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Jesús y el estilo de vida y misión del Reino
Las imágenes de Jesucristo importadas del Occidente han resultado defectuosas –demasiado condicionadas por el Cristianismo Constantiniano con sus distorsiones ideológicas y sus agregados culturales, y terriblemente inadecuadas como base para la vida y misión de la iglesia en situaciones de grave pobreza e injusticia. Esto ha llevado a la búsqueda de una Cristología que tenga como foco el Cristo histórico y que provea una base para la acción cristiana en la sociedad (René Padilla, Sharing Jesus in the Two Thirds World, 1982).
Como hemos visto hasta aquí, debido a la situación de cristiandad en Iberoamérica, tanto católicos como protestantes al tratar de pensar su fe y examinar su identidad se veían obligados a entrar en una exploración cristológica. Míguez Bonino describe los pasos que la reflexión había seguido: primero «identificar las cristologías históricamente presentes en América Latina», y luego «ofrecer una interpretación psico-social y teológica de las mismas». En cierto modo se estaba siguiendo la agenda trazada por Mackay, a la cual ya hicimos referencia en el capítulo 2.
La marca distintiva de esta búsqueda, en el caso de la teología evangélica, era la de la intención evangelizadora, el sentido de misión. Este énfasis determina que el quehacer teológico evangélico sea diferente al que surge de iglesias que han abandonado una preocupación vital por la evangelización, las cuales tienden a concentrarse más en la corrección de abusos dentro de las iglesias o en la búsqueda de pertinencia en las luchas socio-políticas del momento. También en este punto la teología evangélica difiere del enfoque católico en el cual la dimensión sacramental de la presencia de la Iglesia Católica Romana en Latinoamérica se toma como la base para dar por sentado que la población ya es cristiana. Con esta presuposición, la evangelización se entiende más como un llamado al compromiso y al discipulado que como un llamado a la conversión. Lo que encontramos en autores como Padilla, Costas, Núñez o Steuernagel es que su teología se encamina siempre en una dirección misionera, en la cual la capacidad e intención evangelizadora de las iglesias es una presuposición definida e influyente y un prerrequisito del discurso teológico.
Hitos de una búsqueda cristológica
En la década de 1980 aparecen algunos libros que son expresiones de la búsqueda cristológica que se iba desarrollando en Iberoamérica, y que ilustran énfasis diferentes por la especial circunstancia o vocación de cada autor, pero con un marco común que es la noción de Reino de Dios que se había venido trabajando desde la Consulta de la FTL en Lima (1972). Se abre la década con el libro Venga tu reino por Mortimer Arias, por entonces obispo metodista de Bolivia que, como vimos en el capítulo anterior, había participado en el diálogo teológico global, especial pero no exclusivamente en el ámbito ecuménico. Arias inicia su libro anunciando: «Vivimos uno de esos momentos de recuperación repentina de la ‘memoria subversiva de Jesús’ en nuestro propio cristianismo latinoamericano y el tema del Reino va cobrando un vigor inesperado.»
Desde las reflexiones cristológicas iniciales de los teólogos a quienes hicimos referencia en el capítulo 6, se había señalado que la cuestión de la humanidad de Jesús había sido tradicionalmente una noción difícil de aceptar para los cristianos en general. Aun quienes manifestaban su adhesión a esta enseñanza central del cristianismo primitivo se veían en dificultad al interpretar los sobrios y claros textos bíblicos de los evangelios, con sus desafíos al discipulado radical. Arias explora lo que llama «el eclipse» de la enseñanza sobre el Reino y algunas de las aproximaciones reduccionistas al tema en diferentes tradiciones evangélicas. Luego expone su propia lectura del material bíblico destacando la dimensión realizada y la dimensión futura del Reino, la naturaleza del discipulado cristiano a la luz del Reino, y la esperanza iluminadora del Reino frente a la desesperanza de la situación latinoamericana. Es así como la memoria de Jesús, redescubierta, se torna en una memoria subversiva.
En 1983 el educador argentino Daniel Schipani, por entonces docente en el Seminario Evangélico de Puerto Rico, publica El Reino de Dios y el ministerio educativo de la iglesia. Se trata de un esfuerzo por reformular los fundamentos y principios de la educación cristiana. Luego de explorar los fundamentos educativos, en especial las nociones de desarrollo y creatividad en las ciencias humanas, al plantear los fundamentos bíblico-teológicos toma como clave «El Evangelio del Reino de Dios». Como pensador menonita utiliza en particular las categorías bosquejadas por John H. Yoder en su contribución a la consulta de la FTL en 1972, pero también utiliza intuiciones y planteamientos de teólogos de la liberación como Boff y Sobrino. Al esbozar una teoría de la educación cristiana Schipani plantea que para ello la «apropiación del Reino» es clave:
El propósito de la educación cristiana es facilitar que las personas se apropien del Evangelio del Reino de Dios respondiendo al llamado a la conversión y al discipulado en medio de la comunidad de Jesucristo, la cual ha de promover la transformación social para el aumento de la libertad humana, hacer accesible el conocimiento y el amor a Dios y estimular la plena realización humana y el desarrollo personal.
Al definir las notas distintivas de esa comunidad de discípulos Schipani expone el ejemplo y la práctica de Jesús y la naturaleza de la comunidad mesiánica a la luz del Reino. Uno de los autores con los que trabaja es el educador brasileño Paulo Freire, que tuvo influencia sobre algunos teólogos de la liberación, y en cuyo pensamiento Schipani ha llegado a ser un especialista.
En 1986 se publica de Orlando Costas Evangelización contextual: fundamentos teológicos y pastorales, el texto de la cátedra Strachan que Costas expuso en el Seminario Bíblico Latinoamericano de Costa Rica en 1985. Por entonces Costas era profesor del Seminario Bautista del Este en Estados Unidos y trabajaba de cerca con las comunidades hispanas en ese país. Fue este volumen el primero de una trilogía sobre la teología de la evangelización que Costas había concebido pero que no llegó a completar debido a su temprana muerte a la edad de 45 años. Es, en cierto modo, una obra de madurez en la cual Costas establece un fund...