INTRODUCCIÓN
Pasados más de 35 años de las transferencias educativas a la autonomía vasca, la articulación y vertebración del sistema educativo vasco sigue siendo una tarea pendiente de completar. En casi todas las cuestiones educativas de la reciente historia autonómica, de forma más abierta o camuflada, ha estado presente la dialéctica irresuelta de la dualidad entre lo público y privado. Tema agazapado en un conjunto de cuestiones educativas que aparentemente no guardan relación con él, sin embargo, hurgando en cada una de ellas, nos terminamos encontrando con esta dualidad, en forma de tensión explícita en ocasiones, otras veces de manera desapercibida, pues goza también de un estado de aparente consubstancialidad con el “orden natural” de la realidad educativa en el País Vasco, que, salvo discursos y debates ideologizados puntuales,1 no es cuestionada por pertenecer a lo obvio. Por eso Unceta2 se refiere al carácter cuasi-ontológico del fenómeno.
En cualquier latitud la dualidad público-privado expresa tensiones difíciles de resolver, intereses contrapuestos, pugnas por el control ideológico, búsqueda de hegemonías sociales, modos de generar el hecho educativo, cuestiones financieras, problemas de equidad, etc. Opera como un magma volcánico que eventualmente puede saltar a la superficie en explosiones esporádicas, pero normalmente actúa como agente subterráneo o entremezclado con otras materias y cabe reconocérsele, en nuestro caso, en un sinfín de fenómenos característicos de nuestra realidad educativa como la forma y cuantía de concertar y financiar la red privada, la euskaldunización del sistema, la extensión y desarrollo de la Educación Infantil, la implantación de la Reforma y la aplicación del Acuerdo Político para el Pacto Escolar, la equidad y la distribución de las necesidades educativas, el componente sociológico del alumnado de los centros, la percepción social de las redes, el mapa escolar, la admisión del alumnado, etc.
Naturalmente no es una cuestión, ni mucho menos, específica de la realidad vasca. Todos los estados, todos los gobiernos, todas las sociedades deben construir una posición frente al dualismo público-privado que hunde sus raíces antropológicas en el agónico debate entre la igualdad y la libertad y, sociológicamente, en la pareja antitética Estado-mercado. Lo que sí tiene de específico la educación vasca es la profundidad y extensión del fenómeno. Hechas las excepciones de Bélgica, Holanda e Irlanda, con sistemas de predominio privado, esta dualidad no tiene parangón en el entorno europeo, ni siquiera en el estado español, donde no llega a la intensidad con que se manifiesta en el País Vasco, en que la cuota escolar está repartida en dos mitades casi simétricas.
A esta manifestación tan arraigada y extensa del fenómeno en la realidad vasca, hay que añadir dos elementos específicos más. Por un lado, el altísimo grado de concertación que alcanza a la práctica totalidad de los centros privados, que pasan así a ser centros concertados o sostenidos con fondos públicos. Apenas algo más de dos millares de alumnos y alumnas acuden a centros privados no concertados3. No hay, pues, entidad para hablar de una triple red (pública, privada concertada y privada no concertada) como en el conjunto del Estado. Sí, en cambio, hay un fenómeno singular y propio de la educación vasca, como es el movimiento de las ikastolas, cuyo acomodo en esta dualidad dialéctica ha pasado por vicisitudes varias, con niveles de satisfacción distintos, según los agentes afectados. Ello nos lleva a concluir que tampoco la dimensión privada es homogénea en Euskadi, sino que cuenta con componentes plurales y grados también diferentes de implicación con los valores de lo público, toda vez que son centros financiados.
Estamos, pues, ante una realidad compleja, siempre presente y siempre actuante. Una dualidad de difícil compaginación que reclama imaginación y alto grado de acuerdo, pero cuyo tratamiento ha seguido más la vía del corto plazo, de las presiones particulares y de los hechos consumados que la vía de la concertación social y política con vocación de estabilidad. No han faltado, especialmente en la última década, propuestas programáticas de gobierno, la última Heziberri, que son reflejo de esta deuda sin saldar que tiene consigo la educación vasca. Pero las urgencias y las inercias han terminado por imponer su lógica posponiendo sine die una articulación que, aun reconociendo que siempre será dinámica y problemática, es el reto indefinidamente pospuesto, porque debe ir más allá de los vaivenes partidistas.
Vamos, pues, a adentrarnos en esta problemática educativa genérica, siempre con la mirada puesta específicamente en la educación vasca. El primer capítulo constituirá una aproximación contextual al fenómeno de la dualidad público-privado. En el segundo se analizará la evolución que la misma ha seguido en los dos últimos siglos en la realidad vasca, pero muy especialmente el tratamiento que ha tenido esta dualidad...