Ser padre hoy
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Ser padre hoy

Terapia Gestalt y paternidad

  1. 418 páginas
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Ser padre hoy

Terapia Gestalt y paternidad

Descripción del libro

Una nueva forma de entender el rol masculino en la relación con los hijos.Jacques Lacan, uno de los mejores lectores de Freud, sostenía que toda la investigación freudiana se reduce a una cuestión: ¿qué es ser un padre? El propósito de este libro es dar respuesta a tan difícil pregunta a partir de la perspectiva de la terapia Gestalt, uno de cuyos principales exponentes en la actualidad es su autor, Albert Rams, reconocido psicólogo, psicoterapeuta de padres e hijos y formador de terapeutas.Ser padre hoy es una profunda reflexión, que aborda diversas perspectivas, alrededor de la paternidad en el siglo XXI: una progenitura cuya hombría debe entenderse como un compromiso con "la verdad", y que sostiene que la fuerza del padre nace de la conciencia de la propia vulnerabilidad y de la superación de lo patriarcal. Es también una lectura de los diferentes modos de ejercer la paternidad y un valioso manual para profesionales de la salud sobre cómo hacer frente al trabajo terapéutico con los padres y los hijos. Y es, por encima de todo, un estudio en torno a la experiencia del autor como padre, que le ha servido como vía de autoconocimiento, apertura al amor y para dar lo mejor de sí mismo.

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Información

Editorial
Plataforma
Año
2016
ISBN del libro electrónico
9788416620814

Segunda parte

4. ¡Ay, los padres…! ¡Hay los padres…!71

[Padre]:
Necesitamos nuevas experiencias… Agitan algo en lo más profundo de nosotros que nos permite crecer. Sin cambios algo duerme en nuestro interior, algo que rara vez despierta. Hay que despertar al durmiente.
[Hij@ en la iniciación]:
No debo sentir temor, el temor mata la mente, es la pequeña muerte que nos lleva a la extinción total. Haré frente a mi temor, permitiré que pase sobre mí y a través de mí.
[Bruja iniciadora]:
El ser humano puede resistir cualquier dolor (psíquico). La prueba consiste en crisis y observación.
[Hij@ tras la iniciación]:
Esto forma parte del método sobrenatural: algunos pensamientos tienen cierto sonido que equivale a una forma.
[Hij@ en la prueba del Agua de Vida]:
¡Rápido…! Solo veo la oscuridad…
[Ella, el alma]:
Te amaré por siempre. Eres mi vida.
[Hij@ atravesando la prueba del Agua de Vida]:
El Gusano es la Especia, la Especia es el Gusano. Los Gusanos.
[Albert: O sea, es en el animal / ánima donde está la capacidad de transformar la conciencia, de despertar al durmiente].
[Ella. El alma]:
No nos atacan, ¿por qué…?
[Voz de bruja iniciadora]:
Hay un lugar espantoso para nosotras las mujeres [Albert: ¿lo solo femenino de tod@s?].
[Hij@]:
Este es el lugar que no pueden mirar… Viajar sin moverse… Ahora controlo verdaderamente el Gusano, y la Especia. Y en mi mano está destruir la Especia [Albert: lo artificial que esclaviza y separa] para siempre…
[Padre]:
¡El durmiente ha despertado…!.72
El padre, así pues, como auctoritas, como veremos después, como aquello que «hace crecer». «Algo en lo más profundo de nosotros que nos permite crecer. Sin cambios, algo duerme en nuestro interior, algo que rara vez despierta. Hay que despertar al durmiente», dirá el padre del protagonista de Dune.
Despertar al durmiente en y del huevo materno («donde no llueve ni nieva»). Despertar a la persona del goce de la repetición, de lo que no cambia, del quedarse ahí, del Thánatos freudiano (con matices). De la muerte en vida. Despertar la posibilidad de hambre –así que de vida– en el sentido más amplio de la palabra, que es lo que Perls añadirá a la polaridad freudiana (Eros-Thánatos) y donde pondrá el énfasis de lo gestáltico ya desde el principio:
(En) Yo, hambre y agresión […] [Perls] empezaba por señalar lo obvio: cómo la propia conservación (hambre) prevalece sobre la conservación de la especie (sexo) y cómo nuestras actitudes hacia el alimento –los esquemas de comportamiento que rodean la actividad de comer– sientan, respecto de las maneras en que nos relacionamos con el mundo, un precedente más básico que las motivaciones sexuales, que se desarrollan después.73
Crecer es pasar del temor a la experiencia, de lo viejo y repetitivo (Matrix) a lo nuevo (Neo). «La prueba consiste en crisis y observación», dirá la bruja iniciadora, la mujer sabia (la Gran Madre, como veremos en un momento), la bene gesserit en Dune. Sostener la necesaria crisis y poder desdoblarse en una parte que atraviesa (o lo intenta) y otra que observa y aprende, en lo posible (es el testigo gurdievo).
¿Cuál sería entonces el «lugar espantoso para (nosotras) las mujeres», «lugar que no pueden mirar», tal como se dice en Dune?
Pues tal como apunto en la cita, yo creo que es el lugar-de-lo-solo-femenino, la falta de lo masculino, lo no padre, o donde-no-hay-padre. «O peor…», dirá Lacan en uno de sus últimos textos al referirse a esa ausencia. Lo peor de cuando no hay padre, lo peor / muy malo que es cuando no hay función paterna (psicosis, adicción, toxicomanía, narcisismo patológico o tóxico…). Lo iré recordando en forma de cantinela musical o letanía («O peor…») a lo largo del libro.
Función paterna que, recordemos, puede ejercer tanto el Padre Biológico como la Madre Biológica. Y también cualquiera de los padres adoptivos, o –con matices– el tío, o el abuelo o la abuela, etcétera. O una institución. No es un lugar, es una función. Y algo así ocurre con la función materna.

La tragedia del padre

«¿Escuchaste las lágrimas en tu voz…? ¿Podrías bailar la timidez…?»
FRITZ PERLS
Lo masculino, lo paterno, es el –¡taaan!– íntimo semen lanzado a distancia… y perdido. Otra distancia estructural. Si te quedas ahí, te vas. Resulta insoportable.
Pregunta: ¿Por qué la responsabilidad nos genera esas ganas de huir? Respuesta: Tiene mucho que ver con nuestra condición de machos […]. El macho alfa hoy se siente desdoblado, escindido. El macho maternizado siente propulsión y regresión a la vez. […] El invento del padre es social, ¡en la naturaleza no existe el padre, antropológicamente solo existe el macho inseminador!74
Así que a l@s human@s –a hombres y a mujeres, es tarea conjunta, me parece, que depende de amb@s– nos toca inventar ese padre como diferente del macho inseminador, ¡buffff…! Mucho más difícil que inventar la pólvora o el teléfono.
Así que, en esa encrucijada, algunos se van para siempre, otros nunca estuvieron del todo. Son dos maneras de «irse» y de hacer acting-out (transformar defensivamente en acción una emoción, sensación difícil de sentir, una palabra difícil de decir). «Irse», sobre todo en el paso de la pareja (dos) a la familia (tres o más). ¡Tan difícil…!
En el pasado, la paternidad ha contado con todo el apoyo legal y consuetudinario […] que suponían un reconocimiento / refrendo de la posición incuestionada del poder paterno / masculino dentro y fuera de la familia. Pero, con el decaimiento del modelo del patriarca, ha emergido la dificultad de buena parte de los padres para: 1) adaptarse a la pérdida de la autoridad absoluta y redimensionar su papel en consonancia con las reales aportaciones de ambos padres (en el ámbito económico, laboral, trabajo doméstico, emocional), y para ser capaz de sustituir el autoritarismo con los hijos por la firmeza; 2) acomodarse a los cambios (de valores, aficiones, reivindicaciones de derechos) que le plantean la mujer y los hijos e hijas, y 3) integrarse en la dinámica familiar no tanto con el mando como con la cooperación, la responsabilización, la cercanía emocional, el asesoramiento no coercitivo.75
¡Ah!, la «tragedia» del Padre Primerizo, tan poco escuchada… No se me enfurezcan las madres, no estoy despreciando ni comparando. Vosotras tenéis la vuestra, vuestra propia tragedia, mucho mayor y mucho peor –una mucho mayor necesidad de entrega, y una mucho mayor pérdida de identidad y de autonomía personal, por ejemplo–, pero hoy, en este texto, hoy toca padre, no madre. Por ahora…
Porque si esa «tragedia» del padre no es escuchada también (insisto, también), ay, ay, ay, conflicto a la vista, y gordo. En la consulta he asistido y asisto –como tod@s l@s terapeutas, me parece– a muchas de ellas, a muchas de esas tragedias.
Recuerdo al respecto el caso de una paciente con quien hicimos terapia de pareja junto con su marido, claro, justo a punto de nacer su bebé. Me decía posteriormente lo importante que fue para ella que yo les hablara de «las dos tragedias» que los esperaban. Decía: «Yo pensaba que solo iba a existir la mía». Lo contaba con los ojos bien abiertos, como de insight, como de quien ve algo por primera vez.
Pero ¿qué «tragedia»? ¿A qué estoy llamando «la tragedia del padre»? Pues que el Hombre / Padre pierde a la mujer, a la «chica de la película», que se pone gorda y fea, a cuenta de un enan@ con quien de entrada no hay ningún vínculo inmediato, que no se sabe muy bien de dónde salió y que roba todo el tiempo y todo el afecto de ella (además de que ya no follamos, asunto muy principal para los chicos, desde luego), que roba el afecto y la energía de la que había sido mi mujer y ahora es… ¿quién es ahora? (¿por cierto, qué coño ha pasado aquí? ¿Estaré soñando?).
Dice una mujer, y ahora sí insisto en el género de su autora, Francesca Caregnato:
¿Cómo se destrona a un papá de su rol? Hay muchas maneras. Cuando hay una separación o un divorcio y «gracias» a que las madres tienen casi asegurada la custodia de los hijos, es muy frecuente que estas mujeres transformen el enfado y la frustración por la ruptura –especialmente si ha ocurrido por infidelidad– en venganza, poniendo a los hijos en contra de su padre. Para su mujer (el padre) nunca lo hace lo suficientemente bien, y hasta le resulta un estorbo. En estas circunstancias, incomprendidos y desplazados, los padres desconfían de su instinto masculino y renuncian al ejercicio efectivo de la paternidad, o la mujer prescinde de su concurso. Así, los hijos no pueden respetarlos ni querer ser como ellos. […] De manera más directa o más sutil, muchas veces la mujer va orillando al hombre a un rol satélite que va tomando cada vez más distancia. Y para decir toda la verdad, para algunos hombres alejarse o ausentarse de sus hijos es un rol más cómodo que el de exigir su derecho paterno.76
Y cito a otra mujer todavía, María Calvo:
En este clima intenta sobrevivir toda una generación de padres que no saben muy bien cómo desenvolverse en una sociedad que los obliga a tergiversar su masculinidad y no les permite disfrutar de su paternidad en plenitud […]. Hay matrimonios en que la mujer exige al padre que se comporte como una «madre bis», lo cual no tiene sentido. La manera en que lo hacen los padres no es equivocada, es que no lo hacen a la manera femenina. Nosotras somos las que en ocasiones les ponemos los límites. Hay madres que renuncian a trabajar, a ir al gimnasio, a quedar un día con amigas porque piensan que sus maridos no saben cuidar bien de los hijos. Sin embargo, sí saben hacerlo, la cuestión es que no lo hacen como ellas quieren, sino desde su enfoque masculino, con su propio estilo paternal. Las mujeres a veces somos demasiado exigentes, y este modelo de madre dominante perj...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Créditos
  4. Dedicatoria
  5. Epígrafe
  6. Índice
  7. Agradecimientos
  8. Prefacio de Pedro de Casso
  9. Prólogo de Elena Revenga
  10. Primera parte
  11. Segunda parte
  12. Tercera parte
  13. Epílogo
  14. Notas bibliográficas
  15. Bibliografía
  16. Colofón