APÉNDICES
CARTAS DE ULTRATUMBA
Francisco Resano Munera (1939-2010), coronel del ejército en la reserva, falleció en agosto de 2010 durante unas inundaciones en el sur de Polonia. En la actualidad (2012), la que fuera su secretaria y compañera sentimental, Hanna Hofer, ultima el proceso de edición de sus memorias. La correspondencia que aquí se publica pertenece al legado del inspector de policía José Blaya y recoge las cartas que recibió entre febrero de 2006 y diciembre de 2007. En los casos en que el coronel soslayó el origen o la fecha de sus escritos, se han añadido entre corchetes los datos originarios del matasellos o los que el destinatario anotó a lápiz y que corresponden a la ciudad de procedencia y el día, mes y año en que el ex inspector de policía los recibió.
[Tokio] 4 de septiembre de 2006
Querido Blaya:
Dije que te escribiría y aquí me tienes, cumpliendo con mi promesa, aunque bien es verdad que han pasado ya unos cuantos meses. Espero que estés bien, que esa tos horrible te haya dejado en paz y que, de una vez por todas, hayas dado comienzo a esas memorias tuyas que han de ser una referencia para las nuevas generaciones de policías. Si no has comenzado todavía, te advierto que el tiempo juega en tu contra. Mi experiencia es que las distintas fases que requiere la escritura de unas memorias, desde la simple recopilación de datos hasta su organización, incluso la manera de redactarlas, acaban haciéndose eternas. En cualquier caso, de tiempo, según tú mismo dijiste, era de lo único que ibas sobrado. Por suerte ni tú ni yo somos personajes de tal relevancia que debamos remontarnos hasta nuestros recuerdos de juventud. Hablo por los dos y no debería, porque quizá tu caso sea distinto. Gracias a Dios que en el mío no es así. No sabría cómo hacerlo sin caer en el ridículo más espantoso. Tal vez mis memorias sólo acaben teniendo sentido como reflejo de una época. Ya puesto a escribir (aunque reconozco que aún recopilo datos) me he dado cuenta de que este proyecto es más importante para mí que para los demás, y lo es porque me ha proporcionado una magnífica excusa para seguir adelante en mis actividades diarias sin tener que renunciar a casi nada. De todos modos, una vez te sumerges en ello, es curioso cómo se avivan los recuerdos más recónditos y dormidos. Sirva todo este preámbulo para justificar que el regreso a Nihombashi—donde el hotel en que me hospedé en los años sesenta ni siquiera existe—ha conseguido despertar en mí la nostalgia de aquellos tiempos. Vine para encontrarme con alguien que decía querer pasarse a nuestro bando con armas y pertrechos y al final todo quedó en nada. Bueno, en nada no, porque fue uno de mis mejores fracasos, como ahora les llaman a los errores sonados. Supongo que algo aprendí de aquello si luego seguí dando guerra en el servicio durante tantos años. Tal vez añada un apéndice a mis memorias en el que detalle los errores. Ciertamente sería algo original.
Aquí en Tokio he pronunciado un par de conferencias sobre la visión que tenemos en Europa de las dos grandes potencias emergentes del futuro: China e India, cuyos índices de crecimiento económico parecen no tener fin. Les interesa saber qué pensamos sobre la demanda energética y el proteccionismo y preguntan, aunque sea frotando un poco la lámpara de Aladino, qué papel jugará la vieja Europa en el nuevo orden mundial que se está construyendo, sobre todo ahora que el planeta está regido no por un único polo sino por cuatro. Quieren escuchar de nuestra propia voz si seguiremos con la idea del multilateralismo o nos alinearemos sin discusión alguna en el bando americano. Una curiosidad: aparte de los polos americano, europeo y chino, ¿sabes cómo se le llama al cuarto? La Zona de la Fe, que es la que agrupa al mundo musulmán. Ya ves que no falta cierta ironía en esta clase de encuentros.
En fin, cuídate mucho. Te mando un saludo y un fuerte abrazo,
F. RESANO
P. D.: Si todavía no has dejado de lado esos cigarrillos desalmados que solías fumar, pásate de una vez a los puros. Para comenzar te recomiendo uno de los pequeños macanudos, que son suaves y que tienen en su contra no ser cubanos, aunque quizá la mejor apuesta sería el Coronas Especial de Cohiba. A veces dudo entre recomendarte una cosa o la otra.
Madrid, 25 de octubre de 2006
Querido Blaya:
Hanna no conocía Madrid, así que decidimos regresar por unos días. Al fin y al cabo hay épocas de nuestra vida en las que tanto da aguardar en un lugar como en otro. En Europa tengo media docena de actividades de carácter ineludible. En España, sólo una. Da la impresión de que sigue vigente la sentencia de que nadie es profeta en su tierra, porque prácticamente en todos los países que visito, últimamente en Asia, pero antes también en África, mis colegas me invitan a tomar la palabra, a que les dé mi opinión sobre el momento que se vive en la política internacional y, sobre todo, parece que deseen escuchar cuál es mi visión del futuro: un campo minado en el que las predicciones políticas y geoestratégicas son tan difíciles como las económicas. Tal vez aquí me consideren demasiado cercano, y como jubilado prefieran verme más bien poco y escucharme menos. ¡Qué le voy a hacer! Espero que estés bien. Seguiré escribiéndote por el camino, aunque creo que vamos a demorarnos bastante tiempo en Madrid. Por ahora no veo el momento de acercarnos a Barcelona. Ocurre que Hanna conoce muy bien tu ciudad por haber trabajado en ella durante un par de años.
Recibe un abrazo muy fuerte,
F. RESANO
[Postal] Gabriele Münter: The Search for Expression (1906-1917)
[Londres, 17 de diciembre de 2006]
Querido Blaya, Londres en estos días previos a la Navidad está magnífico. En conjunto es un disparate: el ajetreo de la ciudad, las luces, el ir de compras, las visitas a museos (que junto a las compras son el deporte favorito de Hanna), pero lo resisto gracias a un poco de trabajo. Nada excepcional, claro está.
Feliz Navidad y próspero año 2007 te deseamos,
F. R. / H. H.
Aeropuerto de Marrakech, [9 de] enero de 2007
Querido Blaya, hay niebla en el aeropuerto de Marrakech y provisionalmente han suspendido los vuelos, valgan esta carta y la que la acompaña para dar fe de nuestra estancia en Marruecos. Hanna quería pasar el fin de año en el desierto: recorrerlo de día, y de noche contemplar las estrellas subidos a una duna. Hubiera preferido permanecer en Londres, pero las alemanas son cabezotas, y también es verdad que tras tanto viaje de trabajo y tanta ciudad le debía algo que se pareciera a unas vacaciones; deseo que finalmente se ha hecho realidad recorriendo centenares de kilómetros montados en un todoterreno; ciertamente un auténtico viaje al silencio. Ya no recordaba la sensación de soledad y de pequeñez que se vive en el desierto. No quiero ni calcular los años que han pasado desde la última vez que hice un largo trayecto en condiciones semejantes o tal vez peores. Entonces partimos desde El Aaiún, y creo que si tuviera que encontrar la diferencia entre una travesía y la otra, más que en el itinerario, la encontraría en la edad. Por supuesto que era distinto, aunque tal vez fuera exactamente lo mismo pero vivido de modo diferente. Ya se sabe que en el trabajo el cerebro descarta las cuestiones más personales, igual es que no había espacio para nada más en aquella época. Estos días, el poco tiempo en que no hemos estado viajando lo he aprovechado para leer y para preparar mi próxima gira por el Sudeste Asiático y Oceanía. Mis huesos tenían que reponerse de las horas pasadas en un vehículo cuya incomodidad también había olvidado. Ahora te escribo desde el aeropuerto, desde un rincón de la cafetería, donde nos turnamos para no perder el asiento. Hanna aprovecha para comprar regalos que mandará a su familia en Alemania, y cuando regrese iré yo en busca de más periódicos. En Ouzina, un punto apenas visible en un mapa y donde pasamos el fin de año, te escribí una carta que encontrarás junto a ésta. También aproveché para escribir sobre mis recuerdos del Sáhara, Marruecos y sur de Argelia. Por fin anuncian el vuelo: en lugar de a las 8:30, salimos a las 15:00h.
Cuídate mucho. Hanna te manda besos,
F. RESANO
Ouzina (Marruecos)
Querido Blaya:
Marruecos h...