
- 352 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Descripción del libro
Este volumen es de utilidad para toda persona que quiera repasar la historia de la segunda mitad del siglo XX y los primeros años del siglo XXI. Se concentra en algunos temas fundamentales que permiten comprender los acontecimientos políticos, económicos, climáticos y bélicos que dibujaron nuestro presente y que están determinando nuestro futuro.
De fácil y ágil lectura, el texto se desenvuelve como un fluido viaje a través de la historia reciente de Europa, Norteamérica, Asia y África, y revisa los más importantes hitos históricos de nuestro tiempo, como la emergencia de la Unión Soviética, el desarrollo de la Guerra Fría, la aparición de la China comunista como potencia mundial y el establecimiento económico de las nuevas potencias denominadas BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Así, cada problemática del siglo XX es revisada en un intento por definir el panorama de lo que vendrá en los próximos decenios, para los que se proyecta un periodo de competencia por el liderazgo mundial entre Occidente y Asia Oriental.
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Información
África negra
Cultura
El mundo espiritual
Las personas africanas son por lo general muy religiosas, comparten una inclinación por lo espiritual que las diferencia de los secularizados occidentales. De una manera «natural», la conversación más banal entre africanos incluye alguna referencia a lo sagrado y constituye una muestra de confianza revelar las creencias espirituales.
Está bastante extendida la creencia en la presencia simultánea de tres mundos diferentes, aunque fuertemente ligados entre sí. En primer lugar, el mundo que nos rodea. Se trata de la naturaleza y los seres humanos que habitamos el planeta. Este primer mundo es visible y tangible, lo conocemos a través de los sentidos.
Un segundo mundo está integrado por los antepasados. Son los muertos que aún están entre nosotros. Se hallan muy presentes y no se han evaporado; se les encuentra activos en diversos momentos de la vida cotidiana. Si se enojan, el cosmos empezará a marchar en forma defectuosa y, para evitarlo, es menester mantenerlos satisfechos, lo cual obliga a ritos y ceremonias.
Los espíritus conforman el tercer mundo, son numerosos y tienen existencias diversas. Hay espíritus en cada cosa y ser vivo, una planta tiene el suyo, así como un individuo el propio. Pero, además hay espíritus sueltos, que andan recorriendo la Tierra libremente, puesto que su existencia es independiente del mundo tangible.
El vínculo entre estos tres mundos es la esencia, lo más parecido a una deidad suprema: su función es conectar las partes. La esencia confiere sentido a esos tres mundos, que dependen de sus conexiones. La esencia no es externa al cosmos, sino su principio activo; no crea, sino mueve.
La interacción con los antepasados
Los ritos funerarios africanos son tan diversos como los grupos étnicos existentes. Algunos pueblos selváticos dejan a sus muertos directamente en túmulos ubicados en el bosque, otros los sepultan en cementerios alejados de sus viviendas. Estos camposantos a veces son sencillos y en otras ocasiones disponen de un diseño elaborado, habitualmente en comunión con la naturaleza, como cuevas excavadas en cerros, por ejemplo.
Pero, en muchos casos, el lugar donde se entierran los antepasados es el patio de la propia vivienda. Llamado el masiro o tumba de los antepasados, su cercanía permite sentir cotidianamente su consoladora presencia. Los antepasados protegen a las personas en este mundo, aconsejan cuando es necesario y evitan el error garrafal, están para acompañar al individuo y librarlo de un mal paso.
Así, toda vivienda tiene dos dimensiones: la visible y la trascendente. Esta segunda tiene un carácter sagrado que solo aparece claro para los miembros de la familia. Los integrantes del grupo familiar le confieren un elevado valor simbólico a la vivienda, que no se limita a ser el lugar de residencia. Por ello, así uno deje de vivir en ella, dado que creció y construyó la suya propia, volverá cuantas veces pueda a visitar la casa donde se halla el masiro para conectarse espiritualmente con sus ancestros.
Los espíritus
El mundo entero está regido por fuerzas sobrenaturales, son los espíritus que actúan sin cesar. Se puede decir, entonces, que los procedimientos de estos espíritus son habituales para los africanos. En unas zonas geográficas serán distintos de otras, pero en toda África lo sobrenatural obstruye o facilita la vida del mundo presente.
Los espíritus actúan a través de los brujos, que conducen y operan las fuerzas sobrenaturales. Todo brujo es de temer, aunque es preciso distinguir dos tipos básicos. En primer lugar se hallan quienes nacen con poderes y no necesitan de conjuros, esos son los verdaderamente temibles y basta que miren fijamente a alguien para que le transmitan una bendición o una maldición. Su fuerza es tan potente que incluso les permite cruzar mentalmente el continente y enfermar a un individuo que no está al alcance de su vista, pero solamente algunas personas nacen con tales poderes, de tiempo en tiempo y en cualquier lugar. Estos brujos expresan fuerzas misteriosas que se han encarnado en individuos.
Sin embargo, la mayor parte de hechiceros pertenece al segundo tipo y son más amables. Ellos adquieren sus poderes en esta vida; lo hacen aprendiendo de otros hechiceros y emplean todo tipo de embrujos. Pueden ser cosas simples que traen el mal o la enfermedad a quien se detesta; por ejemplo, tomar un puñado de sus cabellos y retorcerlos de cierta manera. Estos hechiceros simplemente echan mal de ojo y pueden ser prevenidos; para ello se requiere acudir a brujos iguales a los que han lanzado la maldición, para que realicen conjuros en sentido contrario.
Por ello, el individuo debe estar atento y comprometido con el mundo mágico que se evidencia a cada instante. Los antepasados protegen y los espíritus malignos destruyen. Estos actuarán a través de brujos y hechiceros. Si caemos en manos del primer tipo de brujos estamos perdidos; en cambio, si se trata del segundo tipo de brujos, dado que los conjuros pueden hacerse y deshacerse, basta conocer a un hechicero de nuestro clan que realice sus ritos en nuestro favor.
El sentido del tiempo
En Occidente se piensa en un tiempo externo a los seres humanos que tiene existencia propia y no necesita de la gente para avanzar. Para Occidente, el tiempo es completamente autónomo de la sociedad humana; por el contrario, el sentido común de un nativo del África vincula el tiempo a la humanidad. Incluso el tiempo se puede crear, puesto que depende del acontecimiento. El tiempo existe en tanto suceden hechos que involucran a personas. Fuera de esa realidad, el tiempo no existe o carece de todo significado.
Ahora bien, la ocurrencia de un acontecimiento nunca será fruto del azar en África. Siempre habrá una causa vinculada a la interrelación entre los tres mundos: el real, el de los antepasados y el de los espíritus. Además, siempre habrá un agente activo que ha manipulado a su favor las circunstancias y, por lo tanto, ha creado el acontecimiento. No hay azar, sino voluntades trascendentes que sobrepasan a las personas.
De este modo, al manipularse las fuerzas que precipitan los acontecimientos, en realidad también se forma al tiempo mismo, pues este no existe fuera de los hechos. Podemos dejar al tiempo en hibernación si nos vemos obligados a detenernos. Así, el tiempo no manda como en Occidente, donde su paso implacable es medido al centímetro por relojes que ordenan a la humanidad; en África, en cambio, está sometido a la gente: cuando la gente acude y desarrolla un acontecimiento, el tiempo se pone en marcha.
¿Qué elementos componen a la persona?
En esencia son dos, el espíritu y la sangre. El primero lo aporta el padre y el segundo la madre. El más importante de los elementos es el segundo; por ello, el niño pertenece a la madre y a su clan. Si ocurre una separación de la pareja, la madre vuelve a su clan de origen llevándose a todos sus hijos, pero normalmente vive con el marido y las uniones se respetan. Reunirse con los allegados en un placer y es bienvenido a lo largo de la vida.
Los clanes son reuniones de muchas familias que sostienen descender de un antepasado común. No importa que ese antepasado sea real o ficticio, la clave se halla en el sentimiento de pertenencia refrendado por la sangre. Las personas de un mismo clan no pueden tener relaciones sexuales entre sí, es un tabú muy estricto puesto que trae numerosas desgracias sobre el clan y no solamente sobre quienes lo practican.
El clan está encabezado por un líder. Este jefe es electo por la asamblea del clan que, a su vez, es dirigida por un consejo de ancianos. Ellos surgen de los jefes de las aldeas y, antes que ancianos propiamente dichos, son los hombres grandes del clan. El jefe despliega un ceremonial que dignifica todos los actos de su vida.
El jefe es responsable de la relación con los antepasados. Como vimos, ellos están cerca y su actuación es imprescindible. Asimismo, su contacto debe ser íntimo y regular porque son necesarios para vencer los numerosos peligros que acarrea la vida. El jefe es el gran intermediario, evidenciando el respeto colectivo a través de un elaborado ritual.
Además, el jefe imparte justicia y reparte las parcelas, las cuales no pueden venderse porque los antepasados habitan en ellas, pero sí rotarse entre los miembros del clan. Como vimos, el jefe desarrolla una relación compleja con el consejo que lo acompaña en la toma de decisiones. Esa instancia está integrada por jefes de unidades más pequeñas, como aldeas y familias importantes. Normalmente, deben entenderse y lograrlo es todo un arte.
Por último, varios clanes componen lo que los occidentales llamaron tribus, que habitualmente adquirían la forma de un Estado independiente gobernado por un rey. Esas tribus componían un grupo étnico identificado por un territorio y una soberanía política.
Colonialismo europeo
Las rutas de los europeos en la conquista de África
El primer país europeo en llegar al África fue Portugal, que se estableció en las costas y mantuvo factorías a lo largo del litoral del continente. En principio, por cientos de años, Portugal no penetró en el interior de África. El mecanismo lusitano de participación de la explotación colonial fue obtener concesiones y construir depósitos y puestos de venta. Su propósito era sembrar avanzadas comerciales en todo el contorno de África, intercambiando productos europeos por oro y esclavos.
El resto de países europeos llegó después y repitieron el patrón de ocupación que habían diseñado los lusos; es decir, ocuparon posiciones en las costas. Desde esos puestos era posible participar activamente en el comercio de esclavos, el gran negocio de Occidente con África entre los siglos dieciséis y diecinueve.
Así, África y su gente fueron saqueadas. Redadas, persecuciones y emboscadas caracterizaron 350 años altamente destructivos. Prácticamente todas las naciones europeas participaron del pillaje de seres humanos salvo España, prohibida por el papa de ir al África, aunque autorizada a emplear esclavos en sus posesiones. Asimismo, en forma progresiva, casi todas las regiones africanas fueron sometidas al tráfico y vieron con espanto cómo su gente era vendida para nunca más volver.
Pero los europeos permanecieron en las costas. Ahí soltaban dinero e incentivaban rivalidades entre grupos étnicos africanos. Pocas veces penetraban los mismos blancos a cazar seres humanos. Normalmente los recibían en el puerto y los transportaban a su destino. Quienes penetraban al corazón del continente eran sus compinches negros y también árabes, que desde el norte del continente desplegaron caravanas que también transportaban esclavos.
Los europeos tuvieron el monopolio del transporte de esclavos al Nuevo Mundo. Los africanos iban hacinados en embarcaciones construidas expresamente para ese fin. Los acompañaban médicos y seguían una dieta rigurosa, orientada a prevenir epidemias. Los blancos esclavistas querían conservar con vida a los esclavos, porque su precio era elevado, y se esforzaban para que llegaran sanos y fuertes a los puntos de venta en el continente americano. De este modo, los africanos fueron cazados como animales y transportados en bodegas para luego ser vendidos en América. Ahí, contribuyeron con el sudor de su...
Índice
- agradecimientos
- Prefacio
- Sistema de relaciones internacionales
- El camino hacia la Guerra Fría (1945-1953)
- Primeras definiciones (1953-1958)
- El conflicto se incrementa (1959-1968)
- Los años sesenta: un punto de inflexión
- Los ochenta: la segunda Guerra Fría
- La caída del socialismo realmente existente (1982-1991)
- El ascenso de Asia
- El Islam
- África negra
- Problemas actuales de la comunidad internacional
- Bibliografía