Diccionario de políticas públicas. 2a edición

Laurie Boussaguet, Sophie Jacquot, Pauline Ravinet, Jean-françois Jolly

• Editorial: Universidad Externado
• Año: 2016
• ISBN:
  9789587725247
• Categoría: Betriebswirtschaft
• Categoría: Finanzwesen

Presentamos una segunda traducción del Diccionario de políticas públicas, corregida y aumentada, con 22 nuevos conceptos y corrección y ampliación de los 57 conceptos iniciales. La primera edición del Diccionario de políticas públicas traducido al español se volvió un libro de referencia en los estudios de políticas públicas en Colombia. Esto gracias a la riqueza de los conceptos y la gran variedad de autores, tanto de la tradición francesa como anglo de políticas públicas, lo cual se refuerza en esta segunda edición con nuevos conceptos sobre los temas esenciales del análisis de políticas públicas. Como se dijo en esa primera edición de 2009, que ya ha tenido una segunda reimpresión -y que habla bien de la recepción que ha tenido el Diccionario en el medio académico-, este es más bien un pequeño tratado, habida cuenta de la extensión y desarrollo temático y bibliográfico de cada uno de los conceptos a cargo de los más reconocidos estudiosos de las políticas públicas en Francia y Estados Unidos. En esta oportunidad contamos con una presentación en español de las directoras del Diccionario en francés, Laurie Boussaguet, Sophie Jacquot y Pauline Ravinet, y de un prefacio del reconocido profesor de Harvard Peter A. Hall. En el cual se refuerza la importancia del mismo en el contexto del debate intercontinental sobre las políticas públicas. Esta segunda edición no hubiera podido realizarse sin la acuciosa revisión de la primera edición, por parte del profesor Jean Francois Jolly, profesor titular del Departamento de Arquitectura de la Pontifica Universidad Javeriana - Bogotá, sin duda, uno de los promotores de la escuela francesa de políticas públicas en Colombia. También se contó con la participación de Daniela López Amorocho en la revisión de la nueva bibliografía en español y en el arreglo de las concordancias entre la primera y la segunda edición.

PARADIGMA

La palabra paradigma fue formalizada como concepto gracias al físico americano THOMAS S. KUHN [1983], a principios de los años 1960. Interpelado por la manera cómo la categorización cognitiva estructura las ciencias “duras”, este investigador lanzó la hipótesis de que cada ciencia se asienta sobre el equilibrio de saberes y de poderes en una comunidad científica, fundada además sobre un acuerdo general alrededor de un paradigma. Más exactamente, el surgimiento, la consolidación y el debilitamiento de estos equilibrios son fruto de una alternancia perpetua de “fases críticas” y de “períodos normales”. Durante la década de 1980, esta manera de concebir la construcción social de la realidad científica se traslada con éxito al análisis del papel de la cognición en la acción pública. Sin embargo, y a pesar de la calidad de los trabajos teóricos y empíricos pioneros que utilizan el concepto de paradigma, su valor heurístico va a ser cuestionado durante los años 1990, de tal manera que hoy en día casi nadie utiliza todavía este concepto.

LOS USOS DEL CONCEPTO EN EL ANÁLISIS DE LA ACCIÓN PÚBLICA

Según KUHN, un análisis en términos de paradigmas científicos permite mostrar cómo “ciertos ejemplos de trabajo científico real -que engloba leyes, teorías, aplicaciones y dispositivos experimentalesproporcionan modelos y generan tradiciones coherentes y particulares de investigación científica” [1983, 30]. Especialistas del análisis de políticas públicas [HALL, 1993; SUREL en FAURE, POLLET y WARIN, 1995] se interesan por el concepto de paradigma porque este permite precisar las características recurrentes de los modelos de acción pública y, por lo tanto, pueden abordar el cambio de estos modelos.

Los cuatro elementos del paradigma. El descubrimiento y la adopción de un paradigma es, según KUHN, “un elemento de estructuración de la ciencia que se ha estabilizado alrededor de principios, de métodos y de instrumentos de investigación que generan unanimidad provisionalmente” [citado en SUREL, 1995, 128-129]. El paradigma comprende cuatro elementos: 1) unos principios metafísicos generales; 2) unas hipótesis; 3) unas metodologías; 4) unos instrumentos específicos. Como lo señala YVES SUREL, “no hay paradigma sino cuando estos diferentes componentes se encuentran de manera simultánea para formar lo que Kuhn llamó, a partir de ese momento, una ‘matriz disciplinaria’” [SUREL en FAURE, POLL y WARIN, 1995, 129]. En suma, un paradigma científico guía en gran parte el diagnóstico de los problemas por resolver, y a la vez, los antídotos desarrollados para hacerlo. Este doble papel en el análisis y en la acción atrae la atención de un cierto número de especialistas de la acción pública y les incita a transponer los cuatro elementos de KUHN en herramientas de investigación para las ciencias de lo político.

1. Los principios metafísicos generales: estos orientan lo que KUHN llama “la visión del mundo” de los científicos. Así, el mismo KUHN identificó en otra obra [1972], cómo los descubrimientos de COPÉRNICO transformaron las visiones de la realidad que estaban fuertemente ancladas en las sociedades de su época. En el ámbito de la acción pública, es posible encontrar principios de este tipo en los relatos globales sobre el funcionamiento de la sociedad. Por ejemplo, según BRUNO JOBERT, “el giro neoliberal” de los años 1980 relegitima el mercado como elemento constitutivo de las sociedades europeas [1994].

2. Las hipótesis y las leyes: corresponden a los axiomas, las teorías de acción y los razonamientos que vinculan los principios globales con los sistemas de acción pública concretos. De una dimensión puramente cognitiva se pasa a las normas de acción que, para KUHN, sirven para guiar el trabajo científico, y para los especialistas de la acción pública constituyen el marco de hipótesis sobre el cambio social inherente a cada política pública. YVES SUREL muestra a través del ejemplo de la política de precio único del libro, la manera como un “conjunto ideológico” construido alrededor de la idea de que la cultura es un campo esencial de la identidad nacional, hace posibles hipótesis de acción tales como la puesta en marcha de un sistema de precio único fijado por los editores y controlado por el Estado [SUREL en FAURE, POLLET y WARIN, 1995, 133].

3. Una metodología: delimita un tipo de comportamiento considerado como legítimo. Para la ciencia, una metodología gobierna las experiencias efectuadas con el fin de poner a prueba las hipótesis. Para la acción pública, la metodología incluye antes que nada el tipo de relación establecida entre los poderes públicos y los actores sectoriales. Estas relaciones pueden ser jerárquicas en ciertos casos, o de “colaboración”, en otros, y revelan las interdependencias y las relaciones de poder que existen.

4. Los instrumentos y las herramientas: facilitan la observación científica. En el campo de la acción pública, por lo general, se trata de dispositivos de intervención sobre la sociedad, un ejemplo serían los subsidios agrícolas o los aranceles. Finalmente, es posible señalar que para KUHN como para sus seguidores en el análisis de la acción pública, estos cuatro elementos funcionan conjuntamente. “En este sentido, un paradigma no es solo una imagen social, sino un conglomerado de elementos cognitivos y prácticos que estructuran la actividad de un sistema de actores que lo vuelve coherente y durable” [SUREL en FAURE, POLLET y WARIN, 1995, 137].

Cambios de paradigma y cambio de políticas públicas. Para KUHN, la actividad científica evoluciona según un ciclo en tres fases: 1) el período “pre-científico”, caracterizado por la multiplicación de los desacuerdos entre los actores involucrados sobre la orientación de su trabajo; 2) la fase de ciencia “normal”, en la cual los cuatro componentes del paradigma se estabiliza; 3) la fase de “crisis”, en la cual el sentido interno y el poder de cohesión del paradigma se agotan, y provocan así nuevos desacuerdos....