Ensayos esenciales
eBook - ePub

Ensayos esenciales

  1. 688 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Descripción del libro

Adrienne Rich fue una poeta galardonada, una ensayista influyente, una feminista radical y la voz intelectual más importante de su generación. "Ensayos esenciales" reúne veinticinco de sus ensayos más renombrados en un solo volumen, demostrando el brillo duradero de su voz, su visión profética y sus puntos de vista revolucionarios sobre la justicia social. Los ensayos de Rich unen lo político, lo personal y lo poético como ningún otro. Enfatizando el compromiso intelectual de por vida vida de Rich, los ensayos seleccionados en este volumen van desde la década de 1960 hasta 2008. Como escribió el New York Times, Rich "llevó la opresión de mujeres y lesbianas a la vanguardia del discurso poético".

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a Ensayos esenciales de Cecile Adrienne Rich, Mireia Bofill en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Ciencias sociales y Feminismo y teoría feminista. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2019
ISBN de la versión impresa
9788494966866
ISBN del libro electrónico
9788412042634

PRÓLOGO

Sobre la historia, el analfabetismo,
la pasividad, la violencia
y la cultura de las mujeres
En octubre de 1902 murió Elizabeth Cady Stanton, a los ochenta y siete años de edad. Susan B. Anthony había trabajado con ella durante cincuenta años. Juntas habían aprendido el sentido del activismo en el marco del movimiento abolicionista; juntas habían elaborado estrategias y discursos políticos al lado de las cunas de los siete hijos e hijas de Stanton; juntas habían viajado de una ciudad a otra para organizar encuentros a favor del voto femenino; juntas habían sido blanco de ataques e indignación, burlas y difamación; juntas habían discutido, disentido y perseverado, unidas por los vínculos de un afecto y una lealtad permanentes. Tras la muerte de Stanton, Anthony, que acababa de perder a su más íntima amiga y su colega de mayor confianza, se vio acosada por periodistas cuyas preguntas revelaban cuán poco sabían sobre el movimiento que ella y Stanton habían impulsado durante medio siglo y cuán poco lo comprendían. Su exclamación impaciente encontraría eco en las feministas radicales actuales: ¿Cómo podremos conseguir que el mundo esté bien informado algún día sobre nuestro movimiento?
En el momento de escribir estas líneas, en Estados Unidos en 1978, la lucha por la constitucionalización de la igualdad de derechos para las mujeres se enfrenta a muchos contrincantes con los que ya se topó la lucha por el derecho al voto: poderosos intereses empresariales, que deseaban conservar una reserva de mano de obra femenina barata o que se sentían amenazados por la independencia económica de las mujeres; los medios de comunicación que obtenían ingresos de la publicidad de estas empresas; la supresión de la memoria del pasado político e histórico de las mujeres, con lo cual cada nueva generación de feministas es vista como una excrecencia anómala; la trivialización de la reivindicación misma, a veces incluso por parte de sus propias defensoras cuando no la vinculan con los problemas más profundos que estamos abordando las mujeres del siglo xx en nuestro momento concreto de la historia feminista. Susan B. Anthony comprendió que la reivindicación del derecho de sufragio era una reivindicación radical, no solo porque confiaba en que las votantes harían uso de él para cambiar la vida de las mujeres, sino también porque percibía un profundo simbolismo en la negación de ese derecho: el mismo tipo de simbolismo que en la historia del racismo estadounidense ha rodeado el concepto de los lavabos, fuentes, escuelas «separados pero iguales», el simbolismo que impregna cualquier disposición adoptada por un grupo dominante para las personas con menos poder o sin poder. A menudo se ha presentado a Anthony como una fanática con una sola «idea fija», obsesiva, con una visión restringida, incapaz de ver más allá del derecho a voto y cuyo mérito residía en una infatigable tenacidad fanática. Basta leer sus cartas, escritos y discursos publicados para reconocer que fue una notable filósofa política que amaba profundamente a las mujeres, que a su vez también la amaban, y ese amor fue la fuente de su fortaleza y perseverancia; que comprendió que tanto el matrimonio de clase media como el trabajo en las fábricas esclavizaban a las mujeres; que fue plenamente consciente del simbolismo radical de la enmienda constitucional por la que ella y Stanton lucharon toda la vida, sin aceptar jamás ningún compromiso al respecto, y cuya ratificación ninguna de las dos alcanzó a ver.
Pero la mayoría de las feministas del siglo XX no han leído las biografías ni las obras de Anthony y Stanton, excepto, tal vez, algún extracto recogido en las antologías. Los seis volúmenes de la historia del sufragio femenino, History of Woman Suffrage, y la biografía de Anthony en tres volúmenes de Ida Husted Harper —dos fuentes de información cargadas de datos sobre el verdadero pensamiento y los verdaderos sentimientos del feminismo del siglo XIX— se pueden encontrar en ediciones facsímiles; solo la autobiografía de Stanton se ha reeditado en formato de bolsillo.[54] De igual modo, también se ha devaluado o silenciado la obra de propagandistas y teóricas feministas anteriores, como Jane Anger, Rachel Speight y Elizabeth Carey en el siglo XVI en Inglaterra. La historiadora Patricia Gartenberg ha señalado cuán poco influyó el reinado de Isabel Tudor —ensalzada a menudo como heroína feminista— sobre las posibilidades para las demás mujeres de su tiempo: las autoras no proliferaron durante su reinado y la situación económica y política de las mujeres en realidad empeoró. Sin embargo, lo que nos ha quedado ha sido Isabel I, mientras perdíamos las voces y las vidas de Rachel Speight, Jane Anger, Elizabeth Carey y Anne Askew, esta última torturada hasta la muerte y quemada en la hoguera como hereje.[55]
Toda la historia de la lucha de las mujeres por su autodeterminación ha quedado sepultada bajo el silencio una y otra vez. Un grave obstáculo cultural con el que se topa cualquier autora feminista es la tendencia a recibir cada obra feminista como si surgiera de la nada; como si cada una de nosotras hubiera vivido, pensado y trabajado sin un pasado histórico y sin el contexto de un presente. Este es uno de los procedimientos por los que las obras y el pensamiento de las mujeres se han presentado como algo esporádico, accidental, huérfano de tradición propia.[56]
En realidad, contamos con una larga tradición feminista —oral y también escrita—, una tradición que se ha reconstruido una y otra vez, recuperando elementos esenciales incluso cuando habían sido sofocados o eliminados. Aun así, se sigue leyendo a Mary Wollstonecraft —calificada como «la hiena con enaguas»— sin ninguna referencia a sus antecesoras, no solo a las propagandistas del siglo xvi, sino tampoco a las mujeres sabias y las brujas que habían sido objeto de persecución y masacres masivas durante tres siglos. De igual modo, se ha leído a Simone de Beauvoir sin ninguna referencia a la destrucción de los círculos políticos de mujeres de la Revolución francesa ni a los escritos de Olympe de Gouges y Flora Tristán. Y el elocuente feminismo político y el socialismo de Virginia Woolf han quedado ensombrecidos, igualmente, por la idea de que era una «Bloomsbury», individualista, elitista, sin conciencia de clase y gay en el sentido más frívolo de la palabra, sin ninguna referencia a sus relaciones con Margaret Llewelyn Davies, el Women’s Cooperative Guild («Gremio Cooperativo de Mujeres»), la antropóloga antipatriarcal Jane Harrison, la activista sufragista lesbiana/feminista Ethel Smyth.[57] Y del mismo modo es atacada o menospreciada también ad feminam cada teórica feminista contemporánea, como si sus ideas políticas fueran simplemente fruto de un estallido de resentimiento o de rabia personales.
El movimiento de mujeres de finales del siglo XX, en particular, se está desarrollando en el contexto de una cultura de pasividad manipulada (cuya imagen especular es la violencia, indiscriminada y también institucional). Las pantallas de los televisores suministran por doquier sus mensajes capciosos; pero, además, incluso en los casos en que el mensaje podría parecer intelectualmente menos nocivo, las propias características del medio de transmisión fomentan la pasividad, la docilidad, la concentración intermitente. La reducción de la tasa de alfabetización entre las personas adultas no significa solo una mengua de la capacidad de leer y escribir, sino también del impulso de hacerse preguntas, reflexionar, consultar el diccionario, musitar, discutir, dar la vuelta a los mensajes en un arranque de euforia verbal, de hacer uso de ese «incomparable medio de comunicación» que es el lenguaje —la expresión es de Tillie Olsen—. Y esa pérdida se produce, irónicamente, en un momen...

Índice

  1. Portada
  2. Ensayos esenciales
  3. Introducción
  4. Sobre mentiras, secretos y silencios. Prosa escogida (1966-1978)
  5. Nacemos de mujer. La maternidad como experiencia y como institución (1976)
  6. Sangre, pan y poesía. Prosa escogida (1979-1985)
  7. Qué encontramos allí. Cuadernos sobre poesía y política (1993, 2003)
  8. Artes de lo posible (2001)
  9. Un ojo humano. Ensayos sobre el arte en la sociedad (1997-2008)
  10. Índice
  11. Sobre este libro
  12. Sobre Adrienne Rich
  13. Créditos