Menopausia
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Menopausia

Que. Cuando. Como

Silvana Witis

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Menopausia

Que. Cuando. Como

Silvana Witis

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Sabemos que existe la Menopausia y que en algún momento nos llegará y solemos ignorarla hasta que nos sucede. Pero no debería ser así porque es un momento fundamental para el que nos tenemos que preparar. Este libro no es sólo para las mujeres que están a punto de empezar la Menopausia sino también para las que todavía están en edad reproductiva y planean su maternidad así como para las que ya pasaron los primeros síntomas y continúan asimilando los cambios. La Dra. Silvina Witis explica con total claridad qué es y todo lo que podemos hacer antes para atenuar sus síntomas, cómo prepararnos para todos los cambios que se aproximan y nos acerca las herramientas para ayudarnos a transitar este período de una manera más placentera. ¿Me llegó la Menopausia? ¿Y ahora qué hago? ¿De qué se trata? ¿Cómo no me prepare para esto? ¿A qué edad es normal que llegue la menopausia? ¿Qué hago con los calores? ¿Cómo es el sexo ahora? ¿Disminuye el deseo? ¿Hay algún problema grave del que tenga que estar advertida y que se pueda prevenir? ¿Tiene importancia a qué edad se entra en la menopausia? ¿Cuánto dura el período entre que tenés irregularidades hasta que ya estás en Menopausia? ¿Se menstrua irregularmente durante mucho tiempo? ¿Cómo se sabe si ya es la ultima menstruación? ¿Qué pasa con el pelo, la piel y los huesos? ¿Tengo que hacer dieta? ¿Hay que hacer tratamientos con hormonas? ¿Cómo se toman? ¿Qué efectos tienen? ¿Me tengo que preparar físicamente?

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OTRAS VOCES

Mi formación en ginecología y en especial en menopausia me llevó a lo largo de la vida a encontrarme y conocer a diferentes colegas con los que compartimos la profesión. Generalmente coincidimos en la pasión que tenemos por lo que hacemos, en el cuidado de los pacientes y en las ganas de seguir perfeccionándonos e investigando en todos los avances y descubrimientos que surgen en torno a nuestras especialidades. Es por eso que decidí convocarlos, porque esta etapa implica un cambio integral en nuestro cuerpo y psiquis y por eso me parece importante escuchar la voz de mis colegas para que cada uno pueda acercarnos sus aportes específicos, y así tener nuevos diferentes recursos o miradas respecto a la menopausia.

MENOPAUSIA Y ALIMENTACIÓN

Lic. Cecilia Garau
La menopausia no es una enfermedad, es una época de cambio y las medidas preventivas permiten mejorar notablemente la calidad de vida.
Debemos saber que en esta etapa las mujeres suelen aumentar de peso y ganar cerca de un 10% de su peso anterior, sin que esto se deba a ninguna alteración en el patrón alimentario o en la actividad física. La grasa que antes solía depositarse en los muslos, cadera y senos, en una distribución más periférica, típicamente femenina, ahora tras instalarse la deficiencia estrogénica, se deposita preferentemente en la cintura y en el abdomen, es decir, adquiere una distribución central. Pero hay que estar atentas porque el aumento de peso y la distribución central de la grasa excesiva están considerados como factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.
Como seguramente ya han visto en este libro, existen algunos factores de riesgo en esta etapa que pueden disminuir con una buena alimentación y con hábitos adecuados.
Hay tres factores de riesgo a tener en cuenta:
1. Sobrepeso y obesidad
La prevalencia de la obesidad es mayor en las mujeres posmenopáusicas que en las premenopáusicas, debido a un proceso multifactorial que implica un menor gasto energético por la inactividad física, que a veces se complica por la depresión y la atrofia muscular y un metabolismo basal más bajo. Mientras que la menopausia por sí misma no se asocia a la ganancia de peso, la cual conduce al aumento de la grasa corporal total y a una redistribución de la grasa periférica hacia el tronco, provocando adiposidad visceral.
2. Complicaciones cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en la mujer postmenopáusica en la sociedad occidental, superando las tasas de mortalidad por cáncer y por otras enfermedades.
Estos datos nos llevan a pensar que debemos adoptar hábitos de vida saludables: una alimentación adecuada y la práctica de ejercicio regular y moderado nos ayudarán a mantener nuestro peso y tratar de prevenir las enfermedades cardiovasculares.
3. Osteoporosis
El hueso es un tejido vivo y sometido a cambios continuos. En todo momento, existe un proceso de formación y destrucción de hueso que se mantiene en equilibrio. Todo ello está regulado por las características genéticas, las hormonas sexuales, la actividad física y los nutrientes de la dieta que son necesarios para que el calcio se utilice de forma adecuada como la vitamina D, el flúor, el fósforo, etc. La pérdida de la estimulación mecánica del esqueleto debido a la reducción de la actividad diaria y la pérdida de masa muscular esquelética pueden interactuar con la menor formación de hueso. Además, la destrucción del hueso puede estar acelerada por diversas causas entre las que se encuentran: una dieta pobre en calcio, hábitos inadecuados (consumo elevado de sal, alcohol, cafeína y el tabaco) y la falta de actividad física.

Sugerencias para una alimentación saludable

Los alimentos son el pilar básico de la alimentación. Ellos contribuyen el combustible que el cuerpo necesita para su buen funcionamiento y para lograr ese equilibrio es necesario conocer la calidad de una alimentación óptima.
Ningún alimento es de por sí completo para el hombre, es decir, ninguno aporta todos los nutrientes necesarios, con la excepción de la leche materna en las primeras etapas del desarrollo. De ahí la importancia de las combinaciones con que normalmente se consumen los alimentos.
Un modelo a seguir es intentar que casi el 50% de nuestra alimentación esté basada en frutas y hortalizas. Por ejemplo una opción podría ser: una porción de hortalizas en almuerzo y otra en cena. Y sumarle tres frutas durante el día. Este grupo nos da saciedad y aporta fibra, indispensable para prevenir sobrepeso/obesidad, diabetes y ciertos tipos de cáncer.
La mitad de la energía que necesitamos cada día debe provenir de cereales (arroz, avena, maíz, cebada, centeno, quínoa), legumbres (porotos, garbanzos, lentejas, soja), pan, pastas y hortalizas como papa, batata, choclo y mandioca. Hay que tener en cuenta que es preferible el pan (recomiendo el integral) a las galletitas, ya que son fuente de grasa.
Si uno de los factores de riesgo que tiene esta etapa es la osteoporosis, lo mejor es recurrir a la mayor fuente de calcio que son los lácteos en sus distintas variaciones: leche, el queso y yogur descremado o parcialmente descremado. No así a la manteca ni a la crema de leche. Con 3 porciones diarias sería ideal. Una porción equivale a 1 taza de leche líquida o 1 pote de yogur o 1 rodaja (del ancho del pulgar) de queso fresco.
Las proteínas de alto valor biológico las encontramos principalmente en las carnes que son una parte importante de nuestra dieta. Nos referimos a todas las carnes por igual: carne porcina o vacuna, pollo o pescado. La porción equivale al tamaño de la palma de la mano. De elegir, deben ser desgrasadas y en el caso del pollo, quitarle la piel. Hay que destacar que la carne del pescado es la que más previene las enfermedades cardiovasculares. Si no deseas consumir carne todos los días un buen reemplazo es 1 huevo diario.
Tampoco hay que desterrar la grasa completamente de la alimentación, tengan en cuenta que un buen aporte, las va a hacer más longevas. Cuando se habla de grasa, se hace referencia a la grasa de buena calidad que se encuentra en los alimentos vegetales y en el pescado. Este grupo lo compone el aceite, frutas secas y semillas, también la palta y aceitunas. Aportan Vitamina E y Omega 3 (W3) indispensable para elevar el colesterol bueno y bajar el malo. El aceite se recomienda medirlo en cuchara (1 cuchara tipo postre para cada ensalada será suficiente) y evitar como método de cocción la fritura. La medida recomendada para las frutas secas es un puñado y las semillas en cucharas tipo té.
También se encuentran los gustitos o los “alimentos de consumo opcional”. Son esos alimentos que cuando toman contacto con el paladar decís “qué rico” no pueden faltar. Producen esta sensación porque la grasa contribuye a la palatabilidad, que es la cualidad de un alimento de ser grato al paladar. El placer de comer es también importante, pues, para que una dieta se consuma y, por tanto, cumpla su principal objetivo, además de ser nutricionalmente correcta, debe ser palatable y coincidir con los hábitos alimentarios propios.
Si a todos estos consejos le agregás menor consumo de sal de mesa, agua mineral y actividad física, la menopausia será una etapa más de la vida sin atentar contra tu silueta y calidad de vida.
* * *

MENOPAUSIA Y PIEL

Dra. Laura Szafirstein
Cuando llega la menopausia, y finalizada la etapa fértil de la vida de la mujer, nuestro cuerpo sufre cambios que pueden afectar no sólo a la salud, sino también al ámbito personal y social. Entender que está sucediendo en nuestro cuerpo es un paso importante para asumir esta nueva etapa con naturalidad y sin miedos.
Todas nosotras, en mayor o menor medida, presentamos algunos síntomas. Algunas empezamos con los llamados calores y eso impacta fundamentalmente en nuestros vasos pequeños. En la cara puede producirse lo que llamamos flushing, que es un enrojecimiento de la piel (que algunos confunden con Rosácea) y de manera secundaria en algunos casos puede presentarse una especie de acné.
Este flushing aparece cuando cambiamos bruscamente de temperatura, es decir pasamos de un ambiente muy cálido a uno muy frío y viceversa.
Los vasos pierden elasticidad y quedan rojos por períodos prolongados, como cuando a veces tomamos una copa de vino y se nos enrojecen las mejillas. Lo mismo sucede en las extremidades, aumentan las vénulas, en tamaño y en trayectos. Las piernas y las manos toman color rosado y en algunos casos pueden verse algo hinchadas. Eso no les ocurre a todas las mujeres ya que sucede cuando hay predisposición genética.
También con los calores, aumenta una red vascular en la región del cuello y tórax. Muchas mujeres se inquietan por ese enrojecimiento, y suponen que corresponde a la exposición solar. En esos casos, conviene descartar problemas cardiovasculares o de aumento de presión arterial.
Otro de los síntomas frecuentes es la sequedad generalizada de la piel y de las mucosas, incluida la mucosa genital, que dificulta las relaciones sexuales.
El pelo del cuero cabelludo se vuelve más fino. Y al disminuir la incorporación de nutrientes, tales como el Zinc, algunos aminoácidos como la Cistina y la falta de Biotina, esto hace que se caigan algunos cabellos y que tarde mucho más el proceso de crecimiento.
El pelo, la piel y las uñas se ven perturbadas por la ausencia de las hormonas femeninas y de la Vitamina D, que es también responsable de la retención del calcio.
A medida que avanza el proceso menopáusico, las arrugas, sobre todo las faciales, se ven profundizadas. Esto sucede debido a la secreción de un fermento llamado enastada que rompe las fibras elásticas. Otra de las consecuencias es una pérdida significativa del espesor de lo que llamamos dermis, que es el tejido medio, que brinda esponjosidad a la piel.
En los labios de la vulva pueden aparecer quistes epidérmicos, son benignos pero asustan a las pacientes y a los médicos que no están familiarizados con ellos. La piel genital también luce más fina.
A su vez, no hay que asustarse si aparecen manchas oscuras en la piel vulvovaginal y bucal. Se trata de tumores benignos de la región, que deben ser controlados y diagnosticados para evitar la confusión con el Melanoma (tumor maligno).
El resto de la piel, sobre todo la foto expuesta, sufre la aparición de manchas (ya sean benignas o malignas) que siempre deben ser observadas por el Dermatólogo, ya que tienen elevados factores de crecimiento.
La piel de párpados, cuellos, brazos y pliegues se vuelve muy fláccida y a veces muy deshidratada. Muchas mujeres piensan que todos estos fenómenos ocurren por la falta de agua. En realidad, si bien el mero hecho de tomar agua ayuda al organismo en general, es necesario comprender que se pierde la elasticidad de los tejidos y el espesor y aumenta la fragilidad capilar.
Perdemos en parte el ácido hialurónico, que es algo así como el cemento de la piel. Hay varias maneras de reponerlo, pero se debe hacer de manera activa y bajo supervisión de un especialista. Existen actualmente bebidas que lo contienen o cápsulas que son de buena absorción intestinal.
Tampoco tenemos que olvidar el uso de protectores solares con factor alto, hay que tener especial cuidado a este tema. A su vez, después de la actividad al aire libre debe humectarse la piel de cara y del cuerpo.
Los talones sufren un aumento del espesor y la sequedad que pueden controlarse con fármacos especiales.
También el descenso de producción de hormonas femeninas genera en algunos casos el desarrollo de procesos alérgicos como eczemas, psoriasis, urticaria, etc. Lo ideal en esos casos es recurrir a tratamientos que mejoren las defensas locales. Las vitaminas y antioxidantes son siempre bienvenidos, ya que compensan los daños celulares que pueden traer problemas de cáncer de piel.
Por último algunos tips a tener en cuenta, antes durante y después del proceso menopáusico.
Tomar 2 litros de agua por día.
Humectar la piel del cuerpo y de la cara todos los días después del baño con cremas emolientes.
Ingerir frutas, verduras y hortalizas que son precursores de las vitaminas que la piel necesita.
Ejercicio físico frecuente, ya que mejora la tonicidad de músculos y de piel.
Realizar tratamientos domiciliarios con cremas adecuadas (sobre todo las que aportan calcio) y otro en los consultorios dermatológicos y gabinetes que ayudan a la bioestimulación, revitalización y acomodación de las arrugas finas y de las dinámicas (gestuales).
Control del calcio en sangre y huesos.
Consulta al ginecólogo/a y a los especialistas en Climaterio para ayudar a mejorar la calidad de vida.
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MENOPAUSIA Y CARDIOLOGÍA

Dr. Jorge Lerman
Las mujeres gozan de una especial protección contra las enfermedades cardiovasculares durante todo el período de su vida fértil. Hasta la sexta década de la vida, por cada mujer que sufre un infarto de miocardio, hay 5 varones que los padecen, lo cual no significa que una mujer, especialmente en el período climatérico, no pueda padecerlo.
Esto se debe a que durante esos años los ovarios producen ciertas hormonas (los estrógenos), que tiene varias propiedades saludables sobre el corazón, los vasos sanguíneos y la sangre. Esto previene durante esos años la instalación de las placas de ateroesclerosis en el interior de los vasos sanguíneos y evita la obstrucción de los mismos.
Cuando ocurre el climaterio, los ovarios pierden esa función y la incidencia de ataques cardíacos, cerebrales y vasculares aumentan rápidamente. Ya en la séptima y octava década de la vida las cifras se emparejan entre ambos sexos. El aumento de la frecuencia de enfermedades cardiovasculares en las mujeres se observa incuso en mujeres más jóvenes que sufren una menopausia artificial, por ejemplo porque pierden sus ovarios por una intervención quirúrgica.
El concepto de que la mujer padece menos complicaciones cardiovasculares que los varones no significa que esté libre de ellas. Muy por el contrario, en las últimas décadas se observó un aumento de las mismas como consecuencia de los cambios de hábitos en las mujeres. Además del cuidado de la casa y de los hijos, trabajan, son profesionales, con obligaciones y responsabilidades múltiples. También se está observando un marcado aumento del tabaquismo entre ellas. Se sabe claramente que el estrés emocional y el hábito de fumar son poderosos factores de riesgo cardiovascular. Esto hace que la principal causa de muerte en el sexo femenino sean las enfermedades cardiovasculares, particularmente la enfermedad de las arterias coronarias y su consecuencia más temida: el infarto de miocardio.
Sin embargo, diversos relevamientos señalan que cuando se les pregunta ca las pacientes cual creen que es la cauda más frecuente de muerte en mujeres, la mayoría responde que será el cáncer ginecológico. La consecuencia más lamentable de este mito es que además de realizarse el necesario e indispensable examen ginecológico anual, descartan la prevención cardiovascular y su examen correspondiente.
Los individuos de ambos sexos están afectados por los mismos factores de riesgo, con escasas variaciones cuantitativas entre ellos y entre diferentes poblaciones del mundo. A los fines prácticos debemos clasificarlos en 3 categorías.
Las condiciones que no son modificables:
1) La edad: el riesgo cardiovascular va aumentando linealmente con el paso de los años.
2) El sexo: como ya comentamos antes, en hombres y en mujeres es diferente la reacción cardiovascular.
3) La genética: existe una tendencia, aunque no obligatoria, al aumento de la frecuencia de enfermedades cardiovasculares en personas que tienen familiares de primer grado con enfermedad cardiovascular.
Las condiciones que son modificables primariamente por el médico:
Decimos que estas situaciones son modificables primariamente por el médico porque en el enorme porcentaje de casos se requiere la prescripción de uno o más medicamentos.
1) La hipertensión arterial.
2) El colesterol elevado.
3) La diabetes.
Los que son modificables primariam...

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