Arte costarricense del siglo XX
eBook - ePub

Arte costarricense del siglo XX

Historia crítica

  1. 250 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Arte costarricense del siglo XX

Historia crítica

Descripción del libro

Obra lúcida, sugestiva, de estilo preciso y sobrio, que está aquí para conducir, enseñar y, lo más importante, iluminar áreas del terreno artístico que habían permanecido en penumbra y que, al descubrirlas, nos renuevan la fe en lo que los costarricenses hemos sido capaces de crear. Si la obra de Carlos Francisco Echeverría logra todo es porque su autor sabe escudriñar en el espíritu de cada artista que menciona, además de establecer puntos de referencia, políticos y sociales, que necesariamente ubican al lector en determinada situación o circunstancia que rodea la personalidad del artista, su época y su obra. Libro señero, de capital importancia para la historia de nuestras artes plásticas.

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a Arte costarricense del siglo XX de Carlos Francisco Echeverría en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Arte y Arte general. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2015
ISBN del libro electrónico
9789930519158
Categoría
Arte
Categoría
Arte general
III
Hacia una fisonomía propia de la pintura nacional
LA CASA DE ADOBES
En los inicios de lo que podría llamarse la tradición pictórica costarricense, que podemos ubicar alrededor de 1930, hay un tema tan recurrente como el de las madonas en el Renacimiento o el retrato entre los holandeses y flamencos del siglo xvii. Contra lo que podría pensarse, ese tema pictórico se encuentra a igual distancia del academicismo de los primeros maestros de la pintura en Costa Rica, Enrique Echandi y Tomás Povedano; de las corrientes de vanguardia europea de principios de siglo, y del vecino realismo muralista de los mexicanos. Se trata del tema de la casa de adobes campesina, típica del Valle Central costarricense. Este tema se encuentra en las pinturas de todos los fundadores de la tradición pictórica nacional: Teodorico Quirós, Francisco Amighetti, Manuel de la Cruz González, Fausto Pacheco, Francisco Zúñiga, Luisa de Sáenz y Margarita Bertheau.
La casa de adobes de algún modo reúne y define a la generación de pintores que dio perfil e identidad propia al arte nacional. ¿A qué se debe esa particular confluencia? En las siguientes líneas trataremos de examinar el origen y la importancia de esa temática omnipresente en los primeros pasos de la pintura nacional.
Las décadas de 1930 y 1940 presenciaron en Costa Rica una serie de conmociones sociales y una cierta polarización ideológica que solo parcialmente vendrían a resolverse, o a aplacarse, con los cambios acontecidos en 1948 a raíz de la revuelta armada que llevó al poder, por primera vez, a José Figueres Ferrer.
Los escritores costarricenses que se formaron en ese período, ante todo novelistas, tomaron posición de manera inmediata en relación con los hechos sociales, bien por una extracción y una militancia de clase que los unía automáticamente a uno de los bandos en pugna (Carlos Luis Fallas), bien porque la crisis en las relaciones sociales daba pie a reflexiones críticas sobre la experiencia humana (Yolanda Oreamuno, Fabián Dobles, Joaquín Gutiérrez). Por otra parte, los escritores contaban con el acicate y la luz que representaba el maestro Joaquín García Monge: su presencia en San José y el Repertorio Americano.
El caso de los pintores, que también por esa época comenzaron a florecer como grupo, fue distinto. El más brillante de los artistas que entonces iniciaban sus carreras, y el que más influyó sobre sus coetáneos, fue Teodorico Quirós Alvarado. Procedente de una familia solvente, arquitecto graduado en los Estados Unidos, dueño de una perceptividad y una energía creadora excepcionales, y de una gran confianza en sí mismo, Quirós, que aparte de pintor era un verdadero apasionado de las artes plásticas, organizaba excursiones pictóricas a poblados en los alrededores de San José - Escazú, Santo Domingo, Barva de Heredia –en las que participaba el grupo de artistas que se dio a conocer en las exposiciones nacionales de artes plásticas en el Teatro Nacional, patrocinadas por el patrocinio Diario de Costa Rica, muy poderoso en esa época (1928-1936)–. En esas exposiciones a las cuales, por medio del Diario, el país entero dedicaba una atención que hoy se reserva solo para los grandes espectáculos deportivos, se reunía toda la generación de los fundadores de la plástica costarricense. En ellas presentaron sus obras por primera vez los artistas que posteriormente darían fisonomía propia al arte nacional: Quirós, Amighetti, Luisa de Sáenz, Juan Manuel Sánchez Juan Rafael Chacón, Francisco Zúñiga.18
Quirós asumió la función promotor del arte nacional con su habitual energía infatigable. En algún momento fue rutinario, para muchos artistas costarricenses de varias generaciones, el “salir a pintar con Quico Quirós” a Escazú o a Santo Domingo de Heredia. Naturalmente más impresionados por la realidad visual y plástica que por la realidad social, estos artistas, que veían desintegrarse la cultura rural y provinciana de Costa Rica ante la irrupción del cemento armado, las carreteras y los automóviles, fueron al rescate de una cultura material cuya desaparición progresiva de algún modo resentían. El liderazgo de Teodorico Quirós se hizo de nuevo manifiesto en la recurrencia de todos estos artistas sobre un tema arquitectónico: la casa de adobes campesina, de paredes encaladas y zócalo azul, con tejado de dos aguas, y a menudo rodeada de una cerca de piedras. Mientras los escritores pugnaban, en sus escritos o en sus posiciones personales, por la revolución o la reforma social, los pintores postulaban una utopía simbolizada por el aire sereno, familiar y cálidamente humano de la casa de adobes, casi siempre hecha “a mano” por el propietario con la ayuda de familiares y vecinos. Las casas de adobes representaban para los artistas, consciente o inconscientemente, un modo de vida deseable para el país, y sobre todo la posibilidad de una patria estéticamente habitable.
En el inicio de su producción artística, los pintores costarricenses de aquella época ostentaban una actitud sanamente conservadora, de algún modo complementaria a la de sus coetáneos escritores. Tal actitud correspondía en alguna medida a su extracción social burguesa o pequeño-burguesa, sin llegar a jugar nunca directamente en contra –porque el buen arte difícilmente lo hace– de las corrientes progresistas de la época. Por el contrario, estos artistas estaban dotando al arte costarricense de su impulso más vigoroso, y postulaban, al mismo tiempo, una utopía que guarda sentido aun para las generaciones actuales.
TEODORICO QUIRÓS
Teodorico Quirós (1897-1977) regresó a Costa Rica en 1921, luego de estudiar ingeniería arquitectónica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Durante sus años de estudiante en Boston se familiarizó con las nuevas escuelas norteamericanas de diseño y de pintura. En aquella época, muchos de los avances del arte europeo de vanguardia se habían incorporado ya a los campos del diseño gráfico, arquitectónico e industrial. Había pasado el auge de los Armory Shows, donde los norteamericanos cultos del noreste se entusiasmaban ante las obras de los post-impresionistas, de Matisse y los fauves y de Picasso y los cubistas. La pintura norteamericana tomaba otros rumbos. Dicen Patrick Stewart y Gilbert Vincent:
28.webp
Teodorico Quirós. Calle y casas, 1929.
29.webp
Teodorico Quirós. Calle de Pavas. Óleo, 1931.
En los Estados Unidos de América, durante la Primera Guerra Mundial, las tendencias de rápido desarrollo y experimentación que dominaban el arte de Nueva York se interrumpieron. Se produjo una atmósfera cautelosa, marcada por un sentimiento de desilusión. En todas las artes se hacía evidente la insatisfacción con las ideas e instituciones europeas. Ello era provocado en parte por una reacción general contra la barbarie de la guerra, y contra el perjudicial pacto de paz establecido por naciones supuestamente civilizadas. Como resultado, empezó a tomar forma un notable sentimiento aislacionista y americanista, que pronto se mo...

Índice

  1. Cubierta
  2. Inicio
  3. Epígrafe
  4. Presentación
  5. Prólogo
  6. Capítulo I: De la república patriarcal a la liberal
  7. Capítulo II: Inicios del siglo xx
  8. Capítulo III: Hacia una fisonomía propia de la pintura nacional
  9. Capítulo IV: Los escultores de la generación de 1930
  10. Capítulo V: Dos décadas de cambio: 1940-1960
  11. Capítulo VI: Los pintores de la generación de 1960
  12. Capítulo VII: Fin de siglo
  13. Bibliografía
  14. Créditos