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Albert Einstein. El libro definitivo de citas
Descripción del libro
La recopilación más completa de citas de Albert Einstein jamás publicadaPresentamos la recopilación más completa de citas de Albert Einstein jamás publicada y que ha vendido decenas de miles de ejemplares en todo el mundo y ha sido traducida a veinticinco idiomas.Albert Einstein. El libro de nitivo de citas reúne alrededor de 1.500 citas cuidadosamente documentadas, organizadas temáticamente y acompañadas de fotografías y dibujos, así como una cronología de la vida del autor, galardonado con el Premio Nobel de Física en 1921 y una de las mentes más lúcidas de nuestra época.
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Información
Editorial
PlataformaAño
2016ISBN del libro electrónico
9788416256075LAS CITAS
Einstein sobre sí mismo

El «modelo» posando para un retrato. (Archivo de la autora)
Un hombre feliz está demasiado satisfecho con el presente para pensar demasiado en el futuro.
Escrito con diecisiete años (18 de septiembre de 1896) en una redacción escolar en francés titulada «Mis planes de futuro». CPAE, vol. 1, doc. 22.
El intenso trabajo intelectual y el estudio de la naturaleza de Dios son los ángeles que me guiarán a través de todos los problemas de la vida con consuelo, fuerza y un rigor inflexible.
A Pauline Winteler, madre de Marie, novia de Einstein, mayo (?) de 1897. CPAE, vol. 1, doc. 34.
*En los momentos de lucidez me veo como un avestruz que esconde la cabeza en la arena del desierto para no percibir el peligro. Uno se crea un mundo pequeño para sí mismo y […] se siente milagrosamente grande e importante, como un topo en el agujero que ha excavado.
Ibíd.
*Conozco personalmente a este tipo de animal, a partir de mi propia experiencia, porque yo mismo soy uno de ellos. No se debe esperar demasiado de ellos. […] Hoy estamos deprimidos, mañana exaltados, pasado mañana fríos, y después volvemos a estar irritados y medio hartos de la vida, sin mencionar la infidelidad, la ingratitud y el egoísmo.
A su amiga Julia Niggli, ca. 6 de agosto de 1899, después de que ella le pidiese su opinión sobre su relación con un hombre mayor. CPAE, vol. 1, doc. 51.
He decidido lo siguiente sobre nuestro futuro: buscaré inmediatamente un empleo, sin importar lo modesto que sea. Mis metas científicas y mi vanidad personal no impedirán que acepte el puesto más subordinado.
A su futura esposa Mileva Marić, ca. 7 de julio de 1901, mientras tenía dificultades para encontrar su primer trabajo. CPAE, vol. 1, doc. 114.
Al vivir durante esta «gran época», resulta difícil reconciliarse con el hecho de pertenecer a esta especie loca y degenerada que se jacta de su libre albedrío. ¡Cómo me gustaría que en algún sitio existiese una isla para las personas sabias y de buena voluntad! En un lugar así, incluso yo sería un ferviente patriota.
A Paul Ehrenfest, principios de diciembre de 1914. CPAE, vol. 8, doc. 39.
No sientas pena por mí. A pesar de las terribles apariencias, mi vida transcurre en total armonía; me dedico completamente a la reflexión. Parezco un hombre visionario, hechizado por el lejano horizonte y que sólo se distrae con lo que tiene delante cuando un objeto opaco le obstruye la visión.
A Helene Savić, 8 de septiembre de 1916, después de la separación de su familia. En Popović (ed.), In Albert’s Shadow, p. 110. CPAE, vol. 8, doc. 258.
Es extremadamente raro que piense en palabras. Me llega una idea y después intento expresarla en palabras.
De una conversación con el psicólogo Max Wertheimer en 1916. En Wertheimer, Productive Thinking (Nueva York, Harper, 1945), nota en la p. 184.
He llegado a conocer la variabilidad de todas las relaciones humanas y he aprendido a aislarme tanto del calor como del frío, de manera que puedo asegurar con bastante precisión un equilibrio de la temperatura.
A Heinrich Zangger, 10 de marzo de 1917. CPAE, vol. 8, doc. 309.
Por herencia soy judío, por ciudadanía, suizo, y por disposición, un ser humano, y sólo un ser humano, sin ningún aprecio especial por ningún estado o entidad nacional.
A Adolf Kneser, 7 de junio de 1918. CPAE, vol. 8, doc. 560.
Al principio se suponía que iba a convertirme en ingeniero, pero la idea de gastar mi energía creativa en cosas que iban a refinar aún más la práctica de la vida diaria, con el objetivo de ganar un capital aborrecible, me resultaba insoportable.
A Heinrich Zangger, ca. agosto de 1918. CPAE, vol. 8, doc. 597.
Carezco de ese tipo de sentimientos; lo único que tengo es un sentido del deber hacia todas las personas y un aprecio por todas aquellas con las que he intimado.
A Heinrich Zangger, 1 de junio de 1919, sobre su falta de aprecio por ningún lugar en particular, como por ejemplo el físico Max Planck sentía por Alemania. CPAE, vol. 9, doc. 52.
Tampoco tenía demasiada inclinación por la historia [en la escuela]. Pero creo que se debía más al método de instrucción que al tema en sí mismo.
A sus hijos Hans Albert y Eduard, 13 de junio de 1919. CPAE, vol. 9, doc. 60.
Aún no he comido lo suficiente del fruto del árbol del conocimiento, aunque en mi profesión estoy obligado a comer de él con regularidad.
A Max Born, 9 de noviembre de 1919. En Born, Born-Einstein Letters, p. 16; CPAE, vol. 9, doc. 162.
A causa de la divulgación de la teoría de la relatividad al gusto de los lectores, en la actualidad en Alemania me llaman un hombre de ciencia alemán y en Inglaterra me presentan como un judío suizo. Si llegan a representarme como una bête noire, la descripción se intercambiará y me convertiré en un judío suizo para los alemanes y en un hombre de ciencia alemán para los ingleses.
En The Times (Londres), 28 de noviembre de 1919, pp. 13-14, escrito a petición del diario. También hace la misma referencia en una carta a Paul Ehrenfest, 4 de diciembre de 1919. Véase también la cita del 6 de abril de 1922, más abajo. CPAE, vol. 7, doc. 26.
Otra cosa divertida es que todo el mundo me considera un bolchevique, Dios sabrá por qué; quizá será porque no tomo toda esa bazofia del Berliner Tageblatt como si fuera leche y miel.
A Heinrich Zangger, 15 o 22 de diciembre de 1919. CPAE, vol. 9, doc. 217.
Con la fama me vuelvo cada vez más estúpido, lo que, por supuesto, es un fenómeno muy habitual.
A Heinrich Zangger, 24 de diciembre de 1919. CPAE, vol. 9, doc. 233.
Desde que se hicieron públicos los resultados de la desviación de la luz, se me dedica un culto que me hace sentir como si fuera un ídolo pagano. Pero también esto, si Dios quiere, pasará.
A Heinrich Zangger, 3 de enero de 1920. CPAE, vol. 9, doc. 242. Incluso se había pedido a Einstein una «actuación» de tres semanas en el Palladium de Londres para explicar la relatividad.
No sabía que el destino iba a permitirme encontrar un par de buenas ideas después de muchos años de trabajo intenso.
Al físico holandés H. A. Lorentz, 19 de enero de 1920. CPAE, vol. 9, doc. 265.
La conciencia de mis limitaciones me impregna con más fuerza en los últimos tiempos porque se han sobrestimado en gran manera mis capacidades desde que algunas consecuencias de la teoría general de la relatividad han superado la prueba.
Ibíd.
Me encuentro tan terriblemente hundido en medio de consultas, invitaciones y peticiones que por las noches sueño que me estoy quemando en el infierno y el cartero es el diablo, que me grita continuamente mientras me lanza a la cabeza nuevos fardos de cartas porque aún no he contestado a las anteriores.
A Ludwig Hopf, 2 de febrero de 1920. CPAE, vol. 9, doc. 295.
Las cenizas de mi padre descansan en Milán. A mi madre la he enterrado aquí [en Berlín] hace unos días. He viajado continuamente de un lado a otro… un extraño en todas partes. Mis hijos están en Suiza. […] Una persona como yo tiene el ideal de estar en casa en cualquier sitio en que estén sus seres queridos.
A Max Born, 3 de marzo de 1920. En Born, Born...
Índice
- Cubierta
- Portada
- Créditos
- Dedicatoria
- Índice
- Prólogo
- Una nota (larga) sobre esta edición definitiva
- Una breve cronología
- Las citas
- Bibliografía
- Notas
- Colofón