
- 125 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
La tía Poli y su gato fantasma
Descripción del libro
La obra "La Tía Poli y su gato fantasma" nos invita a conocer las aventuras de Nono y sus amigos. Este libro es una inolvidable historia de amistad salpicada de travesuras, con una cierta nostalgia por un pasado que no se debe olvidar.Este libro obtuvo el Premio Carmen Lyra de literatura infantil en el 2007.
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Información
Editorial
Editorial Costa RicaAño
2016ISBN del libro electrónico
9789930519486Un auto se detiene, al otro lado del jardín.
—¡La Tía Poli! –exclama Atenor, desde la cumbre del tejado.
Mumi y Gordino salen por una ventana de la casa y se van al corredor, para recibirla. El Tío Ponciano se baja de primero, para ayudarla con su maleta.
—Dame la mano, Poli, no te vayas a caer –dice el tío, que abre el portón, atraviesa el jardín y sube las gradas del corredor.
¡Qué alegría, cuando los ve!
—¿Cómo están mis gatitos?, ¿me extrañaron? –les pregunta la tía, que se inclina, para acariciarlos.
¡Miau, miau, miau!, lo que quiere decir: “Mucho, mucho, mucho”.
Parece que todo ha vuelto a la normalidad.
—¿Quieres que te prepare café? –dice el Tío Ponciano.
Los dos se van a la cocina, mientras recuerdan las aventuras con el gatito que amaron tanto. ¡Todo lo que sucedió por culpa de sus travesuras! ¡Qué tiempos aquellos! Eran tan felices.
Después de saborear unos deliciosos bocadillos, salen al jardín, tomados del brazo y se detienen frente al árbol de “San Miguel”.
—¿Recuerdas, Poli? –dice el Tío Ponciano.
—Claro que sí. Casi me caigo de aquella rama, por ver al gatito. ¡Qué arriesgados fuimos! –responde su hermana, señalando la ventanilla de la tercera planta.
El Tío Chito llega, de improviso.
—Poli, dejaste el cuaderno de cuentos en el auto.
¿Cómo? ¿Ella se lo había llevado en la maleta o no? Y, entonces, ¿el cuaderno destruido, que se encuentra Gordino debajo de las azucenas? ¿El gato fantasma no tendrá que ver con todo esto?
Los tres hermanos regresan a la casa, mientras conversan de una cosa y de la otra, suben la escalera, atraviesan el pasillo y abren la puerta, que lleva al cuartillo de arriba.
Los gatos siguen sus pasos, para no perder ni un detalle del feliz encuentro.
—¿De qué estarán hablando? –pregunta Mumi– que se asoma, para ver.
—A lo mejor, de sus travesuras cuando eran chicos –dice Gordino, que los observa entretenidos con las fotos del álbum. ¡Cómo ríen! Nunca los habían visto más felices.
—¡Qué bueno que regresó la Tía Poli! –exclama Atenor.
—La felicidad ha vuelto a la casa –dice Gordino.
A las tres en punto de la tarde, los tres hermanos bajan la escalera. Hablan y no dejan de hacerlo. ¡Deben tener tantas cosas que recordar!
—No hay de qué preocuparse. En esta casa no vive ningún fantasma, ¡tan grandes y tan miedosos! –dice la Tía Poli, que suelta una carcajada.
—¿Se dan cuenta? ¡En esta casa no vive ningún fantasma! –dice Nono, que se desliza por el barandal y pasa, casi rozando, al Tío Chito; que no se entera de su presencia.
Solo Mumi, Gordino y Atenor ven al gato transparente, mientras danza y danza por toda la casa, flota y flota por las paredes, cantando la canción de Nana Oliva.
—Por lo visto, Nono también es muy feliz –dice Mumi.
—Vamos a la sala. ¡Es la hora de cantar! –dice Gordino.
—¡Vamos! –dicen Mumi y Atenor.
La Tía Poli entra a la sala. ¡Taca, taca, taca, tac!, con pasitos cortos, se dirige al piano, se sienta en el banquillo redondo y giratorio…
—Está muy bajito –comenta, mientras se pone de pie y busca debajo, el mecanismo para levantarlo: ¡tis, tis, tis!, ya está, lo coloca a la altura necesaria, se sienta muy cómoda frente al piano y coloca sus dos zapatillas pequeñas en los pedales, que sobresalen debajo del instrumento.
Sus manitas arrugadas saltan graciosamente sobre las teclas y se escucha aquella melodía.
Tengo un gato turulato
pequeñito y bigotón
que se sueña con ratones
en cajitas de cartón.
Un largo maullido finito y entonado baja por la escalera y se desliza por el barandal. Se acerca, ya casi llega a la sala, salta sobre el piano y ahí se queda, tarareando la melodía.
¡Miiiiau! ¡Miiiiau! ¡Miiiiau!
Mumi, Gordino y Atenor también acompañan con su coro destemplado. Y, ¿el Tío Chito y el Tío Ponciano? Ellos también cantan, ¡con una emoción!, que no advierten al integrante de la orquesta, echado sobre el tapete del piano, junto al jarrón de porcelana.
Cuando acaba la velada, los dos hermanos se despiden de la Tía Poli, que sale con ellos al jardín.
—Mañana vengo a tomar el café contigo –dice el Tío Ponciano.
—Yo también –agrega el Tío Chito, que ríe con entusiasmo.
Los hermanos se despiden; pero no pueden marcharse, sin mirar la ventanita del cuartillo de arriba. ¡Les trae tantos recuerdos!
—Poli, ¿ese cartel? –pregunta el Tío Ponciano, muy sorprendido–. ¡Ahí no estaba, cuando salimos a pasear al jardín, después de tomar el café!
—Yo no lo puse –dice la tía, mientras sonríe con malicia–. ¿No recuerdan que acabo de llegar?
Colgando de la ventana, se observa un letrero con el dibujo de un enorme gato amarillo gordo y bigotón, que dice:
“Bienvenidos a la casa de la Tía Poli”.
Los gatos se suben al árbol de “San Miguel”, para verlo de cerquita.
—¿Quién fue? –pregunta Atenor.
—Yo no –dice Mumi.
—Yo tampoco –dice Gordino–. ¿Ya no recuerdas que estábamos cantando en la sala?
La cara de un enorme gato transparente se asoma, a través de la ventan...
Índice
- Cubierta
- Inicio
- Pasa adelante
- Los cuatro gatos de la Tía Poli
- ¡Qué gran artista es la Tía Poli!
- La Tía Poli tiene que marcharse
- ¡Auxilio! ¡EL gato fantasma!
- ¡Han regresado!
- Nono es nuestro amigo
- No podemos darnos por vencidos
- ¡Es un gatito!
- El misterio de Nana Oliva
- Tengo un gato turulato
- Ya tenemos la llave
- Una mentira
- Estoy creciendo
- ¡Qué chico más travieso!
- Un encuentro para no olvidar
- ¡Fuera, fuera!, ¡fuchi, fuchi!
- ¿Por culpa de las mentiras?
- ¡La Tía Poli ha regresado!
- Sobre la autora
- Sobre el ilustrador
- Créditos
- Libros recomendados