SEGUNDA PARTE
LA GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA:
FACTOR DE AFECTACIÓN DE LA SOBERANÍA
Y DE DISMINUCIÓN DEL MONOPOLIO ESTATAL
EN LA CREACIÓN DE LAS FUENTES DE DERECHO EN EL ÁMBITO INTERNO
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El sistema de comercio internacional y sus incidencias en términos de desarrollo y soberanía*
Laura Victoria García-Matamoros**
El debate sobre los efectos favorables o desfavorables del comercio internacional para los países del mundo continúa vigente cuando se revisa el tema desde el punto de vista del desarrollo. Así, las teorías económicas que se han ocupado del desarrollo analizan el papel de los intercambios comerciales para considerarlos como un motor del comercio mismo, entendido en su acepción más desarrollista, es decir, como simple crecimiento económico,1 o posteriormente con la inclusión de conceptos como desarrollo humano y sostenible o con objetivos de lucha contra la pobreza.2
De esta manera, en la estructura internacional que trató de moldear el sistema de comercio internacional con la idea de contribuir con los objetivos del derecho del desarrollo y del derecho al desarrollo,3 existen referencias claras y expresas sobre la necesidad de contar con un sistema comercial internacional adecuado a los intereses de todos, lo cual implica una especial atención en los países más débiles, aquellos en vías de desarrollo y menos avanzados.
También fueron claras expresiones de este intento a favor del desarrollo en las décadas de 1960 y 1970 la creación de la UNCTAD,4 la propuesta de instauración de un nuevo orden económico internacional (en adelante NOEI),5 y posteriormente, en 1986, la proclamación de la Declaración sobre Derecho al Desarrollo.6 No obstante, las teorías liberales ganaron terreno y la idea proclamada de moldear un sistema fue perdiendo fuerza. Desde la perspectiva institucional, actualmente es la Organización Mundial del Comercio (OMC) la que incorpora los arreglos globales en materia de comercio internacional por lo que es necesario ver cuál ha sido su perspectiva respecto al desarrollo y si ha contribuido o no al equilibrio de las relaciones económicas de los países.
En tal sentido, surgen varios cuestionamientos. Por un lado, si podemos afirmar que el comercio internacional es un instrumento útil para lograr el crecimiento económico, por otro, si más allá del simple crecimiento económico eventualmente generado por estos intercambios, las ganancias son distribuidas equitativamente entre los diferentes actores del comercio, cuáles son los obstáculos que pueden provenir de la participación en el sistema de comercio internacional para los países en términos de decisión sobre su desarrollo y sobre la protección de los derechos humanos. Así, por citar algunos temas particularmente sensibles, existen varias inquietudes acerca de las posibilidades que otorga el sistema de comercio internacional para la protección de derechos fundamentales como la salud, que tiene estrecha relación con el Acuerdo sobre derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC) y con las posibilidades de regular la prestación de servicios de salud; el derecho a la educación también relacionado con el comercio de servicios; con el derecho a la alimentación y a la seguridad alimentaria que se ven afectados por las normas sobre comercio agrícola y por los mismos ADPIC. Inquietudes que se ven agravadas por el hecho de que el sistema comercial previsto en la OMC cuenta con un mecanismo de solución de controversias muy sólido, cuya función ha sido aplicar las normas comerciales y proteger el libre comercio sin referencia a las normas sobre derechos humanos, las cuales cuentan con mecanismos de protección más débiles, por lo cual genera resistencia en el ámbito de protección de los derechos humanos.
La investigación que sustenta este ensayo se desarrolló con base en una metodología que privilegió el estudio y el análisis de documentos de información primaria producidos por la Organización Mundial del Comercio, la Organización de las Naciones Unidas y por la UNCTAD, enriquecidos por los análisis doctrinales que se realizan desde la perspectiva del derecho internacional, del derecho económico y tangencialmente por la economía, en relación con el alcance y realidad de la concepción del desarrollo en la estructura comercial internacional y cómo pueden vincularse variables determinantes para el ejercicio de la soberanía de los Estados.
Nuestro análisis se enmarca en una perspectiva de país en vías de desarrollo, en el que se propone una mirada positiva del derecho internacional pero no acrítica. Es decir, que partimos de la existencia del derecho internacional, compartimos sus postulados, pero reconocemos la influencia de los intereses económicos y políticos de los países más fuertes en el sistema jurídico, en la interpretación de las realidades institucionales y jurídicas y, por supuesto, en el discurso del desarrollo, todo lo cual también se ha visto reflejado en un sistema jurídico concreto, en este caso representado en la Organización Mundial del Comercio.
5.1. El libre comercio y el desarrollo humano y sostenible
Cuando hablamos de comercio internacional podemos afirmar que este incide en los factores económicos y en los factores humanos del desarrollo, siendo estos últimos los que más preocupación generan, especialmente frente a los países económicamente más débiles, cuyo favorecimiento de las potencialidades del libre comercio ha sido ampliamente cuestionado.
La tendencia más reciente de quienes defienden el libre comercio como mecanismo para el desarrollo ha sido dirigir sus estudios hacia la relación entre apertura y lucha contra la pobreza, participando de esta manera de las teorías económicas del desarrollo impulsadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, e incluso por algunos órganos de Naciones Unidas, en los cuales la visión más avanzada tiene en cuenta las nociones de desarrollo humano y sostenible.
En este sentido, el silogismo construido comienza por afirmar que el crecimiento económico es necesario para el desarrollo y para combatir la pobreza; continúa con el postulado de que para el crecimiento económico es indispensable la apertura comercial y así llegar a la conclusión de que la apertura comercial es necesaria para el desarrollo y la lucha contra la pobreza.
Al respecto, los economistas Dollar y Kraay7 construyeron una justificación a partir de estudios empíricos en la que concluyeron que las personas en situación de pobreza siempre se benefician gracias al crecimiento económico, incluso en países en los que la economía no es redistributiva; por otro lado, afirman que el comercio internacional siempre generará crecimiento económico, por lo cual es indispensable la apertura de las economías que pretendan desarrollarse.8 Para su estudio compararon los países “globalizadores” con aquellos que no lo fueron y concluyeron que los primeros lograron aumentar las tasas de crecimiento y disminuir la pobreza.9
En ese mismo sentido, en un informe preparado por el personal técnico del FMI en noviembre de 2001, titulado “La liberalización del comercio mundial y los países en desarrollo”,10 se indicó que la integración a la economía mundial se había venido presentando como una útil herramienta para la promoción del crecimiento económico, el desarrollo y el alivio de la pobreza a nivel nacional. También anotó que al gozar de mayor acceso a los mercados, los países en desarrollo más pobres pueden aprovechar el comercio para fines de desarrollo y alivio de la pobreza. Reconoce que para ello es necesario que el sistema de comercio ofrezca un acceso a los mercados mundiales libre de aranceles y contingentes, lo cual implicaría grandes beneficios para los países más pobres.
Para confirmar los beneficios de la liberalización del comercio, el informe señala que para experimentar un crecimiento sostenido, la economía debe estar abierta al comercio y la inversión con el resto del mundo. Advierte que en las últimas décadas ningún país ha logrado mejorar sustancialmente el nivel de vida de los habitantes sin abrirse a los demás. De hecho, la apertura del comercio (acompañada de la apertura a la inversión extranjera directa) es un elemento importante del éxito de Asia oriental.
Para sustentar la mirada positiva del comercio internacional y sus efectos frente a los factores económicos y a los factores humanos como la pobreza y el empleo, las instituciones económicas y financieras observan que
en los estudios recientes realizados a nivel de empresas y de sectores se han delineado algunas de las formas en que la liberalización del comercio y el consiguiente aumento de la competencia por importaciones favorecen la productividad y, en consecuencia, el crecimiento. El comercio ayuda a difundir los conocimientos que contribuyen a la productividad, en parte a través del acceso a insumos importados. Además, reduce los márgenes y favorece la rotación y la innovación. La salida de empresas del mercado es solo la parte más visible; la entrada de nuevas empresas al mercado también es mayor en los sectores en los que han liberalizado las importaciones […]. Existen razones muy sólidas para suponer que la liberalización del comercio beneficiará a los pobres, por lo menos en la misma medida que al ciudadano medio […]. En los países en desarrollo, cabe esperar que aumenten los salarios relativos de los trabajadores menos calificados. La liberalización de la agricultura puede incrementar los ingresos rurales (relativamente bajos).11
Las opiniones acabadas de esbozar demuestran que a pesar de que los organismos económicos y financieros internacionales incorporan algunos factores humanos, la visión del desarrollo y del comercio internacional como motores se limita claramente a los aspectos económicos como medio y como fin del desarrollo mismo. Lo cual es también cierto para los organismos de desarrollo como el PNUD.
Así, este último, al justificar la relación entre desarrollo humano y comercio internacional, afirma que:
Una de las razones es que el comercio internacional influye cada vez más en la distribución del ingreso mundial. En la medida en que aumenta la participación del comercio en el PIB mundial, la participación de los países en el comercio afectará con fuerza su situación en la distribución global del ingreso. Otra razón que justifica la importancia que revisten las tendencias en la distribución es que tanto el éxito como el fracaso son acumulativos. Las exportaciones no son solo o principalmente importantes como fuentes de ingreso, sino también como medio de financiación de las importaciones de las nuevas tecnologías necesarias para generar crecimiento, productividad y empleo para mejorar los niveles de vida y mantener la competitividad en los mercados mundiales. La marginalización del comercio puede traducirse en marginalización tecnológica, la que a su vez incide en la pobreza y la distribución del ingreso mundial. Evitar esta marginalización implica ingresar a mercados más dinámicos y de mayor valor agregado, aspectos que su vez exigen la creación de sistemas manufactureros diversificados capaces ...