CAPÍTULO III
Estado y municipio de San Pablo:
la situación en el área de Educación
El sistema de enseñanza en el estado de San Pablo
El sistema de enseñanza pública paulista es uno de los mayores de Brasil. Posee una gran complejidad y masividad. La denominada red pública estadual paulista atiende, conforme a los datos preliminares de 1994, a 5.280.220 alumnos de educación primaria, participando en un porcentaje del 79,6% del total –incorporando a esta cifra la red municipal y las escuelas particulares–. Para la enseñanza media, los números son los siguientes: 1.188.820 estudiantes, que equivale al 80,1% de todas las redes. Estos datos comprenden a 1.346 estudiantes de educación infantil (0,2%) del total de las redes, y 21.346 estudiantes de educación especial (43,9%) de todas las redes.
Por lo tanto, conforme a estos números, la red pública estadual tiene bajo su responsabilidad a 6.491.732 niños y jóvenes.
A título de comparación, conviene recordar [que las cifras sobre la población estudiantil de la red estadual de San Pablo], equivalen dos veces a la población del Uruguay, a una vez la población del Estado de Pará en el año 2000, a una vez la población de Austria… o sea, solo el volumen de alumnos atendidos demuestra el gigantesco tamaño de la red estadual.
La masividad de este sistema hacia fines de los años 80 e inicios de los 90 no estuvo exenta de dificultades en la estructura organizacional del mismo. Con una matriz diseñada en tiempos de la dictadura, la configuración inicial del sistema de enseñanza proviene del decreto 7.510 del año 1976 y se basa en un fuerte rasgo de burocratización, que se expresa en la rigidez de la red estadual en cuanto a la fijación del trabajo, la impersonalidad de las relaciones entre docentes y alumnos, la alienación de las tareas, el formalismo, la evaluación que privilegia más la conformidad a las reglas que los objetivos formativos, entre otras características.
Desde el punto de vista cualitativo, el sistema tampoco se mostró acorde a las metas fijadas respecto de la calidad de la enseñanza. Las altas tasas de deserción, repitencia y por ende, los dificultades en la retención escolar fueron algunas de las marcas que este sistema fuertemente burocratizado dejó en San Pablo. Para algunos especialistas brasileños estas condiciones de trabajo y formación han dejado señales indelebles en la cultura escolar de este país. A causa de ello las reformas intentadas a nivel estadual y municipal se toparon con los obstáculos crónicos de esta matriz, tal como veremos que sucedió en tiempos de la gestión Freire en la Secretaría de Educación Municipal. Una de las razones y los efectos fue la inexistencia de autonomía y flexibilidad del propio sistema educativo. La ausencia de creatividad en el enfrentamiento o resolución de problemas, abordajes fragmentados de la realidad, falta de motivación en los docentes, problemáticas de convivencia escolar, ausentismo docente y estudiantil, eran considerados una constante en el sistema educativo.
En este diagnóstico también fueron coincidentes, por ese entonces, los integrantes del equipo de educación popular del PT de ese mismo estado. Es de atender que estas evaluaciones sobre el sistema estadual desarrolladas en sus rasgos generales comprenden también las particularidades del sistema municipal, tal como veremos más adelante.
Las presiones desde las bases docentes e incluso estudiantiles, sumado a los padres y al conjunto de la opinión pública (conforme a las modificaciones políticas en el mapa brasileño: por ejemplo, el progresivo avance del PT en prefecturas, y prontamente en los Estados) significó que diferentes gobiernos en los años 80 intentaran llevar a cabo reformas educativas en el sistema estatal y municipal de San Pablo.
Las primeras reformas buscaron alterar el sistema jerárquico centralizado de las Delegaciones de Enseñanza y en las Divisiones Regionales, dotándolas de una mayor flexibilidad (como se esbozó en el anterior gobierno de Mario Covas).
Pero fue en 1984 cuando se intentaron otras reformas en el funcionamiento del régimen escolar paulista. Se implantó el llamado ciclo básico y se eliminó, por lo tanto, cualquier tipo de barrera existente entre la primera y la segunda de las series (cursos) de primer grado, de modo que la evolución del alumno ocurriese como un continuum. Por su parte, el ciclo básico fue introducido durante el gobierno de Montoro. Para el investigador Jair Milton da Silva, los resultados evidenciaban una parcial mejoría respecto del estado de situación anterior, provocando, por ejemplo, un aumento cerca del 10% en la promoción de los alumnos que pertenecían a la tercera serie, con un grado de alfabetización más adecuado que antes de la creación del ciclo básico.
Con estas medidas se inició un ciclo de reformas curriculares que en 1988, durante la gestión de Orestes Quercia, introdujo la jornada única de trabajo docente para el ciclo básico. Estas medidas buscaban atender y reforzar las series iniciales del sistema educativo, con la idea de eliminar la deserción y mejorar los índices de promoción.
En 1991, se realizó una nueva reforma estadual (la Reforma Freire la analizaremos en su particularidad más adelante) que aspiraba a alterar significativamente la calidad de la enseñanza. El proyecto se denominó “Escuelas-Modelo” y fue iniciado durante la gestión Fleury. Esta propuesta fue el resultado de la presión de los sectores medios que migraban a las escuelas públicas a causa de los elevados aumentos en las cuotas de las escuelas privadas, sumado a una masa crítica de docentes que reclamaba cambios en el funcionamiento del sistema.
La propuesta del proyecto tuvo como finalidad descentralizar las decisiones a partir de la implantación de los llamados “contratos de gestión”; por medio de este sistema se creaban y diseñaban metas en la administración central, proveía recursos y ponderaba los resultados según la evaluación de desempeños de los órganos ejecutores. Este estilo de administración alcanzaba a la red de enseñanza y se manifestaba de manera especial en el proyecto de las “Escuelas Modelo”, que pasaron a tener mayor autonomía y eran sometidas a la evaluación externa de los resultados.
Era evidente que esta concepción reformista estaba inspirada en perspectivas de aplicación de técnicas del managerialimo educativo; esto es, la aplicación de políticas de descentralización y autonomía escolar, normas estándares de rendimiento, evaluaciones externas y movimiento de recursos conforme a resultados.
Es importante atender que este conjunto de medidas fueron fuertemente criticadas desde la gestión municipal de Freire, precisamente por tratarse de principios filosóficos emparentados con las ideas neoliberales en boga por esos años, y por lo tanto, por ser expresión de innumerables sugerencias de los sectores empresariales en sus aspiraciones por mantener su presencia e influencia sobre los diseños educativos.
Sin embargo, más allá de las perspectivas desde las cuales fueron realizadas estas reformas, las expectativas de renovación no dejaron de ser acompañadas por las dificultades resultantes de la resistencia al cambio, la burocratización y los procesos de alienación laboral, propios de un sistema administrativo que funcionaba como un obstáculo para muchas de las reformas llevadas a cabo en estos años, como veremos que ocurrió bajo la gestión municipal de PT en esta misma ciudad.
En este sentido, Elba Siqueira de Sá Barreto, especialista en estudios del sistema educativo paulista se refería a la suerte de muchas de las reformas realizadas en ese Estado:
El tratamiento diferenciado que fue atribuido a las series iniciales del primer grado durante las gestiones de los gobiernos electos comenzó a configurar un nuevo padrón de atención escolar que en algunos aspectos, aproxima la escuela paulista al modelo de funcionamiento de las escuelas de los países avanzados. Pero aún las resistencias existentes a causa de los bajos salarios, aliado a los factores que parten de la propia inercia del sistema, indican que las grandes distorsiones que lo caracterizan son difíciles de superar, incluso con medidas estructurales de gran monta.
Esto es visible, incluso, cuando se analizan aquellas reformas destinadas a compartir el poder en la toma de decisiones que fueron aplicadas durante estos años. Este parece ser el caso de los Consejos de Escuela Deliberativos, como propuesta de la ley complementaria 444 del año 1985 y del Programa de Municipalización de la Enseñanza Oficial en el estado de San Pablo de 1989. Ambas reformas proponen estructuras organizativas facilitadoras de la participación de los involucrados e interesados en la enseñanza a nivel local, y son, de este modo, potencialmente propiciadoras de una mayor autonomía. Entretanto, para que sean estructuras ciertamente útiles y eficaces necesitaban de la existencia de sujetos aptos para utilizarlas.
El gremio estudiantil y la Asociación de Padres y Madres –APM–, ambos instrumentos considerados válidos por la Secretaria de Educación para garantizar la participación de los alumnos y padres, padecían del mismo mal ya apuntado, esto es, precisamente lo que eran: instrumentos y por lo tanto, necesitan de sujetos dispuestos a ejercer esa participación.
En Brasil, a diferencia de otros países latinoamericanos, como por ejemplo la Argentina, la idea de otorgar mayor flexibilidad al sistema a partir de la descentralización y la autonomía es una estrategia que tiene un cierto consenso entre buena parte de los especialistas e incluso numerosas organizaciones sociales y políticas. Empero, como observaremos al momento de analizar las propuestas freirianas, las dos concepciones citadas tienen notables diferencias tanto en sus formulaciones como en la aplicación de criterios relativos a las ideas de autogestión y autonomía escolar.
La tradición “neoliberal”, propia de los años 90, aspiraba a colocar en la lógica del mercado al sistema educativo, pretendiendo recuperar el funcionamiento del mismo mediante su calificación en clave de bienes de consumo. Es decir de rendimiento, de necesidades formativas en la lógica empresarial, de evaluaciones realizadas por organismos externos conforme a parámetros internacionales, y exhibir un supuesto neutralismo pedagógico. En esta línea se inscribieron las reformas educativas citadas hasta aquí. La otra tradición es la de la educación popular, en ella las reivindicaciones de autonomía y autogestión tienen como meta la formación de sujetos políticos comprometidos con la transformación del sistema capitalista y en un proceso de descentralización y autonomía escolar que profundice la creación de instituciones escolares en tanto organizaciones sociales democráticas y ligadas a los intereses sociales de sus comunidades. En estos principios se basó la reforma Freire de 1989, tal como veremos en los ítems siguientes.
El sistema de enseñanza en el municipio de San Pablo
El municipio de San Pablo es una metrópoli con cerca de doce millones de habitantes y con dieciocho millones en la llamada Gran San Pablo, donde la administración es responsable por una educación municipal. Recuérdese que el sistema político-administrativo brasileño contempla la unión indisoluble de tres entidades políticas diferentes: los municipios, los estados y el distrito federal. Es tradición que exista una Ley de Educación para el ámbito nacional, un Plan Nacional de Educación, planes estatales y planes municipales, aprobados por los distintos consejos estatales y municipales de la educación.
La red escolar situada en el municipio de San Pablo se encuentra distribuida en tres sectores básicos de competencia: el municipal, el estadual y el privado. Con datos de 1992, la enseñanza fundamental entre las tres redes sumaba 1.832.970 matriculados, entre niños y jóvenes de entre 7 y 19 años, garantizando una concurrencia del 87% de la población. La atención principal es realizada por la red estatal que cubre el 57% de la demanda, la red municipal participa con el 25% de los niños, los restantes son cubiertos por el sector privado.
En cuanto a la enseñanza preescolar, las tres redes atienden apenas a un 32% de la población en edad adecuada. La prefectura disponía de un tercio total de las escuelas públicas existentes en la ciudad para la atención de la enseñanza fundamental, siendo responsable también por la atención del 96% de los niños en escuelas públicas infantiles en el municipio. El Estado era el principal responsable por la oferta de la enseñanza fundamental en la ciudad de San Pablo, teniendo la responsabilidad la prefectura de atender al 33,3% de la demanda. En cuanto al preescolar, le compete al municipio la mayor responsabilidad por su atención.
En 1989 cuando asume el PT la prefectura del distrito, la Secretaría Municipal de Educación administraba unas 540 escuelas, con una estructura administrativa que absorbía el equivalente del 35% de los funcionarios de la prefectura. En ese mismo año, la red escolar municipal atendía a 650 mil estudiantes. Teniendo en cuenta la franja de enseñanza obligatoria prevista en la Constitución, se estimaba que cerca de 868 mil niños y jóvenes estaban excluidos de la educación pre escolar y de la enseñanza fundamental. La población que participaba en las escuelas era principalmente perteneciente a las clases populares, había bajos niveles de...