Guía práctica de medicina china
Introducción
HAY CINCO ELEMENTOS,
HAY CINCO ESTACIONES
En todas las épocas y en todas las civilizaciones, la naturaleza que nos rodea ha sido considerada por los humanos como un reflejo de nuestro funcionamiento interior, tanto fisiológico como psicológico. En su entorno natural, el hombre siempre ha encontrado puntos de referencia, señales que le han permitido construir sus propios ciclos. De este modo, desde la prehistoria, la alimentación ha estado relacionada con el ciclo de las estaciones, y las poblaciones de los países fríos tuvieron que aprender a conservar los alimentos para poder enfrentarse a los períodos del invierno, cuando las condiciones climáticas no permitían la caza ni la recolección.
Con el transcurso de los años, estas correspondencias se volvieron más sutiles y más acertadas, cada vez mejor adaptadas a las condiciones de vida. Son los chinos los que más han profundizado en el estudio de los elementos naturales y sus correspondencias con el ser humano. Organizaron sus observaciones en un sistema perfectamente coherente, que abarca todos los aspectos de la adaptación del hombre a su entorno. Siguiendo la enseñanza de los cinco elementos, el individuo puede aprender a vivir en armonía con lo que le rodea, a escuchar sus propios ritmos interiores, a preservar su salud y a cultivar la alegría de vivir.
El pilar central de la medicina china
Para los chinos, los elementos son cinco, y no cuatro como en nuestra civilización occidental. Estos cinco elementos son la madera, el fuego, la tierra, el metal y el agua. Este conjunto es el pilar central de la civilización china. Constituye un sistema del cual surgieron métodos que guiaron a los antiguos emperadores en el arte de gobernar, a los militares en el arte de hacer la guerra y al pueblo en el arte de vivir... De los cinco elementos, los chinos de la Antigüedad extrajeron también las nociones fundamentales de su medicina, especialmente la de la energía que anima los cuerpos vivos y la de los meridianos a lo largo de los cuales circula.
A partir de ahí, se organizó un complejo sistema médico que contiene varios enfoques terapéuticos complementarios: la alimentación, la fitoterapia, los ejercicios taoístas de purificación y de equilibrio como el Qi Gong, la acupuntura...
Los chinos también establecieron un sistema de correspondencias entre los cinco elementos y el cosmos que permitió relacionar al hombre con los planetas y estrellas. Así se integra en el universo que le rodea y que influye en sus ritmos fisiológicos, orgánicos, y en sus reacciones emocionales y psicológicas.
El conocimiento acerca de los cinco elementos se utiliza también en el arte de la prevención. La medicina china es una medicina de reparación, y sobre todo una medicina de prevención. La historia cuenta que antaño se pagaba al acu puntor únicamente mientras se conservaba la salud. Se consideraba que éste poseía los conocimientos necesarios para equilibrar las energías de sus pacientes con las agujas antes que apareciera la enfermedad. Las técnicas chinas de diagnóstico, como la toma del pulso o el examen de la lengua, se apoyan también en la teoría de los cinco elementos.
El arte de vivir día a día
Volvemos a encontrar estos cinco elementos en la astrología china. Las ciento ocho constelaciones que constituyen su cielo astral se clasifican según los cinco elementos. Las mismas doce casas del tema astral están clasificadas según los cinco elementos, en función de un cálculo realizado a partir de la hora del nacimiento. Antiguamente, cuando dos familias planeaban un matrimonio, se consultaba a los astrólogos para evaluar la posible compatibilidad entre los futuros cónyuges según los cinco elementos. Volviendo a la salud, mediante el tema astral chino, el médico es capaz de detectar en su paciente cuáles son los elementos presentes en exceso y cuáles los que constituyen un déficit.
Los cinco elementos también están relacionados con las formas, los números, los colores, los sonidos, los olores... Sirven de base a las inspiraciones artísticas en pintura, música, arquitectura, escultura, etc. También están relacionados con el arte de armonizar los espacios: existe una disciplina específicamente china llamada feng shui, que permite establecer relaciones con el entorno diario, favorecer las energías positivas en las casas y neutralizar las corrientes telúricas negativas. El feng shui está actualmente muy difundido en occidente.
Los cinco elementos hoy en día
En el transcurso de los siglos, los cinco elementos nunca han dejado de guiar el pensamiento chino y de inspirarle en sus artes, sean políticas, militares, médicas, espirituales o creativas, etc. Hoy en día, las grandes marcas asiáticas y europeas crean perfumes, productos cosméticos, estilos de vestir..., modas que corresponden a criterios difundidos por los cinco elementos.
A medida que se acumularon los conocimientos, los experimentos, las investigaciones y los descubrimientos, el arte chino de pensar y clasificar supo siempre relacionar las nuevas adquisiciones con sus famosos cinco elementos.
En el campo médico, por ejemplo, al mismo tiempo que la medicina china descubría las enfermedades definidas por la medicina occidental moderna (hipertensión, sinusitis, asma, poliartritis reumatoide, arteriosclerosis, hepatitis viral, etc.), los médicos clasificaban estas dolencias según la naturaleza de los síntomas y las definían en términos de desequilibrio con arreglo al sistema de los cinco elementos.
Siendo un sistema estable, abierto y evolutivo, los cinco elementos han acogido de este modo, y siguen acogiendo, toda clase de inspiraciones. Nunca han dejado de enriquecerse.
Esta verdadera aventura humana de origen chino se está convirtiendo en universal debido, principalmente, a que el sistema de los cinco elementos es extraordinariamente coherente. Funciona de una forma tan justa y tan precisa que suscita entusiasmo y convicción en la mayoría de los que lo conocen y lo aplican más allá de las fronteras del «imperio celeste».
Así, investigadores europeos y americanos hicieron sus aportaciones al clasificar las piedras preciosas o los colores según sus virtudes terapéuticas y en función de los elementos.
De acuerdo con esta perspectiva, nosotros mismos hemos aplicado los criterios elaborados por los chinos hace varios siglos para clasificar las plantas occidentales y sus formas particulares (tintura, aceites esenciales, elixires florales, etc.). La fitoterapia occidental se enriquece en el acto. Hoy en día podemos elegir las plantas y cómo prescribirlas según la estación. También podemos asociar los métodos de diagnóstico tradicionales (toma del pulso, examen de la lengua, etc.) con la terapéutica occidental. ¡Y son los cinco elementos los que han permitido tejer los vínculos entre estos dos universos!
Más allá de las apariencias
Los cinco elementos tienen aplicaciones de lo más sorprendentes para nuestros espíritus cartesianos occidentales. Influyen en el estudio de la morfología del rostro o de la mano. Observando atentamente la configuración, las líneas, los detalles significativos de la cara o de la mano, se puede determinar un tipo de constitución base. Es como «una marca de fabricación», nos proporciona claves que permiten delimitar nuestro carácter, nuestras reacciones emocionales, nuestra fragilidad física...
A esta constitución base le corresponden momentos privilegiados cuando nos sentimos particularmente bien, y momentos desagradables cuando nos sentimos mal sin razón aparente: horas del día, períodos del año... Durante estas épocas debemos cuidar más particularmente nuestros órganos...