La vida en España en tiempos de los godos

Desde el año 409 hasta la invasión islámica en el 711

José Orlandis Rovira

• Editorial: Ediciones Rialp, S.A.
• Año: 2019
• ISBN del libro electrónico: 9788432148651
• Edición: 1
• Categoría: Historia
• Categoría: Historia antigua

Perfectamente documentado nos cuenta cómo fue la vida de los visigodos durante tres siglos de nuestra historia: su horizonte social, económico y cultural, y el retrato del hombre de aquel tiempo, tal como fue, con sus grandezas y sus miserias, sus sentimientos y sus pasiones. No es difícil imaginar a un hispano en la época romana, o a un cristiano durante la Reconquista. Sin embargo, el contexto de los visigodos resulta más desconocido, pese a protagonizar más de 300 años de nuestra historia. Orlandis ha reunido documentación histórica y jurídica, inscripciones, poemas, reglas monásticas, monedas, etc., con el fin de reconstruir la vida real de este largo periodo, que comienza en el año 409 y se extiende hasta la invasión islámica, en el 711: analiza su horizonte social, económico y cultural, y lleva a cabo un retrato del hombre de aquel tiempo, tal como fue, con sus grandezas y sus miserias, sus sentimientos y sus pasiones.

XI.

Sentimientos y pasiones

1. Un «mundo interior»

En los capítulos precedentes se ha hecho un esfuerzo por aproxi­marnos, en la medida permitida por las fuentes, a los hombres que vivieron en España en tiempo de los godos, y fueron testigos de aquel período de la vida española, que tan remoto aparece a los ojos del hombre de hoy. Pero no parece suficiente observar «desde fuera» a las personas, verlas moverse y discurrir entre los límites del espacio y el tiempo que fueron su escenario histórico. Aquellos hispanos eran seres vivos y su conducta obedecía a unas determinadas motivaciones: estuvo animada por sentimientos y afectos, por convicciones y apasionamientos. ¿Resulta posible asomarse al «mundo interior» de tales hombres, para tratar de conocer mejor la auténtica dimensión de su existencia individual y comprender también de modo más adecuado los fenómenos sociales de la época? Vale la pena intentarlo, si se desea conseguir una comprensión más profunda de la vida real en la España de los godos.

Hace falta recordar, en primer término, que algunos acontecimientos de alcance general producidos en los siglos visigodos, expuestos ya en páginas anteriores, como las malas cosechas, la guerra o la peste, hubieron de sentirlos en su propia carne miles o millones de personas y familias. Pero también los avatares socio-políticos y el talante de los diversos monarcas determinaron una y otra vez la sucesión de tiempos bonancibles y de períodos dominados por el signo de la dureza y el temor, unas alternativas que influyeron de modo sensible tanto en el estado de ánimo como en el destino personal de muchos contemporáneos.

2. De la «tranquila paz» a la angustia colectiva

La «tranquila paz» era el clima dominante en España durante el reinado de Recaredo: un respiro, después de los agitados tiempos de Leovigildo, en los que tanto muchas personas como las iglesias vieron expropiados sus bienes en provecho del Fisco. Y es que el padre y el hijo eran sumamente distintos: Recaredo «era piadoso por la fe y preclaro por la paz», mientras que Leovigildo había sido «irreligioso y muy inclinado a la guerra». Y S. Isidoro sigue tejiendo el elogio del católico y pacífico Recaredo: «tuvo en su alma tan gran benignidad que influía en los ánimos de todos...; fue tan liberal que restituyó a los legítimos dueños sus bienes y a las iglesias las propiedades que su padre había saqueado y asociado al Fisco. Fue también tan clemente que muchas veces exoneró al pueblo de los tributos con indulgente liberalidad».

La época que siguió a la revuelta de Sisenando y la deposición de Suínthila fue, en cambio, un período de inquietud. Así se desprende de una carta escrita hacia el año 632 por S. Braulio al arcediano Floridio: «Te confieso lealmente, querido hijo —decía—, que recibí tu carta cuando inquietantes cuidados y muchas ocupaciones me tenían absorbido». Y Braulio deja escapar una frase que hace entrever oscuros temores: «Han llegado unos tiempos muy difíciles, en que me conviene más callar que hablar». Pero una década más tarde, el propio Braulio y todos los habitantes de Hispania habrían de conocer unas circunstancias públicas todavía más arduas: los tiempos de Chindasvinto, el rey al que los mozárabes del siglo VIII calificaban de «demoledor de los godos».

La fama de las sangrientas «purgas» de enemigos políticos traspasó las fronteras hispanas. En Francia, la «Crónica» del Pseudo Fredegario afirma que en estas depuraciones perdieron la vida 700 miembros de la nobleza militar visigoda y otros más fueron condenados al exilio. Chindasvinto —explica Fredegario—, «conociendo el morbo de los godos de deponer a sus reyes —pues él mismo había participado muchas veces en tales conjuras—, ordenó dar muerte a unos y desterrar a otros, entregando a sus fideles las mujeres y las hijas de los condenados, así como sus bienes... Chindasvinto no dejó de dar muerte con la espada a cuantos tenía por sospechosos, hasta quedar convencido de que el morbo de los godos había quedado extinguido. Los godos, domados por Chindasvinto, no osaron ya tramar contra él ninguna de sus acostumbradas conspiraciones». Braulio sentía también el malestar que, como un estado de ánimo colectivo, invadía a toda la sociedad: «sabed —escribía a un obispo— que nosotros estamos también sufriendo las molestísimas sacudidas de las tormentas y vendavales que, según os quejáis, conturban vuestra paz».

La dura experiencia sufrida movió en el año 649 a S. Braulio, junto con el obispo Eutropio y el magnate Celso, a dirigirse a Chindasvinto, ya muy anciano, proponiéndole la asociación de su hijo Recesvinto al gobierno del reino: «Contrastando nuestros pareceres —escribe— y recordando las pasadas situaciones críticas, hemos comprendido a cuántos peligros, a cuántas adversidades, y a cuántos ataques de los enemigos hemos estado expuestos». Los firmantes del escrito terminaban pidiendo perdón al rey por su iniciativa, pero añadían en descargo suyo que tan solo les había ...

Índice

• Portada
• Portada interior
• Créditos
• Índice
• Introducción
• Fuentes
• I. La sociedad hispano-visigoda
• II. La realidad económica
• III. El horizonte cultural
• IV. El rey y la corte
• V. Concilios en Toledo
• VI. Judíos y judaizantes
• VII. La guerra
• VIII. La peste
• IX. La edad dorada de mérida
• X. El ceremonial de la muerte
• XI. Sentimientos y pasiones
• JOSÉ ORLANDIS