Comentario a "Noche oscura del espíritu" y "Subida al monte Carmelo", de san Juan de la Cruz

Fernando Úrbina de la Quintana, Fernando Urbina

• Editorial: PPC Editorial
• Año: 2013
• ISBN de la versión impresa: 9788428825603
• ISBN del libro electrónico: 9788428826198
• Categoría: Teología y religión
• Categoría: Teología

Comentario espiritual de un clásico del siglo XX a dos obras clásicas de la mística española del siglo XVI. Aunque han transcurrido treinta años desde su primera edición -agotada desde hace tiempo-, este trabajo de Fernando Urbina está impregnado de actualidad y coherencia. Una buena ayuda para ser capaces de responder al desafío y la oportunidad de la nueva evangelización. Estamos frente a una obra de altura: un comentario a una de las obras clásicas de la mística española del siglo XVI, realizado por uno de los mayores conocedores de Juan de la Cruz. Pasados 30 años de la primera edición de este libro, reaparece una nueva edición de un "clásico" de la espiritualidad cristiana.

SEGUNDA PARTE

LA LUZ DE LA CONTEMPLACIÓN

(INTERPRETACIÓN DEL LIBRO DE LA NOCHE)

1. INTRODUCCIÓN

En la estructura literaria queda dividida la lectura del texto de SJC en tres partes, siguiendo una indicación dada por el mismo autor (cf. primera parte, p. 30), ya que esta división ternaria de la materia corresponde al dinamismo del verdadero impulso subyacente al texto: I. Punto de partida: un esfuerzo de liberación. II. Recorrido de un camino de fe y contemplación. III. Hacia el fin buscado en ese anhelo de absoluto: una dilatación de amor. Antes hemos señalado otra división binaria: sentido-espíritu, actividad-pasividad. De hecho, las dos estructuras se completan, pues nos señalan dos perspectivas diferentes y complementarias: la primera corresponde al impulso general, con sus principales etapas, mientras que la segunda nos descubre una dialéctica presente a lo largo de todo el recorrido, que es un paso progresivo del sentido al espíritu, de una actividad cerrada en torno al «yo» a una actividad trascendente cuya conmoción experimenta «pasivamente» el sujeto hasta sentir cómo todo su ser es trasformado.

En los primeros capítulos del libro I de la Subida expresa SJC su proyecto de composición literaria conforme a estos dos planos sistemáticos. El capítulo 2 nos señala el camino en toda su longitud bajo la imagen simbólica de la noche, en que se combinan «tres noches»: la del «punto de partida», la del «medio (que) es la fe» y la del «término a que tiende el alma, es decir: Dios». Según el capítulo 1 del mismo libro, la tarea se dividirá en cuatro partes: las tres primeras, que serán tratadas en los tres libros de la Subida, considerarán el «aspecto activo» de este impulso, el esfuerzo de una ascética de desprendimiento y liberación, mientras que el «aspecto pasivo», que se refiere más bien al elemento «divino» del impulso del espíritu, será puesto de relieve en una «cuarta» parte aneja a los tres libros de la Subida. Esta última parte del proyecto corresponde a la obra llamada Noche oscura¹². En el capítulo 32 del libro III de la Subida, SJC vuelve a su proyecto sistemático: después de hacer un análisis de los «bienes objeto de la voluntad», habla de un género más profundo de bien, en la línea del «conocimiento general, confuso, amoroso» de la contemplación, tema que deja para más adelante, pues se propone tratarlo en la Noche.

En la composición general del díptico Subida-Noche parecen mezclarse dos proyectos literarios que no llegarán a unificarse del todo: un comentario al poema en la misma línea que el Cántico y un trabajo de traza más sistemática. En la Subida termina por imponerse el estilo sistemático, más conforme con una materia muy elaborada, mientras que, en la Noche oscura, el comentario, iniciado en el prólogo y abandonado luego, salvo escasas excepciones –cuando lo exige la articulación literaria–, reaparece en el cuerpo principal de la obra para formar la trama de los últimos capítulos, los más débiles desde el punto de vista de la composición literaria.

El padre Eulogio de la Virgen del Carmen, uno de los especialistas españoles en SJC, ha subrayado el carácter incompleto y las imperfecciones literarias de una obra potente, pero cuya composición no llega en ocasiones a estructurar adecuadamente toda la riqueza de su contenido.

Hay que admitir la evidencia: SJC nunca tuvo la posibilidad o el gusto de llevar a cabo un trabajo suficientemente elaborado. Hubo de trabajar aprisa y con incesantes interrupciones. No era el contemplativo aislado y tranquilo en su celda, que dispone de todo el tiempo necesario para poner cuidadosamente por escrito el fruto de sus meditaciones. Los testimonios de la época nos dan su imagen real, la de un hombre seriamente comprometido en la vida a causa de sus responsabilidades para con una comunidad naciente y en unos tiempos difíciles.

Mientras trabaja en la redacción de sus obras ha de atender a las tareas de fundación, dirección y gobierno de las jóvenes comunidades, que deberá combinar con el trabajo cotidiano de magisterio y orientación espiritual de los religiosos y laicos que continuamente le buscan. Tampoco puede permanecer tranquilo en un mismo lugar mientras dura la elaboración de sus obras principales. Tiene que viajar, a pie, por los caminos polvorientos de los páramos y las montañas, hasta Málaga, Pastrana, Lisboa, Córdoba, Madrid… para asistir a las reuniones generales de la naciente Orden… y tiene que ocuparse de los hermanos y hermanas. Esta sobrecarga de ocupaciones resultaría especialmente pesada durante estancia en Granada (1582-1587), etapa de maduración en la que ha de situarse, en la bella colina de la Alhambra, la redacción de sus cuatro grandes obras.

El padre Eulogio deduce de su análisis crítico del texto que el autor ni siquiera tuvo tiempo de releer sus manuscritos, cuando, después de una interrupción más prolongada, toma de nuevo la pluma para continuar su trabajo.

Pero estas dificultades no bastan para explicar las imperfecciones compositivas de sus obras. En san Juan de la Cruz, en su vida, en su obra, hay un enigma cuyo misterio no ha sido capaz de desentrañar hasta hoy la crítica moderna…

Las insuficiencias redaccionales que advertimos en la superficie no impiden que una lectura atenta descubra la estructura sencilla y unitaria, en su riqueza concreta, de la línea de base a que se atiene el texto y que cristaliza en los «temas mayores» que tratamos de desentrañar.

En la lectura de la Subida hemos detectado ya los temas capitales de la doctrina espiritual de SJC: la trascendencia de Dios, el camino de la fe, la exigencia de pobreza y de renuncia evangélica, el análisis progresivo de las ataduras que sujetan al espíritu y le impiden progresar, la actividad liberadora y la necesidad de un «elemento pasivo» para alcanzar la plenitud de esta liberación… Ahora, al leer la Noche oscura, volveremos a encontrarnos con algunos de estos temas capitales.

La perspectiva propia de la Noche oscura, en el desarrollo de esta «unidad de sentido» en el nivel del lenguaje y de la experiencia viva, que conjunta en un «díptico» las dos grandes obras, consiste en la acentuación del «elemento pasivo» del impulso (que en realidad es un «elemento activo» en un nivel trascendental), que ya se esboza en los capítulos 12-13 de la Subida.

Este elemento –tema capital básico de la Noche oscura– es la contemplación: la «luz de la contemplación», que es una luz oscura, nocturna…

Con vistas a la lectura de los textos dividiremos el trabajo en dos partes:

I. Introducción literaria: síntesis breve del contenido del texto.

II. Reflexión (teológica y práctica) sobre los temas principales contenidos en los textos: 1) la «noche»; 2) la «contemplación».

2. INTRODUCCIÓN (FORMAL Y SEMÁNTICA) A LA LECTURA DE LOS TEXTOS

A pesar de ciertas imperfecciones de composición, debidas a una mezcla no siempre feliz de géneros, la estructura básica del texto resulta sencilla, clara, de una belleza y rigor esenciales. Nos hallamos situados en plena trayectoria: superado el punto de partida, pero sin haber alcanzado aún el final, el sentido del texto se nos muestra como una línea recta, el trazado de un camino con dos cortes o «puntos críticos», los dos «umbrales de paso», llamados aquí, con una significación precisa y técnica, «noche del sentido» y «noche del espíritu».

Libro I: «Noche del sentido»

El título va en singular, «el sentido». Se trata de una dimensión (sensitiva) del alma y de una situación o estado dentro de la trayectoria. La traducción en plural de la edición francesa es inexacta.

Después de un pequeño prólogo, que es una simple articulación literaria para comentar la primera estrofa del poema, el capítulo 1 señala el punto o situación en que se encuentran los «principiantes» (que no «principian» en un sentido absoluto, cosa que corresponde más bien a los capítulos del libro I de la Subida, ...

Índice

• Portadilla
• Introducción
• Prólogo. Actualidad de una obra maestra
• Primera parte: una dinámica de liberación (interpretación de la Subida al monte Carmelo)
• Segunda parte: La luz de la contemplación (interpretación del libro de la Noche)
• Bibliografía
• Créditos
• Contenido