La educación democrática para el siglo XXI
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La educación democrática para el siglo XXI

Juan Delval, Paz Lomelí

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La educación democrática para el siglo XXI

Juan Delval, Paz Lomelí

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Vivimos en sociedades bastante convulsas donde se suceden a diario multitud de acontecimientos preocupantes y desagradables que los medios de comunicación se ocupan de magnificar. Cuando se trata de proponer soluciones, muchas personas se refieren a la función que podría tener la escuela contribuyendo a resolver algunos problemas sociales.En este libro se propone la introducción de un conjunto de cambios profundos en la escuela. Los autores consideran que hay que realizar dos tipos de adquisiciones fundamentales. Por un lado, aprender a desarrollarse como un ser social, relacionándose con los demás, aprendiendo a respetarlos, a cooperar, y también a competir dentro de las reglas del juego. Por otro lado, desarrollar la capacidad para comprender la realidad y desenvolverse en el entorno, tanto respecto a la realidad física y natural, como a la realidad social.Para ello se proponen tres cambios fundamentales en la escuela: a] respecto a la organización social, que tiene que implicar a los alumnos; b] respecto a la manera de aprender, que tiene que tratar al alumno como un investigador, y c], respecto a las relaciones de la escuela con la comunidad, que tiene que implicarse en ella. Se propugna una manera de trabajar en la escuela que proporcione la educación adecuada para la formación de ciudadanos que vivan en una sociedad democrática en el siglo XXI.

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Información

Año
2014
ISBN
9786070305078

1. LA NECESIDAD DE CAMBIOS EDUCATIVOS


La educación, la capacidad de enseñar, es una de las cualidades más
específicas de los seres humanos, responsable en gran medida del éxito adaptativo del hombre.
Los grandes cambios que se han producido en nuestras sociedades, y los que anticipamos que se van a producir, no se han reflejado adecuadamente en transformaciones en la educación, y las escuelas apenas se han modificado en su esencia desde hace mucho tiempo. Cuando la democracia se ha convertido en un ideal principal de la vida social en la mayoría de los países, en la escuela siguen predominando prácticas autoritarias.
La finalidad de la escuela debe ser contribuir a la felicidad de nuestros alumnos, a que disfruten mientras están en ella, pero también a que puedan llegar a convertirse en unos buenos ciudadanos responsables.
Las adquisiciones fundamentales en la escuela tienen que versar sobre aprender a relacionarse con los demás, y aprender a relacionarse con el entorno.

Parece bastante evidente que la educación funciona mal, presenta múltiples deficiencias, de tal modo que mucha gente considera que podría hacerse mejor, y pocas personas defienden lo contrario.1 No sólo el sentimiento de mucha gente indica que la escuela podría funcionar de otra manera, sino que también las evaluaciones periódicas y los estudios sobre el rendimiento educativo indican que en bastantes países la escuela no está cumpliendo las funciones que se esperan de ella. Por ello muchísimas voces se alzan pidiendo una reforma del funcionamiento de los centros educativos.
¿Pero cuáles son esas funciones? Éste es un asunto bastante poco claro porque son muchos los intereses de distintos grupos sociales acerca de lo que la educación debería proporcionar, y esos intereses difieren en muchos casos. No es lo mismo lo que esperan conseguir con la educación los gobiernos, o lo que desearían los empresarios, los profesores, los padres de familia, los representantes de las religiones o los alumnos que asisten a la escuela. Por ello podemos decir que la educación vive en un estado de profunda contradicción entre lo que dicen que se pretende hacer y lo que realmente se hace. Es un claro ejemplo de modelo esquizofrénico, con dos caras irreconciliables. Por un lado se quieren introducir profundos cambios en la escuela pero por otro se sigue manteniendo un modelo de funcionamiento completamente obsoleto.


Los objetivos acerca de lo que
se debe conseguir en la escuela no están claros, porque son distintos para diferentes actores sociales. Sin embargo el asunto de los fines que se pretende alcanzar con la educación apenas se discute. Muchos hablan de una escuela de calidad pero no se dice cómo tendría que ser.

Creemos que hay dos fenómenos que lastran la posibilidad de que se produzcan esos cambios. Por una parte un miedo latente en muchas fuerzas sociales a que los individuos sean autónomos, que sean capaces de pensar por ellos mismos, lo cual los lleve, por ejemplo, a poder tomar decisiones que pongan en cuestión el funcionamiento del sistema político o económico. Esto no se dice explícitamente, pero hay muchas fuerzas sociales a las que les aterra pensar en una sociedad de hombres y mujeres capaces de tomar decisiones libremente. Por otra parte, está la incapacidad de los que programan la educación para tomar las medidas correctas, quizá porque están atrapados en esas contradicciones.
Sin embargo, las esperanzas depositadas en la educación son muy grandes y mucha gente piensa que la educación y las escuelas podrían contribuir a resolver problemas sociales con los que nos enfrentamos cada día. Entre ellos se podrían mencionar el aumento de la violencia en muchas sociedades, el elevado nivel de corrupción que existe en numerosos ámbitos sociales, entre ellos en la política, en el funcionamiento de las empresas, y en buena parte del funcionamiento económico. Fenómenos que producen alarma social como el aumento del consumo de drogas, pero sobre todo los desajustes sociales que produce el tráfico de esas sustancias declaradas ilegales, fenómeno mucho más grave que el propio consumo.
Se espera que si los centros educativos funcionaran bien podrían contribuir a disminuir esos problemas sociales. Pero no existen recetas mágicas y las propuestas de modificaciones que se realizan no parecen contribuir a mejorar eficazmente el funcionamiento de los centros educativos y la función social que realizan.
En definitiva la situación se puede resumir en los siguientes puntos:
  • La gente percibe que hay muchos problemas sociales.
  • Se considera que la educación es buena y que hay que proporcionarla a todos y durante muchos años.
  • Se piensa que la escuela contribuye al progreso social y a mejorar las perspectivas futuras de los que asisten a ella.
  • Se tiene la esperanza de que la escuela puede ayudar a resolver los problemas sociales.
Se pretende mejorar la escuela. Las mejoras se refieren a:
  • Tener una educación de calidad.
  • Que satisfaga las necesidades de los alumnos.
  • Que atienda a la diversidad.
  • Que les prepare para la vida futura.
  • Que les ayude a ser buenos ciudadanos.


Mucha gente piensa que tenemos escuelas mucho peores de lo que nos merecemos y que no sería muy difícil cambiarlas.

LOS CAMBIOS SOCIALES


Durante el siglo XX se han estado produciendo importantes cambios sociales que se suceden cada vez con mayor velocidad y, sin embargo, parece que las escuelas no se transforman al mismo ritmo que la sociedad, por lo que nos tenemos que plantear cómo deberían ser los centros educativos para preparar a los jóvenes a vivir en condiciones que cambian cada día más rápidamente. Ello hace necesario reflexionar sobre cómo debería ser la educación para el siglo XXI.
Entre los cambios sociales que se están produciendo podemos mencionar que la democracia se va convirtiendo en la forma de gobierno más deseable y muchas sociedades aspiran a dotarse de un funcionamiento democrático, que incluya el respeto por los derechos humanos, con libertades básicas para todos, como la libertad de expresión, de asociación, de desplazamiento, de creencias, de religión, de opciones sexuales, etc., con la aspiración de erradicar la violencia.
Al mismo tiempo se trata de sociedades más pluralistas, más diversas, con una mayor movilidad, en las que se producen grandes desplazamientos de seres humanos (del campo a la ciudad, de los países pobres a los ricos), con distintos tipos de familias, con una mayor libertad sexual y de creencias.
Los medios de comunicación han alcanzado un desarrollo gigantesco, no sólo con los periódicos, o con la radio, la televisión y los teléfonos, sino también, y sobre todo, con Internet, las redes sociales y los dispositivos móviles. Esto hace que la información, que antes estaba reservada a unos pocos y recogida fundamentalmente en los libros, ahora esté por todas partes y sea extraordinariamente abundante. Anteriormente se consideraba que la escuela tenía como funciones transmitir información y transmitir valores pero ahora esas funciones son desempeñadas también por los medios de comunicación, y muchas veces con mayor eficacia.
Sin embargo, pese a esos cambios sociales, los centros educativos han cambiado poco. Muchas veces se señala que si pudiera venir a visitarnos alguien que hubiera vivido hace 200 o 300 años se sorprendería de muchas cosas, de los medios de comunicación, del funcionamiento de las fábricas, del tráfico en las ciudades, de los vehículos, aviones, coches, trenes, incluso naves espaciales, pero posiblemente cuando visitara una escuela pensaría que ahí las cosas continúan transcurriendo de forma parecida a como se realizaban hace cientos de años: alumnos sentados en bancos, un maestro delante de un pizarrón explicando, y los alumnos escribiendo en sus cuadernos y tratando de memorizar lo que les explica.
Nos tenemos que plantear cómo vamos a educar a las generaciones futuras para que se desenvuelvan en la sociedad en la que les tocará vivir, donde surgen continuamente nuevas actividades, nuevos inventos, así como profesiones también nuevas. ¿Qué cambios debemos introducir en la escuela para que se les prepare para vivir en una sociedad tan cambiante? ¿Cuál es el camino que debemos seguir para proporcionar una educación que capacite para vivir en una sociedad democrática, libre e igualitaria, y para que nuestros alumnos se conviertan en ciudadanos responsables?
CAMBIOS SOCIALES
A lo largo del siglo XX y en el siglo XXI se han ido produciendo grandes cambios sociales que han cambiado la faz de la mayor parte de las sociedades del mundo
Sociedades que pretenden ser más democráticas La democracia se ha convertido en el modelo de funcionamiento político para una gran cantidad de países y en la aspiración de millones de ciudadanos. Pero la democracia nunca termina de alcanzarse pues no es un estado sino una dirección por la que transitamos
Derechos humanos Los derechos humanos se han convertido en una norma internacional a partir de la declaración universal de 1948. Aunque los derechos humanos siguen sin respetarse en muchísimos países, sin embargo existe la posibilidad de realizar reclamaciones ante tribunales internacionales que juzgan violaciones graves de esos derechos
Movilidad El desarrollo de los medios de transporte hace que los individuos se puedan desplazar de un lugar a otro del planeta mucho más rápidamente y con mayor facilidad de lo que sucedía antes
Emigración El aumento de la información y de la movilidad ha tenido como consecuencia que se produzcan grandes movimientos migratorios, sobre todo desde los países más pobres a los países desarrollados
Medios de comunicación El siglo XX ha conocido un extraordinario aumento de los medios de comunicación y de las tecnologías de la información. Sobre todo Internet ha puesto al alcance de millones de usuarios cantidades enormes de información
Globalización Las relaciones entre todos los países de la Tierra son cada vez más estrechas y lo que sucede en uno de ellos tiene repercusiones inmediatas sobre todos los demás, de tal manera que no existen países o regiones de la Tierra que permanezcan aisladas
Desarrollo científico La ciencia ha realizado progresos espectaculares y se ha convertido en el motor principal del desarrollo económico a través de las aplicaciones tecnológicas y la mejora de los sistemas productivos
Un sistema económico único Tras el hundimiento de la Unión Soviética y de los países del este de Europa se ha impuesto un solo sistema económico, el capitalismo. Se presenta de múltiples maneras y tiene muchas variantes, pero las economías planificadas han desaparecido de la faz de la Tierra

LAS REVOLUCIONES EDUCATIVAS


La educación consiste en la transmisión sistemática de conocimientos y formas de conducta de unos individuos a otros, generalmente de los adultos a los miembros de la generación joven. Su práctica constituye uno de los rasgos que más claramente diferencian a los seres humanos de otras especies animales, en las que se produce el aprendizaje a través de la experiencia, e incluso pueden aprender de sus congéneres por imitación, pero no existe esa transmisión sistemática con la posibilidad de corrección del aprendiz cuando no realiza la tarea correctamente.
Gracias a la educación se realiza la transmisión de la cultura y cada individuo no necesita descubrir por sí mismo lo que lograron las generaciones anteriores. Resulta probable que desde que existen los seres humanos se haya practicado sistemáticamente la educación. Los niños aprenden generalmente de las madres los primeros hábitos que facilitan su supervivencia, o el uso del lenguaje, y posteriormente de sus progenitores o de otros adultos van a seguir aprendiendo conductas necesarias para la vida. Los seres humanos somos capaces de enseñar, y esto sólo se produce en nuestra especie (Delval, 2000, 2011).
Pero si la educación se ha practicado desde que existen los seres humanos, el establecimiento de instituciones, como las escuelas, específicamente dedicadas a la transmisión del conocimiento acumulado a lo largo de la historia constituye, sin duda, uno de los mayores progresos logrados por la humanidad. Gracias a ellas, la cultura, las formas de vida, las prácticas sociales, los conocimientos, pueden ser transferidos a las nuevas generaciones.
Las escuelas permiten la transmisión de conocimientos más especializados, y empezaron a establecerse hace unos 5 000 años cuando comienzan a utilizarse sistemas de escritura y de numeración, cosa que se produjo en Mesopotamia y en Egipto. En esta última cultura los “escribas” ocupaban un papel social muy relevante.
Remontándonos hacia el pasado podemos señalar, entonces, que el primer gran avance en la educación, la primera revolución educativa, estuvo constituida por el establecimiento de unas instituciones específicamente dedicadas a transmitir a las nuevas generaciones el conocimiento que habían alcanzado las generaciones anteriores. Este invento se produce en sociedades que podemos considerar de tipo esclavista —lejos, por lo tanto, de la democracia que queremos disfrutar actualmente— como en Egipto, en Mesopotamia y más tarde en Grecia, pero constituyó un progreso enorme que abrió la puerta a la transmisión sistemática y directa de la cultura, y a su mejor preservación
Gracias a la educación, cada uno de nosotros no necesita descubrir todo lo que aprendieron nuestros predecesores, sino que se nos transmite ya una buena parte de la cultura que ha sido acumulada por las generaciones anteriores. Esto queda bien reflejado en esa hermosa metáfora muy antigua, a la que gustaba referirse Newton, pero que es muy anterior a él: cada uno de nosotros somos enanos que estamos subidos sobre las espaldas de gigantes y gracias a ello, por pequeños que seamos, vemos un poquito más lejos que esos gigantes que nos han antecedido.
LA INVENCIÓN DE LAS ESCUELAS

El primer gran avance en la educación lo constituyó el establecimiento de unas instituciones específicamente destinadas a transmitir a las nuevas generaciones el conocimiento que habían alcanzado las anteriores.
Es un invento que se produce en sociedades esclavistas, como Egipto, Mesopotamia y más tarde se desarrolla en Grecia.
Éste es el gran progreso que abre la puerta a la transmisión de la cultura, una de las características más destacadas de los seres humanos.
El segundo gran cambio que se produjo en la educación, la segunda gran revolución, ha consistido en extender la educación, no sólo a un grupo selecto, de futuros funcionarios, clérigos o intelectuales, sino a todos. Es una idea que empieza a defenderse en el siglo XVII, en sociedades muy distintas a las que habían predominado hasta entonces porque en ellas se empieza a hablar de derechos humanos, de derechos universales, que se formularán explícitamente en la Revolución francesa y en la Revolución estadunidense.
Uno de los primeros proponentes de universalizar la educación fue el gran educador centroeuropeo Jan Amos Comenius (o Comenio), que tuvo la osadía y la visión de futuro de sostener que había que enseñar “todo a todos”, y todos incluía también a las mujeres, algo verdaderamente revolucionario en ese momento. Además Comenius ha tenido una influencia gigantesca dentro de la historia de la educación, pues fue el primero que generalizó el uso de ilustraciones en los libros de texto. Antes los libros destinados a la enseñanza no tenían dibujos o ilustraciones, pero Comenius, en ese libro que tituló Orbis sensualium pictus representaba el mundo en imágenes para que los niños pudieran acompañar las palabras con imágenes.
A finales del siglo XVIII se establece un sistema de escuelas estatales en Prusia, y desde finales del siglo XIX cada vez se habla más de implantar una educación para todos, pero lograrlo ha requerido muchos años y todavía hay numerosos países en el mundo que están lejos de haber conseguido escolarizar a todos sus niños y jóvenes, aunque tratan de conseguirlo.
EDUCACIÓN PARA TODOS

El segundo gran avance se produjo cuando se comenzó a extender la idea de que había que proporcionar educación para todos. Como siempre suele suceder el camino de esta idea fue largo y complicado.
Esta idea se empieza a consolidar en sociedades donde se comienza a hablar de derechos humanos, sobre todo por influencia de l...

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