Nuestros recursos
AL FINALIZAR ESTE CAPÍTULO, HABRÁS APRENDIDO:
•Que una imagen sólo puede tener un centro de interés
•Las repercusiones del encuadre en la forma de ver la fotografía
•A crear sensaciones por medio del enmarcado
•La importancia de determinar el punto exacto donde colocar la cámara
•Que lo simple suele ser más eficaz
•La diferencia entre el espacio positivo y el negativo y su importancia
•Cómo influye el formato en la toma
•La forma en que la focal relaciona el sujeto y el fondo
•A valorar los factores técnicos de exposición también como valores estéticos
•Que la luz tiene unas propiedades que pueden reforzar o estropear una instantánea
•A valorar la importancia de la sombra y sus características
•Cómo aportar volumen mediante la perspectiva
•La relevancia del número de elementos
Localiza el centro de interés
Llamamos de este modo a la parte de la composición que más destaca. No tiene porque estar en el centro; evidentemente, esta palabra sólo sugiere que su importancia es vital, pero ha de corresponder con aquello que deseamos que atraiga la atención de inmediato. En la composición podemos tener varios elementos que capten el interés, pero entre ellos se genera inconscientemente una estructura compositiva que establecerá un centro de atracción común para todos ellos.
Si queremos que en nuestra foto destaque un rostro pero el espectador no lo aprecia como algo importante algo estamos haciendo mal. En realidad toda la ciencia compositiva sirve para construir un entramado alrededor del centro de interés, que lo enfatice y no haya ninguna duda de lo que el observador está viendo.
Poner a una persona de tez oscura contra una pared negra puede no ser una buena idea si lo que pretendemos es destacar la expresión de su cara, pero puede ser muy afortunada si se quiere acentuar sus ojos o sus dientes; incluso en una lectura más profunda de la fotografía podría ser una gran imagen para sugerir la idea de xenofobia, de que su población está ahí pero no se ve. Por eso es importante tener claro qué nos incita a realizar la toma y cuál va a ser el verdadero centro de interés.
No siempre es lo primero que se ve; pero ha de ser el destino final de la mirada, el que aclara el mensaje que estamos transmitiendo. Que nuestro ojo se mueva por la fotografía buscando puntos visuales que lo guíen no está en contradicción con la existencia de un único eje de atracción. La suma de todas estas miradas, el conjunto de elementos que tienen importancia y nuestro ojo les dedica un tiempo es a lo que llamamos centro de interés.
En un retrato de grupo podemos detenernos un rato en la expresión de cada persona; vamos mirando la escena pasando de una a otra, si hemos hecho bien nuestro trabajo de composición el conjunto de todos estos retratos se verá como un auténtico retrato de grupo. Imagina que en una salida fotográfica hacemos una foto de todos los participantes y ponemos a los propietarios de una marca en un grupo a la derecha y a los de otra en el lado opuesto. Seguiríamos teniendo muchos retratos individuales, pero el centro de interés ya no sería un retrato de grupo sino la competencia entre los usuarios de equipos diferentes.
Cuando las condiciones son adecuadas en los valles de montaña, la humedad del aire condensa en forma de nieblas en el momento en el que el sol deja de calentarlo. Este es uno de esos días; tenía un bonito fondo y sólo necesitaba un motivo de interés en el primer plano. Encontré una yegua con su potro mamando pero, a pesar de mi paciencia al acercarme, tuve que conformarme con retratar sólo a la madre. En la imagen es evidente la marcada línea visual que une al animal con el sol a través de la niebla.
Óptica de 17-55 mm 1:2.8 a f/5,6 durante 1/25 s con ISO 200. Filtro degradado en portafiltros Lucroit.
Retrato o paisaje, decide
En las vacaciones es muy frecuente realizar retratos utilizando como fondo los paisajes que visitamos. No es muy conveniente tener varios centros de interés compitiendo en la imagen. Si deseamos destacar el paisaje quizá sea mejor no poner delante a nuestra pareja. Si lo que buscamos es llevar un bonito retrato para casa será buena idea que ocupe una parte importante de la composición mediante un tamaño adecuado, una iluminación diferenciada o manteniendo el fondo ligeramente desenfocado con un diafragma abierto.
En ocasiones veremos fotografías con un potente valor estético por su atmósfera pero que carecen de un claro centro de interés. Además de hacer fotos bonitas debemos cuidar todos los elementos para contar lo que queremos sin ninguna duda. Si una persona no tiene claro qué es lo que tiene que mirar, sus ojos vagarán por la imagen sin encontrar lo que busca y se cansará al cabo de unos segundos. Considero que una foto aburrida no es una buena forma de comunicarnos, por eso resaltar de la mejor forma posible ese centro será de gran ayuda. Cuanto más fuerte sea el centro de interés más posibilidades tenemos de perdurar en el recuerdo del que vea nuestro trabajo.
Algunos temas tienen más fuerza que otros; no es lo mismo unos ojos humanos derramando lágrimas ante un niño muerto que los de una araña acechando a una mosca. Con las expresiones humanas empatizamos mucho más. Si tenemos demasiados elementos en la composición también habrá más dificultad para percibir lo importante; de ahí que cuanto más simplifiquemos, mejor. Incluso si nuestro aliciente es únicamente documental será mejor añadir un centro de interés claro para conseguir además un valor histórico.
La posición del sujeto en la escena, su contraste, tono, textura, relación con las líneas y los planos lo harán destacar en mayor o menor medida.
Algunas imágenes juegan con el centro de interés escondiéndolo de una primera valoración que se descubre al analizar con más detalle la imagen. Este efecto sorpresa es muy interesante y obliga a dedicar a la foto más tiempo del normal, pero también corremos el riesgo de que al final la imagen no se interprete adecuadamente o que nuestro centro no resulte tan interesante como nos gustaría.
El encuadre
Cuando estamos ante la realidad nuestro ojo puede pasear por el espacio sin más límites que los que impone la física de los cuerpos opacos. Pero al fotografiar la realidad se ve limitada por cuatro lados. Mirar por el visor consigue poner fronteras al entorno. Esta dimensión física de lo que vamos a captar en el sensor y lo que queda más allá de sus bordes es a lo que denominamos encuadrar la fotografía.
Elegir el motivo de nuestra imagen es realmente algo imprescindible para el resultado final. Pero es igual de importante decidir qué dejamos fuera. Al principio todos los fotógrafos intentamos captar todo lo que nos rodea, incluir en una única toma la inmensidad del espacio. Cuanto más tratamos de decir en una foto más probable resulta que no digamos nada. Por eso tenemos que aprender a priorizar, a determinar qué es lo importante y lo accesorio. Qué transmite realmente el mensaje qué deseamos trasladar y a diferenciarlo del ruido que lo enturbia. Elegir qué mantenemos y qué descartamos es una decisión crucial que hemos de tomar de forma reflexiva y deliberada porque una vez realizada la exposición no podemos modificar su contenido, sólo eliminar partes cercanas al borde mediante un reencuadre, pero sin poder modificar el diafragma, ni la focal ni el punto de vista.
FOTOS PASO A PASO
El momento decisivo
La zona de costa que tenemos cerca de casa es muy fotogénica; cuando tenemos temporales suelo salir a hacer fotos. Así que me dediqué a intentar obtener las olas más altas durante un rato. El resultado no me convencía; quizá faltaba un elemento que diera idea del tamaño de las olas.
Cuando amainó un poco el viento pasaron algunas gaviotas, las incluí en el encuadre, pero no ocupaban la posición que me gustaría, destacando contra el cielo.
Continué intentándolo y, de repente, se abrió un poco el cielo y salió el sol. Era imposible mantener textura en la parte más clara, así que la atención se dirigía directamente hacía ese lugar, realzado con las nubes oscuras que lo rodeaban. Me pareció que destacaba demasiado.
En unos minutos las ...