Mujeres, cámara, acción
eBook - ePub

Mujeres, cámara, acción

Empoderamiento y feminismo en el cine argentino

  1. 192 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Mujeres, cámara, acción

Empoderamiento y feminismo en el cine argentino

Descripción del libro

"Bienvenido un libro que nos honre, que nos respete, que nos ayude a seguir caminando un paso tras otro como cualquier día de la vida, con esfuerzo, amor y voluntad. Gracias, chicos, con el alma."
GRACIELA BORGES
"Este libro es un documento ineludible para reflexionar sobre la invisibilidad de las mujeres detrás de cámara y sobre los roles de las captadas por la imagen. De mala o santa a la emancipación de género, de mero objeto de deseo a sujeto de autodeterminación. Pero la equidad aún no se logró. No obstante, pensar esta problemática con rigor es colaborar a cambiar una realidad aún agobiante. Por testimonial, reflexivo y fecundo este texto representa un hito en los estudios de género relacionados con el arte en general y con el cine en particular. He aquí un desafío para seguir pensando."
ESTHER DÍAZ
"El libro de Catalina Dlugi y Rolando Gallego viene a saldar una deuda: poner luz sobre las mujeres del cine. Tanto los personajes femeninos de ficción como las trabajadoras de la industria han recorrido un camino lleno de escollos. Este es un libro necesario para dimensionar ese proceso histórico desde la invisibilización al lugar reconocido de hoy, ganado a fuerza de lucha, talento y empeño."
CLAUDIA PIÑEIRO
"La experiencia, la calidez y el conocimiento de Catalina y Rolando puestos al servicio del cine con una visión de género. Este libro nos interpela y nos invita a seguir reflexionando sobre la construcción de modelos más igualitarios en los diferentes ámbitos. Un libro imprescindible en los tiempos que corren."
CECILIA BARRIONUEVO
"Siento a este libro tan interesante como necesario, tan necesario como ineludible. El cine argentino está sostenido, expandido y elevado por la participación de mujeres, lesbianas y trans en sus distintos rubros. Y sabemos lo difícil que es ocupar estos puestos. Brindo porque, de esta manera, haya más participación en los espacios cinematográficos y porque más libros como este exhorten nuestra historia en común. "
ÉRICA RIVAS

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a Mujeres, cámara, acción de Rolando Gallego,Catalina Dlugi en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Ciencias sociales y Películas y vídeos. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2020
ISBN del libro electrónico
9789507546563
Edición
1

CAPÍTULO 1

Pioneras

“La mujer ha sido tan condicionada a desvivirse por los demás, que le cuesta tomarse en serio. Creo que esa es una de las razones por las que hay tan pocas mujeres directoras de cine en el mundo. De lo contrario, yo tendría que creer que soy genial y no lo soy”.
María Luisa Bemberg1
El cine, como práctica profesional, se ha establecido alrededor de un universo masculino con normas y leyes, implícitas y explícitas, que han imposibilitado el desarrollo de la mujer en el soporte a la par de la activa participación masculina, que impuso, desde sus orígenes, una mirada potente sobre el rol que las mujeres debían ocupar en él.
Si bien las historias protagonizadas por personajes femeninos se multiplicaron, su creación estuvo casi siempre condicionada por hombres que recurrían a estereotipos y estructuras obvias para narrar cuestiones asociadas a tramas que siempre revalidaban un punto de vista machista.
Así, en el largo desarrollo del cine en Argentina, estas historias fueron dirigidas, producidas, pensadas por hombres. Porque la Industria, si es que se puede hablar de una industria del cine en el país, siempre ha relegado a las mujeres a la participación en roles menores.
Son contadas con los dedos de la mano aquellas mujeres que se animaron a superar los obstáculos y la discriminación en el seno de la industria para poder participar como un miembro más de esa comunidad, dejando de lado las consecuencias desfavorables que por el afán de conseguir concretar sueños las han doblegado ante la escala jerárquica machista.
Contadas con los dedos de la mano, sí, pero estas pioneras, arriesgadas, valientes, iluminadas, forjaron un camino que ha posibilitado la posterior inserción de la mujer en el medio más allá de los encasillamientos más tradicionales, que la relegaban a roles como la confección de vestimentas, el maquillaje y peluquería, asociados a la división del trabajo machista. Ellas demostraron, con trabajo, empeño y creatividad, que el mundo del cine también es de las mujeres.
Al hablar de cine realizado por mujeres, los primeros nombres que aparecen en el panorama son los de Emilia Seleny, María B. de Celestini, Elena Sansinena y Renée Oro, directoras de los films La niña del bosque (1917), El pañuelo de Clarita (1919), Mi derecho (1920), Blanco y Negro (1920), La Argentina (192?), respectivamente, películas de corte documental en las que las directoras pudieron apropiarse de la técnica de una forma netamente intuitiva pero con conciencia sobre su rol en ella.
Estas producciones lograron cierta notoriedad, y en el caso de algunas, como en el de Oro, les permitieron trascender fronteras desarrollando también la dirección en países vecinos como Chile.
Por esa misma época, Camila Quiroga (Camila Josefa Ramona Passera), actriz de producciones como Resaca (1916), de Atilio Lipizzi, o Viento Norte (1937), de Mario Soffici, logró crear junto a su marido Héctor Quiroga su propia productora (primero en Platense Films S.A. y luego en Quiroga-Benoit Film), su propia compañía de actores, y hacia 1919 fue una de las impulsoras de la Asociación Argentina de Actores.
En ese arranque vigoroso del cine como industria, con miles de espectadores agolpándose a ver la nueva tecnología de entretenimiento, la disparidad entre mujeres y hombres ejerciendo el rol de dirección y otros de importancia es notoria y preocupante. Lamentablemente, eso fue algo que marcó el ritmo y el camino hasta la fecha, en que, si bien algunas realizadoras pueden imponer su nombre, su autoría, su fuerza, son solo casos aislados en los que sigue existiendo una notoria desigualdad en todo sentido.
Adelia Acevedo y Victoria Ocampo (codirigieron Blanco y Negro con Sansinena), Angélica García de García Mansilla (Un romance argentino), María Constanza Bunge Guerrico de Zavalía (argumento de El tímido), Antonieta Capurro de Renauld fueron algunas directoras que supieron explorar el cine pero sin continuidad.
Casos aislados también como el de Niní Marshall, quien con su impronta supo ponerse al hombro varios aspectos de aquellos proyectos en los que actuaba sus personajes de radio, y la fuerza de un puñado de actrices que encabezaron títulos cinematográficos con convocatoria, no pudieron trascender la presencia masculina del medio.
Vlasta Lah, nacida en Pola, provincia de Trieste, Austria/Hungría, en 1918, pudo hacia 1960 dirigir el primer largometraje de ficción sonora, Las furias, tras haber participado como asistente en las producciones que su marido, Catrano Catrani (Alto Paraná, En el último piso), realizaba. Rodó dos cortometrajes (La química en su bienestar, Conozca Atanor), llevando adelante una propuesta que narró las vicisitudes de un grupo de mujeres ante un hombre que ya no está presente.
El film sumó fuerza y atractivo para los espectadores con un dream team de actrices, Mecha Ortiz, Aída Luz, Alba Mujica, Olga Zubarry, en una historia intimista y opresiva que adaptaba a Enrique Suárez de Deza.
En esa misma película, Delia Manuele (compaginación) y Otilia de Castro (escenografía) fueron las únicas dos mujeres del equipo técnico para una película hito que fue recibida con cierta disconformidad por la prensa de la época: “La directora tiene un lenguaje poco preciso, y poco pasional” (La Prensa); “Ronda el melodrama. Dirección por completo carente de seguridad, inventiva y lógica” (El Mundo); “Vlasta Lah no es por cierto una realizadora original. A defectos de su trabajo se debe la inconvicción, lindante con lo ridículo, de la difícil secuencia de la sustitución de la muchacha por la tía. Si en un debutante la sobriedad es una condición, en Vlasta Lah dicha aptitud se desvirtúa para caer en pobreza de lenguaje fílmico y en falta de interés narrativo. El diálogo, flojo, es por momentos lamentable” (Héctor Grossi en Platea2).
El hecho de que Lah dirigiera rompía cánones de la industria de ese entonces (y vigentes hasta la actualidad), según los cuales era impensado que una mujer se ponga tras las cámaras, y menos para dirigir un largometraje. Esto queda plasmado en una extensa nota de la revista Platea por motivo del “rodaje” de Las furias. En la entrevista a Lah y actrices, el periodista avanza sobre la realizadora con preguntas como estas: “A propósito de su esposo: ¿cómo ve él que usted le invada el terreno? - Lah: Muy bien. Está muy contento. - Periodista: ¿La ayuda en la adaptación del libro o en los preparativos de filmación? - Lah: En absoluto. Si me equivoco, quiero que la responsabilidad sea toda mía. Además, sería muy difícil que colaboremos en ese sentido, pues mi visión del cine es muy distinta a la de él”3.
Otro dato curioso es que en las imágenes de la premiere que publica también la revista Platea no hay una sola imagen de Lah. Solo las protagonistas y personalidades de la época. La directora luego afrontaría Las modelos, Sonia y Ana (1961), protagonizada por Greta Ibsen y Mercedes Alberti.
Margarita Bróndolo acompañó muchas de estas producciones “cortando” negativo, una tarea que requería precisión, pero que a la larga siempre quedaba invisibilizada por el rol que luego se ejercía en el montaje y por la presión que ejercían para que ella no ocupara ese cargo.
A mí nadie me regaló nada: entré porque quise, aprendí por vocación, me dediqué plenamente. Pero tuve que dejar con mucha pena la moviola porque eran muchos ánimos en contra. Me sentí muy mal por lo injusto de la situación. Algún día será, me consolaba, pero no fue4, recordaba Bróndolo en un reportaje que la posicionó en el lugar que tenía que estar.
Realizadoras como Paulina Fernández Jurado (Mujeres, en 1965), Eva Fainsilberg Landeck (Barrios y teatros de Buenos Aires, Las ruinas de Pompeya, Horas extras, Entremés, El empleo, Gente en Buenos Aires, El lugar del humo), Marie Louise Alemann (Autobiográfico 1, El carro de mamá, Escenas de mesa, Sensación 77: mimetismo, Lormen, Ring Side, Legítima defensa, Paisajes para Ghédalia, Tazartés Transport, El retorno) y Narcisa Hirsch (Manzanas, Marabunta, Retrato de una artista como ser humano, Patagonia, Canciones Napolitanas, entre otros) trazaron puntos a tener en cuenta en una cartografía de películas encaradas por mujeres.
A este grupo, anclado en cortometrajes experimentales, intuitivos, de sensaciones, se sumaron otras directoras como Mabel Itzcovich (Soy de aquí, 1958), María Esther Palant (Conquista de la pampa, El Callao, 1965) y Alicia Míguez de Saavedra (asistente de dirección en El honorable inquilino, Turbión) y otras mujeres como ayudantes o “pizarreras”, como Susana Gallup y Rosa Blumkin.
Asociada a la televisión, medio que la formó y al que le ha brindado los mejores esfuerzos para elevarlo de categoría, María Herminia Avellaneda tuvo la oportunidad de dirigir la película Juguemos en el mundo (1971), aproximación al universo de María Elena Walsh (quien también coescribió el guion) que fue recibida con alegría por su dedicación para generar una propuesta sólida que no menospreciaba a los espectadores.
Además de las actrices, Perla Santalla, Eva Franco, Aída Luz, Virginia Lago, Zulema Katz, Susana Lanteri, Elena Cánepa y Cipe Lincovsky, solo Renata Schussheim, en vestuario, y Graciela Luciani, en coreografía, formaron parte de un equipo liderado por hombres. La prensa de la época dijo: “Imaginación y poesía en una película de inédita ternura” (La Opinión), “trae por fin al cine comercial argentino… la fantasía, la imaginación, la antisolemnidad, el delirio” (Panorama).
Avellaneda desarrolló luego una sólida carrera en la televisión, destacándose como directora, productora y como funcionaria pública encabezando la dirección de Argentina Televisora Color (ATC, hoy TV Pública). Antes de ese cargo, la dirección de la novela Rosa de lejos, un hito de la televisión, la posicionó como una de las mujeres clave del medio. De esa misma producción dirigiría una versión cinematográfica en 1980 que no alcanzó el éxito del suceso televisivo.
La escritora Beatriz Guido fue una de las primeras guionistas que recuerda la pantalla nacional. Su matrimonio con Leopoldo Torre Nilson le facilitó rápidamente desde adaptar su primera novela La casa del ángel, escrita en 1954 y llevada al cine en 1957, para luego escribir con continuidad, El secuestrador (1958), La caída (1959), Fin de fiesta (1960) y La mano en la trampa (1961), entre otros trabajos que la posicionaron como una de las escritoras dentro y fuera de la pantalla más importantes de la época.
También en guion, el trabajo destacado de Aída Bortnik, dramaturga teatral, que supo adaptar al cine La tregua (1974), novela de Mario Benedetti, llevada al cine por Sergio Renán, con Héctor Alterio y Ana María Picchio en sus roles centrales, la llevó a estar ligada siempre a la industria y al Óscar, ya que fue la primera película argentina nominada a ese premio; luego La historia oficial (1985) finalmente trajo al país el primer premio de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood.
En el mismo rubro la escritora Martha Mercader se destacó por la realización del guion de La Raulito (1975), junto a Juan Carlos Gené, película de Lautaro Murúa que recorrió el mundo inspirada en la historia de una mujer que debió luchar para mantenerse fiel a sus ideales a pesar del entorn...

Índice

  1. Cubierta
  2. Contratapa
  3. Biografía de los autores
  4. Portada
  5. Índice
  6. Dedicatoria
  7. Introducción
  8. Capítulo 1. Pioneras
  9. Capítulo 2. Actrices, el cine de las estrellas
  10. Capítulo 3. Reflexiones sobre el cine hecho por mujeres
  11. Capítulo 4. Guiones, palabra de mujer
  12. Capítulo 5. Ellas son el cambio
  13. Capítulo 6. Activas y organizadas
  14. Capítulo 7. Colectivos de defensa de derechos
  15. Capítulo 8. Festivales y cines regionales
  16. Capítulo 9. El cuerpo en la pantalla
  17. Capítulo 10. Frente a la desigualdad y el abuso
  18. Capítulo 11. El último tramo
  19. A modo de conclusión
  20. Posible recorrido de películas para acompañar la lectura
  21. Bibliografía consultada y utilizada seleccionada
  22. Créditos
  23. Otros títulos de esta editorial