Capítulo I. Contextualizando
Antes de entrar en profundidad sobre el impacto psicológico y emocional del COVID-19 en el personal sanitario, hay que contextualizar esta obra en el marco de una pandemia que afecta de forma global y sin precedentes en la historia moderna, que ha ido poniendo en jaque a cada uno de los sistemas sanitarios a medida que ha afectado a la población.
A pesar de ver sus consecuencias en China, donde se inició, en ocasiones, no fue hasta que no se contabilizaron los primeros casos en el propio territorio cuando los gobiernos empezaron a tomar medidas al respecto.
Una cronología que apenas se ha iniciado hace unos meses y que ha ido afectando cada vez a más países, siendo los primeros casos importados, de ciudadanos provenientes de zonas afectadas, que sin saberlo han extendido el virus por todo el mundo.
Una situación frente a la que los gobiernos han tomado medidas diferentes, pero en todos los casos, la lucha para la erradicación del virus ha estado a cargo del personal sanitario aún a riesgo de su propia vida al atender a los pacientes que acudían requiriendo asistencia sanitaria en muchas ocasiones de urgencia.
La sanidad en el ámbito europeo
El personal sanitario puede diferenciarse según la categoría que se le da en cada país, por ejemplo, entre el personal médico y el de enfermería, profesionales que desempeñan funciones complementarias, pero cuyo porcentaje con respecto a la población varía en función del país europeo del que se esté hablando.
Así, y en el caso concreto de España este se encuentra por encima de la media europea en cuanto al número de profesionales médicos trabajando en la sanidad, siendo esta media en el 2019 de 3,6 por cada 1.000 habitantes; mientras que en el caso de las enfermeras España se sitúa por debajo de la media, cuyo porcentaje en el 2019 a nivel europeo fue de 8,5 por cada 1.000 habitantes.
Siendo Grecia, Austria y Portugal los países que cuentan con una ratio superior de médicos de la Unión Europea, y los que cuentan con una ratio inferior, Polonia, Rumanía e Inglaterra.
Con respecto al colectivo de enfermería entre los países con una ratio superior por cada 1.000 habitantes se encuentra Noruega, Islandia y Finlandia, mientras que los que tienen las ratios más reducidos de la unión europea son Grecia, Bulgaria y Lituania.
Así España se encontraría en el cuadrante de más médicos y menos enfermeros con respecto a la media europea (OECD/European Observatory on Health Systems and Policies, 2019) (ver Ilustración 2). Ilustración 2 Personal Sanitario en Europa
Hay que aclarar para ofrecer una visión más próxima a la realidad que en el caso concreto de España, en donde se presenta una ratio inferior a la media europea de enfermeros, que esto no es debido a que falte personal, sino a que no están contabilizados los auxiliares de enfermería, a pesar de que en otros países de Europa se equiparen en funciones con los enfermeros.
Igualmente se informa que en el caso de Grecia y Portugal se contabiliza el número de médicos que tienen licencia para ejercer y no tanto los que trabajan en centro sanitarios, de ahí que su porcentaje esté por encima de la media europea.
Con esta primera aproximación se quiere ofrecer una panorámica general sobre el personal sanitario con el que contaba cada país y en concreto España, todo ello previo a la aparición del COVID-19, aspecto que es relevante en cuanto a que son los recursos humanos que van a estar combatiendo el avance de esta enfermedad, panorama que como se expondrá ha cambiado rápidamente en cuanto a disponibilidad y requerimiento de nuevos profesionales.
Lo que refleja las enormes diferencias existentes entre países de la unión europea, que en principio podría dar cuenta sobre una mayor o menor carga de trabajo que tendrá que sobrellevar dicho personal, así, cuantos más médicos y enfermeras por cada 100.000 habitantes, más fácil será la atención a la población, ya que contará con más recursos humanos, al menos así cabría pensarse antes de conocer algunos acontecimientos que han cambiado la realidad de este personal en cuestión de semanas.
Pero antes de avanzar comentar que también existen otros indicadores a tener en cuenta para conocer la “fortaleza” del sistema sanitario de cada país, así nos podemos fijar en cuanto al número de camas hospitalarias disponibles, así con datos del 2014 la media de la Unión Europea es de 372 camas por cada 100.000 habitantes, encontrándose España por debajo de la media con 242 camas (Eurostat, 2020) (ver Ilustración 3).
Ilustración 3 Camas disponibles por cada 100.000 habitantes
Los países con un mayor número de camas disponibles entre los años 2014 a 2015 fueron Bulgaria, Alemania y Lituania (con 616, 601 y 557 camas cada 100.000 habitantes respectivamente); mientras que los que disponían de menos camas fueron Suecia, Inglaterra y España (con 203, 211 y 242 camas cada 100.000 habitantes respectivamente)
Por tanto y basado en los datos anteriores se puede decir que los países de la unión europea que tienen más recursos personales y materiales para afrontar mejor una crisis sanitaria serían Grecia, Austria y Portugal por número de médicos; Noruega, Islandia y Finlandia por número de enfermeros; y Bulgaria, Alemania y Lituania por número de camas hospitalarias.
Y al contrario los que “peor” preparados para afrontar una crisis sanitaria serían Polonia, Rumanía e Inglaterra por número de médicos; Grecia, Bulgaria y Lituania por número de enfermeros; y Suecia, Inglaterra y España por número de camas disponibles.
En el caso concreto de España con respecto a la media de la Unión Europea se encontraría con más médicos que la media y menos enfermeros, teniendo en cuenta la salvedad señalada de que no se incluye en esta contabilización el personal auxiliar que igualmente desempeñan su función en los centros de salud (OECD/European Observatory on Health Systems and Policies, 2019).
Con respecto al criterio de camas disponibles por cada 100.000 habitantes a fecha del 2015 España estaba por debajo de la media en concreto con un 43% menos de camas disponibles por cada 100.000 habitantes (O.M.S., 2020a).
Si bien lo anterior no nos permite establecer distinciones en cuanto a criterios de eficiencia, calidad de la atención ofrecida, facilidad en el acceso o satisfacción de los usuarios con respecto al servicio hospitalario de cada país y en concreto de España, sí ofrece una panorámica de la fortaleza o debilidad en función de los recursos materiales y humanos disponibles previos a la aparición de la crisis sanitaria mundial.
Con respecto a la calidad asistencial, hay que tener en cuenta que cuando una persona está hospitalizada, ya sea por una próxima operación o para recuperarse de un traumatismo o intervención, en estos casos los pacientes suelen permanecer días e incluso semana...