1. Atención plena o mindfulness
«Cuando dices “sí” a la vida tal como es, cuando aceptas este momento como es, puedes sentir dentro de ti un espacio profundamente pacífico.
»El “sí a lo que es” revela una dimensión de profundidad en ti que no depende ni de las condiciones externas ni de la condición interna de los pensamientos y emociones en constante fluctuación.»
ECKART TOLLE
Al escuchar el término anglosajón “mindfulness” se puede entender que de lo que trata es de tener la “mente llena”, como su traducción literal señala. Y esto es precisamente: sentir la mente llena de la experiencia del momento que estamos viviendo (en vez de mantenerla atestada con la dispersión y el “ruido mental” que solemos tener; como si de una cascada constante y descontrolada de pensamientos, deseos, imágenes, etcétera, se tratara).
Al revisar todo lo que se ha escrito sobre mindfulness, se evidencia que no existe una traducción literal al español de este término. Entre las expresiones más utilizadas aparece el propio término “mindfulness”, o las traducciones “atención plena” o “conciencia plena”. En este texto utilizaremos principalmente “atención plena” pues nos parece el término más adecuado para designar la práctica.
Este concepto hace referencia a un estado de conciencia que se puede desarrollar a través de distintas técnicas meditativas. Sobre su origen, algunos autores lo sitúan en la tradición budista aunque, para otros, la raíz de la práctica de la meditación es anterior al propio Buda.
Como señala Kabat-Zinn (1990), una de sus mayores ventajas es que su práctica no depende de ninguna ideología ni creencia específica, por lo que sus beneficios son accesibles para cualquiera que quiera probarlos.
No cabe duda de que el interés por esta práctica está aumentando progresivamente en todo el mundo (sobre todo en el mundo occidental). Cada vez surgen más publicaciones, investigaciones y experiencias en torno al aprendizaje y los beneficios de llevar una vida consciente.
Con el paso de los años, la investigación se ha centrado en el estudio de la eficacia de la atención plena en el tratamiento de muchos trastornos. Este proceso ha generado un cuerpo teórico del que han surgido enfoques y modelos prácticos que tratan de explicar la efectividad de la meditación más allá de sus efectos relajantes.
Entre los beneficios directos e indirectos de la práctica de la atención plena sobre la salud destacan: la reducción del estrés, del dolor crónico, de trastornos psicológicos y de los patrones mentales de evitación experiencial y rumiación; la mejora del sistema inmune y de cuadros de enfermedades crónicas; el aprendizaje de afrontamientos más eficaces y la aceptación de la incertidumbre creadora; la generación de un estado de equilibrio emocional relacionados con el bienestar, la relajación y la calma, etcétera.
Aproximación al término “mindfulness”
Tratar de definir algo que es fundamentalmente “experiencia” puede resultar erróneo, porque un concepto mental nunca va a recoger el significado real de lo que es el estado mindfulness. Sin embargo, para poder saber en qué consiste y cómo se aprende a desarrollar dicha conciencia, se necesita una aproximación conceptual y teórica a dicha práctica.
Al hablar de mindfulness nos referimos a una práctica milenaria que consiste en: La atención mantenida y no valorativa sobre la experiencia tal y como es en el momento presente, sin juzgarla, sin evaluarla y sin reaccionar a ella.
Esta definición integra elementos clave para la comprensión de lo que es la atención plena: experimentar el momento presente con todos los sentidos y habilidades, sin perseguir ningún otro objetivo.
Mantener la atención en la experiencia presente o estado mindfulness también implica observar los procesos y estados mentales perceptibles, las emociones, los pensamientos e imágenes que son el contenido de la mente en ese momento.
Puede resultar obvio decir que todo el mundo sabe que está en el momento presente. No obstante, una cosa es saberlo y otra es estar plenamente en él.
Si alguien se detiene un instante, a lo mejor puede descubrir que está haciendo una tarea mientras mentalmente está en otra cosa. También puede suceder que alguien se sorprenda al final del día al darse cuenta de que ha pasado la jornada y apenas ha estado “presente” en lo que ha hecho. Esto es lo que se llama “estar con el piloto automático”. Un resorte que todos tenemos instalado y con el que nos movemos guiados por creencias y hábitos que reproducimos de forma inconsciente.
Cuando esta persona va como un “autómata” de tarea en tarea, tiende a adelantarse a lo que, en teoría, vendría después, o a centrarse en asuntos pendientes u otros temas que nada tienen que ver con lo que está haciendo ahora. Automatizar procesos puede tener algunas ventajas (economía del tiempo, agilidad mental, desarrollo de aptitudes, etcétera), pero también serios inconvenientes (desconexión con la realidad, errores o accidentes por estar despistados, exceso de rendimiento del sistema nervioso, estrés, etcétera).
Por tanto, es muy saludable saber desconectar este “piloto automático” y activar el “piloto manual”; es decir, saber pasar de los automatismos inconscientes a dirigir la atención consciente al momento que estoy viviendo. Y de esto, precisamente, trata el programa de entrenamiento que se presenta en este libro.
Funciones de la conciencia plena: tomar conciencia y dirigir la atención
«Cada momento de experiencia vivida plenamente es una experiencia de libertad personal.»
JOHN KABAT-ZINN
El estado de atención plena o mindfulness tiene dos funciones complementarias:
• Informar sobre lo que está sucediendo en el campo perceptual. Es decir, nos advierte de lo que está presente en nuestra mente en cada momento.
• Informar sobre qué es lo que debe estar presente en la mente de acuerdo al contexto de la situación presente.
Peter Harvey (1998) describe en el siguiente ejemplo estas dos funciones de la atención plena: «Cuando uno trata de concentrarse en la sensación de contacto del aire inspirado y espirado durante la observación de la respiración (meditación en la respiración), a menudo la persona se puede encontrar perdida en alguna fantasía o distracción. En el momento en el que se “da cuenta” de que está distraída, está desarrollando la primera función. Inmediatamente después, la persona es consciente de que la actividad que debe estar realizando no es la de percibir fantasías o distracciones, sino la de enfocar su atención en el proceso de la respiración descrito. En este momento se da la segunda función, la de “recordar” a la persona qué es lo que se supone que “debe estar haciendo”.
En la vida cotidiana surgen múltiples situaciones que pueden ilustrar las dos funciones principales de mindfulness que se acaban de presentar. Un ejemplo muy común: una pareja está hablando entre sí y, en teoría, deben estar atentos a lo que uno dice al otro. En un momento dado, uno de ellos “se desconecta” de la conversación (le surge un pensamiento sobre otra cosa, oye un ruido que llama su atención, recuerda algo o siente un escalofrío en su cuerpo); al darse cuenta de que se ha distraído y ha dejado de escuchar lo que dice su pareja, esa persona puede elegir entre quedarse atrapado mentalmente en sus pensamientos, sentimientos y sensaciones o, siendo ya consciente de ellos, volver a dirigir toda su atención a la conversación que está manteniendo en ese momento (ya no “en teoría” sino “en la práctica”).
Componentes de mindfulness
Las dos funciones descritas anteriormente (tomar conciencia y dirigir la atención) tienen mucho que ver con los componentes clave de mindfulness que se han identificado:
• Mantener la atención en la experiencia presente: la autorregulación de la atención. Por una parte, se trata de observar manteniendo una atención sostenida. Y, por otro lado, se trata de desarrollar la habilidad de regresar a la experiencia cuando la mente se distrae. Por tanto, de lo que se trata es de lograr una aproximación experiencial a los pensamientos, sentimientos y sensaciones que surgen, lo cual llevará a una persona a actuar con conciencia.
• Mantener una actitud de curiosidad, apertura y aceptación hacia la propia experiencia. Esta actitud faci...