relación del yo total con su entorno, es lo más prometedor de todo. Sugiere que el criterio más práctico (clínico) de debilidad o fuerza debe ser el referido a la adaptación. (Glover, 1943, p. 8)
Las cinco perspectivas aportan una descripción adecuada que servirá para sentar las bases de una metateoría psicoanalítica y, en cierta medida, para actualizar un acercamiento al legado de Freud. Son las siguientes:
la dinámica (las fuerzas), la económica (cómo interactúan y entran en conflicto estas fuerzas, algo que se puede expresar como un equilibrio de energía), la estructural (la formación y el desarrollo de la reacción de formas constantes en la personalidad) y la genética (en referencia a las etapas concretas de la maduración) y la adaptativa (todo lo que sucede dentro de un ambiente psicosocial). (Loch, 1999, p. 25)
Estas perspectivas juntas describen una metapsicología de tres personas, en la que la tercera persona, además del niño-madre (yo-entorno, lo consciente-lo inconsciente, y analista-analizando) simboliza no sólo al padre, sino también al grupo (consciente-preconsciente-inconsciente [cuerpo] yo-ello-superyó, padre-madre-hijo, analizando-analista-entorno). El desarrollo es intrínsecamente inconcebible sin la premisa de una estructura triangular.
El destino de la adopción teórica y clínica de este fundamental enfoque freudiano se ha evaluado de muy diversas maneras. En las últimas décadas, la metateoría se ha diferenciado por nuevos hallazgos, puntos de vista, simplificaciones y ampliaciones individuales, pero casi todas las tentativas concluyen sugiriendo que aún está por venir una continuación o una integración. Únicamente tenemos que tener en cuenta los escritos de Melanie Klein y de sus sucesores, como Bion, Hartmann, Winnicott, Kohut, Balint, y la escuela francesa, que incluye los nuevos enfoques de la psicosomática, para darse cuenta de que el conocimiento psicoanalítico está siendo diferenciado y diversificado de una manera que hace que cualquier esfuerzo de integración parezca imposible. Anteriormente, Bergmann (1993) había intentado, al menos, describir la forma de los enfoques más recientes en sus tendencias cuando hace referencia a “los herejes, modificadores y extensores” de la metateoría de Freud. La obra recientemente publicada, The Unconscious. Further reflections (Calich y Hinz, 2007), tiene como objetivo representar, comentar y evaluar las tendencias más contemporáneas. Este volumen también demuestra las difi...

Índice

  1. Cover
  2. Half Title
  3. Title Page
  4. Copyright Page
  5. Table of Contents
  6. Freud Contemporáneo
  7. Agradecimientos
  8. Editores Y Autores
  9. Introducción
  10. Parte I: “Lo inconsciente” (1915e)
  11. Parte II: Análisis de “Lo Inconsciente”
  12. Epílogo
  13. Bibliografía