La Nueva Autoridad
eBook - ePub

La Nueva Autoridad

Familia, escuela, comunidad

Haim Omer

Compartir libro
  1. 244 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

La Nueva Autoridad

Familia, escuela, comunidad

Haim Omer

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Haim Omer y su equipo nos presentan una solución teórica y práctica para esta situación alarmante mediante La Nueva Autoridad, un modelo que es el resultado de un proceso largo y polifacético de pensamiento y acción, que se ha puesto en práctica en numerosos centros educativos en todo el mundo. Esta obra presenta múltiples ejemplos de situaciones de acoso escolar, boicot, violencia, delincuencia, abuso sexual, adicciones, intimidación, etc., resueltas a través de esta nueva autoridad cuyas claves son las transparencia y la voluntad de resolución del conflicto que involucra a todos en conjunto y no de manera aislada: agresor, víctima, familia, profesorado, dirección escolar, policía local, servicios sociales, y los alumnos y alumnas, cuya participación es fundamental sobre todo en los casos menos visibles de acoso emocional. Este libro se complementa con la otra obra publicada por Morata de Haim Omer Resistencia pacífica. Nuevo método de intervención con hijos violentos y autodestructivos (2017), que describe los procesos de escalada de violencia que tienen lugar entre padres e hijos y provee de pautas para prevenirlo.

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es La Nueva Autoridad un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a La Nueva Autoridad de Haim Omer en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Pedagogía y Ensayos de la educación. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2018
ISBN
9788471128782
cap1.webp
“¡Antes los maestros tenían autoridad!” “¡Los padres solían ser padres!” “¡Yo respetaba a mi padre!” “¡Los maestros que tuvimos en nuestra infancia sí eran auténticos maestros!” Expresiones como estas sobre la autoridad tal como la conocimos presumen que, hasta que las cosas vuelvan a su estado anterior, no habrá solución para los problemas de la educación. En efecto, la autoridad tradicional ha sido severamente socavada; sin embargo, en la actualidad, las condiciones sociales no permiten un retorno a su estado anterior. Esta autoridad obtuvo el apoyo incondicional de la mayor parte de la sociedad. Prácticamente todo el mundo asumía que los padres y los profesores debían ser obedecidos por la sencilla razón de ser padres y profesores. La opinión pública, así como los ámbitos de la educación, religión, medios de comunicación y el establecimiento legal han avalado este punto de vista. Este apoyo prácticamente unánime ha dejado de existir. La autoridad tradicional ahora es considerada ilegítima por muchos, y algunos de sus pilares principales, como el castigo corporal, el distanciamiento, la sumisión, la obediencia incondicional y la inmunidad frente a la crítica, ahora son moralmente inaceptables. En consecuencia, no podemos ni deseamos restaurar la autoridad tradicional a su estado anterior. La mayor parte de los esfuerzos para hacerlo han tenido efectos negativos, ya que sin una base social extensa, el único modo de subsistir por parte de este tipo de autoridad es por el ejercicio del poder puro y la inducción al temor.
La sociedad liberal no se contentó con la crítica e incluso en determinado momento cuestionó el papel de la autoridad en la enseñanza. La autoridad se convirtió en un término negativo que indicaba una forma de relación perniciosa, considerada la causa principal de la mayor parte de los males tanto sociales como individuales. Durante los años sesenta y setenta, la ideología que pedía la supresión del uso de la autoridad en la crianza de niños logró una gran influencia. Una gran mayoría pensaba que la educación basada en la autoridad causaba una anomalía en el crecimiento infantil. Aseguraban que los padres y profesores se debían limitar a proporcionar cariño, comprensión y motivación, y abstenerse de cualquier clase de medida represiva. El niño debía criarse en plena libertad, libre de exigencias e imposiciones extrañas. Este punto de vista influyó a muchos psicólogos, educadores y autores conocidos, convirtiéndose en una de las revelaciones más ambiciosas en la historia de la enseñanza. Había grandes esperanzas puestas en que este era el modo más seguro de criar niños sanos, espontáneos y sociables, y por consiguiente, regenerar a la sociedad en su conjunto. Cualquier desarrollo negativo del niño se atribuía a la represión de su crecimiento espontáneo. Si un niño era violento, se consideraba una prueba irrefutable de que sus padres eran violentos; si tenía dificultades de aprendizaje, que había sido oprimido por sus maestros; si tenía problemas emocionales, que sus instintos naturales habían sido reprimidos. El remedio para todos estos males era la eliminación de las influencias nocivas de la autoridad. Este sueño pronto fue desmontado por la realidad.
Desde principios de los años ochenta, muchos estudios1 han indicado que los niños criados con permisividad se caracterizan por tener niveles más altos de violencia, abandono escolar, consumo de drogas, delincuencia y promiscuidad sexual. Estos niños también sufren de una autoestima más baja. Este descubrimiento fue desconcertante incluso para los investigadores. Tal vez esperaban que los niños educados sin restricciones tuvieran dificultad en un contexto estructurado, sin embargo, ¿cómo explicarían la baja autoestima de los niños que, de acuerdo con la ideología anterior, habían sido colmados de estímulos y elogios? Hemos de comprender que la autoestima no se desarrolla únicamente a partir de la retroalimentación positiva. Esto sin duda es importante, pero el desarrollo de la autoestima también proviene de nuestra experiencia a la hora de superar dificultades. En el curso de un desarrollo normal, los niños afrontan situaciones difíciles, tales como la transición a la escuela y la necesidad de aceptar la disciplina. Al principio, algunas de estas tareas pueden parecer muy duras al niño. Por ejemplo, un niño que ingresa en la escuela infantil puede sentir que no se puede separar de sus padres y del entorno familiar. A pesar de la dificultad, la gran mayoría de los niños superan esta tarea. Permanecer en la escuela infantil se convierte en un triunfo de su desarrollo. Sin embargo, los niños criados en una ideología extremadamente permisiva no acumulan experiencias similares, ya que el principio educativo primordial afirma que si el niño sufre o no se niega a realizar la transición, el obstáculo debe ser eliminado. Estos niños pueden sufrir de un tipo de privación peculiar: el de las experiencias que les enseñan a aguantar. Sin ello, su autoimagen puede carecer de sostén.
El debilitamiento de la autoridad tradicional y el fracaso del sueño permisivo creó un problema nuevo para los educadores: cómo llenar el vacío creado por el colapso de la autoridad con objeto de proveer a los niños experiencias constructivas en cuanto a límites, obligaciones y la necesidad de hacerles frente, de manera aceptable y legítima en el contexto de una sociedad más democrática. Nuestra respuesta a este dilema es el concepto de la nueva autoridad.
Las características de la autoridad que ya no aceptamos están claras para la mayoría de nosotros. Por otra parte, no tenemos una imagen clara de una clase de autoridad nueva y diferente. Esto no es de extrañar, puesto que nuestra generación es quizá la primera en enfrentarse directamente a este problema. No podemos esperar que esta nueva imagen de autoridad surja de repente, lista para usarla. Habría que desarrollarla de forma gradual y avanzar a tientas a partir de nuestras necesidades, deseos y limitaciones. Durante este proceso tendremos que definir los principios por los que se rige esta nueva autoridad, los actos que la definen y su modo de expresión.
Muchos padres y profesionales del área de la enseñanza admiten que la presencia podría ser un buen punto de partida para establecer la nueva autoridad. Incrementar la presencia permite la restauración de la autoridad parental de un modo positivo, tanto para los padres como para los hijos (Omer, 2000). El niño experimenta la presencia parental cuando los actos de los padres transmiten el siguiente mensaje: “¡Yo soy tu padre/madre y sigo siendo tu padre/madre! ¡Incluso cuando es difícil para ti y para mí, no puedes despedirme, divorciarte, deshacerte de mí o callarme!” En este proceso el niño acaba por sentir que tiene un padre o una madre en el sentido estricto de la palabra. Los padres a su vez superan la sensación de haber perdido su posición. Como veremos más tarde, lo mismo se aplica a profesores y alumnos.
La idea de que la autoridad se adquiere mediante la presencia es bastante atípica para la autoridad tradicional. De hecho, la percepción tradicional de la autoridad se asociaba a la distancia. Un dicho común que refleja esta opinión es: “Los niños no la obedecen porque tiene un vínculo demasiado estrecho con ellos”. La creencia de que la cercanía entra en conflicto con la autoridad desembocó en medidas sociales que separó la figura de la autoridad de sus súbditos. Esta perspectiva ya no es aceptable. La nueva autoridad debe estar basada en la presencia y en la proximidad, y no en la distancia y la sumisión. Sin embargo, la proximidad y la presencia no deben enturbiar la distinción entre el rol de los padres y el del hijo. La presencia de la familia o de los docentes debe ser única para padres y docentes, y esta debe diferenciarse de la presencia de un amigo. La autoridad debería hacerse visible en su papel de responsabilidad, al manifestar preocupación y supervisión, y no como si fueran colegas.
A diferencia de la autoridad tradicional, las fuentes de validación y apoyo para la nueva autoridad no son obvias. Los padres y profesores ya no reciben apoyo de manera automática en virtud de sus papeles. Por consiguiente, para crear una nueva autoridad, hemos de proveer nuevas fuentes de apoyo y validación. En nuestro trabajo con los padres ayudamos a desarrollar una red de apoyo formada por familiares, amigos, maestros y, en ocasiones, los padres de los niños con quienes se relacionan sus hijos. La red de apoyo genera cambios profundos en el modo de actuar de los padres y en su imagen. A partir de entonces, las medidas parentales no reflejan las decisiones que toman como individuos, sino que son pautas con eco social y respaldo funcional. La necesidad de obtener apoyo también tiene impacto sobre la naturaleza de las intervenciones parentales. En nuestro programa para restaurar la autoridad parental, los padres se comprometen con su grupo de apoyo a abstenerse de cualquier comportamiento violento o humillante hacia el niño. De este modo, el grupo de apoyo se asegura de que la nueva autoridad no será arbitraria como lo ha sido en ocasiones la autoridad tradicional. Lo mismo se aplica a los maestros. Nuestro programa para restaurar la autoridad de los profesores incluye obtener el respaldo de sus colegas, de los padres y de la administración escolar. Consideramos que los maestros que cumplen las pautas de la nueva autoridad también tienen éxito en obtener el respaldo de la gran mayoría de los alumnos. El refuerzo a los maestros por supuesto no es incondicional. Estos tienen derecho a ello cuando intensifican su presencia, se abstienen de tomar medidas humillantes y se oponen firmemente a la violencia y a la confusión. En estas condiciones se pueden beneficiar de un amplio apoyo que cambia su estatus de forma considerable.
La figura de la autoridad del pasado no se sentía responsable de los procesos de escalada. Cuando la interacción con el niño se tornaba brusca o violenta, se daba por sentado que el culpable era el niño. Los padres o maestros se sentían obligados a responder a la fuerza con la fuerza. La relación entre el adulto y el niño era asimétrica y tan solo la figura de autoridad poseía el derecho de aplicar la fuerza física. Hoy en día, condenamos todo uso de la fuerza física, sobre todo si es aplicada por los padres o profesores. La asimetría aún existe ¡pero en el sentido opuesto! Se espera que la persona que tiene la autoridad se abstenga de cualquier reacción violenta, incluso en el caso de que el niño sea notoriamente violento. Desde nuestro punto de vista, la asimetría es incluso más pronunciada: el representante de la nueva autoridad no solo debería evitar cualquier uso de la fuerza física, sino también actuar de forma unilateral para reducir la escalada. Deberá rechazar con firmeza el comportamiento negativo del niño, pero sin verse arrastrado hacia un círculo vicioso de gritos y amenazas. Desarrollar la habilidad de mostrar firmeza sin escalada es algo extraordinario y gratificante. Cuando los maestros advierten que ya no necesitan contraatacar en el momento, sino que están entrenados para reaccionar de modo decidido pero controlado, se benefician de un alivio emocional así como del refuerzo de su autoridad. Nuestro estudio ha demostrado que la adquisición de habilidades para evitar la escalada reduce los conflictos y las reacciones bruscas por parte de padres y profesores, al tiempo que refuerza su autoridad (Omer y col., 2006; Weinblatt y Omer, 2008).
Por tradición, la fuente de autoridad era simplemente la posicion social de la figura de autoridad. El padre de familia tenía permiso para hacer lo que quisiera en su casa, sin necesidad de justificar sus actos a los demás. Cuestionar su decisión sobre las medidas a usar para disciplinar a sus hijos se contemplaba como una afrenta a su autoridad. Cualquier intento por parte de los miembros de la familia de hablar con alguien de fuera de lo que ocurría dentro de la casa se consideraba una burda traición. En cambio, ahora pensamos que la transparencia en el uso de la autoridad es algo absolutamente vital. No obstante, la transparencia puede llegar a ser más que únicamente una limitación y convertirse en una fuente importante de poder legítimo para los representantes de la nueva autoridad. Esto es debido a que las demandas de transparencia también se pueden considerar válidas para los actos de violencia de niños y adolescentes. En nuestro programa, el grupo de apoyo de padres y profesores recibe información puntual sobre el comportamiento de los niños. En la actualidad, este grupo constituye una especie de “opinión pública” con un doble efecto sobre la violencia, tanto de los adultos como de los niños; refuerza el compromiso del adulto al mismo tiempo que ejerce presión sobre el niño para que contenga la violencia. Levantar el velo del secretismo no es fácil para los padres que temen que la revelación pueda perjudicar a su hijo o a la familia. Con el fin de superar esta aprensión, subrayamos a los padres que ocultar la violencia del niño equivale a su perpetuación. Los padres que deciden mantener oculto el comportamiento violento de su hijo, de hecho se convierten en cómplices. Lo mismo se aplica, por supuesto, a los actos violentos cometidos por los propios padres: ocultarlo hace que se prolonguen. Este principio rige nuestro trabajo con las familias y con las escuelas. Por tanto, animamos a los centros educativos a hacer públicos todos los actos violentos (y la medida tomada para remediarlos), sin mencionar los nombres de los niños implicados. La escuela también debe adoptar una política de transparencia respecto al abuso de la autoridad docente. Como veremos, nuestra política para restaurar la alianza maestro-familia permite a los profesores adoptar esta política sin la sensación de amenaza unilateral.
La figura de autoridad del pasado siempre tenía “razón”. Todo el mundo sabía, claro está, que este no era el caso, pero nadie se atrevía a expresarlo. Esta situación fue inmortalizada en la fábula sobre el traje nuevo del emperador. Sin embargo, en la actualidad, cualquier tentativa por parte de una figura de la autoridad de preservar el consentimiento de la infalibilidad sería disparatada desde el primer momento. No solo el niño, sino el público en general, gritarían que el emperador va desnudo. Por tanto, la nueva autoridad conlleva una voluntad de reconocer errores y tomar medidas para remediarlos. La figura de la autoridad ya no representa una presunta perfección, sino que se les consideran personas de carne y hueso que requieren tiempo para reflexionar, ayuda para tomar decisiones y la oportunidad de corregir errores. La voluntad de los padres para admitir y corregir errores mejora el ambiente familiar, expande la relación con el niño y refuerza su autoridad como personas de principios2. Los profesores de hoy también deben reconocer que no son inmunes al error. En cualquier caso, la atmósfera crítica que caracteriza una sociedad más democrática, garantiza la exposición de sus errores. Los maestros que comprenden esto pueden transformar su vulnerabilidad en un activo al establecer un ejemplo personal en la forma de admitir sus fallos y estar dispuestos a corregirlos. Esta actitud es una de las características de la nueva autoridad que más contribuyen a su liderazgo.
La diferencia más importante entre la vieja y la nueva autoridad tal vez resida en la relación entre la autoridad y la conformidad. Por tradición, había una perfecta superposición entre la autoridad y la obediencia: el nivel de autoridad era equivalente al nivel de obe...

Índice