Interpelaciones del arte, el diseño y la sociedad
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Interpelaciones del arte, el diseño y la sociedad

Claudia Mosqueda Gómez

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Interpelaciones del arte, el diseño y la sociedad

Claudia Mosqueda Gómez

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Esta obra propone una lectura de la interpelación entre el arte y el diseño profesionales y la sociedad. Se presenta no como una historia lineal o una mera caracterización social del arte y el diseño, sino como una lectura que piensa en acontecimientos e irregularidades de la continuidad narrativa de estas prácticas profesionales creadoras.Desde los contextos de la Modernidad, la Posmodernidad y la Sociedad Global, la interpelación viaja de manera disímbola, porque las rupturas a las que asisten socioculturalmente el arte y el diseño no acaecen en condiciones iguales u homogéneas. Dichos contextos poseen condiciones sociales, culturales, industriales, artísticas o educativas que sirven para comprender cómo éstas se interpelan con las prácticas del arte y del diseño.Se propone que la interpelación sea un concepto móvil y dinámico con el que se puedan armar, mover, poner, quitar o ensamblar las categorías de la comprensión de las prácticas del arte y el diseño. Así, la interpelación del arte, el diseño y la sociedad buscará la emergencia de nuevas compresiones que subyacían en la voz hegemónica de los discursos.

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Información

Año
2019
ISBN
9786077114970
Edición
1
Categoría
Popkultur







Hermes que con múltiples modos de ser aparecer
en el mundo se revela a sí mismo como un
SER que
habita en los resquicios de todo cuanto conduce,
guía, conecta y comunica: interpela.


CLAUDIA MOSQUEDA GÓMEZ


El objetivo que este capítulo se plantea es caracterizar cómo las condiciones de la Modernidad que se interpelan con las prácticas profesionales del arte y del diseño permiten revelar nuevas reflexiones singulares sobre la proximidad de su relación.
Para el cumplimiento de este propósito es preciso estructurar este capítulo en tres grandes apartados. La Modernidad y sus condiciones industriales y socioculturales, los discursos formales del arte y del diseño y la interpelación del arte y del diseño a partir del concepto de la racionalidad-funcionalidad de la Modernidad.
Para tal efecto es preciso iniciar por describir qué es la Modernidad; exponer el concepto de Modernidad con la intención de dejar claro que no se trata sólo de un proceso civilizatorio, sino también de una categoría de pensamiento que conceptualmente caracterizará un momento histórico. La Modernidad será descrita desde las condiciones industriales y los procesos socioculturales que impactan la producción de la obra de arte y del diseño, los cuales, al mismo tiempo, son materia esencial para dar cuenta del modo en que éstos se interpelan. El concepto de racionalidad-funcionalidad que aparece al final del capítulo, revela cómo las condiciones industriales, socioculturales, del arte y del diseño se interpelan paradójicamente, siguen una dinámica que racionaliza los procesos de creación en el arte, porque marca una separación importante entre el arte de vanguardias y el arte utilitario que dará sentido funcional y contextual al diseño de objetos, obras gráficas o visuales.


PRIMERO LA MODERNIDAD


La acepción más común de Modernidad proviene de la idea de lo moderno como lo nuevo, lo que siempre se presenta como lo actual, como un torrente incesante de novedades que hace perecer a lo antiguo como supuesto. La Modernidad se separa de la tradición predominante. Lo moderno de la Modernidad parece mirar siempre a lo nuevo. Se trata de una novedad porque siempre distingue lo anterior de lo posterior. “Moderno”, en latín, hace referencia sencillamente a “ahora” o “el tiempo del ahora”. “La palabra modernización y modernidad han sido degradadas hasta convertirlas en conceptos de moda con los cuales es posible pensar cualquier cosa. El concepto de modernidad queda limitado a condiciones puramente económicas y técnicas” (Jameson, 2004:19).
Roa (1995) dice que la palabra “moderno” deriva de la voz modo, y modo o nada es lo que está de paso, a la espera de la aparición de algo todavía más nuevo y así hasta el infinito: “Pudiéramos decir, recordando a Heidegger, que el hombre moderno vive devorado por el afán de novedades” (Roa, 1995:23). La Modernidad se origina por un proceso de diferenciación y delimitación frente al pasado, frente a aquello que se denominaba sociedad tradicional; en efecto, una de las dimensiones ineludibles del concepto de la Modernidad fue la modernización (posterior a la Segunda Guerra Mundial). “La Modernidad siempre tuvo que ver algo con la tecnología y por eso en definitiva con el progreso. Pero la Primera Guerra Mundial aplicó un golpe muy severo a las ideologías del progreso, en especial a las relacionadas con la tecnología” (Jameson, 2004:18).
La Modernidad deviene de la demolición del orden de la sociedad tradicional ya insostenible frente al inminente desarrollo industrializado de ésta. Durante el siglo XIX la modernización creó la imagen de una sociedad industrial disolviendo a la sociedad estamental agraria. En las sociedades tradicionales Dios era el observador, mientras que en la sociedad moderna es la razón del hombre. La Modernidad es un proyecto civilizador de Occidente que funda su existencia en el dominio de la racionalidad y la democracia.
El tránsito de la sociedad tradicional a la moderna es un proceso revolucionario complejo que pasa por los cambios del pensamiento científico, los procesos industriales de producción y los cambios ideológicos propiciados por las revoluciones de independencia política de los primeros Estados-nación. La sociedad tradicional está asociada al periodo medieval, mientras que la Modernidad tiene su advenimiento en la razón ilustrada. La Ilustración se caracterizó por ser una tendencia de pensamiento y literatura en la Europa del siglo XVIII. Este periodo histórico fue denominado Ilustración aludiendo a una nueva era que debía ser “iluminada” por la razón, por la ciencia. El nuevo pensamiento devenido del oscurantismo representa una nueva edad de la razón; en términos de Kuhn, este periodo histórico puede ser visto como un cambio de paradigma del pensamiento humano. La revolución científica, dice Kuhn, es un episodio de desarrollo no acumulativo en que un antiguo paradigma es reemplazado, completamente o en parte, por otro nuevo e incompatible. Los esquemas de pensamiento dentro de la Ilustración representan el ordenamiento y la formalización del conocimiento. Los pensadores que anteceden a este periodo (siglo XVII) marcan precedentes en el devenir del pensamiento científico.
A finales del siglo XVIII, Kant definió la Ilustración como la emancipación de la conciencia humana del estado de ignorancia y error por medio del conocimiento. El sedimentado de la Modernidad desmantela la posibilidad de conservar el orden de la sociedad tradicional que más que nunca se mostró obsoleto e ineficaz frente a los nuevos cambios. De este modo, la Modernidad se entrona como un proyecto civilizatorio frente al viejo orden de la sociedad tradicional. La consolidación de la Modernidad se manifiesta por acontecimientos que marcan su ruptura con la sociedad tradicional: la revolución científica del siglo XVII, la Revolución industrial del siglo XVIII, las revoluciones de independencia que dieron origen a Estados Unidos y la Revolución francesa, también en el siglo XVIII.
Un momento clave en el apogeo del proyecto de la Modernidad fue el término de la Edad Media; en el Renacimiento se dan grandes cambios técnicos, científicos y políticos que suponían al mismo tiempo, un juego de signos, de costumbres y de cultura que va sedimentando una nueva estructura social [que] habría que añadir a esto la célebre querella entre “ancient et modernes” que recorre toda esta época, originando una ley del progreso del espíritu humano hasta llegar a mediados del siglo XVIII y XIX […]. Un hecho trascendental será la Revolución francesa de 1789 que pone en pie al Estado moderno, centralizado y democrático […] el continuo e inseparable progreso de las ciencias y de las técnicas que se hace de grandes cambios en el campo de la producción (Urdanibia, 1999:45).
La sociedad tradicional es un tipo de sociedad con un modo de producción primordialmente agrario con una división del trabajo en la que la diferenciación social es baja. La sociedad tradicional, a diferencia de la moderna, reduce las posibilidades de diferenciación social porque el linaje se hereda. El orden de la sociedad tradicional imposibilita a los esclavos a ascender en la escala social: el orden tradicional es una estructura social rígida, sin posibilidad de movilidad social. El régimen típico de este periodo se caracteriza por relaciones de vasallaje: la nobleza, el clero y el ejército. Giddens numera estructuras acarreadas por los efectos de la Modernidad en el entendido que articula dos niveles de análisis: los sujetos y las estructuras.
Cada uno de estos acontecimientos desata cambios de orden en las estructuras de la sociedad tradicional. La Razón es el triunfo y máximo valor de la Modernidad. Bajo la égida industrial se observan cambios en la división social del trabajo.
La sociedad tradicional no tiene sentido, ni apoyo en sí misma, se sobrepasa a sí misma (se autoexcede). Ha perdido toda referencia con el viejo orden y no ha encontrado uno nuevo. El nuevo orden significa no sólo que la sociedad se diferencia del pasado, sino que se diferencia a sí misma en subsistemas (Beriain, 1996:11).
El máximo desarrollo de la Modernidad se refleja en el reconocimiento de la burguesía como clase hegemónica; las democracias como el gobierno ideal que procura la libertad e igualdad de los ciudadanos, quienes han consensuado y delegado su representación a los gobiernos parlamentarios; el mercado capitalista; la razón aplicada a la constitución de los Estados-nación. Los valores máximos de la Modernidad la conducen a la autoliquidación, a la que también se refieren Adorno y Horkheimer.
La vida común en la sociedad se normativiza y estandariza en torno a la familia nuclear […] se trata de una sociedad centrada en el trabajo; […] la ciencia en la sociedad industrial de la Modernidad se enfrenta a una duda metódica. Por una parte en relación a los fundamentos, aplicaciones y consecuencias de las aplicaciones y consecuencias de las aplicaciones científicas que generan efectos no deseados en el juego entre posibilidades y riesgos. La ciencia ha perdido su inocencia. […] La sociedad se ha institucionalizado en formas de democracia parlamentaria (Giddens, Luhmann et al., 1996:14-15).
Con el advenimiento de la Modernidad se fragua una serie de cambios en la estructura económica, social, política o educativa que desarticulan los modos en que se producían las relaciones en el orden de la estructura tradicional. El reacomodo del orden social moderno se relaciona con la transformación de la producción económica, que de agraria pasó a industrial; esto provocó que la división del trabajo se hiciera más compleja y especializada. La estratificación social se dinamizó al diversificarse las clases y abolir los linajes como posición social estable, rígida y única. Debido a estas transformaciones, la vida política transitó a gobiernos democráticos, burocracias y al ejército como monopolio del nuevo Estado. La educación adquirió tendencias a la formalización y se democratizó la vida escolar, a la vez que se hizo más compleja al configurarse en diferentes niveles y especialidades en la formación.
En términos de Giddens, Bauman, Beck y Luhmann (1996), la Modernidad debe ser entendida desde su naturaleza institucional. Se trata de un orden postradicional. “La Modernidad se sustenta sobre una infraestructura imaginaria, la expansión ilimitada del dominio racional que funge como racionalización de la voluntad de dominio” (Beriain, 1996:12). Por otra parte, Wagner (1997) piensa que para revisar la transición de la sociedad tradicional a la moderna se pueden ubicar elementos específicos: la revolución científica, la industrial y la burguesa.
Foucault, Koselleck, Habermas y Lepenies señalan que el paso de la Modernidad se inicia en el curso del siglo XIX. El proyecto de la Modernidad representa una ruptura discursiva que estableció las ideas modernas como significados imaginarios para los individuos y las sociedades, e instituyó así nuevos temas y conflictos sociales y políticos.
La Modernidad significa la autorrealización de cada sujeto concreto. Los valores de la Modernidad se alcanzan por medio de acuerdos colectivos. El proyecto de la Modernidad conecta y vincula la autonomía individual al resultado social. Es decir, se trata de identificar y diferenciar las racionalidades de los actores; se trata de conciliar la autonomía individual con sus Otros. La Modernidad representa el triunfo de la racionalidad (Gray, citado por Outlaw, 2001:39-41).
El surgimiento de la Modernidad encarna antinomias que desenmascaran los límites de su lógica; en otras palabras, la paradoja de la Modernidad consiste en que es ella misma la que entraña las condiciones de su destrucción. Wagner (1997) piensa que la Modernidad está fundada en un doble discurso, en paradojas que son irresolubles y que a la postre reflejan el ocaso de la Modernidad: la libertad y el sometimiento. El discurso de libertad es una reclamación de independencia, autodeterminación emancipación del conocimiento, de las actividades económicas, de las revoluciones políticas. Aquí ya no hay una supeditación a un Estado absolutista; el derecho humano se vuelve fundamental, así como la fundamentación para su ejercicio. El discurso de sometimiento no ha dejado una vía enteramente libre a una hegemonía nueva e imperturbada del discurso de libertad; frente a la ambigüedad y ambivalencia prevalecen las ganancias de la libertad frente a las pérdidas por adaptación.
La ambivalencia está asociada con lo que Habermas (2008) argumentaba, a la capacidad de rendimiento de las instituciones modernas y la aceptación de su irreversibilidad histórica, al mismo tiempo que se reconocen los efectos represores de la libertad. Así, la libertad y sujeción que opera en la Moder...

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