Capítulo 1. Configuración epistémica y legal de la noción de pymes
Las pymes. Conceptualización e importancia
Schumpeter (1957) llama “empresa” a la realización de nuevas combinaciones (nueva combinación de medios de producción) y empresarios a los individuos encargados de dirigir dicha realización. En su teoría del desarrollo económico (1911), Schumpeter estableció que la economía es un plano circular que se rompe para subir a un nivel superior cuando el empresario (ingenio de la economía) introduce alguna innovación. En efecto, las iniciativas de negocios requieren una firme voluntad, afán de dejar rastro, necesidad de éxito, capacidad de asumir riesgos y arrastrar a otros (Cleri, 2007).
La empresa es una creación de personas singulares que habitan en la sociedad. Las empresas se crean porque uno o más individuos comprenden que a través de la acción coordinada y concertada de un grupo de personas se puede realizar lo que no se consigue mediante la acción individual. En consecuencia,
[…] el empresario imprime su personalidad a la creación, haciendo su impronta ostensible en la estructura organizativa y en su relación con el contexto exterior. Justamente la personalidad (cualidades y defectos) del líder empresarial explicará gran parte del éxito o fracaso de la empresa. Por eso el análisis debe trascender a los hechos y prestar atención a los modelos mentales subyacentes. (Cleri, 2007, p. 58)
Según Beltrán et al. (2004), el proceso de desarrollo económico de un país se evidencia en la creación de pymes. A nivel mundial, estas últimas constituyen un sector considerado generador y propulsor del desarrollo y de la democratización del capital. Partimos de la base de que nuestro desarrollo industrial es consecuencia del comercio mundial (Villaveces y Gómez, 1979). Así, se entiende como pyme toda unidad de explotación económica, realizada por una persona natural o jurídica, en actividades empresariales, agropecuarias, industriales, comerciales o de servicios, rural o urbana, que responda a unos parámetros determinados en cuanto a números de personas involucradas y cantidad de activos totales y número de empleados establecidos por el Gobierno.
Las pymes constituyen, en cualquier país, el grupo predominante de empresas; en algunos casos superan el 99 % de unidades económicas. Por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi), en México existen alrededor de 2.644.000 unidades empresariales, de las cuales el 99,7 % son micro, pequeñas y medianas empresas. Este tipo de empresa contribuye significativamente a la generación de riqueza y creación de empleo, son el vehículo para el autodesarrollo de millones de personas, satisfacen necesidades en ciertos mercados que son poco atractivos para las grandes empresas y constituyen el crisol en el que se forman grandes empresarios. El desarrollo sustentable de cualquier país latinoamericano debe tener como unos de sus elementos estratégicos la supervivencia y el desarrollo competitivo de este sector empresarial (Andriani, Biasca y Rodríguez, 2003).
Beltrán et al. (2004) destacan la fuerza que han tomado las pymes en diferentes países como apoyo en el desarrollo de los diferentes sectores económicos (agropecuarios, minas y cantera, energía, gas y agua, industria, construcción, comercio, transporte, financiero y servicio), en lo cual participa hasta un 50 % del producto interno bruto (PIB). Son muchos los ejemplos de países como Japón, Italia, España, Francia, Chile, México, Corea y Taiwán donde las pymes representan un elemento importante de participación en el diseño de políticas nacionales e internacionales de desarrollo económico. Son países que cuentan, en la mayoría de los casos, con una regulación y legislación muy clara en lo que se refiere en su funcionamiento, que dispone de un sistema de financiamiento y fondos de garantías definidos, que opera con el objetivo de asignar recursos eficientes, como el caso de Japón, que destina hasta un 60 % de su cartera para las pymes, y otros países donde se destina desde un 35 % hasta un 50 %. Estos últimos hacen aportes tributarios y fiscales significativos en la creación e innovación, poseen centros de desarrollo empresarial y de transferencia de tecnología; asimismo, redes de comercialización, de empresas para subcontratación y de investigación adscritas a centros universitarios y estatales.
Estos hechos nos permiten establecer los niveles de compromiso que se han pactado y la alta participación de las pymes en los diferentes sectores del desarrollo económico de estos países: a la oferta de productos de niveles de calidad competitivos, a parte del valor agregado, con lo cual se alcanzan niveles de tecnología adecuados a las condiciones de competitividad en el contexto mundial, como generadoras de empleo; así, se diversifican productos, incluyendo la balanza comercial como exportadora (Beltrán et al., 2004).
Velásquez (2004) ha identificado ciertas características presentes en las pymes, que develan su significado e importancia para el desarrollo económico de un país:
- Cercanía a sus clientes.
- Despliegue de mejoras con rapidez, con lo cual obtienen beneficio de manera casi inmediata.
- Empleados, por lo general, muy leales.
- Habilidad para responder y adaptarse rápidamente a las cambiantes condiciones del mercado.
- La capacidad de los empleados está focalizada en lo que se necesita para alcanzar metas que son determinantes para el desarrollo de la empresa.
- La gente sabe cuál es el impacto de su trabajo en todo el negocio.
- Miembros que poseen múltiples habilidades.
- Poca pérdida de tiempo en actividades que no conforman el corazón del negocio.
- Reflejo del compromiso y la personalidad del fundador.
- Suficiente potencial para desarrollar una excelente comunicación interna.
La Fundación para el Desarrollo Sostenible (Fundes) sintetiza algunas de las características de las pymes colombianas, además de las señaladas anteriormente:
- La acción se enfoca demasiado en la perspectiva financiera, ya que sus prioridades son flujo de caja, liquidez, rotación de...