Retrato de un asesino
Infancia
Soy José Zepeda, nací en el 69, tengo pulmones enfermizos, corazón grande, huesos frágiles, nariz profunda hacia fuera al igual que mis recuerdos, boca amplia que alberga diez mil palabras y un clamor, manos marcadas en la fragua de la desesperación y el dolor, endurecido de los pies, imberbe de la piel y ágil de dedos; fumador del tabaco fuerte, bebedor del mezcal sin gusano, gastrónomo de afición, no de degustación sino de elaboración, privativo del frijol, el picante, los tamales y la tortilla de maíz, adicto al café más por necesidad que por gusto al mismo.
Canoso por herencia, tierno del alma y melancólico por decreto, grande de bolsillos y escaso de propiedades: …pero rico espiritual de lágrimas que corren más fácil que el agua en los piélagos.
Por niñez tengo un bello par de recuerdos que nunca viví, sexual desde mi juventud y aun en mi tardía madurez, sentimientos probos y admirador de la belleza de la mujer, daltónico de las letras, platónico de amores, soñador de sueños, cantor de coplas sin notas porque no tengo nada de voz, actor de farsas y dramas siendo yo siempre mi propio autor, adepto a lo oculto, la magia, las estrellas y las sabanas de seda, ortodoxo de la rima, convexo de mis ojos y cantador de música.
Autoexiliado de mi familia, felizmente refugiado en la tierra de nadie, visitante de los pueblos, cuenta cuentos fantasiosos a raudales, buscador de amigos, descubridor de mentiras y testigo de la nada. compañero de un ángel celestial y próximo visitante a Montreal.
Peregrino de la senda, sigiloso de pasos y fatuo de logros, partidario de Sabines, de Neruda, de Cohelo y de un servidor, graduado en la Universidad de la vida con honores en la sangre, por ímpetu escribo libros y por reflejo los critico y los bendigo. creyente de la vida hasta que me muera, convencido de mi dios, amante por instinto y poeta de vocación.
Esto, hasta donde yo sé, o por lo menos hasta donde me conozco. Las autobiografías se coronan con la verdad o se disfrazan de mentiras, esta, se escribió con la verdad”.
Así es como se describe José Luis Calva Zepeda en la última página de su libro de poemas Caminando ando... (Anexo 5).
José Luis Calva Zepeda nació el 20 de junio de 1969 en la Ciudad de México. Sus padres fueron Esteban Calva Téllez y Elia Zepeda Macarena. Tenía cinco hermanos más, cuyos nombres son Claudia (ha sido la que más ha aparecido en los medios de comunicación), Guadalupe, Jorge, Patricia y Elena.
Tuvo una infancia difícil por diversos motivos. El primero de ellos fue que su padre murió cuando él tenía un año y medio en circunstancias trágicas. Falleció un 31 de diciembre de un infarto cuando Calva Zepeda y su familia estaban a punto de empezar la cena de Año Nuevo.
Calva Zepeda tenía una muy buena relación con su padre, de hecho, su hermana decía que era “el consentido de la familia”, porque era el más pequeño de los hermanos.
A raíz de la muerte del padre, la familia cambió por completo. Elia Zepeda comenzó a salir con una gran cantidad de hombres y a gastarse el dinero que su marido les había dejado tras su muerte. Esto causó un desequilibrio en José Luis Calva Zepeda, quien pasó de ser un niño bueno y obediente a un niño rebelde y distraído.
Los primeros problemas de conducta de Calva Zepeda comenzaron a sus ocho años. Sus profesores llamaban en muchas ocasiones a su madre por su mal comportamiento, pero ésta iba al colegio muy pocas veces. Incluso había veces que él buscaba a mujeres por la calle para que se hiciesen pasar por algún familiar y que su madre y hermanos no se enterasen de su mala conducta y le regañasen.
El segundo problema grave que terminó de desestabilizarlo fue el maltrato físico que sufría a manos de su madre, quien le golpeaba y le torturaba. En una entrevista, su hermana afirma que su madre le quemaba con la plancha o le ponía las manos en la estufa como castigo por portarse mal.
A la vez que esto pasaba, encontró en la escritura de poemas una forma de refugio y consuelo. La mayor parte de éstos van dirigidos a su madre y en ellos se aprecia el dolor que sentía por todo lo sucedido en su infancia y el odio que le tenía.
A todo esto, hay que sumar que José Luis Calva Zepeda fue violado por un vecino cuando era niño, él se lo contó a su madre, pero no le creyó y no le dio importancia. Este acontecimiento lo marcó profundamente.
Otro episodio relacionado con el ámbito sexual, fue que una de las parejas de Elia, quien además era el padre de Elena (hermanastra de José Luis), intentó violar a otra de sus hermanas, Claudia. Al escuchar sus gritos, José Luis fue en su ayuda y pegó a su padrastro.
Por esta época tenía once años y, tras todo lo sucedido, su madre lo echó de casa. Empezó a m...