PARA EXPLORAR MÁS A FONDO
«El libro auténtico está en las notas finales, Rama», le dijo en una ocasión Oliver Sacks al gran neurocientífico V.S. Ramachandran (2008, pág. 17). Tal vez «el libro auténtico» está en todas partes y en ninguna, porque cada lector crea su propio libro al leerlo. En cualquier caso, a continuación se ofrecen referencias y notas tangenciales que pueden ayudar a desarrollar lo escrito en cada una de las secciones precedentes, en un orden que aproximadamente sigue el del texto principal.
Aquí y en el texto principal, cuando doy citas a partir de fuentes originales en inglés, alemán y otras lenguas vecinas, realizo yo mismo la traducción.
I
• Citas iniciales: Keen (2011), pág. xv; Krugman (2012c).
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• «La historia es…»: Joyce (1934, pág. 35): «History […] is a nightmare from which I am trying to awake».
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• El total de la deuda estudiantil en Estados Unidos superó en 2012 un billón (one trillion) de dólares. Ante ello han surgido movimientos de protesta con lemas como You Are Not a Loan! Véase http://www.yesmagazine.org/people-power/a-student-debt-strike-force-takes-off.
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• «Personas muy serias…»: Krugman (2012c, la cursiva es de Krugman).
• «Marktkonforme Demokratie»: declaración de Angela Merkel a la emisora de radio pública alemana Deutschlandfunk, el 1 de septiembre de 2011.
• Merkel se ha visto obligada a declarar en alguna ocasión que las políticas de austeridad las impone el sistema, no ella: «La austeridad no es idea mía […]. Estos programas vienen del BCE, de la Comisión Europea y el FMI» (declaraciones recogidas en La Vanguardia, 18 de septiembre de 2012, pág. 47), es decir, que las impone la troika tecnocrática que domina la política europea. El Banco Central Europeo está ubicado en Frankfurt, a la sombra del Bundesbank.
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• Stiglitz (2012) concluye que lo que ha transformado el mundo ha sido una «batalla de las ideas» en la que ha vencido lo que beneficiaba a una pequeña minoría (y a la tecnocracia). Chang (2012, pág. 19) escribe: «la catástrofe es fruto de la ideología de libre mercado que gobierna al mundo desde los años ochenta». De un modo semejante, Jean Ziegler resume en un solo concepto qué ha frustrado los esfuerzos mundiales para paliar el hambre en el mundo: «el neoliberalismo» (respuesta final a la entrevista realizada por Vallín [2012]).
• Además de su recorte de derechos sociales, las políticas neoliberales de Thatcher y Reagan también ahogaron la reconversión hacia los sistemas energéticos renovables, que se había puesto en marcha a partir de la crisis del petróleo de los años setenta. Con ello se perdió una oportunidad de la que ya no volveremos a disponer, pues la implementación a escala global de sistemas de producción de energía renovable requiere un excedente de petróleo barato (tanto para producir sus materiales como para transportarlos) que ahora ya no existe.
• Hay una creciente literatura reciente sobre los mecanismos a través de los cuales el neoliberalismo ha ido ganando la batalla: Chang (2012), George (2010), Stiglitz (2012), Ziegler (2012).
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• «Era de codicia e irresponsabilidad…»: Barack Obama en el documental Inside Job (minuto 97).
• «Incompetencia y miopía…»: Ignacio Ramonet (2012), pág. 2, donde también afirma que el modelo de crecimiento basado en la burbuja inmobiliaria estaba «carcomido por la incompetencia y la codicia».
• Adam Smith era sobre todo un filósofo preocupado por cuestiones éticas y sabía perfectamente que nada bueno cabe esperar de la codicia. Así, el Libro I de La riqueza de las naciones (1776) concluye con esta advertencia: «The interest of the dealers […] in any particular branch of trade or manufactures, is always in some respects different from, and even opposite to, that of the public […] The proposal of any new law or regulation of commerce which comes from this order, ought always to be listened to with great precaution, and ought never to be adopted till after having been long and carefully examined, not only with the most scrupulous, but with the most suspicious attention. It comes from an order of men, whose interest is never exactly the same with that of the public, who have generally an interest to deceive and even to oppress the public, and who accordingly have, upon many occasions, both deceived and oppressed it» («El interés de los negociantes […] en cualquier rama particular del comercio o de la producción, siempre es en algunos aspectos distinto, e incluso opuesto, al de la población […]. Cualquier propuesta de una nueva ley o regulación que venga de ellos, deberá siempre ser escuchada con gran precaución, y nunca deberá ser adoptada hasta que haya sido examinada, larga y cuidadosamente, con la atención más escrupulosa y más llena de desconfianza. Pues procede de un tipo de hombres cuyo interés nunca es exactamente el mismo que el de la población, que tienen generalmente un interés en engañar e incluso en oprimir a la población, y que de hecho, en numerosas ocasiones, la han engañado y oprimido»).
• En cierto modo, en la ambiciosa Norteamérica prevalece la codicia sobre la negligencia, mientras que en la pensativa Europa la negligencia tecnocrática prevalece sobre la codicia. En cualquier caso, una y otra, codicia y negligencia, son hoy elementos esenciales de un sistema que no funciona.
• «El hambre no es una fatalidad… violencia estructural… estaba despedido»: Jean Ziegler, en entrevista concedida a Pedro Vallín (2012, pág. 56).
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• «En aquel Imperio…»: Borges, «Del rigor en la ciencia», incluido en El Hacedor (1960). La fábula borgiana se refiere luego a las «Ruinas del Mapa» y acaba con la rúbrica «Lérida, 1658».
• McGilchrist (2009, pág. 402) escribe: «I summarised the left hemisphere role as providing a map of the world. Now that map threatens to replace the reality».
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• E.F. Schumacher (1974, págs. 11 y 36) ya señalaba que «nos hemos alienado de la realidad y nos inclinamos a considerar sin valor nada que no hayamos producido nosotros», y añadía que las teorías económicas tratan las cosas «según su valor de mercado y no según lo que son en realidad».
• «En la medida en que…»: Einstein, conferencia impartida en Berlín el 27 de enero de 1921: «Insofern sich die Sätze der Mathematik auf die Wirklichkeit beziehen, sind sie nicht sicher, und insofern sie sicher sind, beziehen sie sich nicht auf die Wirklichkeit».
• «Página tras página…»: Leontief (1982).
• «Aspectos del sistema económico… pero no en la Tierra»: Coase (1992).
• «La economía convencional…»: Coase (1998).
• En vez de estudiar más a fondo los ejemplos reales que nos da la historia económica, la economía convencional se aventura a hacer modelos basados en complicadas operaciones matemáticas y cada vez más alejados del mundo tangible. Estos modelos, desgraciadamente, demasiado a menudo se convierten en acción de gobierno. Como señala John Michael Greer (2011, pág. 16-19), la economía convencional padece una «matematización prematura». O, como afirma Gilbert Rist (2011, pág. 187), la economía convencional «es una “ciencia” cuya miopía a veces se aproxima a la ceguera», dado que «cuenta y recuenta todo lo que el mercado registra, pero olvida que las cifras con las que juega distan mucho de reflejar el mundo real».
• Como escribió Galbraith, el propio Adam Smith «con su desprecio por los subterfugios teóricos y su vivo interés por las cuestiones prácticas, hubiera tenido dificultades para obtener una cátedra con titularidad plena en una universidad moderna de primer rango» (citado en Klink, 2009, pág. 8).
• Una introducción académica a la historia económica ya lamentaba hace dos décadas «that habit, which has become almost a vice for a great deal of contemporary economic theory, of only analyzing simple and well-defined problems so as to allow the scholar to find clear “truths” without getting too mixed up in the facts» (Screpanti y Zamagni [1993], pág. 36: «ese hábito, que se ha convertido casi en un vicio de buena parte de la teoría económica contemporánea, de analizar solo problemas simples y bien definidos para permitir que el experto halle “verdades” nítidas sin tener que ocuparse mucho de los hechos»). Desde una perspectiva distinta y más reciente, escribe el ex secretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos y profesor de Economía en la Universidad de California J. Bradford DeLong: «Necesitamos más historiadores monetarios e historiadores del pensamiento económico y menos constructores de modelos» (DeLong, 2011).
• Una de las abstracciones económicas más destacables es el Producto Interior Bruto, indicador realmente bruto al que se sigue prestando una desmesurada atención. Reproduzco lo que escribía hace unos años (Pigem [2009], págs. 50-51): «El Producto Interior Bruto (PIB), que hasta hace poco era la única medida oficial del desarrollo de un país, mide solo transacciones económicas. Ignora todo el trabajo doméstico o voluntario, y todo el trabajo cuyo fruto es para uno mismo o para repartir solidariamente: un agricultor autosuficiente o una comunidad indígena, por más dignas y plenamente humanas que sean sus vidas, solo cuentan para el PIB si usan dinero y hacen facturas, de lo contrario no existen. Más curioso todavía es el hecho de que el PIB cuenta como positivas las transacciones económicas derivadas de la destrucción de espacios naturales y de la destrucción de la armonía social: accidentes, crímenes, conflictos y desastres, en la medida en que movilizan servicios de emergencia, letrados y equipos de reconstrucción, tienden a aumentar el PIB, indicador modélico de una mentalidad para la que solo cuenta lo que se puede cuantificar y convertir en dinero. Tal como las manos del rey Midas convertían en oro todo lo que tocaban, la mirada del economicismo convierte en mercancía todo lo que contempla».
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• La imagen del 99% a merced del 1% ha sido popularizada por el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz (y desarrollada en Stiglitz [2012]).
• «Zweckrationalität»: Weber (2010). El gran sociólogo alemán distingue entre la acción o actitud zweckrational (que se guía por la estrecha racionalidad tecnocrática) y la acción o actitud wertrational, que se guía por la racionalidad mucho más amplia de los valores humanos (éticos, estéticos, espirituales y, hay que añadir hoy, ecológicos). La racionalidad tecnocrática ha sido común a todos los sistemas, capitalistas o marxistas, que han puesto lo técnico y económico por delante de lo humano.
• «El destino… (Entzauberung der Welt)»: Weber (1995).
• «Jaula de acero… coacción económica… nunca habría llegado antes»: Weber (2010).
• La prestigiosa revista Nature informaba recientemente de un estudio de Naciones Unidas sobre el impacto ecológico de la actividad económica (Sukhdev, 2012). Según los datos, el coste ambiental de la actividad de las 3.000 principales multinacionales ascendió en 2008 a 2,15 billones de dólares, el 3,6% del PIB mundial. Ahí se contabiliza el impacto de la contaminación y generación de residuos, el uso de agua dulce y la pérdida de suelo fértil. La lógica del sistema impulsa a las multinacionales a centrarse en los beneficios para sus accionistas, privatizando beneficios y cargando las pérdidas al resto de la humanidad y del plane...