
- 132 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Descripción del libro
Este libro describe de forma comprensiva, cómo Jesús sigue obrando milagros en las vidas de la gente, hoy en día. Testimonios increíbles que inspiran y motivan, asombran, traen esperanza y un refresco de confianza personal en Jesús.Preguntas, argumentos y obstáculos al trabajo sobrenatural de Dios están estudiados bajo la única verdad de esta afirmación: Nada es imposible para Jesús.Las experiencias personales y cambios en las vidas te animaran a ver tus propias situaciones bajo una luz diferente, a cogerlas y ponerlas en manos de Jesús y cambiarlas.
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Información
Editorial
Books on DemandAño
2018ISBN de la versión impresa
9783746067537ISBN del libro electrónico
9783746023809Todo empezó con una alergia al polen
Un descubrimiento aterrador
Tienes unos 30 años, estas agradecido y feliz de que estás fuerte físicamente, tienes planes y estás listo para conquistar el mundo, y te sientes fuerte como para arrancar árboles del suelo.
¿Quién puede pararte?
Y luego, mi perspectiva del mundo así, cambio completamente por un accidente como este:
¡Fiebre del heno causada por la alergia al polen!
Descubrir esto me golpeó como una tonelada de ladrillos, porque no podía explicarme de dónde apareció esta alergia de repente. Nunca antes había tenido alergia, me encantaba el olor a hierba y heno, sobre todo cuando era tiempo de cosechar el heno, me encantaba hacerlo. Para mí, personalmente, la primavera era una de las estaciones más hermosas del año.
¡Pero de repente todo era diferente!
Quemazón, picor, ojos hinchados, garganta irritada; la nariz goteaba constantemente como una cascada y no había cura.
La medicina no me aliviaba nada en absoluto.
¡Así que bienvenido al club de los alérgicos!
Esta fue una predicción devastadora para mi futuro.
Cada año la temporada del polen de la hierba era horrible para mí.
14 días enfermo, encerrado en una habitación oscura con las ventanas cerradas, los ojos cubiertos con paños de camomila – (¡sí, genial!)
Deseaba ansiosamente que la temporada de polen terminara, para poder salir fuera otra vez. En la naturaleza, a mi trabajo, actividades, amistades y vida social.
Mi estado de ánimo en casa con mi esposa era bastante cansado, tenso e irritable durante estos 14 días – no precisamente mi concepto de primavera.
Te puedes imaginar que, en mi cabeza, mis pensamientos estaban dando vueltas como un tiovivo. Conocía mucha gente que sufría reacciones alérgicas de diferentes tipos, y que no conseguían deshacerse de ellas, y tenían que aprender a vivir con ellas el resto de sus vidas.
A veces era tan horrible que quería irme a vivir al polo norte, porque el polen no existe allí. Pero luego me di cuenta de que allí solamente existe hielo y nieve, ¡nada más! Así que no era una buena alternativa.
Durante este “tiempo de sufrimiento”, este futuro terrorífico estaba dibujado claramente en mis pensamientos. Podía mirarlo de un lado o de otro, pero no veía otra solución más que pedirle ayuda a Dios.
Lo sabía: Si alguien tenía una solución para mi problema, ¡entonces era Él!
“Dios es bueno” - uhm, ¿perdona?
De niño, crecí en una familia con padres que frecuentaban, y gozosamente asistían a una iglesia evangélica, y que amaban al Señor Jesucristo, Dios el Padre y la Palabra de Dios con todo su corazón. Asistía con ellos desde mi temprana niñez, era absolutamente normal para mi ir a la iglesia y crecí con ello felizmente.
En mi temprana edad (cuando tenía 13 años) entregué mi vida a Jesús. Así que, oraciones, promesas de Dios y oraciones contestadas no eran nada extraño para mí. La iglesia y la fe eran un ambiente habitual para mí. La Palabra de Dios me dio poder y dirección, especialmente en la pubertad. Hasta día de hoy estoy agradecido a mis padres, mis hermanos y hermanas en la fe y la iglesia que aquel tiempo, por enseñarme “el camino del SEÑOR” y por acompañarme. Me ayudó mucho a atravesar la vida de manera bastante estable.
Sin embargo, mi camino no fue siempre recto y en mi vida hice muchas cosas de las cuales me arrepentí, volviendo atrás y con necesidad de perdón. Gracias a Dios, Él siempre me perdonó y la mayoría de la gente también.
Era claro como el agua para mi que Dios podía sanar.
Lógico – Él era Dios, y no un cualquiera. Mi convicción era que Él podía hacer y no hacer lo que fuera que le diera la gana.
Aún así, Él simplemente estaría en todas estas cosas. Al menos me daba un poco de consuelo. Esto era lo que me habían enseñado. Por supuesto, yo oraba por sanidad muy intensamente, pero prácticamente nada cambiaba. Yo pensaba “bueno, tal vez tendrás que adaptarte a esto, quizás Dios no quiere sanarte a ti, sólo a otros. Será bueno de alguna manera igualmente”.
Pero yo no sabía para que sería bueno, y me di cuenta de que, muy dentro de mi había ya una pregunta para Dios – “¿y TÚ eres un buen Dios?”
No quería hacerle esta pregunta a Dios directamente, pero esta voz dentro de mí no podía callarse.
Esto me trajo problemas porque por una parte yo sabía totalmente esto:
- Dios es bueno
- Él me ama desde el fondo de Su corazón
- Él tiene buenos planes e intenciones para mi vida
- Siempre puedo confiar en Él
- Ha entregado a su hijo Jesús para que yo sea salvo
- La Biblia está llena de sanidades, prodigios y promesas
- Él es todo poderoso y simplemente muchas veces no podemos entenderle con nuestro cerebro.
- La Palabra de Dios es para mí y es muy práctica
- …
Pero por el otro lado yo no podía comprender a Dios y me preguntaba:
- Que pasa con todas estas cosas
- Porqué yo (quiero decir, yo era su hijo)
- Yo confiaba en Él
- Que pretendía mostrarme o enseñarme con esto
- Porqué Su Palabra no funcionaba cuando oraba
- Y muchas preguntas más…
Al final tuve que llegar a un acuerdo; lo hice, no tenía la solución, estaba rendido a mi destino – pero no estaba realmente contento con ello.
Un descubrimiento increíble
Hay relatos en la Biblia conocidos como
Bautismo en el Espíritu Santo
o la
Llenura del Espíritu
y que está disponible para todos los creyentes que hayan invitado conscientemente y recibido a Jesús como su Salvador y Mesías, y que viven con Él.
¡No viene automáticamente, pero debería ser pedido en oración!
Así que vamos a mirar lo que dicen estas tres escrituras.
Pues, si ustedes, aun siendo malos,
saben dar cosas buenas a sus hijos,
¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo
a quienes se lo pidan!
Lucas 11:13
Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos,
y ellos recibieron el Espíritu Santo.
Hechos 8:17
Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos juntos en el mismo lugar.
De repente, vino del cielo un ruido
como el de una violenta ráfaga de viento
y llenó toda la casa donde estaban reunidos.
Se les aparecieron entonces unas lenguas
como de fuego que se repartieron
y se posaron sobre cada uno de ellos.
Todos fueron llenos del Espíritu Santo
y comenzaron a hablar en diferentes lenguas,
según el Espíritu les concedía expresarse.
Hechos 2:1 – 4
¡Un día por fin recibí esta experiencia y lo cambió absolutamente todo!
No voy a explicar cómo sucedió todo exactamente cuando fue bautizado en el Espíritu Santo – los acontecimientos y los primeros efectos en mi vida. Esto es otra historia que quizás os cue...
Índice
- Indicación
- Dedicación
- Prefacio
- Indice
- Todo empezó con una alergia al polen
- De día el sol no te hará daño
- Relato de Sanidad Parte I
- ¿“Oración de sanidad”?
- Relato de Sanidad Parte II
- Demonios huyen
- Relatos de liberación
- Desconocido y silencioso
- Relato de Sanidad Parte III
- La gran Comision
- Relato de Sanidad Parte IV
- Sorprendente desarrollo
- ¿Conoces a Jesús?
- Y por fin todo viene a ser diferente
- Epilogo
- Pie de Imprenta