El mundo sin trabajo

Pensando con Zygmunt Bauman

Rudy Gnutti

• Editorial: Icaria
• Año: 2018
• ISBN:
  9788498888591
• Categoría: Philosophy
• Categoría: Modern Philosophy

Este libro parte de las reflexiones que el profesor Zygmunt Bauman elaboró para el documental In the Same Boat (2016).Zygmunt Bauman, junto a un selecto grupo de pensadores (José Mujica, Serge Latouche, Tony Atkinson, Mariana Mazzucato, Erik Brynjolfsson, Daniel Raventos, Rutger Bregman, Nick Hanauer...) analiza la problemática más preocupante de nuestro siglo: cómo el cambio tecnológico que, según las predicciones del economista más importante del siglo XX, John Maynard Keynes, "nos iba a procurar una riqueza inmensa y la solución a todos los problemas económicos", nos está llevando, por el contrario, a una dramática desigualdad, injusticia y a una vía sin retorno.El recoge tanto las preguntas como las propuestas para poder adaptarnos a nuevos trabajos, nuevas reglas económicas y sociales y, sobre todo, y quizás lo más complicado, a una nueva forma de vivir.

Mariana Mazzucato Economista, directora del University College London

Nuevas ideas: Renta Básica

Como se ha podido comprender con las aportaciones de economistas, pensadores y políticos en las páginas anteriores, todos coinciden en que los avances tecnológicos favorecen únicamente a una pequeña parte de la población. Así, cabe preguntarse, para comenzar, si creemos que esto es justo. Evidentemente, tras esta primera pregunta, surgen los siguientes interrogantes: ¿es posible que el sistema económico capitalista sea capaz de autorregularse y redistribuir la riqueza sin la intervención del Estado? ¿Cómo planificar una política fiscal que ayude a redistribuir más equitativamente los enormes beneficios que la tecnología produce?

Estas preguntas me llevaron a entrevistar a la autora de un importante libro que causó un extenso debate entre los académicos, la profesora Mariana Mazzucato (El estado emprendedor, rba, 2014).

El discurso de esta profesora italiana puede ser la clave para entender la propuesta de redistribución de la riqueza separada del empleo, no como una ayuda para los más necesitados, sino como un mecanismo justo y práctico para repartir los recursos entre las personas.

El libro de la economista Mazzucato está basado en diferentes ejemplos bien descritos e intenta poner en cuestión unos mitos que parecían inamovibles.

Mazzucato, que fue profesora de Economía de la Universidad de Sussex y actualmente es directora del Institute for Innovation and Public Purpose de la University College London, sostiene, en resumen, que no es real el mito de que la innovación y la investigación sean un esfuerzo únicamente privado.

Al contrario, las innovaciones de hoy en día se basan en arriesgadas y caras investigaciones respaldadas por el Estado, mediante las universidades públicas, la investigación militar, etc.

Esta autora afirma:

El papel del Estado no solo consiste en generar conocimiento a través de los laboratorios nacionales y las universidades, sino también en movilizar recursos que permitan que este conocimiento y las innovaciones se difundan ampliamente a través de los sectores de la economía. Para conseguirlo, reúne las redes de innovación existentes o facilita el desarrollo de nuevas redes que aúnen a un grupo diverso de financiadores.

No obstante, no basta con disponer de un sistema nacional que sea rico en redes horizontales y verticales.

El Estado también debe dirigir el proceso de desarrollo industrial, aplicando estrategias para el cambio tecnológico en áreas prioritarias, como los ferrocarriles, por ejemplo.

Gráfico 7
Smartphone

El ejemplo más conocido del libro es seguramente el del producto más vendido en los últimos años, los Smartphones.

gps, Wifi, Touch, etc. son todos elementos indispensables para que un teléfono pase de ser un objeto «estúpido» a un instrumento casi insustituible en la sociedad de hoy en día. Y en el gráfico anterior se ve cómo las prestaciones que estos teléfonos ofrecen son descubrimientos financiados por los estados.

Otro dato muy revelador que encontramos en el libro es el papel que tiene el Estado en la investigación para una economía más sostenible y verde.

Mazzucato afirma que, como sostienen Hopkins y Lazonick:

La revolución industrial verde, que se está ejecutando en todo el planeta gracias a los esfuerzos del Estado, debería considerarse como un intento de trasformar una de las infraestructuras más importantes que existen: la infraestructura de la energía. Los enormes costes «hundidos» de la infraestructura energética requieren no solo el apoyo a las nuevas tecnologías y empresas innovadoras, sino también el apoyo sostenido a los mercados en los que compiten estas tecnologías.

Esta economista sostiene que se socializa el esfuerzo de la investigación, pero se privatizan los beneficios.

Evidentemente, esta postura ha sido, también, el centro de diferentes críticas por parte de los detractores del papel hegemónico de la investigación estatal sobre la investigación privada. La polémica no es nueva y ha creado, a veces, discursos muy extremos.

Pero no creo que nadie ponga en duda, como mínimo, que la humanidad ha llegado a estas conquistas tecnológicas gracias a un esfuerzo colaborativo entre el sector privado y el Estado.

Por esta razón, la profesora, en sintonía con otros economistas, como Serge Latouche, por ejemplo, afirma que los descubrimientos de hoy en día se basan en los descubrimientos de las generaciones anteriores a la nuestra, y se pueden considerar como una herencia de la humanidad entera.

En el pasado la innovación generaba riqueza, pero a su vez, podía generar, intrínsecamente, la forma de redistribuir esta riqueza. (La flamante maquinaria de las fábricas Ford de Detroit creaba una enorme riqueza que, al menos en parte, podía redistribuirse a través de los cientos de miles de empleos directos e indirectos que se crearon.)

Actualmente, este mecanismo, debido a las características de la innovación tecnológica, no está funcionando.

De esta forma no parece tan descabellado pensar que haría falta una profunda e innovadora reforma fiscal para que esta herencia y esfuerzo tecnológico de todos llegue a todos.

Además, según Mazzucato, esta presión fiscal progresiva no provocaría un problema añadido para la inversión, sino al contrario.

Algunas personas están preocupadas por el hecho de que si los impuestos son demasiado altos habrá poca inversión, pero no existe ninguna evidencia empírica que lo demuestre.

En los años cincuenta, con Eisenhower como presidente de los Estados Unidos, el tipo impositivo en rentas altas era cercano al 90%, y había niveles de inversión más elevados que los que tenemos hoy.

Warren Buffett, uno de los mayores inversores del mundo, dijo que cuando el impuesto sobre los beneficios era del 40% nunca afectó a sus inversiones...