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Manuel Carvajal Sinisterra (una vida dedicada a generar progreso con equidad)
- 160 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
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Manuel Carvajal Sinisterra (una vida dedicada a generar progreso con equidad)
Descripción del libro
Por desgracia, la filantropía y la genialidad no van de la mano.
El genio es obsesivo y egoísta y puede llegar a ser cruel, quizá involuntariamente cruel, como lo fue Picasso con sus amantes o Einstein con su familia.
El filántropo anda tan ocupado resolviendo los problemas del mundo, que no tiene el tiempo necesario para ser sabio, ni el narcisismo suficiente para ser genio.
Pero a veces, por azar o por necesidad, por caprichos del destino o por dictados divinos, surge un hombre que puede ser genio y filántropo a la vez, como Manuel Carvajal Sinisterra.
Demostrar que esta afirmación es una observación exacta, no la hipérbole de un biógrafo obsecuente, es el fin de las siguientes páginas.
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Información
Categoría
HistoriaCategoría
Biografías históricasAños 60
Si hubiera que destacar un solo fenómeno de masas del siglo XX, yo propondría el ascenso social de la mujer, los derechos civiles y políticos ganados a pulso por ellas, y su creciente participación en todos los ámbitos de la vida pública. Si hubiera que elegir una década, coincido con los historiadores en que la del 60 fue la más interesante. Hubo cambios radicales en tecnología, moda y movimientos sociales, la participación en política de los jóvenes, las costumbres sexuales. En 1959 la revolución cubana generó expectativas de fraternidad y puso la política en el centro de todos los debates. Hartos de confrontaciones, de dos guerras mundiales, guerrillas en Asia, África y América Latina, discriminación racial en Sudáfrica y Estados Unidos y choques étnicos en Europa del Este y en el Cercano Oriente, los jóvenes enarbolaron la bandera de la paz, reclamaron sus derechos de autodeterminación y armaron una orgía histórica de sexo, música y drogas en Woodstock. Los Beatles le dieron al rock una textura soul que enamoró al mundo. Los estadounidenses pisaron la Luna para despecho de los poetas, que consideraron mancillada su vieja novia. Se escucharon dos latidos conmovedores: el primero fue la radiación cósmica de fondo, una reliquia del Big-Bang; el segundo, el primer trasplante de corazón. Cayó asesinado Martin Luther King y el Che Guevara fue dado de baja. La onda política era tan fuerte que hasta la Iglesia Católica tomó partido a través de los postulados de la Teología de la Liberación; el frente colombiano de esta onda recibió el nombre de Golconda y agrupó a los sacerdotes de izquierda comprometidos con la causa de la justicia social en el País.
En respuesta a la crónica política de exclusión orquestada por las élites del poder, en 1964 nacieron las Farc. Los líderes del Partido Conservador y del Partido Liberal pactaron el acuerdo del Frente Nacional, que puso fin a la pesadilla de la Violencia pero agravó el problema de la exclusión de otras facciones. En 1967, se publicó Cien años de soledad, una novela que sorprendió a críticos y lectores rasos de ambas márgenes del Atlántico, y puso al país en el mapa literario del mundo.
Cali fue una ciudad muy activa en este decenio y se convirtió en un epicentro cultural de Colombia.
Desde 1961 Fanny Mickey organizó Festivales de Arte con proyección internacional. Pedro Alcántara, Alejandro Obregón, Enrique Grau, María Thereza Negreiros, Hernando Tejada, Omar Rayo y Fernando de Szyslo, fueron algunos de los artistas que vivían o venían con frecuencia a la ciudad.68
Surgió el nadaísmo, un movimiento literario de reacción contra las corrientes más solemnes, bucólicas y esteticistas de la poesía colombiana. Elmo Valencia y Jotamario Arbeláez fueron los sacerdotes de esta herejía en Cali, uno de los dos focos centrales del movimiento; el otro fue Medellín.
Los intelectuales se reunían en el Museo la Tertulia, la rotonda de Bellas Artes, la galería La Pulga Rota, la Librería Nacional del Parque de Caycedo, el Hotel Aristi y en los altos de la Droguería Garcés.
«La gente bien» bailaba porros, cumbias y boleros en el Grill Alférez Real y en los clubes Colombia, Campestre y San Fernando. El pueblo bailaba pachanga, salsa y boogaloo en el Séptimo Cielo, El Tibiri-Tábara, el Honka Monka y Agapito, en Juanchito. Todos iban a cine y a conciertos en vivo en los teatros San Nicolás, Cervantes y Asturias, y escuchaban las noticias por La Voz del Valle y Radio R.C.O. o las leían en El País.
Para los años 1945-1958 la ciudad había experimentado un gran auge industrial. La tasa promedio de crecimiento económico anual del área metropolitana Cali-Yumbo era 11%.69 En la década de 1960 Cali continuó siendo un lugar atractivo para establecer negocios y se crearon empresas como Aluminios Alcan, Ceat General y Warner Lambert e Ince Ltda.70 Este desarrollo y el fenómeno de la violencia política generaron un considerable flujo migratorio hacia Cali desde otros municipios del Valle y varios departamentos del suroccidente colombiano.
Según Fernando Urrea, en 1951 Cali tenía una población de 284.186 habitantes, el 2,5% del total nacional de la época, y en 1964 contaba con 637.929 habitantes, el 3,6% del total nacional.
Entre 1951 y 1964 la tasa de crecimiento de Cali fue de 5,96% anual,71 una de las más altas del mundo,72 y entre 1964 y 1973 el 55% de sus habitantes eran inmigrantes.73 Con este crecimiento superó a Barranquilla y se convirtió en el tercer centro urbano del país, después de Bogotá y Medellín.74
Las oleadas de inmigrantes, que en la década anterior se habían residenciado en inquilinatos o en casas de familiares o amigos, se lanzaron de manera masiva a la conquista de tierras y a la lucha por la consecución de vivienda propia con la dirección de organizaciones políticas y sociales. Los conflictos por la tierra y la lucha por la vivienda se acentuaron en la década de los años sesenta, especialmente en su primera mitad. Se presentaron invasiones masivas a terrenos que dieron lugar a enfrentamientos entre las fuerzas del Estado y los invasores, como en el caso de El Rodeo y El Amparo, con varias víctimas fatales.75
El ritmo de crecimiento de la Ciudad desbordó su capacidad para suministrar los servicios públicos a la población; el abastecimiento de agua y la generación eléctrica se quedaron cortos.76
Ante esta situación, el Instituto de Vivienda de Cali, Invicali,77 puso en marcha dos programas de emergencia para ofrecer vivienda a los más pobres en terrenos sin servicios públicos; uno, llamado «esfuerzo propio», consistía en entregar las paredes y el techo para que la familia terminara su casa, y el otro, llamado «vivienda inconclusa», entregaba las viviendas en un estado más avanzado de construcción.
No había vías de penetración, colegios, ni puestos de salud; tampoco había canales para drenar las escorrentías que se represaban en los rieles del ferrocarril y provocaban inundaciones periódicas en el oriente de la Ciudad. Como tampoco había alcantarillado y las casas tenían letrinas, las calles se convertían en criaderos de zancudos y barriales malolientes. Para suplir la carencia de agua potable, el Municipio construyó duchas y lavaderos públicos en los nuevos programas de vivienda que, por la falta de higiene y mantenimiento, eran focos de toda clase de infecciones de la piel.
El crecimiento y la prosperidad económica de Cali en los años sesenta se dieron, pues, en medio de muchos conflictos sociales y una alta polarización ideológica; eran tiempos de la Guerra Fría y Bahía de Cochinos de Fidel Castro y el «modelo cubano», el Concilio Vaticano Segundo y la Teología de la Liberación.
Este fue el escenario que encontró Monseñor Alberto Uribe Urdaneta cuando el Papa Juan XXIII lo nombró Arzobispo de Cali.
Alarmado por la situación de la ciudad, decidió crear nuevas parroquias en los barrios más pobres y convertirlas en centros de servicios esenciales, para complementar la labor pastoral de la Iglesia con intervenciones sociales capaces de impulsar el desarrollo de las personas y la prosperidad de las comunidades.78
En lo que a Carvajal & Cía. respecta, los años 60 fueron el decenio en que la Empresa inició operaciones internacionales. En 1961 se efectuó la primera inversión empresarial de Carvajal fuera de Colombia, en la Corporación Gráfica de Puerto Rico.
Una de las facetas más sorprendentes de Manuel fue esa visión internacional. Tenía una gran capacidad de relacionarse. La red internacional de Manuel era admirable… En 1961 Teodoro Moscoso, creador de Puerto Rico, lo invitó a montar una empresa. Puerto Rico se unió a Estados Unidos como estado libre asociado y se creó una Ley de exención de impuestos para invertir allá. Entonces muchas compañías americanas invirtieron en Puerto Rico y Manuel atendió la invitación de Teodoro Moscoso y montó una especie de «Carvajalito». Con eso dio muchas vueltas hasta que derivó en una litografía también.79
/ La Fundación Hernando Carvajal Borrero /
La decisión de crear una fundación y entregarle en donación el 40% del patrimonio de los fundadores de Carvajal & Cía. es un acto de generosidad sin precedentes y para comprenderlo bien conviene remontarse a las convicciones profundas de los abuelos de Manuel. Dos anécdotas de doña Micaela Borrero de Carvajal pueden ayudar a ilustrar este punto.
En esa época algunas familias tenían pajes, adolescentes por lo general analfabetos que llevaban recados80 y encomiendas de casa en casa. El analfabetismo también era frecuente entre las empleadas domésticas. Cuenta Alfonso Carvajal Sinisterra que Ela —como llamaban los nietos a doña Micaela— se sentaba todas las tardes en las gradas de su casa con el paje o la empleada, o con ambos, para enseñarles a leer y escribir, hacer las operaciones
de aritmética y conocer el Catecismo. Lo hacía ella misma durante dos horas y exigía que la familia respetara ese espacio. No toleraba que la importunaran durante su clase.
La otra anécdota es esta.
En una ocasión alguien que vivía en España le mandó a regalar unas camisas de dormir, bordadas a mano en lino puro. Por esos días una amiga suya padecía una enfermedad grave, con poca esperanza de recuperarse y, además, vivía en la pobreza. Tan pronto recibió Ela las camisas, dio orden de llevárselas a su amiga enferma y las hijas protestaron: ¡Si están nuevas y son tan finas! ¿Por qué no te quedas con ellas y le mandas las usadas? Su respuesta fue enfática: Lo fino dura mucho; precisamente por ser nuevas y finas ella las necesita más.
Así, solo con el ejemplo tranquilo, sus hijos y nietos aprendieron que no eran superiores a nadie, tomaron consciencia del derecho de los pobres a la educación y aprendieron a servirlos personalmente.81
Como cuenta Alfonso Carvajal Sinisterra, la suya era una familia con tres mamás: Eugenia Sinisterra, la abuela Micaela y Ana, la tía que luego sería religiosa. Todas participaron en la formación intelectual y moral de los ocho niños Carvajal Sinisterra y Ana les leía biografías de santos en las noches. Lo curioso es que Eugenia no se molestaba cuando Ela y Ana los reprendían.
Hubo dos elementos en la cultura religiosa del hogar Carvajal Sinisterra que Manuel reflejó de manera nítida: el primero, la convicción de que lo que tenemos, bienes o talentos, no son un mérito propio sino un don gratuito de la Providencia; el segundo fue la generosidad, entendida de acuerdo con la enseñanza de la parábola de los talentos:82 debemos dar en la medida en que recibimos.
Estas convicciones regían su vida. Cuando alguien indagaba sobre el origen de la Fundación, Manuel respondía: «Dios es el principal socio de esta Empresa; la Fundación es el instrumento que nos permite entregarle su dividendo». El desprendimiento de la familia para poner una buena parte de su patrimonio en las bases de la Fundación Carvajal, es un acto de filantropía histórico y conmovedor. Con este gesto la Empresa se anticipó cincuenta años a lo que ahora recomiendan los expertos como la estrategia más eficaz para «devolverles a los más pobres su dignidad»; es decir, ofrecer servicios esenciales con altos estándares de excelencia para apalancar los esfuerzos de la población vulnerable por mejorar sus condiciones de vida.
En palabras de Amartya Sen:
Se puede elevar significativamente la calidad de vida, a pesar de los bajos ingresos, por medio de un programa adecuado de servicios sociales. El hecho de que la educación y el cuidado de la salud también contribuyen a elevar el crecimiento económico, le da fuerza al argumento de darles mayor énfasis a estos servicios sociales, sin tener que esperar a que el país se haga rico primero.83
Al promover la Fundación, Manuel estaba buscando la manera de crear programas de solidaridad en gran escala para poner en práctica la doctrina social de la Iglesia. Y la oportunidad surgió con la llegada de un nuevo Arzobispo a Cali.
Cuando llegó Monseñor Alberto Uribe Urdaneta a Cali, la familia Borrero, que era muy devota de Nuestra Señora de los Remedios, estaba promoviendo el proyecto de construirle una basílica y Jaime Carvajal Sinisterra comenzó a recaudar fondos con ese fin. Sin embargo, ante la situación social tan crítica, Manuel dijo: ¿Cómo nos vamos a gastar un montón de plata en una basílica? Nuestra primera obligación como cristianos es ayudar a encontrarle solución al problema social. Y su tío Mario Carvajal Borrero lo secundó diciendo: «El reto es demostrar que la doctrina social de la Iglesia se puede poner en práctica».84
Fue entonces cuando Manuel envió a los miembros de su familia el memorando que habría de cambiar la suerte de decenas de miles de caleños:
Sugiero la creación de una institución de caridad mediante el traspaso, a título de donación, de una parte del interés social que los actuales propietarios de Carvajal & Cía. poseen en ella. La existencia de una...
Índice
- Cubierta
- Portadilla
- Créditos
- Portada
- Índice
- Introducción
- Desde el nacimiento hasta su romance con María Reresa de Roux
- Desde su matrimonio hasta Ecopetrol
- Años 50
- Fotografías
- Años 60
- Manuel Carvajal, el estratega
- Anexos
- Notas al pie
- Contracubierta