El arte de saber aburrirse
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El arte de saber aburrirse

  1. 336 páginas
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  4. Disponible en iOS y Android
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El arte de saber aburrirse

Descripción del libro

En la actual era de la información estamos tan conectados con la tecnología, y tenemos tantas maneras de pasar nuestro tiempo libre que ni siquiera deberíamos saber a qué se parece el aburrimiento. Sin embargo, el aburrimiento parece ir en aumento, y cuanta más estimulación recibimos, más deseamos. Estamos perdiendo la habilidad de tolerar la repetición y la rutina de la vida cotidiana.En este volumen, Sandi Mann lleva a cabo una innovadora investigación para explicar cómo actuamos, reaccionamos y superamos el aburrimiento. Sostiene que existe un lado positivo del aburrimiento, y que este puede ser un catalizador para el humor, la diversión, la reflexión, la creatividad y la inspiración, y que la solución al "problema del aburrimiento" es potenciarlo en lugar de evitarlo: concedernos a nosotros mismos periodos de tiempo alejados de la constante estimulación puede enriquecer nuestras vidas, así que deberíamos abrazar el aburrimiento y valorar positivamente el tiempo de inactividad.

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Información

Editorial
Plataforma
Año
2017
ISBN del libro electrónico
9788416820917

1. La búsqueda de compromiso:
¿qué es el aburrimiento?

«Cuando estoy aburrido me siento frustrado, como que debería estar haciendo algo útil, pero simplemente no puedo motivarme a mí mismo.»
«Cuando estoy aburrido, creo que no vale la pena hacer nada.»
«Estoy más aburrido cuando estoy cansado… ¡y, sin embargo, estar aburrido hace que me sienta cansado!»
«Cuando estoy aburrido mi mente vaga. No puedo concentrarme en nada, al menos en nada en lo que deba pensar. Simplemente es demasiado esfuerzo.»
«Cuando estoy aburrido solo quiero irme a dormir.»
«Me aburro cuando no tengo suficientes cosas para mantener la mente activa. Me aburro en las colas, o cuando leo a mis hijos el mismo libro una y otra vez. Tengo la sensación de que mis neuronas caen dormidas.»
«Cuando estoy aburrido me deprimo.»
«Cuando estoy aburrido pierdo el tiempo.»
«El aburrimiento es la sensación de no tener nada que hacer.»
Sabemos lo que es estar aburridos. ¿Quién de nosotros no se identifica con todos o al menos con algunos de los comentarios anteriores que han compartido conmigo los participantes de mi propia investigación? Algunos investigadores creen que más de la mitad de la población se aburre «a menudo»,1 mientras que un estudio afirma que normalmente pasamos una media de seis horas a la semana «completa y absolutamente aburridos de la vida»2 (un hallazgo que llevó a un comentarista a observar con sequedad: «¿Solo seis horas?»).3 Es evidente, entonces, que la mayoría tenemos un conocimiento muy íntimo del hastío, una condición que ha sido parte integral de la vida, probablemente desde el principio de los tiempos. Filósofos, científicos, periodistas y religiosos han observado el aburrimiento y sus efectos durante siglos, sobre todo viéndolo como una fuerza profundamente negativa. Los investigadores incluso han identificado el día más aburrido de la historia (el lunes 11 abril de 1954, cuando, al parecer, no pasó casi nada),4 el momento más aburrido del año (enero, de acuerdo tanto con una encuesta a estudiantes5 como con mi propia encuesta extraoficial a personas, de las cuales el 44 % afirmó que enero es, en efecto, el momento más tedioso del año) e incluso los museos más aburridos del mundo (véase el recuadro 1.1).
Recuadro 1.1: Los museos más aburridos del mundo
  • Museo Británico de la Cortadora de Césped, Southport, Merseyside, Reino Unido.
  • Museo del Collar de Perro, castillo de Leeds, Maidstone, Kent, Reino Unido.
  • Museo del Lápiz, Keswick, Cumbria, Reino Unido.
  • La Casa del Cerrajero, Willenhall, West Midlands, Reino Unido.
  • Museo del Edredón, York, Reino Unido.
  • Museo de la Baquelita, Williton, Somerset, Reino Unido.
  • Museo de la Asociación Óptica Británica, Londres, Reino Unido.
  • Museo del Correo Basura, Austin, Minnesota, Estados Unidos.
  • Museo del Corcho, Palafrugell, Girona, España.
  • Museum Cemento Rezola, San Sebastián, España.
  • Museo del Salero y del Pimentero, Gatlinburg, Tennessee, Estados Unidos.
  • Museo del Papel Pintado, Rixheim, Francia.
  • Museo del Pelo de Avanos, Capadocia, Turquía.
  • Museo de las Alcantarillas de París, Quai d’Orsay, París, Francia.
  • Museo del Jabón, Sidón, Líbano.
  • Museo de la Catana, Tokio, Japón.
  • Museo de Etnografía, Ankara, Turquía.
  • Museo de las Conchas de la India, Tamil Nadu, India.
Para muchas personas, el trabajo es totalmente aburrido, mientras que para otras solo hay algunos elementos de su trabajo que les aburren, tales como el papeleo o asistir a reuniones. Muchas personas también pasan una gran parte no laboral del día en un estado de aburrimiento: en el tren durante el viaje a la oficina, en casa escuchando a su cónyuge hablar de cómo le ha ido el día o en aburridas fiestas durante el fin de semana. Nuestros hijos se quejan regularmente de que se aburren: la escuela es aburrida, los días en familia son aburridos (si son adolescentes), los deberes son aburridos…, la lista es interminable. Hombres y mujeres tienen aventuras extramatrimoniales porque se aburren con sus parejas, la gente se engancha a las webs de póquer en Internet o al canal de compras de la televisión con el fin de combatir el aburrimiento y los adolescentes roban coches, destrozan paradas de autobús, toman drogas y tal vez incluso participan en disturbios organizados –como ocurrió en el Reino Unido en el verano de 2011– para aliviar el tedio que se ha apoderado de sus vidas. Pero, aunque podemos saber exactamente qué es el aburrimiento, cuando se trata de explicar ese estado, nadie llega a una descripción definitiva.
En mi investigación,6 en la que entrevisté a cientos de personas del noroeste del Reino Unido, los sujetos de estudio informaron que cuando están aburridos se sienten «apáticos», «desmotivados», «cansados», como si no pudieran «concentrarse», o dicen que su «mente vaga». Muchos respondieron a mi encuesta afirmando que cuando se aburrían, «no tenían nada que hacer» o, quizá más pertinente, que lo que tenían que hacer no les llamaba la atención, y ni mucho menos la mantenía. Las personas no tienen claro si están aburridas porque no tienen nada que hacer, o porque están cansadas, distraídas, desmotivadas, o si, de hecho, todos estos estados son parte de la experiencia del aburrimiento. En pocas palabras, el aburrimiento ¿depende de la tarea en cuestión (es decir, estamos aburridos porque la tarea en sí es aburrida) o depende de la persona (estamos aburridos porque somos personas aburridas)? Y, si se trata de que la tarea es aburrida, ¿qué hace que esa tarea sea tan tediosa? Si somos nosotros los que somos aburridos, ¿qué aspectos de nuestra personalidad contribuyen a hacernos más propensos a experimentar el aburrimiento? Estas cuestiones se abordarán con más detalle en los siguientes capítulos.
Recuadro 1.2: ¿A qué se parece el aburrimiento?
Harald G. Wallbott, profesor de psicología de la Universidad de Salzburgo, Austria, mostró que es fácil reconocer cuándo una persona parece estar aburrida. En su estudio de 1988 aquellos actores que tenían el torso colapsado (es decir, hundido), que inclinaban la cabeza hacia atrás y que compartían una serie de movimientos corporales fueron reconocidos por los participantes como personas que estaban aburridas.7

Una breve historia del aburrimiento

Según el Oxford English Dictionary, la palabra «aburrimiento» (boredom) apareció por primera vez en inglés en 1750, pero no fue hasta 1852 cuando apareció en la literatura el primer registro escrito de la palabra: en la novela Casa desolada, Charles Dickens se refiere al estado de lady Dedlock como a «una enfermedad crónica». La expresión «ser un fastidio», sin embargo, ya se usaba en el sentido de «ser tedioso o aburrido» desde 1768. Sin embargo, incluso antes de usarse el término actual, el concepto ya había sido bien documentado a partir de la palabra «acedia» (tedio), que domina las descripciones antiguas sobre la monotonía.
Recuadro 1.3: ¿Cuántas palabras?
Hay varias palabras que se pueden utilizar para describir el aburrimiento: tedio, hastío, monotonía, insipidez y posiblemente incluso apatía.
Expresiones comunes que hacen hincapié en un estado de aburrimiento agudo pueden ser: aburrirse como una ostra, morirse de aburrimiento, aburrido hasta la saciedad, aburrido a más no poder y mortalmente aburrido.
No fue hasta la década de 1920, sin embargo, cuando los investigadores, por lo general psicólogos, comenzaron a estudiar el aburrimiento, concentrándose inicialmente en los aburridos trabajadores de las fábricas. Uno de los primeros estudios sobre el aburrimiento en un entorno de laboratorio se realizó a finales de la década de 1930, cuando Joseph Barmack, del City College de Nueva York, propuso que el aburrimiento era un «una sensación de sueño».8 El estudio de Barmack era fascinante, no solo por lo que revelaba sobre el aburrimiento, sino también por lo que desenmascaró acerca de la falta de ética en la investigación en aquella época: dio a los participantes drogas como las anfetaminas para ver si así podía reducir el aburrimiento (que sí, por supuesto). Una investigación como esa nunca pasaría el examen de los comités de investigación ética de hoy en día.
Desde aquellos primeros días muchos investigadores han llegado a la conclusión de que el aburrimiento es una emoción diferenciada. Cynthia Fisher, psicóloga laboral norteamericana, que fue una de las primeras investigadoras modernas sobre el aburrimiento (y alguien que me encuentro a menudo en el circuito de las conferencias internacionales sobre el aburrimiento), señala que «el aburrimiento es un estado afectivo desagradable y transitorio en el cual el individuo siente una falta generalizada de interés y dificultad para concentrarse en la actividad actual [de modo que] necesita un esfuerzo consciente para mantener o dirigir la atención a esa actividad».9 Por lo tanto, dice, el aburrimiento es una emoción, aunque muy desagradable, quizá similar a la ansiedad o a la tristeza. Al tratar de comprender el aburrimiento, entonces, debemos primero entender qué son las emociones y qué funciones desempeñan en nuestras vidas.

¿Qué es una emoción?

Según Abraham Maslow, el psicólogo responsable de gran parte de nuestra comprensión acerca de la motivación, la emoción es la «medida de la humanidad».10 Es decir, la experiencia de las emociones de los seres humanos es lo que nos distingue de otros animales de orden inferior. Mientras que en los tiempos modernos es discutible hasta qué punto los demás animales experimentan emociones (algo que no nos compete dilucidar en este libro), es muy poco probable que experimenten la misma gama de emociones que los seres humanos.
Muchos investigadores cre...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Créditos
  4. Dedicatoria
  5. Agradecimientos
  6. Índice
  7. Introducción
  8. 1. La búsqueda de compromiso: ¿qué es el aburrimiento?
  9. 2. ¿Qué hacemos cuando estamos aburridos? (o por qué el aburrimiento es el pilar de la industria de las golosinas)
  10. 3. Drogas, absentismo escolar y disturbios: lo que nos hace el aburrimiento
  11. 4. Cómo la sociedad moderna refuerza el aburrimiento: las causas del aburrimiento
  12. 5. La personalidad propensa al aburrimiento: por qué algunas personas se aburren más que otras
  13. 6. «Mamá, estoy aburrido»: cómo estamos criando a una nación de niños aburridos
  14. 7. El aburrimiento y el aumento del TDAH y del trastorno del espectro autista
  15. 8. La plaga de las pantallas interactivas: por qué el aburrimiento está en auge en las escuelas y en la educación avanzada
  16. 9. El aburrimiento en la sala de reuniones: por qué aumenta el aburrimiento en el lugar de trabajo
  17. 10. No te aburro, ¿verdad?
  18. 11. Los beneficios del aburrimiento
  19. Conclusión
  20. Notas
  21. Notas del traductor
  22. Colofón