
- 496 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Descripción del libro
De la mano de un reputado especialista, analiza el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar el sentido general y todos sus detalles y exegéticos. Forma parte del New International Commentary of the N.T., considerado en el mundo anglófono como lo más serio y recomendable.
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Información
Categoría
Theology & ReligionCategoría
Biblical CommentaryTexto, Exposición y Notas
Juan 1
I. EL PRÓLOGO (1:1-18)
Los primeros dieciocho versículos son el prólogo a todo el Evangelio1. Algunos comentaristas creen que, originalmente, este era un texto independiente, elaborado quizá por otra persona, no por el evangelista2. Afirman que no tiene ninguna conexión con el Evangelio, pero que fue adaptado para hacer la función de introducción. Pero lo más seguro es que este pasaje se compusiera teniendo todo el Evangelio en mente, porque está perfectamente ligado con los que vienen a continuación. Estos versículos nos presentan conceptos e ideas que se irán desarrollando más adelante: la excelencia de Cristo, que es el Verbo de Dios, la eterna lucha entre la luz y las tinieblas, y el testimonio de Juan el Bautista, el mayor de los hijos de Israel. Pero el tema principal de estos versículos es la Encarnación, junto con un resultado sorprendente: aquellos que deberían dar la bienvenida al Verbo y alegrarse por su venida, le rechazan.
El uso del término Logos, Verbo o Palabra, es de particular interés e importancia. Es un término que se le aplica a Cristo solo en estos versículos (de hecho, aparece muy pocas veces en la Biblia: Ap. 19:13 es el único otro lugar del Nuevo Testamento donde aparece de forma clara, y no habla solo de “el Verbo”, sino del “Verbo de Dios”). Pero, aunque el término no se usa en ningún otro lugar del Evangelio, la idea de que Cristo tiene con el Padre la relación que denota este término está totalmente presente. Como afirma E.F. Scott: «se extiende por todo el Evangelio y nos da la clave que debemos usar para interpretar su enseñanza»3. Este evangelio es un evangelio de la Palabra, del Verbo. El prólogo es el discurso de apertura. Marcos empieza con el mensaje del Evangelio, y Mateo y Lucas con el relato del nacimiento; pero Juan se remonta en el tiempo para hablarnos del propósito eterno de Dios.
Algunos autores creen que el prólogo es poesía4. Ciertamente, es fácil presentar el texto como si fuese poesía. Por ejemplo, Bernard lo hace en griego5, y Rieu también lleva a la práctica esta teoría en su traducción al inglés. Vemos que es cierto que encontramos en estos dieciocho versículos algunas características de la poesía. Sin embargo, como apunta Barrett acertadamente, los que ven esta introducción como poesía no se ponen de acuerdo en la organización de los versos6 ni en determinar qué partes son prosa interpolada. Además, los métodos que usan, aplicados en cualquier otra sección del Evangelio, podrían conseguir que cualquier pasaje fuese poesía. Lo mejor es ver este prólogo como un tipo de prosa elevada. Es el producto de un esfuerzo de meditación (como muchas otras partes del Evangelio), lo que le otorga al pasaje un aire profundo y reflexivo. Pero eso no quiere decir que sea poesía.
A. EL VERBO Y DIOS (1:1-2)
1 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Él estaba en el principio con Dios.
1 Las primeras palabras de Juan, “En el principio”, son probablemente una referencia consciente a las primeras palabras de la Biblia. El primer libro de la Biblia hebrea se llama “En el principio” (utilizando las palabras introductorias); por tanto, la expresión era bien conocida. Juan está escribiendo sobre un nuevo principio, una nueva creación, y usa unas palabras que nos recuerdan a la primera creación. Acto seguido empieza a usar otras palabras que también son importantes en Génesis 1, como “vida” (v. 4), “luz” (v. 4), y “tinieblas” (v. 5). Génesis 1 describe la primera creación de Dios; el tema del Evangelio de Juan es la nueva creación de Dios. Como la primera, la segunda no es llevada a cabo por un ser subordinado, sino a través del Logos, la Palabra de Dios. Vemos aquí la continuidad con la primera creación. La Palabra o el Verbo ya existía “en el principio”, lo que significa que existía antes que ninguna otra cosa7. Pero probablemente significa mucho más. El término que se ha traducido por “principio”, también quiere decir “origen” o “causa”8. Temple quizá está en lo cierto al sugerir que esta expresión combina los dos significados: “en el principio de la Historia” y “el origen o causa del Universo”. Juan es experto en usar palabras con más de un sentido. Si solo lo hiciera de forma ocasional pensaríamos que en este caso se trata de una coincidencia, e intentaríamos decantarnos por uno u otro significado. Pero ocurre tantas veces durante todo el Evangelio, que creemos que el autor lo hacía de forma deliberada. Juan usa este recurso para extraer el significado completo de las expresiones que usa. Así que es muy probable que en este caso tuviera en mente los significados, y que quisiera que sus lectores también interpretaran ambos sentidos. Es muy característico de Juan empezar su evangelio con una expresión que puede ser entendida de dos formas diferentes. Y ambas son importantes. Nunca ha habido un tiempo en el que el Verbo no existiese. No hay nada que no dependa de Él para existir. El verbo “existía”, o también traducido como “era” en otras versiones [N. de la T.], siempre se ha entendido como la existencia eterna del Verbo: “el Verbo existía continuamente”9. No deberíamos concluir del tiempo verbal más de lo que éste denota, pero vemos que no habla de un estado acabado, ni de un comienzo de existencia. Se adecua perfectamente a un ser eterno e inmutable. Así, Juan afirma que el Verbo existía antes de la Creación, lo que deja bien claro que el Verbo no fue creado. Es de vital importancia comprender esta idea. Otros, sobre todo algunos de entre los judíos, que hacen hincapié en el Dios único que es la fuente de todas las cosas, veían al Verbo como un ser de una dignidad excelente, pero como un ser creado y subordinado. Para Juan, es fundamental que el Verbo no se encuentre dentro del grupo de cosas creadas. “En el principio” (teniendo en cuenta todos los sentidos que estas palabras engloban) el Verbo “existía”. «Él está por encima de todas las cosas, por encima del tiempo; es inmutable como la eternidad» (Guthrie).
Encontrará más información sobre “el Verbo” (Logos) después de esta sección dedicada a los primeros dieciocho versículos, en un apartado titulado Nota Adicional A. El hecho de que se use una frase conocida ya en la primera línea del Evangelio es para nosotros un problema o dificultad que nos acompañará a lo largo de todo el estudio de este evangelio. No se ha podido descubrir si el término, tal como Juan lo usa, deriva de una fuente judía, griega, o de otro tipo10. Tampoco está claro qué es lo que quería decir exactamente. Juan no nos lo revela, así que es nuestra labor descubrir a qué está haciendo alusión, y cuál es su significado. Y lo cierto es que una y otra vez nos vamos a encontrar en esta situación. Con esto no quiero decir que el pensamiento de Juan sea confuso, o que no se pueda seguir lo que quiere enseñar. Al contrario, su pensamiento es claro y su estilo, muy lúcido. Pero su manera de combinar la sencillez y la profundidad muchas veces nos plantea la duda de hasta dónde debe llegar nuestra interpretación.
Al menos, podemos decir lo siguiente: “el Verbo” plasma la verdad de que es propio de la naturaleza de Dios revelarse a sí mismo. La palabra de una persona es la forma en que ésta revela su pensamiento. «El Verbo de Dios es su pensamiento (si se nos permite esta licencia) expresado en palabras que los seres humanos puedan entender»11. Dios no es alguien distante e indiferente. Se revela. Pero se revela como Él quiere12. Del mismo modo que es Soberano en cualquier otra área, también es Soberano en su revelación. Así que debemos tener cuidado con las dos siguientes interpretaciones erróneas. (1) “La revelación es estática”. Se trata de algo más que la revelación de algunas verdades sobre Dios. Conocer a Dios es vida eterna (17:3). El conocimiento de Dios que el Verbo nos trae no es simplemente información. Es vida. El Verbo es Creador13. (2) “El Verbo es más que un atributo o una actividad de Dios”. Según Juan, el Verbo vino a la tierra en la persona de Jesús de Nazaret (v. 14). Pero al mismo tiempo es Dios mismo, porque “el Verbo era Dios”. Para nosotros es casi imposible leer el prólogo y no pensar en Jesús de Nazaret, pero tengamos en cuenta que no hay nada que establezca una relación entre Jesús y el Verbo hasta el versículo 14. Hasta entonces, los primeros lectores de este evangelio debieron interpretar el Verbo como un Ser o Principio Supremo. Si lo que queremos es evaluar el impacto que Juan pretendía causar, debemos tener en mente esta idea.
“El Verbo estaba con Dios” es quizá la traducción más válida de la difícil expresión griega14. Si tomamos la preposición de forma literal, significa “el Verbo estaba hacia Dios”. Para Juan no hay oposición entre el Verbo y el Padre. Toda la existencia del Verbo está orientada hacia el Padre. Probablemente, deberíamos interpretar que la preposición incluye las dos ideas: presencia y relación. Además, como esta expresión se repite en el versículo 2, vemos que no es una expresión casual y que debe ser importante. Sirve para desarrollar lo ya dicho (cf. también 1 Jn. 1:2). Así, Juan establece la existencia del Verbo como persona, y pasa a escribir sobre el carácter personal del Verbo en relación con el Padre. El verbo no solo existía “en el principio”, sino que, además, existía en la más íntima relación con el Padre. La expresión que nos ha llegado hace una diferencia entre las dos personas. Quizá Juan lo hace para rechazar de forma implícita la idea de que el Verbo era una creación de Dios, distinta al Dios original. El Verbo y Dios no son iguales. Pero son uno.
El punto culminante llega con la tercera afirmación: “el Verbo era Dios”. No hay nada más elevado que este verso: todo lo que podemos decir de Dios, lo podemos decir también del Verbo. Y no deberíamos restarle importancia a esta afirmación, o suavizarla. Moffatt traduce así: “el Logos era divino” (Goodspeed, Schonfield y otros van en la misma línea). Mientras que esta traducción quiere decir más o menos lo mismo que la NVI, el énfasis es diferente, aunque no por ello diremos que es una mejor traducción15. Juan no está diciendo que Jesús tenga alguna característica divina. Está afirmando que es Dios16, y lo hace de forma muy enfática, tal como deja ver el orden de las palabras de la versión griega.
Si esta afirmación nos sorprende, con más razón debió de sorprender al autor judío de este evangelio. Para los judíos de aquellos días el monoteísmo era más que una creencia practicada por la comunidad. Se trataba de una convicción a la que se aferraban con tenacidad. Puede que los judíos estuviesen bajo el dominio de los conquistadores romanos, pero el arma contra sus opresores iba más allá del odio. Los menospreciaban; los miraban por encima del hombro. ¡Los romanos no eran más que unos idólatras ignorantes y, lo que es peor aún, creían en muchos dioses! Los judíos sabían a ciencia cierta que solo había un Dios: el Dios único. Cuando Juan dice: “el Verbo era Dios”, debemos entender sus palabras a la luz del orgullo judío en cuanto a su creencia monoteísta. Aunque este autor sabe que el monoteísmo era el eje central de su religión, eso no le impide designar al Verbo como “Dios”.
Leemos en nuestro evangelio “el Verbo era Dios”, y no “Dios era el Verbo”. Esta última proposición significaría que Dios y el Verbo eran iguales; había apuntado a las características de identidad. Pero Juan quiere dejar claro que “Dios” es mucho más que el “Verbo” (más adelante vemos que también creía que tanto el Padre como el Espíritu son Dios). Pero ya desde el principio declara de forma inequívoca que el Verbo es Dios, y no hay otra manera de entender al Verbo17.
Deberíamos tener en cuenta que Juan vuelve a referirse a Jesús como a Dios en el versículo 18, y en 20:28. Si el pasaje que estamos observando habla de Jesús en su estado como Dios antes de la Encarnación, el versículo 18 retoma la idea del verbo encarnado, y 20:28, del Cristo resucitado. Así, Juan afirma la deidad de su Señor en tres momentos importantes de su escrito18.
2 En este versículo no se añade nada nuevo, pero el hecho de que se repitan estas dos ideas hace que se haga notar la importancia que tienen19. El Verbo existía “en el principio” y el Verbo estaba “con Dios”. No podemos pasar por alto ni minimizar la eternidad que se le atribuye al Verbo. El otro aspecto es la íntima relación entre el Padre y el Verbo. No son la misma persona, pero están unidos. El hecho de que se diga que uno está “con” el otro les diferencia. Pero aunque son distintos hay armonía entre ellos. La expresión de Juan apunta a la perfecta unidad que caracteriza esa relación.
B. EL VERBO Y LA CREACIÓN (1:3-5)
3 Todas las cosas fuero...
Índice
- Cubierta
- Página del título
- Derechos de autor
- Lista de libros publicados
- Presentación de la Colección Teológica Contemporánea
- Índice
- Prefacio a la primera edición
- Prefacio a la edición revisada
- Principales abreviaturas
- INTRODUCCIÓN
- Texto, Exposición y Notas
- Bibliografía en castellano