Cambio climático: Lecciones de y para ciudades de América Latina

Sylvie Nail, Enrique Aliste

• Editorial: Universidad Externado
• Año: 2016
• ISBN del libro electrónico: 9789587725230

En la publicación del Quinto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (ipcc, por sus siglas en inglés), el documento más exhaustivo sobre el tema hasta la fecha, está claramente establecida la influencia humana en el clima y los efectos negativos que tienen nuestras actividades en el cambio climático. Los efectos negativos se traducen en el aumento de la temperatura de la atmósfera, en la acidificación de los océanos, en los cambios en el ciclo global del agua, en el deshielo de los glaciares y en una frecuencia mayor de eventos climáticos extremos. Se sabe que los países en vías de desarrollo no son los más responsables del cambio climático, pero sí son los más sensibles a sus efectos por varios motivos. Sus economías dependen mucho de sectores vulnerables al clima tales como la agricultura, la forestaría y la energía hidroeléctrica; además, por razones económicas, son menos capaces de hacer frente a los impactos de unas condiciones climáticas extremas. Por lo tanto, hoy se publican muchos reportes y estudios sobre el cambio climático en países en vías de desarrollo.

SEGUNDA PARTE

HERRAMIENTAS PARA ENFRENTAR EL CAMBIO CLIMÁTICO DESDE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

II.1 OPTIMIZAR LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS Y PROTEGER LOS RECURSOS NATURALES

NÉSTOR ROJAS

RODRIGO JIMÉNEZ

LUIS CARLOS BELALCÁZAR

Retos de Bogotá en calidad del aire y mitigación del cambio climático

1. CONTEXTO

1.1 VISIÓN GENERAL DEL AMBIENTE DE BOGOTÁ

Bogotá está localizada en una meseta de gran altitud en la cordillera oriental de los Andes colombianos, conocida como la Sabana de Bogotá. Su centro urbano cubre aproximadamente 33 km de Norte a Sur y 16 km de oriente a occidente, con un área de 478 km2. El Distrito Capital también administra un área rural y de reserva natural de 1298 km2, que comprende los cerros orientales y la región de Sumapaz (Instituto de Estudios Urbanos, s. f. c).

Como resultado de su localización en la Zona de Convergencia Intertropical, la Sabana de Bogotá tiene un clima subtropical de altura, con dos estaciones de lluvia (de marzo a mayo y de septiembre a noviembre) y dos estaciones secas a lo largo del año (Instituto de Estudios Urbanos, s. f. a), para una precipitación anual que oscila entre 500 y 1200 mm.

La precipitación mensual oscila entre 20 mm en la época seca y 160 mm en la época lluviosa (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales [Ideam], s. f. b). La temperatura anual promedio es de 13,5 °C (Ideam, s. f. a), aunque hay variaciones importantes en el ciclo diario. En los meses más secos, con cielos despejados, la temperatura diaria oscila entre 7 y 20 °C, y en ocasiones hay algunas noches con temperaturas menores que 0 °C. Durante los meses con mayor precipitación y cobertura nubosa, el intervalo de temperaturas está entre 9 y 18 °C. El promedio mensual de humedad relativa está entre 78 % y 83 % (Ideam, s. f. b).

La región abarca una gran diversidad de ecosistemas, incluyendo páramo y subpáramo; bosques altoandino, andino y subandino; bosques ecuatoriales; sabanas inundables y humedales. La cuenca hidrográfica principal es la del río Bogotá.

1.2 ASPECTOS SOCIALES Y ECONÓMICOS RELEVANTES

Como consecuencia de una profunda centralización, Bogotá no solo ha sido la sede administrativa del Estado colombiano desde que se le decretó como capital en 1550; además, en conjunto con su región, es el principal centro financiero, comercial, industrial y económico del país, a pesar de la gran distancia que la separa de las costas y de sus 2600 metros de altitud sobre la cordillera de los Andes. A su vez, el Distrito Capital genera el 26 % del Producto Interno Bruto (PIB) (Cámara de Comercio de Bogotá [CCB], 2014) de Colombia.

La población de Bogotá se incrementó dramáticamente en la segunda mitad del siglo XX, debido a diversos factores que aceleraron la migración desde el campo, incluido el desplazamiento forzado durante el periodo de la Violencia y luego por la acción de grupos armados ilegales. De 715.000 habitantes en 1950, el Distrito Capital creció a 3 millones en 1970, a 5,5 millones en 1990 y a 7,5 millones en el 2012 (Instituto de Estudios Urbanos, s. f. b). Como resultado, el centro urbano de Bogotá tiene actualmente una de las mayores densidades de población del mundo, con cerca de 13.500 habitantes/km2 (City Mayors, 2007). En este proceso, la ciudad ha absorbido a pueblos que antes estaban a su alrededor, tales como Usaquén, Suba, Engativá, Fontibón y Usme, los cuales forman parte de sus localidades o unidades administrativas principales.

En varios aspectos, la ciudad ha logrado ofrecer condiciones de vida aceptables y oportunidades de empleo y progreso a sus habitantes. La cobertura en la prestación de servicios públicos básicos, tales como acueducto, alcantarillado, recolección de residuos domésticos y electricidad, es cercana al 100 % (Observatorio Ambiental de Bogotá, 2015).

La pobreza es hoy la menor del país y se ha reducido significativamente, de 31,8 % en el 2002 pasó a 11,6 % en el 2012 (cuando en el país continuaba por encima del 30 %). Cerca de 97 % de la población económicamente activa tiene un empleo o una ocupación, aunque un alto porcentaje, cerca del 46 %, es informal. La mayor parte del empleo (96 %) es generado por el sector privado. El acceso a la salud, a la educación en todos sus niveles y al empleo es también el más alto de Colombia. La reducción de la desigualdad continúa siendo uno de sus principales retos, toda vez que su coeficiente Gini aún es cercano a 0,5 (Departamento Administrativo Nacional de Estadística [DANE], s. f.).

A pesar de las oportunidades que ofrece, el rápido crecimiento poblacional y económico de la ciudad, unido a una lenta respuesta y a la baja capacidad de los gobiernos distritales, también ha tenido diversas consecuencias negativas. Se presenta una intensa mezcla del uso de suelo, hay una enorme deficiencia de infraestructura, especialmente en el transporte, y los niveles de informalidad e ilegalidad en diversas actividades económicas son sumamente altos.

Todas estas situaciones producen conflictos ambientales. La urbanización, tanto legal como ilegal, ha destruido ecosistemas críticos para la estabilidad ecológica e hidrológica en las áreas urbanas, tanto en los cerros orientales como en grandes extensiones antes ocupadas por humedales; los vertimientos domésticos e industriales no tratados han superado la capacidad de los receptores naturales para soportarlos; el diseño de la infraestructura de transporte ha sido permanentemente deficiente y ha quedado rezagado ante el crecimiento de la demanda. Además, se presentan conflictos de salud pública, ya que una gran parte de la población está expuesta a emisiones, vertimientos y residuos ...

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