
- 112 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
La rebelión de las disidencias
Descripción del libro
Con mucha alegría y orgullo lanzamos esta segunda edición de La rebelión de las disidencias, en versión corregida y aumentada, ya que la primera se agotó a sólo seis meses de publicada. Este texto sobre el fenómeno social y político de la disidencia sexual y de género, sus orígenes y sus desafíos, es una elaboración colectiva de militantes de Libre Diversidad, la agrupación LGBTI del MST.Entendemos la lucha por nuestros derechos como parte de la batalla política de fondo contra este sistema capitalista y patriarcal, que es el padre de la heteronorma, el binarismo y todas las demás opresiones.
Preguntas frecuentes
Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
- Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
- Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a La rebelión de las disidencias de Pablo Vasco en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Ciencias sociales y Feminismo y teoría feminista. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.
Información
Capítulo III
Teoría queer y no binarismo
Deconstruyendo a Judith Butler
En 1990, la filósofa norteamericana Judith Butler publica El género en disputa, marcando un antes y un después en los estudios de género. Allí critica todo universalismo, cuestiona la existencia de categorías preexistentes y hasta llega a negar el dato biológico. Considera sexo y género como sinónimos, dado que ambos son construcciones culturales impuestas. Para Butler el género es performativo, es siempre un hacer cambiante: no hay una identidad de género previa a sus diferentes expresiones, sino que se construye a través de éstas.
Por repetición de su lógica, el que configura el binarismo hombre-mujer es el régimen de poder de la heterosexualidad obligatoria. Así, para Butler, el sujeto del feminismo no puede ser una identidad universal mujeres que dé por sentado ningún aspecto, ya que la considera normativa y por lo tanto excluyente.
Reconocemos que Butler, cuyos textos no son nada sencillos, pone en debate toda la lógica binaria y abre las posibilidades del género, pero diferimos de aspectos fundamentales de su teoría queer.
¿Patriarcado “cultural”, sin bases materiales?
Luego de analizar todas las construcciones culturales dialécticas que intervienen en la formación del género, Butler formula una de sus preguntas clave: “Si es posible apelar a una ‘persona’, un ‘sexo’ o una ‘sexualidad’ que evite la matriz de las relaciones discursivas y de poder que de hecho crean y regulan la inteligibilidad de esos conceptos, ¿qué determina la posibilidad de inversión, subversión o desplazamiento reales dentro de los términos de una identidad construida? ¿Qué alternativas hay en virtud del carácter construido del género?”20
Luego se responde: “Revelar los actos contingentes que crean la apariencia de una necesidad naturalista -lo cual ha constituido parte de la crítica cultural por lo menos desde Marx- es un trabajo que ahora asume la carga adicional de enseñar cómo la noción misma del sujeto, inteligible sólo por su apariencia de género, permite opciones que antes habían quedado relegadas forzosamente por las diferentes reificaciones (o cosificaciones) del género que han constituido sus ontologías contingentes”21.
Butler polemiza con el concepto de unidad y representación del feminismo radical de los años ´70 y el biologicismo excluyente de su categoría universalista mujer, que en buena medida invisibilizaba las disidencias. Sin embargo, en esa deconstrucción minimiza el hecho biológico de que más de media humanidad nace con útero, diferencia biológica sobre la cual el capitalismo establece la división sexual del trabajo y la opresión machista.
Además toda la elaboración de Butler entiende a la cultura sólo como una reproducción discursiva y psicoanalítica, pero sin anclaje alguno en la sociedad de clases. Por eso, aunque cite a Marx, ella descarta analizar lo primordial para cualquiera que apele al materialismo histórico: el terreno concreto de la explotación y la opresión que nos impone el capitalismo patriarcal, cimiento sobre el cual se construyen la cultura y el ideario oficial.
El eje de nuestra discrepancia con Butler reside en su omisión de la experiencia concreta y del sistema de clases que condiciona la conciencia y la conducta de toda persona, sea cual fuere su género, y que influencia incluso a las orientaciones afectivas y sexuales que salen de la norma impuesta.
Desde el esclavismo a hoy, los sectores dominantes de los sucesivos sistemas económico-sociales construyeron instituciones y falsas ideologías para perpetuar el esquema binario de atracción afectivo-sexual en pos de la reproducción. A fin de asegurarse sus ganancias y privilegios, el sistema transmite su cultura a través de una serie de instituciones y falsas ideologías, comenzando por la familia, cuyo rol Butler también omite.
¿Revolución cultural sin revolución social y política?
En todo su texto, Butler remarca la importancia de entender que hay diferentes tipos de mujer y de hombre, y que, en base a ese binarismo, la cultura y el discurso oficial atrapan al sujeto individual: “La tarea aquí no es alabar cada una de las nuevas opciones posibles en tanto que opciones, sino redescribir las opciones que ya existen, pero que existen dentro de los campos culturales calificados como culturalmente ininteligibles e imposibles. Si las identidades ya no se establecieran como premisas de un silogismo político, y si ya no se creyera que la política es una serie de prácticas derivadas de los supuestos intereses que incumben a un conjunto de sujetos preconcebidos, seguramente nacería una nueva configuración de la política a partir de las ruinas de la anterior”22.
Es cierto que Butler valora la movilización social: “Cuando los cuerpos se reúnen con el fin de expresar su indignación y representar su existencia plural en el espacio público, están planteando a la vez demandas más amplias: estos cuerpos solicitan que se los reconozca, que se los valore, al tiempo que ejercen su derecho a la aparición, su libertad, y reclaman una vida vivible”23. Y sobre el movimiento Ni Una Menos argentino, señala: “Las movilizaciones masivas pueden producir una nueva conciencia social y nuevas realidades legales”24.
Pero nunca hubo, hay ni habrá ninguna “nueva configuración de la política” en tanto subsista la lucha de clases. Entonces la sumatoria de salidas individuales que propone Butler, de resignificar constantemente la identidad sexo-genérica de cada persona en una suerte de nomadismo de género, de hecho niega el problema de fondo: que existen clases que reproducen las relaciones económico-sociales y culturales para explotar y oprimir al 99% de la humanidad. Por eso como estrategia equivocada ella plantea a lo sumo una “democracia radical y pluralista”, pero sin romper los marcos del capitalismo: “Lo que yo entiendo como hegemonía es que su momento normativo y optimista consiste, precisamente, en la posibilidad de expandir las posibilidades democráticas para los términos claves del liberalismo, haciéndolos más inclusivos, más dinámicos y más concretos”.25
Nosotres no queremos hacer “más inclusiva”, “más dinámica” ni “más concreta” la democracia liberal burguesa. La familia monógama patriarcal y la heteronorma van perdiendo rigidez a tono con la crisis capitalista, que revela sus bases de miseria económica y sexual. Esto es producto de las diferentes luchas que venimos llevando adelante las mujeres y las disidencias, así como la clase trabajadora y la juventud.
Tenemos que seguir cuestionando todo, con un norte claro: la destrucción del basamento material que sustenta esa doble opresión y la explotación. Sin ese cambio estructural, revolucionario, el capitalismo patriarcal y su institucionalidad nos van a seguir violentando porque su propia naturaleza así lo requiere.
Ni confusión ni transición: bisexualidad
En la actualidad, las y los bisexuales somos estigmatizadxs. Los prejuicios que sufrimos expresan que, para quienes nos discriminan, estamos en proceso de “definición”. Nos llaman desde confundidxs, inmadurxs, egocéntricxs, egoístas o siempre al borde del orgasmo, hasta cómplices del sistema heteronormativo y machista. Son caracterizaciones que llevan a la sociedad a internalizar nuestra inexistencia como categoría válida. Por lo tanto, nuestra bisexualidad es invisibilizada. Por consiguiente, entendemos que es una necesidad real profundizar en la raíz de dichas cuestiones.
En cuanto a la definición de bisexualidad, podemos hablar de dos posturas antagónicas. La primera tendencia plantea que el individuo se encuentra en un “estado de transición” de una sexualidad hacia la otra, de la heterosexualidad a la homosexualidad, ya sea por confusión o inmadurez. Sin embargo, esta mirada simplista asegura que, llegado el momento, la persona optará por definirse y constituirse en uno de los dos “bandos”.
Detrás de estas críticas se esconde un pretendido ideal de sexualidad cuya culminación sería un estado fijo. La madurez requerida se vería reflejada en la elección de uno de esos dos “bandos” y el renunciamiento a las otras alternativas. En resumen, de este modo se excluye y se invisibiliza a la bisexualidad como una orientación valida y la persona es forzada a identificarse con una categoría que no la representa. Esa presión para encasillarnos expresa la incomodidad de la heteronorma hacia todo lo que rompe los moldes.
La segunda posición, en cambio, define identificarse en la bisexualidad porque reconoce la autenticidad de aquella movilidad y flexibilidad que la primera postura rechaza. Postula a la bisexualidad como elemento disruptivo de dicha sexualidad normativizada. Esta orientación remite al cambio y a lo móvil. Es por eso que atemoriza, porque rompe con el esquema jerárquico y excluyente de las orientaciones reglamentarias.
La carga política que hoy tiene la bisexualidad, en la individualidad del sujeto, es más bien negativa como producto de la invisibilización y la opresión que esta identidad política sufre a causa de la heteronorma. Es por esto que muchas personas evitan categorizarse a sí mismas como bisexuales. Aparecen entonces nuevas sexualidades como por ejemplo: la pansexualidad, la homo-hetero flexibilidad o la polisexualidad.
Suceden estas apariciones en una disputa estéril con respecto a la validez, en este caso, de la pansexualidad. Nosotrxs elegimos resolver el debate basándonos en el análisis del significado de los términos: se comprende por pansexualidad a la atracción sexo-afectiva hacia otra persona independientemente de su género.
El tema se complejiza cuando queremos definir la bisexualidad en base a las diferentes formas de ser explicada: la atracción sexo-afectiva hacia los géneros políticos, hacia el propio y demás géneros o hacia todos los géneros. Conceptualmente, el significado de ambas sexualidades es el mismo. Por eso sostenemos que estos paralelismos dividen la lucha concreta como bisexual contra la heteronorma y diluyen su peso político.
“La definición más simple de la bisexualidad habla de la potencialidad de sentirse atraída o atraído por personas del propio género así de como cualquier otro”26. Fomentamos su empoderamiento y reconocemos que inclusive al interior del movimiento LGBT y de las disidencias de alguna manera la bisexualidad también sufre cierta invisibilización.
“Basta de silencios opresivos. Elegimos nombrarnos como bisexuales, conscientes de las complejidades que el término implica, pero con la profunda convicción de la necesidad de hacerlo como estrategia política. Porque creemos y sentimos que para que haya diversidad tiene que haber diferencias, y que si esa diferencia no construye comunidad, estamos a disponibilidad de la violencia de los demás”27.
Asimismo, observamos que al interior de las disidencias organizadas la bisexualidad suele quedar en un segundo plano, y que son pocxs lxs compañerxs que se organizan políticamente dentro del movimiento LGBTI (La Fulana, Bisexuales Feministas). Esta es una de las problemáticas que llevan a que la militancia bisexual se vea condicionada para dar una lucha consecuente.
Desde Libre Diversidad y el MST creemos necesaria la unidad y la organización de todas las disidencias. Por eso queremos remarcar la importancia de que lxs compañerxs bisexuales se visibilicen, se sumen y orgullosamente acompañen desde su propia identidad combativa a la lucha general contra la heteronorma que reproduce este sistema capitalista y patriarcal.
Bibliografía
- Sobre conversiones, conversaciones y transformaciones necesarias (basta de bifobia!), Bisexuales Feministas, en el blog espaciodeencuentrobisexual, 12/2/17.
- La bisexualidad a lo largo de la historia, Luis Emilio Rodríguez Vicente, en el periódico Su voz, New Jersey, Estados Unidos, 19/1/10.
- Orgullo y prejuicios, Bisexuales Feministas, en el suplemento Soy, Página 12 del 28/6/13.
El desafío de ser trans
“Reivindico mi derecho a ser un monstruo
y que otros sean lo normal”.
Susy Shock, 2011.
Mucho se ha escrito y dicho sobre la noción de normalidad, utilizada históricamente para justificar operaciones de exclusión, marginación y patologización de aquello que no encaja en los moldes preestablecidos por un determinado orden social. Las identidades trans y su consideración en las distintas sociedades a lo largo de la historia ejemplifican cómo operan esos procesos de “normalización”.
Como lo que no se nombra no existe, un primer paso clave para desenmascarar tales exclusiones es nombrar cada identidad de género para reconocer nuestra existencia y visibilizar cada realidad específica, cada experiencia vital.
- Travestis. Personas que expresan su identidad de género, de modo permanente o transitorio, utilizando vestimentas y actitudes habituales del género “opuesto” al socialmente asignado a su sexo biológico. Como identidad política, están fuera del binarismo.
- Transexuales. Personas que adecúan su apariencia biológica a la identidad de género autopercibida mediante una intervención médica hormonal y/o quirúrgica. Término en desuso, con cierto carácter patologizador.
- Transgénero. Grupo multi-identitario que abarca todas las identidades y expresiones de género que no se perciben con el sexo que les fue asignado al nacer, incluidxs travestis y transexuales.
- Cis-género. Expresión de uso más reciente, que se utiliza para referirse a aquellas personas cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer. Es lo opuesto a trans.
Las personas trans tenemos un promedio de vida de apenas 36 años28. Este solo dato confirma las enormes dificultades de una persona trans para vivir en este sistema. Ser, por fuera de los moldes que el capitalismo patriarcal determina, cuesta mucho en calidad y expectativa de vida. Las prácticas excluyentes se expresan en todas las áreas.
Algunos datos estadísticos
Durante el 2016, sobre una muestra de 202 personas trans (169 travestis y mujeres trans, y 33 hombres trans), residentes en la CABA, el Programa de Género y Diversidad Sexual del Ministerio Público de la Defensa porteño y voluntarixs del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis realizaron una encuesta investigativa29. Con su relatividad, tal estudio permite obtener información valiosa.
- ¿Cuándo sintieron que su género era distinto al asignado al nacer? Para el 64,6% fue entre que nació y los 8 años, o sea muy precozmente. Más del 80% de las travestis y mujeres trans lo manifestó socialmente antes de los 18 años, siendo en cambio de un 43% para los varones trans.
- ¿Cómo generan ingresos? Más del 70% de las travestis y mujeres trans mediante la prostitución, 15% en tareas precarias y 9% con empleo formal. Para los varones trans, 48% dijo tener un empleo informal, 36% un trabajo formal y 15% vive de la ayuda familiar.
Familia, escuela, salud
El primer ámbito donde aparece la exclusión es el propio núcleo familiar. Con mayor frecuencia cuanto más pequeña sea la localidad, en la pubertad las personas que no encajamos en la heteronorma solemos ser relegadas porque le damos “vergüenza” a la familia y hasta somos expulsadas de nuestros hogares.
A nivel escolar somos objeto de burla de nuestros pares y/o de marginación oficial. La expulsión del hogar a menudo conlleva la exclusión definitiva del sistema educativo, lo cual a su vez empuja a una única salida de supervivencia: la migración a otra ciudad y la prostitución.
Respecto de la salud, un primer obstáculo es la patologización. En 1990 la OMS dejó de considerar a la homosexualidad como enfermedad psiquiátrica, pero no así a la transexualidad. En la actualización de 2018 ésta última ya no integra los “trastornos de la personalidad y el comportamiento” pero sí el listado de enfermedades, como “incongruencia de género”. Ese cambio de trastorno a condición refleja la presión social que se cuela en el terreno del modelo médico hegemónico, pero también la resistencia institucional a reconocer todas nuestras sexualidades.
En cambio, la Ley 26.743 de Identidad de Género establece: “Todas las personas mayores de dieciocho (18) años de edad podrán, conforme al artículo 1° de la presente ley y a fin de garantizar el goce de su salud integral, acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir autorización judicial o administrativa” (art. 11), e incorpora dichos procedimientos al Plan Médico Obligatorio que debe garantizar todo el sistema de salud.
No obstante, los gobiernos no asignan los recursos necesarios. Sólo con reclamo es posible acceder a las prácticas médicas. Esa dificultad o imposibilidad de acceso nos expone...
Índice
- Prólogo a la segunda edición
- Prólogo a la primera edición
- Juventud y disidencias
- Patriarcado y heteronorma
- Teoría queer y no binarismo
- La opresión institucional
- Disidencia, debates y revolución
- ANEXOS