Los retos internacionales de México
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Los retos internacionales de México

Urgencia de una mirada nueva

  1. 344 páginas
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Los retos internacionales de México

Urgencia de una mirada nueva

Descripción del libro

Este libro, organizado en tres secciones y once ensayos, aborda los problemas de la relación con Estados Unidos, Centroamérica y el resto de América Latina. el desafío que representa la emergencia de Asia como nuevo centro mundial de poder; y la evolución de temas globales cuya influencia es definitiva para la economía y la política mexicanas.Los autores, cuya experiencia proviene tanto de la academia como de la conducción de la diplomacia mexicana, comparten una mirada crítica sobre la actual inserción de México en el mundo. Señalan, con preocupación, el rezago de México frente a otros países de desarrollo económico similar y la escasa atención prestada por las élites políticas al papel del factor externo en el destino de la vida nacional. Por ello proponen una mirada nueva que, tomando en cuenta en ocasiones la experiencia de otras latitudes, haga de las relaciones con el exterior un factor que contribuya a la solución de los grandes problemas nacionales.La presente publicación aparece en momentos claves para la política mexicana. No es casual que así sea. Su intención es proporcionar elementos para que durante las campañas electorales que se avecinan se preste atención a las relaciones exteriores del país, a la urgencia de reencauzarlas y los peligros que se corren de no hacerlo.

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TERCERA PARTE
TEMAS PRIORITARIOS DEL MUNDO GLOBAL

MÉXICO ANTE LOS RETOS DERIVADOS DE LA CRISIS Y LA POSCRISIS INTERNACIONALES

francisco suárez dávila

INTRODUCCIÓN

La gran recesión, que se inició en 2007 y que continúa con una recuperación frágil e incierta a mediados de 2010, significa profundas transformaciones en la economía mundial y en los sistemas financieros. Esta crisis ha propiciado grandes cambios en las políticas económicas de casi todos los países y están a debate y revisión el pensamiento y las filosofías económicas que les daban sustento. Felipe González escribió recientemente que la crisis es “un parteaguas de la historia, que marcará un antes y un después”.1
Específicamente resurge el llamado enfoque keynesiano, frente a las prescripciones neoliberales del consenso de Washington. A nivel internacional hay cambios en las instituciones multilaterales. El G-20, integrado por los gobiernos de las economías más importantes, se convirtió en el principal foro internacional para hacer frente a la crisis mundial. Se crean nuevos instrumentos y nuevas políticas, y se revisa el papel de los organismos financieros internacionales.
En 2010 Europa se sacude con la debacle de la deuda soberana griega y el efecto de contagio sobre España, Irlanda y Portugal. Ello, a la vez, pone en entredicho el euro y las mismas bases económicas de la Unión Europea. También aquí se dan cambios institucionales importantes. Son procesos en curso que no habrán de concluir pronto. Este breve repaso da idea de la trascendencia de las transformaciones derivadas de esta crisis.
México es uno de los países que más sufrió el impacto de la crisis en 2009 al experimentar la mayor caída de su pib (–6.5%) desde 1932. Esta recesión acentúa y evidencia las debilidades del modelo de desarrollo seguido en décadas recientes.
En 2010 se ha registrado una recuperación económica en México, como sucede en casi todo el mundo, pero es parte del reflejo de la incipiente y quizá frágil recuperación norteamericana y un efecto de rebote estadístico. El crecimiento de la economía mexicana en 2010 será de alrededor de 4%, uno de los más bajos entre los países emergentes. Brasil, por ejemplo, tendrá un crecimiento de más del doble, 9%. México ha tenido un peso intrascendente en las deliberaciones mundiales para enfrentar la crisis. Ha aportado pocas ideas y propuestas. La escasa presencia de México en el debate económico mundial es reflejo de nuestros mediocres resultados económicos y de que no han cambiado ni nuestras ideas ni nuestras políticas económicas.
En este punto de la historia nos parece importante hacer algunas reflexiones que ubiquen en un contexto más amplio la situación de la economía y de las relaciones de México con el exterior, destacando algunos aspectos.
1] Mostrar que la historia no siempre fue así. A partir de la Conferencia Internacional de Bretton Woods (1944) y hasta el gobierno del presidente Carlos Salinas, a mediados de los noventa —medio siglo— México hizo aportaciones importantes a la construcción del orden económico y financiero mundial. Tuvo una política internacional proactiva e influyente.
2] Ello se sustentó en un modelo de desarrollo exitoso surgido después de la gran depresión de 1929, que detonó cambios importantes en la política económica mexicana. De 1932 a 1970 la economía creció al 6% anual. Incluso durante el periodo de las crisis, de 1976 a 1995, los gobiernos mexicanos tuvieron iniciativas internacionales importantes. México protagonizó, en su entorno económico, varios milagros: el petróleo de López Portillo y el reformismo de Salinas. Estos éxitos permitieron una activa presencia internacional.
3] La poca eficacia de la política económica de México en tiempos recientes va de la mano con la poca presencia internacional de México en el ámbito político. El México del “estancamiento estabilizador” —estabilidad macroeconómica sin crecimiento de la economía— no atrae la atención internacional. Un país que puede presumir baja inflación y finanzas públicas en equilibrio, pero que no crece, no es considerado un caso de éxito, salvo para las inversiones financieras especulativas. Los magros resultados de la estrategia mexicana frente a la gran recesión de 2009 contrastan con los de países que han afrontado más eficazmente la crisis, como el grupo bric, los países asiáticos, Chile y otros países latinoamericanos.
4] El mediocre comportamiento de la economía mexicana en los últimos años se refleja en sus escasas o nulas aportaciones a los debates en los foros económicos internacionales, particularmente en las reuniones recientes del G-20.
5] Partiendo de la base de que en una economía globalizada el éxito de la política de desarrollo interno está vinculado al éxito de la política económica internacional, ¿qué cambios debemos hacer en el modelo de política económica de México para recuperar el crecimiento?
6] ¿Qué cambios deben introducirse en la política económica internacional de México? Particularmente en la política bilateral con Estados Unidos, ¿debemos cambiar el enfoque frente al tlc?, ¿debemos replantear nuestra relación con China?, ¿con los países de América Latina y con otras regiones?
7] Finalmente, ¿cuál debe ser nuestra agenda multilateral? ¿Se requiere impulsar cambios institucionales en las secretarías de Relaciones Exteriores, de Hacienda y de Economía, que nos permitan diseñar e implementar una relación más eficaz con el exterior?

EN EL PASADO MÉXICO HIZO APORTACIONES IMPORTANTES EN EL PROCESO DE REFORMAS ECONÓMICAS MUNDIALES

Desde los años treinta la política económica mexicana tuvo un alto impacto en la economía mundial, historia que se inicia con la primera gran expropiación de recursos naturales nacionales a empresas extranjeras —el petróleo, en 1938— y la gran renegociación de la deuda externa en 1942 —que estaba en suspensión de pagos desde el porfiriato—, dos iniciativas que le abrieron a México el camino para una activa presencia en la economía internacional.
Un primer gran triunfo internacional en materia económica fue la presencia de México en la Conferencia de Bretton Woods (1944), cuando participó activamente en la creación del orden económico internacional de la posguerra que prevaleció durante la segunda mitad del siglo xx. Para esta conferencia la delegación mexicana se preparó profesionalmente y con tiempo. El Banco de México y la Secretaría de Hacienda reunieron a las mejores mentes y a los mejores expertos económicos internacionales que, bajo la coordinación de Daniel Cosío Villegas, trabajaron durante más de un año, obtuvieron del gobierno de Estados Unidos los documentos preliminares para la reunión y prepararon las posiciones y las tesis mexicanas sobre los distintos temas. Entre otros, participaron en este esfuerzo Víctor Urquidi, Raúl Martínez Ostos y Javier Márquez.
El secretario de Hacienda, Eduardo Suárez, prestigiado por casi una década de políticas económicas innovadoras —lo que se llamaría el “desarrollismo”— había conseguido mantener una tasa de crecimiento de la economía del 6% anual y había logrado concluir las complejas negociaciones sobre petróleo y deuda externa, que resultaron de enorme beneficio para el país.
En reconocimiento a ese prestigio, al secretario Eduardo Suárez le correspondió el honor de nominar al presidente de la Conferencia de Bretton Woods, que sería el anfitrión: el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Morgenthau, secundado por los ministros de Brasil, Rusia y Canadá. El secretario mexicano fue electo para presidir la tercera comisión, que se encargaría de “temas diversos”, después de las dos comisiones abocadas a la creación del fmi y del Banco Mundial, que presidieron John Keynes y Harry White, los artífices de las principales propuestas.
La delegación mexicana logró éxitos muy destacables, como la participación de países en desarrollo en el gobierno corporativo de los organismos en los que inicialmente sólo se habían asignado lugares fijos en los directorios a doce representantes, que correspondían a las potencias triunfadoras. Con el liderazgo de México se logró asignar dos lugares a las repúblicas latinoamericanas, iniciativa que Brasil no apoyó al principio, pues consideró que no era factible alcanzarla. Al triunfo, quiso reservarse una de las dos sillas: se le dijo que necesitaba ganarse los votos necesarios. Una de éstas sí la ocupó México, con don Rodrigo Gómez.
México planteó propuestas específicas para que el Banco Mundial no sólo se abocara al efímero problema de la reconstrucción europea, sino también al problema de largo plazo del desarrollo económico, lo que justificó la F de Fomento del birf (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento), el nombre formal del Banco Mundial. Junto con otros países interesados, como China y la India, se logró que también la plata, y no sólo el oro, formaran parte de las reservas internacionales. Esta y otras propuestas acreditaron a la delegación mexicana como una de las más activas y propositivas en la conformación del orden económico de la posguerra.
México desempeñó también un papel decisivo en la creación del Banco Interamericano de Desarrollo (bid) en 1960, que se creó sobre la base de una propuesta formulada desde la década de 1940 por Eduardo Villaseñor, gobernador del Banco de México. No se materializó entonces, pero se logró años después. Antonio Ortiz Mena, ex secretario de Hacienda de México, fue presidente del bid de 1971 a 1988, periodo en el que se hicieron importantes transformaciones en ese organismo.
La crisis de 1971 conllevó al abandono del patrón oro-dólar, lo que eventualmente dio lugar al surgimiento de un régimen de monedas flotantes. Esta situación se agravó con el ajuste abrupto de los precios del petróleo y la crisis que dio origen a la creación de la opep, en 1973. Este escenario fue punto de partida de la segunda gran reforma del sistema monetario internacional, después de Bretton Woods, en la que México también hizo importantes aportaciones. Bajo las directrices del gobernador del Banco de México, Ernesto Fernández Hurtado, apoyado por Alfredo Phillips Olmedo y por el que esto escribe, en ese momento director ejecutivo representante de México en el fmi, México promovió la creación del Grupo de los 24, grupo de países en desarrollo integrado por ocho países de América Latina, ocho de Asia y ocho de África. El grupo de los 24 habría de convertirse en el fiel de la balanza en los debates frente a la fuerza del G-10, que representaba a los países industriales. El Banco de México financió estudios de expertos, como Robert Mundell —premio Nobel— y Sydney Dell —de la UNCTAD—, para fortalecer las posiciones de los países en desarrollo.
De estas reformas surgió la creación de la moneda internacional, el deg. El peso mexicano formaba parte de la canasta de monedas que respaldaban “la unidad de cuenta”. Se creó el Comité de Gobernadores del fmi —el Comité Interino, el primer G-20—. A raíz de una propuesta de México, se aprobó la creación de un Comité de Desarrollo del fmi y del Banco Mundial, uno de cuyos primeros presidentes sería el secretario de Hacienda de México, David Ibarra. Se acordó también la creación de un grupo de trabajo para fomentar el acceso de los países en desarrollo a los mercados de capitales de los países industriales. De nuevo, México participó e influyó en los resultados como una de las voces más activas y respetadas del mundo en desarrollo.
A esto siguieron todavía algunos logros. En 1994 México logró ser el primer país emergente en ingresar a la ocde, que no había tenido ningún nuevo miembro desde el ingreso de Nueva Zelandia, una década atrás. Después ingresarían Corea, Polonia, Hungría y otros. Años después, México, en la Reunión Ministerial de 1999, que presidiría el secretario de Hacienda José Ángel Gurría, logró que se aprobara la propuesta mexicana de invitar a la reunión a los principales países llamados emergentes, incluyendo los que luego serían los bric. Capitalizando sobre su prestigio, tiempo después los miembros de la ocde elegirían a José Ángel Gurría como secretario general del organismo en 2006, cargo que desempeña actualmente y cuyo mandato fue renovado en 2010 por otros cinco años.
Durante la administración del presidente Vicente Fox se convocó en la ciudad de Monterrey a la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Financiamiento del Desarrollo. Aunque la delegación mexicana no hizo propuestas importantes, el ex presidente Ernesto Zedillo encabezó el grupo que redactó el documento base y el informe final. México también sería de los primeros países no miembros del G-10 (países avanzados) en ser invitado como miembro del Consejo del Banco de Pagos Internacionales, del cual años después Guillermo Ortiz sería electo presidente del consejo, ¡cargo que se pierde cuando el presidente Calderón no renueva su mandato al frente del Banco de México!
Entre los organismos no financieros, Mauricio de Maria y Campos, por sus méritos técnicos como alto funcionario de la Organización, logró ser electo director general del Organismo de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (onudi), responsable del desarrollo industrial. Otros mexicanos han destacado en la dirección de otros organismos económicos regionales, como es el caso de Salvador Arriola en el Sistema Económico de América Latina (sela) y del ingeniero Carlos Quintana en la Comisión Económica para América Latina (cepal).
Como se puede apreciar, México promovió y mantuvo una exitosa política respecto a los organismos económicos globales y regionales, formulando propuestas y con la elección de mexicanos distinguidos en algunos de los puestos más importantes en dichos organismos. En los últimos años este activismo ha disminuido notablemente.2

CUANDO LA EXITOSA POLÍTICA DE DESARROLLO ECONÓMICO MEXICANO SUSTENTÓ SU INFLUENCIA INTERNACIONAL

Un país tiene mayor impacto en la política económica y en las instituciones mundiales cuando su política económica interna es exitosa y sirve de ejemplo para otros países. Un país estancado o en crisis difícilmente puede influir —salvo como líder en resolver problemas apremiantes—, como le ocurrió a México en la crisis de la deuda externa generalizada de 1982. En efecto, México transformó la vulnerabilidad en un activo, al convertirse en un exitoso negociador de su propia deuda, camino que sirvió de ejemplo a otros países en situación similar de endeudamiento.
El proceso de desarrollo mexicano que despega después de la Revolución y marca el rumbo con la creación de importantes instituciones durante el callismo, prepara al país para enfrentar la gran depresión de 1929. A partir de las políticas exitosas ejecutadas desde 1932 se inician las grandes reformas estructurales del cardenismo: la agraria, la laboral, la educativa y la recuperación del dominio sobre los recursos naturales, con la expropiación petrolera. Esto último conllevó un breve periodo de aislamiento internacional al sumarse a la suspensión de pago de la deuda externa mexicana desde la Revolución. Se actuó para sentar las bases del “desarrollismo mexicano” con un activo programa de inversión pública en obras de infraestructura y la creación de instituciones como cfe y los bancos de desarrollo, como el de Comercio Exterior.
Las exitosas políticas del desarrollismo producirían un crecimiento de 6% anual hasta 1970 y sirvieron de base al activo proceso de modernización e industrialización del país. Además de la inversión pública, se dio un proceso de sustitución de importaciones con proteccionismo moderado a la industria nacional para privilegiar la inversión de empresarios mexicanos, que se complementó con importantes inversiones extranjeras. Esta política tuvo impacto en la política económica internacional. México fue uno de los líderes que en la Conferencia de Chapultepec de 1945 rechazaron las propuestas del secretario norteamericano Clayton, para favorecer el libre comercio en el continente, posición expresada en el documento Carta Económica de América Latina. En la Conferencia de La Habana México rechazó formar parte del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (gatt), decisión que no se modificaría hasta 1985. El secretario de Hacienda Antonio Ortiz Mena impulsó el tránsito hacia el “desarrollo estabilizador”, con gran prestigio internacional para México.
Esta exitosa estrategia desarrollista mexicana, con amplia e innovadora acción institucional, dio pauta a la creación de los bancos de desarrollo, como Nacional Financiera (Nafinsa), y al desarrollo de una política selectiva de crédito del Banco de México, sustentada en fondos de fomento (fira, Fomex, Fonatur, fovi, etc.). En esos años los organismos económicos internacionales como el Banco Mundial y el bid presentaban la experiencia mexicana como un modelo a seguir por otros países.
El presidente Luis Echeverría impulsó el “desarrollo compartido”, que eventualmente desembocaría en la crisis de 1976, y que estuvo acompañado de una política económica exterior activa que sirvió para avanzar la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados y el concepto del nuevo orden económico internacional (noei).
El presidente José López Portillo se benefició del auge petrolero y del ambiente del “milagro” que gener...

Índice

  1. Portada
  2. Título de la Página
  3. Copyright
  4. PRESENTACIÓN
  5. INTRODUCCIÓN
  6. PRIMERA PARTE: MÉXICO Y SU ENTORNO
  7. SEGUNDA PARTE: MÉXICO EN EL ESPEJO DE ASIA
  8. TERCERA PARTE: TEMAS PRIORITARIOS DEL MUNDO GLOBAL
  9. LOS AUTORES
  10. ÍNDICE