Manual para el cultivo de frutales en el trópico. Vid

Pedro José Almanza Merchán

• Editorial: Produmedios
• Año: 2012
• ISBN:
  9789588829159
• Categoría: Politik & Internationale Beziehungen
• Categoría: Öffentliche Landwirtschaftspolitik

Las huertas caseras constituyeron el entorno principal en el cual se desarrolló la horticultura nacional, si bien con el paso del tiempo, paralelo al crecimiento de la población y su consecuente demanda, se fueron ampliando en explotaciones de diferentes tamaños. En la actualidad, el sector de la producción de hortalizas en Colombia ha adquirido cada día más importancia, y presenta grandes posibilidades de expansión, debido principalmente al crecimiento en su demanda efectiva con base al comprobado cambio de las tendencias alimentarias de la población por productos que, como las hortalizas, tienen grandes propiedades nutricionales (escasas calorías y aportes de vitaminas y minerales) y propiedades medicinales comprobadas científicamente. El incremento en el consumo de hortalizas en Colombia es un reto y una oportunidad para aportar mejor salud, nutrición y calidad de vida a los consumidores, aparte de los beneficios que conlleva en la generación de empleo. Naturalmente, esta demanda debe ser correspondida con una oferta de excelente calidad, producto de desarrollos tecnológicos en producción y poscosecha que el país puede mostrar a propios y extraño

1.1 Vid

(Vitis vinifera L.)

{1}Pedro José Almanza-Merchán

INTRODUCCIÓN

La vid es un arbusto dioico, sarmentoso y trepador, que se fija a tutores mediante zarcillos. Pertenece a la familia Vitaceae, que comprende 12 géneros, destacándose el Vitis, originario de las zonas templadas del Asia occidental (su origen se remonta a la Era Terciaria{1}), y el cual está dividido en dos subgéneros: Euvitis y Muscadinia. En el subgénero Euvitis se distinguen tres grupos: las variedades originarias de América del Norte, que son resistentes a la filoxera y se utilizan fundamentalmente para la producción de patrones (V. riparia, V. rupestris, V. berlandieri, V. cordifolia, V. labrusca, V. candicans y V. cinerea); las asiáticas y las europeas, representadas por la V. vinifera como única especie con cualidades para la producción de vino pero sensible a filoxera y a enfermedades criptogámicas. El número de variedades de V. vinifera registradas en el mundo y surgidas por evolución natural son unas 5.000{2}. De la especie V. vinifera se derivan las principales uvas comerciales cultivadas.

La vid se cultiva en los cinco continentes: Europa cuenta con 4.900.000 ha, Asia con 1.727.000, América con 967.000, África con 395.000 y Oceanía con 192.000. En América, Chile cuenta con 191.000, Argentina con 219.000, Brasil con 78.000, y Perú y Uruguay con 11.000 ha cada uno{3}. En cuanto a la expansión de la viticultura en Suramérica, se realizó a partir de México, Perú y Brasil. Debido a la colonización española y portuguesa, los frailes experimentaron con la cepa silvestre americana que denominaron mission, consiguiendo crear vides híbridas productoras de buen vino{4}.

En Colombia se cultivan uvas para consumo en fresco en 16 municipios del departamento del Valle del Cauca, distribuidos a lo largo del río Cauca (4º latitud norte). Otros productores de uva de mesa son los departamentos de Tolima, Huila y los santanderes. De acuerdo con Gómez{5}, en 16 municipios de las provincias de Sugamuxi, Valderrama, Tundama, Centro, Norte y Gutiérrez, y en dos de la zona de Ricaurte Alto en el departamento de Boyacá (5º 46’ latitud norte), se cultivan vides para la elaboración de vinos. El cultivo comercialmente en el país se inició en el departamento del Valle del Cauca en 1925, pero solo hasta 1945 se impulsó verdaderamente la viticultura en Colombia, cuando Alberto Grajales plantó 180 vides en el municipio de La Unión (Valle). Las primeras plantas fueron obsequiadas gracias a un proyecto vitícola del gobierno español que dirigió Seferino González en el municipio de Bolívar, Valle del Cauca{6}.

En el altiplano colombiano el cultivo de la vid se inició en 1982, en el Valle del Sol (Loma de Puntalarga, Boyacá), proyecto liderado por Marco Antonio Quijano Rico, quien plantó 33 variedades de uva para producción de vino, procedentes de Alemania y Francia, convirtiéndose en el primer viñedo instalado en clima frío tropical{7}.

La vid es una planta angiosperma, de la clase de las dicotiledóneas, subclase Choripetalae, grupo Dyalypetalae. El orden es el de las Rhamnales, que son plantas leñosas de vida larga y tienen un periodo juvenil de 3 a 5 años. Las yemas que se forman durante un ciclo brotan hasta el siguiente y son las encargadas de la producción,{4} {8}. El sistema radical se hace valioso con los años, por ser un órgano de almacenamiento. En sus tejidos se depositan numerosas sustancias de reserva que sirven para asegurar la brotación de las yemas. La raíz tiene un periodo inicial de crecimiento que dura de 7 a 10 años, luego un periodo de exploración (10 a 40 años), y finalmente un periodo de decadencia a partir de los 50 años{1}.

El tronco, brazos, pámpanos y sarmientos conforman la parte aérea de la planta (figura 1). La formación del tronco y los brazos depende de la forma de conducción y el tipo de poda; sobre ellos se originan los pámpanos, que son brotes herbáceos, ricos en agua y en los que se insertan las hojas, zarcillos y flores. A medida que van envejeciendo comienzan a volverse rígidos y a cambiar de color, pasando por amarillo y finalizando en marrón. En este estado se le llama ‘sarmiento’, y en la medida que envejece pierde la capacidad de movilidad de sustancias nutritivas{1}{4}.

Figura 1. Planta de Vitis vinifera L. var. Red Globe. Foto: Pedro J. Almanza-Merchán.

Las ramas que nacen sobre los pámpanos en el mismo ciclo de crecimiento son denominadas nietos, hijuelos o plumillas, que se caracterizan por ser cortos y frágiles. Los chupones se originan de yemas latentes del tronco como resultado de desórdenes fisiogénicos y son sumideros fuertes. Las hojas son simples, con cinco nervaduras principales que forman lóbulos y senos, y dependiendo de la especie pueden tener varias formas (cuneiformes, cordiformes, pentagonal, orbicular, reniforme), que se insertan en los nudos del pámpano en una filotaxia dística de 180º. Las yemas latentes se sitúan en la axila del peciolo de la hoja, sobre el nudo. Al lado de la yema latente se desarrollan las yemas prontas (las que generan los nietos). Los zarcillos y las inflorescencias se disponen sobre los nudos, en el lado opuesto al punto de inserción de las hojas, pero no todos los nudos llevan zarcillos o inflorescencias. El zarcillo es una inflorescencia estéril con función de soporte que se origina a partir del sexto nudo. Es así como los primeros tres o cuatro nudos a partir de la base carecen de zarcillos e inflorescencias y solo se presentan flores en el cuarto y quinto nudo en forma alterna y opuesta{1}.

Las flores son hermafroditas y se agrupan como inflorescencias en racimos. Cada inflorescencia está conformada por el pedúnculo o cabillo (el conjunto forma el raquis, raspón o escobajo), cáliz, corola, estambres y pistilo (figura 2). En floración, la calyptra (corola soldada) sufre dehiscencia del receptáculo, exponiendo el pistilo y los estambres{2}. Cumplida la fecundación, comienza un rápido crecimiento de la baya.

Figura 2. Inflorescencia de la vid. Foto: Pedro J. Almanza-Merchán.

Los frutos en variedades de mesa pesan entre 5 y 10 g, y los de vino entre 1 y 2 g{9}; estos son redondos u ovoides, y están conformados por: el hollejo o epicarpio (en variedades para elaboración de vinos aporta color y aroma), sobre el que se forma una capa cerosa con función protectora denominada pruina y que representa el 7% de la totalidad del fruto; la pulpa, que corresponde al mesocarpio, formada por gran cantidad de células ricas en agua y sustancias azucaradas que generan el mosto, el cual contribuye con el 84%; las semillas, que se sitúan en el endocarpio y constituyen el 4% del fruto; y el pincel o pedicelo, que participan,...